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  • Todos los jefes se tiran a sus secretarias

    Escena erótica de la novela que estoy escribiendo: El rojo, el facha y los narcos Shutterstock Photo 516652081, by sakkmesterke Luis es un abogado joven, doble amputado y facha. Se ve obligado a compartir habitación con su secretaria Saturnina (Nina para los amigos y todos los demás) en una pequeña fonda de Sasamón, a donde les han llevado sus oscuros negocios. Sasamón (Burgos), viernes 25 de julio, 1980 Nina se puso a completar sus notas. Luis se metió en el cuarto de baño. Puso el tapón en la bañera y abrió los grifos. Se desnudó y se sentó al borde de la bañera para quitarse las piernas ortopédicas. Al quitarse la segunda, perdió el equilibrio y cayó de espaldas en la bañera, con un gran salpicón de agua y golpeándose la cabeza contra la pared. Nina entró corriendo en el cuarto de baño. -Jefe, ¿qué le ha pasado? ¿Está bien? Luis se agarró al borde de la bañera y consiguió sentarse. Se secó los ojos con los nudillos para mirarla. Era totalmente humillante verse desnudo y desvalido frente a ella. -No es nada. Me caí al quitarme las piernas ortopédicas. Estoy bien. -Debería haberme pedido que lo ayudara. Total, no tengo otra cosa que hacer… Nina se sentó al borde de la bañera. Cogió una toalla del lavabo y se la puso en la nuca. Cuando la retiró, estaba manchada de sangre. -Va a poner el agua perdida de sangre. Vamos a ver… Nina desenrolló algo de papel higiénico, lo dobló y se lo puso en la nuca. -Mejor. Sujételo con la mano… Así. ¿Quiere que lo lave yo? -No, Nina, mejor que lo haga yo… -¡Pero qué ganas tiene usted de complicarse la vida, jefe! Ande, échese en el agua. Nina lo sujetó por los hombros y lo ayudó a echarse de espaldas. Luis cerró los ojos y se permitió relajarse. Le dolía la cabeza y el trasero de la caída. La verdad es que se sentía un poco conmocionado. Respiró profundo, esperando que se le pasara el dolor. Si Nina se empeñaba en hacer de madre, ¿por qué no dejarla? Total, ya lo había visto desnudo. Desde que perdió las piernas, bañarse se había convertido en una tarea difícil y arriesgada. Carolina, su esposa, a menudo lo ayudaba a hacerlo. Sintió la mano de Nina agarrarle el muñón izquierdo. Abrió los ojos, alarmado. Nina miraba fascinada el trozo de muñón que salía del agua, pastilla de jabón en la mano. Tenía un feo color purpúreo, con arrugas donde la piel sellaba el fémur roto. Había visto sus muñones mil veces y todavía no se acostumbraba a ellos. Siempre le había dado vergüenza que le vieran los muñones. Nadie lograba disimular el asco. A Carolina le había costado meses superarlo. Pero no había ningún asco en el rostro de Nina. Sólo curiosidad y dedicación. Se puso a enjabonarle el muñón. El contacto delicado de los dedos con su piel era delicioso. Luis cerró los ojos y se abandonó a la sensación. Cuando terminó, metió los brazos en el agua en busca del muñón derecho. Luis abrió los ojos y vio que estaba empapándose las mangas de la camisa. -Se está usted mojando la ropa, Nina. -Sí, es verdad -dijo Nina inspeccionándose la camisa-. ¡Anda, si hasta tengo manchas de sangre! Bueno, ya que está usted desnudo, supongo que no le importará si me la quito. Sin esperar a su respuesta, Nina dejó la pastilla de jabón en la jabonera y se desabotonó la camisa. Se la quitó y la puso sobre la cisterna del váter. Su sujetador era de un negro profundo sobre la piel blanca. Sus pechos se adivinaban redondos y firmes. Presintió cómo iba a terminar