Una explicación de los diferentes espacios de sumisión y sus bases neurológicas
BDSM
BDSM son las siglas de Bondage, Dominación-Sumisión y Sado-Masoquismo, que son prácticas sexuales alternativas también llamadas “kink”.
El bondage consiste en atar a personas en posiciones expuestas o provocativas.
La dominación-sumisión ocurre cuando uno de los miembros de la pareja se somete al otro de forma sexual o romántica.
El sadomasoquismo consiste en utilizar el dolor y la humillación como fuente de placer.
Existe un solapamiento considerable entre estas tres prácticas. Muchas personas las utilizan todas en cierta medida, pero también hay quien practica sólo una de ellas.
Uno de los aspectos más fascinantes del BDSM es su capacidad para inducir estados alterados de consciencia. En la comunidad kinky, se habla mucho del “subspace” o espacio de sumisión, que sería un estado mental agradable que quiere alcanzar la persona sumisa en una sesión de BDSM.
Desafortunadamente, esto ha generado una serie de mitos y técnicas dudosas para inducir la liberación de endorfinas y alcanzar este codiciado espacio de sumisión. En este artículo, utilizo mi experiencia como practicante de BDSM y como científico que investiga la neurofisiología del dolor para arrojar algo de luz sobre esta confusión.
Debo empezar con una advertencia: hay muy pocas investigaciones científica sobre los fenómenos neuroquímicos que ocurren en las sesiones sadomasoquistas. Aunque por ahora no estamos preparados para hablar con certeza sobre lo que sucede en el cerebro durante una sesión BDSM, podemos utilizar la evidencia científica para desacreditar algunos mitos y sentar las bases para futuras investigaciones.
¿Qué son los estados alterados de consciencia?
La consciencia es el hecho de estar atento a todo lo que ocurre, tanto en el mundo exterior como en el interior de nuestra mente. Nuestra consciencia fluye como un río de experiencias que forman la historia de nuestras vidas. Desde nuestro punto de vista subjetivo, nuestra consciencia lo es todo.
Por supuesto, existe una realidad externa que no se ve afectada por lo que pensamos. Sin embargo, nuestro estado de consciencia moldea y colorea los acontecimientos de nuestra vida cotidiana. La realidad que percibimos se ve alterada por el filtro de nuestra consciencia: desaparece cuando dormimos y adquiere una intensidad excepcional en situaciones de peligro en las que nuestro cerebro se vuelve más alerta a lo que nos rodea.
La calidad de nuestra consciencia determina en gran medida nuestra capacidad para ser felices. Esto se debe a que nuestra consciencia está moldeada por nuestro estado emocional, y este es capaz de convertir nuestro mundo en un paraíso o en un infierno.
Desde los albores de nuestra especie, los humanos hemos intentado alterar nuestra consciencia mediante el consumo de drogas o sometiéndonos a ciertos rituales y prácticas. El BDSM es un ejemplo de lo segundo. No todas las actividades BDSM van a producir un estado alterado de consciencia, pero aquellas que sí lo hagan nos dejarán un recuerdo inolvidable.
A continuación propongo una clasificación de los estados alterados de consciencia a los que se puede llegar en una sesión BDSM. Esta clasificación está basada en mi propia experiencia, en conversaciones con otras personas que practican BDSM y en mis conocimientos de neurociencia.
Liberación de endorfinas
La morfina y otros opioides como la codeína, la heroína y el fentanilo son los fármacos inhibidores del dolor (analgésicos) más potentes que se conocen. También producen estados de bienestar (euforia) que llevan a su abuso. Como todo el mundo sabe, los opioides son altamente adictivos.
Los opioides producen analgesia y euforia al actuar sobre cuatro receptores de opioides, que son proteínas presentes en la membrana de ciertas neuronas del cerebro, la médula espinal y el intestino. También hay receptores opioides en las células inmunes y otras células no neuronales.
Tres receptores opioides fueron denominados con las letras griegas mu, delta y kappa. Los tres disminuyen el dolor. Aparte de su efecto analgésico, los receptores opioides mu y delta inducen euforia. Los receptores opioides kappa también producen analgesia pero inducen disforia (un estado de angustia emocional) en lugar de euforia.
Un cuarto receptor opioide fue descubierto en dos laboratorios diferentes, que lo llamaron receptor de nociceptina o receptor de orfanina, respectivamente. A diferencia de los otros tres receptores, éstos aumenta el dolor.
Los cuatro receptores opioides no aparecieron en la evolución para que podamos tomar morfina para aliviar el dolor. Son activados por pequeñas proteínas, llamadas péptidos, que son producidas en el cuerpo y se unen al mismo sitio del receptor que la morfina. Estos péptidos se denominaron "endorfinas" (morfinas endógena). Hay alrededor de 40 de estos péptidos, que pertenecen a tres familias diferentes: las endorfinas propiamente dichas, las encefalinas y las dinorfinas. Sin embargo, el término endorfina se usa para referirse a todos ellos.