aquello. Podía pararlo ahora. Echarla del cuarto de baño y así no ponerle los cuernos a Carolina. Pero, ¿por qué no aprovecharse de una oportunidad que sin duda no volvería a presentarse? ¿Por qué no podía tirarse él a su secretaria, como hacían todos los jefes? Ella lo estaba pidiendo a gritos. Otra mujer hubiera salido del cuarto de baño al verlo desnudo, en vez de aprovecharse de su desvalidez para tocarlo. Y Nina no había vacilado ni un segundo en quitarse la camisa. ¡Menuda zorra que te has agenciado, Luis! dijo la voz de su padre en su cabeza. Será una zorra, papá. Pero es mi zorra. Pero lo que no podía consentir era que fuera ella quien siguiera llevando la iniciativa. -Siga usted desnudándose, Nina. -Don Luis, creo que ha malinterpretado usted mis intenciones. Yo sólo quería ayudarlo. -Creo que he entendido sus intenciones perfectamente, Nina. -Don Luis, seguramente usted querrá serle fiel a su esposa. Y no convertirme en la secretaria que se acuesta con el jefe. Quizás tenía razón. Su hermana podía ser una zorra, su madre una adúltera y su padre un putero, pero él no tenía que ser como ellos. Él podía ser un hombre virtuoso, como predicaban Marco Aurelio y los filósofos estoicos que lo habían ayudado a salir de la depresión y a no quitarse la vida cuando perdió las piernas. La mirada de Nina se cruzó con la suya. En sus ojos leyó una lujuria inconfundible. Nunca pensó que volvería a despertar un deseo tan intenso en una mujer. Necesitaba desesperadamente saber si era verdad. -Usted me ha dicho muchas veces que estaba a mi disposición para lo que necesitase. Y yo ahora necesito verla desnuda. -Es verdad, se lo he dicho muchas veces. Y lo dije completamente en serio. Y que conste que no es porque usted me pague, sino porque quiero servirlo desde el fondo de mi corazón. Porque usted creyó en mí y me dio una oportunidad cuando yo no me la merecía. No esperaba oír algo tan íntimo. Pero, en realidad, coincidía perfectamente con la conversación personal que habían tenido la noche anterior. -Ya lo sé. Está usted en deuda conmigo. Y siempre he tenido intención de cobrarme esa deuda. -Usted es quien está casado, no yo. Es su decisión. Haré lo que usted me mande, jefe. -Entonces desnúdese. No me haga volver a repetírselo. Nina dobló los brazos tras la espalda para desabrocharse el sujetador. Lo dejó sobre la camisa. No tenía los pechos muy grandes, pero sus pezones eran gruesos y oscuros. Nina lo miraba mirarla sin azoramiento ni orgullo. Descorrió la cremallera lateral de la falda y la dejó caer al suelo. La recogió y al puso sobre el resto de su ropa. Se quitó los zapatos con los pies. Se sentó en el váter para desenrollarse las medias. Luego se puso en pie y se bajó las bragas. Una pelambrera negra ocultaba sus secretos más íntimos. Su cuerpo desnudo era aún más hermoso de como se lo había imaginado, con un vientre plano, gráciles caderas, y muslos musculosos y aun así femeninos. -Dese la vuelta, Nina. Quiero verle el culo. ¡Menuda estupidez! dijo la voz de su padre en su cabeza. Nina le dio la espalda. Tenía unos hoyuelos muy monos sobre nalgas redondas y respingonas. Luis sintió su verga endurecerse. -¿Le gusta mi trasero, jefe? -Tiene usted un culo precioso, Nina. Ella se volvió a enfrentarlo. -¿Me hace un hueco en la bañera? ¿O prefiere que lo lave desde fuera? Luis se deslizó hasta el final de la bañera, haciéndole sitio. Nina se metió en el agua, arrodillándose frente a él. Cogió la pastilla de jabón y se puso a enjabonarle el pecho. -Es usted un