Estos péptidos son codificados por tres genes distintos. Dado que estos genes se inducen por separado, diferentes tipos de neuronas producen y liberan diferentes endorfinas. Un cuarto gen codifica la nociceptina/orfanina, el péptido que activa el cuarto receptor opioide.
Las endorfinas se liberan al torrente sanguíneo desde la glándula pituitaria, pero esto no produce analgesia ni euforia porque las endorfinas en la sangre no pueden atravesar la barrera hematoencefálica para tener un efecto en el cerebro. Las únicas endorfinas que pueden inducir un estado alterado de consciencia son las que se liberan dentro del cerebro. En la sangre, las endorfinas regulan el sistema inmunológico y la motilidad intestinal, entre otras cosas. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que la presencia de endorfinas en la sangre no significa nada en términos de nuestro estado mental.
El otro mito sobre la liberación de endorfinas es lo que yo llamo la "sopa de endorfinas": la creencia de que las endorfinas se liberan en todo el cerebro y conducen a un estado generalizado de euforia.
La realidad es mucho más complicada. Las endorfinas se liberan de forma independiente en diferentes áreas del cerebro, lo que conduce a múltiples estados según el lugar del cerebro en el que se liberan. Por ejemplo, la liberación de endorfinas en la médula espinal produce analgesia pero no euforia, mientras que su liberación en la amígdala disminuye el miedo y el estrés. La liberación de endorfinas en el núcleo accumbens (la vía de la recompensa) induce euforia, disminución de la motivación y adicción.
En vista de todo esto, ¿se produce la liberación de endorfinas durante una sesión BDSM? Creo que sí. El dolor induce la liberación de endorfinas, por lo que es lógico que se produzca en juegos sadomasoquistas que impliquen dolor.
La liberación de endorfinas también induce sentimientos de calma, relajación y ensueño. La persona sumisa dirige su atención hacia su interior, desconectándose del entorno circundante y entrando en un mundo de fantasía.
La forma óptima de inducir la liberación de endorfinas sería aumentar gradualmente la intensidad del dolor en un entorno de apoyo emocional en el que la persona sumisa pueda absorber las sensaciones sin tener que dar una respuesta.
La liberación de endorfinas se puede detectar por una disminución del ritmo cardíaco, ya que suele ir acompañada de una activación del sistema parasimpático.
Liberación de noradrenalina
La noradrenalina o norepinefrina es un neurotransmisor similar a la hormona adrenalina, que se libera en la sangre durante la activación del sistema simpático causada por la respuesta de lucha o huida. Por el contrario, la noradrenalina es liberada por neuronas en áreas específicas del cerebro.
Al igual que en el caso de las endorfinas, no debemos confundir la liberación de adrenalina en la sangre con la liberación de noradrenalina en el cerebro, aunque ambas cosas a menudo ocurren al mismo tiempo.
La noradrenalina activa varios receptores llamados receptores alfa y beta-adrenérgicos. En particular, los receptores alfa-2 adrenérgicos en la médula espinal producen analgesia.
Al igual que las endorfinas, la noradrenalina es liberada por vías neuronales que controlan el dolor para inducir analgesia.
La noradrenalina puede inducir euforia, pero también induce miedo y estrés. A menudo, se trata de un tipo de estrés positivo, llamado “eustrés” (el estrés negativo se llama distrés). Un ejemplo de eustrés es el miedo que buscamos en las películas de terror y en las montañas rusas.
Existen conexiones inhibidoras entre las vías de control del dolor que usan endorfinas y noradrenalina, lo que hace que la liberación de endorfinas y noradrenalina no se pueda producir simultáneamente.
Aunque tanto la liberación de endorfinas como de noradrenalina produce analgesia, se diferencian en otros aspectos. Mientras que las endorfinas son tranquilizantes, la noradrenalina es un estimulante. La liberación de noradrenalina produce un estado de mayor alerta a estímulos externos, que resultan más intensos.
La respuesta noradrenérgica evolucionó para inhibir el dolor en situaciones de lucha o huida, mientras que la respuesta de las endorfinas parece estar relacionada estados de inhibición del movimiento.
Sospecho que muchos estados de disminución de la sensibilidad al dolor en las sesiones sadomasoquistas que se atribuyen a las endorfinas son, en realidad, generados por la noradrenalina.
Los personas sumisas en un estado noradrenérgico lloran, se mueven y reaccionan. Su ritmo cardíaco aumenta.
Este estado puede ser tan eufórico y placentero como el que produce la liberación de endorfinas.
Si lo que queremos es liberar noradrenalina, debemos combinar dolor y miedo en una situación que exija una respuesta por parte de la persona sumisa.