hombre muy atractivo, don Luis. Su corazón dio un vuelco al oírla decir eso. -No diga usted tonterías, Nina. Un inválido como yo no puede considerarse atractivo. -Perdone, jefe, pero es usted quien dice tonterías. Hay muchas cosas en un hombre que pueden ser atractivas, aparte de las piernas. Como un pecho musculoso, unos hombros fuertes -dijo mientras se los enjabonaba- y un rostro elegante. Eso sin contar con un cerebro brillante, que siempre ha sido lo que más me ha gustado de usted. -Es usted muy halagadora, Nina. Es una pena que también sea un poco mentirosilla. -Pero, después de aquella primera mentira, le prometí que nunca más volvería a mentirle, ¿se acuerda? Y usted me dijo que me daría una azotaina si me volvía a pillar en otra mentira. -Espero que los dos sepamos cumplir nuestras promesas. -Yo lo estoy haciendo, desde luego. Cuando le digo que me gusta, es la pura verdad. Échese para atrás, por favor. Luis se recostó, dejando su cuerpo flotar en el agua. Nina le agarró el muñón derecho, y él lo sacó del agua. Nina se lo besó. Luego se puso a enjabonárselo, bajando por el muslo hasta dar con su polla erguida. La envolvió con el puño. -¿Quiere que me ocupe de esto también? Luis le agarró la muñeca y la forzó a soltar su verga. Se incorporó y la miró a los ojos. -Lo que quiero, Nina, es follarla. Si a usted no le importa, claro está. -Ya veo que no se anda usted con rodeos, jefe. ¿Entonces, vamos a ser eso? ¿El jefe y la secretaria que se acuestan juntos? -No veo por qué no. Me parece una tradición muy respetable. Y yo soy muy tradicionalista. -¿Y su mujer? ¿También respeta ese tipo de tradiciones? -Más le vale, después de todo lo que he hecho por ella. -¿Entonces, se lo va usted a contar? -¡Por supuesto que no! Y a usted más le vale no decírselo a nadie, ¿entendido? -Como usted me explicó el primer día, la palabra secretaria viene de secreto. Quizás por eso haya tantas secretarias que se acuestan con su jefe. -Que quede claro que, en el día a día, tiene usted que comportarse como si nada de esto haya pasado. Nada de besos, ni abrazos, ni pullas íntimas. Aunque no haya nadie delante. Nina hizo un mohín de disgusto. -¿Está usted seguro? Si vamos a ser amantes, a mí no me importaría que me toqueteara de vez en cuando. Puede servirle para aliviar el estrés. -De momento, será mejor que cuidemos los dos el decoro. No debemos perder nunca de vista la profesionalidad y el mutuo respeto. -Eso sí que lo entiendo, don Luis. Usted siempre me ha tratado con mucho respeto. Es usted todo un caballero, y yo lo aprecio por eso. Nina le lavó la cabeza, luego se aseó ella también. La miró mientras ella, de rodillas frente a él, se enjabonaba los pechos, el vientre, los muslos, el culo y la entrepierna, dejándolo apreciar la firmeza de su cuerpo. Contuvo su ansia de tocarla, dejando que ese ritual que se había establecido entre ellos siguiera su curso natural. Ya tendría tiempo de sobra para manosearla. Cuando terminó de lavarse, Nina le puso los pies en los hombros, se pinzó la nariz y se sumergió completamente en el agua, haciendo subir el nivel peligrosamente cerca del borde. -¿Y ahora qué hace? -dijo retorciéndose la melena para escurrirla-. ¿Se pone las piernas ortopédicas para luego quitárselas en la cama? Era un proceso tedioso. En casa, a veces reptaba desde el cuarto de baño adosado hasta su cama, que no era más que un colchón sobre el suelo para que le resultara más fácil subirse a ella. Pero eso era algo demasiado indigno para hacerlo delante de Nina. -No hay otro remedio. -Podría llevarlo yo en brazos. No debe de pesar usted mucho. La imagen de ir en brazos de ella como un bebé era incluso peor que la de arrastrarse sobre el vientre. -No, gracias. Me pondré las piernas. No lleva tanto tiempo. -A ver si se va usted a volver a caer. -No, si me echa usted una mano. Nina lo ayudó a salir de la bañera y sentarse en el borde. Luego lo sostuvo mientras él se ajustaba las piernas ortopédicas. Lo dejó secarlo con la toalla. Desnudos, fueron los dos juntos a la cama, un lecho individual en el que sólo cabían abrazados. Nina le preguntó si quería que le quitara las piernas ortopédicas. -Mejor no, por ahora. Quizás luego, si cambio de postura para follar. Nina soltó una risita nerviosa. -No tomo la píldora, jefe. Pero siempre llevo condones en el bolso. ¿Le importa si voy a buscarlos? -Por supuesto que no. Nina volvió con una tira de condones y los dejó sobre la mesilla de noche. Se echó a su lado, apoyando la cabeza en su hombro y enredando los dedos en el vello de su pecho. -Si le tengo que ser sincera, me muero de ganas. Hace años que no echo un polvo. -Y yo quiero tirármela desde el primer día que la vi. La mano de Nina descendió por su vientre hasta su polla, ahora morcillona. Sus dedos la envolvieron delicadamente. -Pero no me contrató por eso. -No. La contraté por mentirosa. -¿En serio? -Ya ve el tipo de negocios en los que estoy metido. En un momento dado, el saber engañar a alguien puede ser cuestión de vida o muerte. Tampoco quiero a nadie con demasiados escrúpulos, que la hagan echarse atrás en un momento decisivo. O, lo que sería peor, traicionarme. El puño de Nina se cerró en torno a su picha, apretándosela. -Yo le seré leal, don Luis. Follarme puede ser como sellar un pacto de sangre. -No lo había visto así. Echar un polvo no tiene por qué tener mayor consecuencia. -Pero a veces sí la tiene. Follar une a las personas, ¿no? Y yo, con esto, le estoy demostrando que iba en serio cuando le dije que estoy a su servicio para todo lo que me necesite. Nina le puso un muslo sobre el vientre, atrapando su mano con su polla bajo él. Lo besó suavemente en los labios. -Sí, supongo que follar tiene el significado que queramos darle. -Démosle éste, entonces -dijo Nina-. Que sea un pacto de lealtad entre nosotros. Su pulgar le acarició el frenillo, despertando un chisporroteo de placer. -Se le ha acabado de poner dura. ¿Y si le ponemos un condón? -Adelante. Nina se volvió hacia la mesilla de noche y cogió un preservativo. Rompió el envoltorio y lo miró, dudando. -No tengo mucha experiencia con esto. Mejor que se lo ponga usted. -Para tener experiencia hace falta práctica. Póngamelo usted. Si no le sale bien, hay más condones. Nina se arrodilló junto a sus caderas. Le puso el condón en la punta y lo fue desenrollando sobre su verga tiesa. -¡Huy! Creo que está al revés -dijo Nina cuando acabó. Luis se incorporó para examinarlo. -No tiene derecho ni revés. Está bien. -Y ahora, ¿qué? Sus pezones oscuros lo miraban como otro par de ojos. Extendió la mano para apreciar la firmeza de su seno, pinzar el grueso pezón, sentirlo erguirse bajo sus dedos. Nina bajó la mirada hacia su mano. Luis aumentó paulatinamente la presión hasta que vio a Nina morderse el labio en un gesto de dolor. Dejó de apretar, sin soltar el pezón. -¡No, siga! -dijo ella-. Me gusta. Volvió a apretar. Ella le sonrió. Con la otra mano, él le exploró la ranura del coño. Estaba empapada. -Póngase a caballo sobre mí -le ordenó. Nina puso una rodilla a cada lado de