Espacio de sumisión en la dominación-sumisión
El término “subspace” en inglés se utiliza indistintamente para referirse a cualquiera de los estados alterados de consciencia descritos anteriormente. Sin embargo, el nombre de “espacio de sumisión” que he venido usando para traducirlo sugiere que debe emplearse únicamente para referirse a sesiones de dominación-sumisión y no a sesiones sadomasoquistas, es decir, a estados generados por el dolor.
En la dominación-sumisión, el espacio de sumisión sería un estado mental en el que la atención de la persona sumisa está completamente centrada en la persona dominante, viniendo acompañada de sentimientos de rendición y obediencia.
Desde el punto de vista de la neurociencia, parece probable que este espacio de sumisión esté relacionado con la liberación de oxitocina, una hormona social que induce confianza y vinculación afectiva.
También puede implicar la liberación de dopamina en la llamada “vía de la recompensa” que va desde el área tegmental ventral del cuerpo estriado al núcleo accumbens. El núcleo accumbens es el lugar de acción de la mayoría de las drogas que producen adicción, como los opiáceos, la cocaína, las anfetaminas y la nicotina.
La serotonina, un neurotransmisor de acción compleja debido a sus numerosos receptores (hasta 16), podría estar relacionada con un estado de tranquila rendición en la dominación-sumisión.
A diferencia de la liberación de endorfinas y noradrenalina en el sadomasoquismo, el espacio de sumisión en la dominación-sumisión es más complejo que un simple reflejo. Parece ser un estado emocional al que se accede voluntariamente y sujeto a muchas variantes.
Lograr un espacio de sumisión profundo en la dominación-sumisión suele requerir un entrenamiento prolongado para crear confianza y vínculos entre las personas sumisas y dominantes.
Espacio de dominación
El espacio de dominación no se menciona tan a menudo como el espacio de sumisión.
Una de las características de un buen dominante es poder leer las reacciones físicas de las personas sumisas para conocer su estado mental. Tanto en una sesión sadomasoquista como dominante en una relación de dominación-sumisión, las personas dominantes tienen que centrar toda su atención, sintiendo empatía y estableciendo un estrecho vínculo afectivo con las personas sumisas.
El espacio de dominación puede compartir algunas características fisiológicas con el espacio de sumisión. En él, la liberación de oxitocina puede ir acompañada de la liberación de vasopresina, una hormona social importante en los machos que induce sentimientos de posesión y territorialidad.
El espacio de dominación parece consistir en un estado de fluidez mental (“flow”) inducido por un tipo de agresión característico de los predadores que no va acompañado de la ira.
Bajón de sumisión (“sub-drop”)
Muchas personas sumisas se quejan de entrar en un período de baja energía, apatía y disforia después de una sesión intensa de BDSM, llamado “sub-drop” en inglés. Puede deberse a un efecto de abstinencia causado por la liberación de neurotransmisores eufóricos.
Sin embargo, el bajón de sumisión puede tener causas más complejas porque, en un examen más detallado, parece ser una colección de diferentes estados que varían de persona a persona.
Algunas personas nunca experimentan bajón de sumisión, mientras que puede ser muy fuerte en otras.
Parece haber al menos dos tipos de bajón de sumisión. Uno sucede inmediatamente después de la sesión y puede paliarse con los cuidados posteriores (“aftercare”). Otro sucede dos o tres días después de la sesión y puede durar uno o más días.
No debemos aceptar el bajón de sumisión como algo inevitable.
Tal vez la sesión haya despertado algunas emociones profundamente enterradas del pasado que la persona sumisa debería examinar.
Con la información que he proporcionado anteriormente, la persona sumisa debe considerar si la sesión ha involucrado liberación de endorfinas, liberación de noradrenalina o espacio de sumisión, y cómo se relaciona el bajón de sumisión con cada uno de estos estados mentales. De esta manera, podemos comenzar a acumular información sobre cómo se relaciona el bajón de sumisión con diferentes estados alterados de consciencia.
Conclusiones
No debemos tratar los estados alterados de consciencia en el BDSM de una manera frívola, como si el BDSM fuera una droga más. A fin de cuentas, si lo que queremos es colocarnos, podemos tomar drogas, en lugar de pasar por el trabajoso proceso de hacer una sesión BDSM.
Creo que los estados alterados de consciencia en el BDSM son valiosos por su contexto, el de una profunda relación personal entre los participantes en la sesión. Por lo tanto, no se trata tanto de si liberamos éste o aquel neurotransmisor, sino del significado que la sesión aporta a nuestras vidas.
Puede ser una catarsis, o tal vez la salida a la superficie de problemas psicológicos enterrados en nuestra mente durante mucho tiempo.
O tal vez descubramos una parte de nosotros mismos que no conocíamos antes.
Cada vez más personas entienden el BDSM como un proceso de autodescubrimiento y transformación personal que enriquece nuestras vidas y contribuye a hacernos felices.
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