su cadera y se sentó sobre su pubis. Pudo sentir su humedad en los cojones. -Métasela. -Yo… Nunca lo he hecho así… No estoy segura. -No es tan difícil, Nina. La agarró de los pezones, tirando hacia arriba para hacerla incorporarse. Comprendiendo lo que tenía que hacer, Nina le agarró la polla, levantándosela y apuntando a su entrada. Luego descendió sobre ella. Luis sintió que su pene se doblaba, pero enseguida encontró la apertura y se coló dentro. La vagina que lo envolvió era caliente, húmeda y prieta. Nina siguió bajando hasta quedar sentada en su regazo, los pelos de su coño haciéndole cosquillas en los cojones. Nina lo miraba desde arriba con expresión de sorpresa, como si ella misma no se creyera lo que acababa de hacer. -¡Puf! ¡Qué gustazo! ¿verdad? -Lo ha hecho usted muy bien, Nina -dijo acariciándole el culo. -¡Ah, menos mal! Es que nunca lo había hecho así… Normalmente, me la meten a lo bestia y enseguida empiezan con el traqueteo. Ahora lo he podido sentir cómo me llenaba… ¿Estoy diciendo muchas tonterías? -Un montón de tonterías… ¡Me encantan! Ella le sonrió. -¿Me tengo que mover yo? Es que no estoy segura de cómo. -Arriba y abajo. Despacio… Yo la guío. La cogió de las caderas para ayudarla a incorporarse un poco. Cuando sintió que estaba casi fuera de ella, la volvió a empujar hacia abajo. -¿Ve? Ese es el recorrido. -Claro, sin las piernas, a usted le resultará más fácil así… ¡Ay, perdone! No he querido ofenderlo. -No me ha ofendido, Nina. Puedo follar desde encima, también. Sobre todo cuando tengo puestas las piernas… Sirven como contrapeso. Ella le puso las manos en el pecho y empezó a subir y bajar sobre él. -Tiene usted razón… Así está muy bien… Me gusta… Me gusta mucho. Le puso una mano en el culo para sentirla moverse mientras se follaba. Con la otra le volvió a pinzar el pezón. Nina reaccionó moviéndose más deprisa. -¡Hágame daño, jefe! Luis le dio un fuerte pellizco. Nina echó la cabeza hacia atrás con éxtasis. La sintió correrse, su coño contrayéndose en torno su verga. Con el orgasmo, ella había dejado de moverse. Frustrado, Luis la empujó a un lado. Trepó sobre ella. Los ojos de Nina se abrieron con sorpresa cuando la volvió a penetrar. -Ahora comprobará cómo la puedo follar perfectamente desde encima. La agarró por los muslos para abrirle bien las piernas, empujándoselas hacia arriba. -¡Claro que sí jefe! ¡Enséñeme lo que me puede hacer un hombre de verdad! Se puso a bombearla a conciencia, primero despacio y profundo, luego aumentando el ritmo paulatinamente. Nina lo agarró por los hombros, como queriendo quitárselo de encima, pero a continuación sus manos descendieron por sus costados y sus caderas hasta apretarle las nalgas, que se contraían con cada empellón que le daba. Conforme empezó a correrse dentro de ella, la oyó gritar y la sintió contraerse con otro orgasmo. Luis rodó a un lado, presa de vagos remordimientos y sospechas. Nina se volvió hacia él y lo besó en los labios. -¡Joder, qué bien me he quedado! Desde luego, necesitaba un buen polvo como éste. -Me alegro que se lo haya pasado bien, Nina. Yo también he disfrutado. -Es usted un amante increíble, don Luis. Me gustó mucho cabalgarlo. ¡Y luego se portó usted como una auténtica bestia! -Creo que será mejor que me vaya a la otra cama. -¡No, por favor! -Nina lo agarró por los brazos-. Durmamos juntos. Necesito sentir su piel contra la mía. ¡Llevo tanto tiempo sola! -Bueno, espero que no estemos muy incómodos. -Ya verá cómo no. Déjeme que le quite el condón y las piernas.

  • La secretaria que se ganó una azotaina

    Escena de spanking de mi nueva novela El rojo, el facha y los narcos Shutterstock foto 1839036169, por alexkoral Luis fue a apoyarse en el escritorio, acariciándose el mentón. ¿Cómo podía haberle hecho eso Nina? ¿Acaso no se daba cuenta de que darle esa información al Gavilán le daba poder sobre ellos? Pero sin duda era eso lo que buscaba el Gavilán. Dividirlos. Quitarle una aliada. Como antes le había quitado a Jorge, su chófer y guardaespaldas. Había que aclarar esa situación inmediatamente. Llamó a Nina al despacho. Nina entró con expresión preocupada. -Cierre la puerta, Nina, por favor. Nina lo miró sorprendida. No había nadie más que ellos en la oficina. De todas formas, cerró la puerta. -Usted dirá, don Luis. -El Gavilán me acaba de decir que usted le ha dicho que follamos. Nina bajó la mirada y se retorció las manos. -¿Es cierto? ¿Le ha dicho usted eso? -insistió. -Bueno, yo no se lo dije -dijo ella sin levantar la mirada-. Él me lo sacó. -¿Cómo que se lo sacó? -Él… me preguntó si lo hacíamos. Como no le contesté, dedujo que sí. Luego no me atreví a negárselo. -Nina, sé perfectamente que es usted capaz de mentir con absoluto desparpajo. Por eso la contraté, ¿recuerda? -Sí, ya lo sé… Pero no al Gavilán… Me da demasiado miedo. -¿Cómo que le da miedo? Nina lo miró a los ojos. -Es un tipo muy peligroso. ¡Usted lo sabe perfectamente, don Luis! A mí me descoloca por completo. Por eso no fui capaz de mentirle. -¡Esto es muy serio Nina! La primera vez que lo hicimos, aquella noche en Sasamón, le dije claramente que nadie debía saberlo. ¡Ahora, sabe dios a quién más se lo contará el Gavilán! Y eso nos pone en peligro. A los dos. Usted ya sabe que éste es un trabajo arriesgado. Pensé que era usted más valiente. -¡No se trata de ser valiente, don Luis! Se trata de ser prudente. Sé que si le cuento todo lo que hace el Gavilán, usted se enfrentará a él. ¡Y eso sí que nos pondría en peligro a los dos! -¿Cómo que lo que hace el Gavilán? ¿Acaso le ha hecho algo? Nina volvió a bajar la mirada. -¡Respóndame, Nina! ¿Le ha hecho algo el Gavilán? ¿Le ha metido mano? Nina lo miró, ceñuda. -¡Sí, me ha estado metiendo mano! Eso es lo que estaba haciendo cuando me preguntó si usted me follaba… Y cuando te preguntan algo con la mano dentro de las bragas, a una le resulta difícil mentir. Luis se pasó la mano por el pelo, luchando contra la indignación que le producía la imagen que Nina le acababa de sugerir. ¡Menuda zorra está hecha! dijo la voz de su padre. -¡Yo no quería, don Luis! Siempre le dije que parara, incluso lo aparté a empujones. ¡Se lo juro! Pero él me acorralaba y me sujetaba las manos. Es más fuerte que yo, y yo no podía hacer nada. -¡Claro que podía hacer algo! Podía haber dado una voz, y yo hubiera salido de mi despacho y puesto fin a ese atropello. -¿Sí? ¿Y entonces qué hubiera pasado? Usted peleándose con el Gavilán, con sus pobres piernas ortopédicas. Y, encima, seguro que va armado. Por eso no grité, don Luis, para protegerle a usted. Porque sé cómo es, conozco su coraje. Sé que no hubiera podido contenerse. Luis se la quedó mirando. La voz de Nina sonaba compungida, reflejando la angustia que debía haber sentido todo ese tiempo. A saber cuándo el Gavilán había empezado con sus tropelías. Pero su compasión por ella luchaba contra la humillación que contenían sus palabras. “Sus pobres piernas ortopédicas.” Él no era hombre suficiente para protegerla. Y eso que lo había visto venir. De hecho, le había preguntado varias veces si estaba bien. Y ella le había dicho que no pasaba nada. Le había mentido. -Yo le pregunté varias veces si pasaba algo, Nina. Y usted me dijo que no. Usted me mintió. Los dos se quedaron mirándose en silencio, sopesando el peso de esa acusación. -No, no le mentí. Es solo que… no se lo quise contar. Ya le he explicado por qué. Era para protegerlo… Porque sé cómo son los hombres. Lo en serio que se toman estas cosas… Y, total, a mí tampoco me importaba tanto que me tocara. ¡Menuda zorra! volvió a decir la voz de su padre. -¡Sí que me mintió, Nina! Yo le pregunté abiertamente si pasaba algo, y usted me dijo que no. ¿Acaso tengo que recordarle nuestro acuerdo? ¿Lo que le dije cuando la contraté? ¿La promesa que nos hicimos en la cama? Todo eso fue muy importante para mí. Ahora veo que no lo fue para usted. Nina se le acercó, los puños cerrados, lágrimas en los ojos. -¡Claro que lo fue! ¡Fue la promesa más importante que he hecho en mi vida! Yo pensaba que no la había roto, pero ahora veo que sí… Lo hice sin darme cuenta. ¡Qué estupidez! dijo la voz de su padre. -¡“Sin darme cuenta”! ¿Miente usted sin darse cuenta? Nina llegó junto a él. Tímidamente, alargó las manos hacia su pecho. Él le agarró las muñecas. -¡Ya lo sé! ¡Soy una estúpida! ¡Me miento hasta a mí misma! Debí darme cuenta de lo que hacía… ¡Perdóneme, por favor! No soporto la idea de que haya usted perdido su confianza en mí. La cólera que le despertaba el ultraje que le había hecho el Gavilán, la mentira de Nina y su propia desvalidez luchaba contra la comprensión por lo que había debido pasar Nina. Intentó apaciguar la oleada de ira, esforzándose por pensar y hablar de forma racional. -Lo que quiero, Nina -dijo sacudiéndola ligeramente por los brazos-, es que comprenda que usted no tiene derecho a tomar decisiones por mí. No necesito que me proteja del Gavilán, ni de mi propia ira. No seré tan fuerte como él, pero sí que soy más listo. Y, desde que perdí mis piernas, tengo mucho más autocontrol. No tiene usted derecho a ocultarme nada. Por eso es mi secretaria; no sólo para guardar mis secretos, sino para no tener secretos para mí. Porque mi poder se basa en tener información fidedigna. Creí que éramos un equipo en eso, que usted me iba a ayudar. Pero me ha fallado. Nina soltó una de sus manos y se secó las lágrimas con los nudillos, dejando un churrete de rímel en su sien. -Sí, ahora lo entiendo, don Luis. Lo ha explicado usted la mar de bien. Debería haberlo entendido antes, ya lo sé. Debo de ser muy estúpida. -No es usted nada estúpida, Nina. Eso es lo que me hace más difícil perdonarla. Nina dejó caer la cabeza. -Siento mucho no haber sabido cumplir mi promesa, don Luis -murmuró-. Supongo que usted sí que cumplirá la suya. La idea le había estado rondando la cabeza, pero pensó que no era más que una peligrosa fantasía. La vida le había ensañado en varias ocasiones que pegarle a una mujer era una forma segura de volverla contra él. -Ya… la azotaina. -Si eso consigue que usted me perdone… -dijo ella sin levantar la mirada del suelo. -Sí que lo conseguiría… -Pues entonces, adelante. Le puso dos dedos bajo el mentón para obligarla a mirarlo. -No quiero que usted se quede resentida contra mí. -¿Resentida? ¡Al contrario! Aliviada, si es que consigo recuperar su confianza. Los ojos de Nina le dijeron lo que sentía mejor que sus palabras. -Muy bien. Entonces arrodíllese en el sofá -dijo soltándola. Nina volvió a mirar al suelo y no se movió. -¿Qué pasa? ¿No me ha oído? -Sí que le he oído, don Luis. ¡Creo que voy a morirme de vergüenza! -¿De eso se trata, no? De que pague usted por sus culpas para que luego pueda yo perdonarla. -Es que… No soporto la idea de que vaya usted a castigarme. Y lo más humillante de todo es que sé perfectamente que me merezco ese castigo… ¡y mucho más! Se acercó a ella y le volvió a coger el mentón para mirarla a los ojos. -Quizás saber que se merece usted una azotaina sea castigo suficiente. -¡No diga usted tonterías, don Luis! ¿Cómo va a ser castigo suficiente? Si me deja usted irme de rositas, nunca podré estar segura de que me ha perdonado. -No puedo arriesgarme a perderla, Nina. Se ha vuelto usted una pieza imprescindible en mi trabajo. Por eso el Gavilán ha hecho todo esto. Por eso me contó lo que usted le dijo. Quiere enfrentarnos y ponerla a usted bajo su control. Como hizo con Jorge. -¡Claro! Ahora lo entiendo. Es usted muy listo, don Luis. Está clarísimo que ese es el plan del Gavilán para controlarnos. Pero no le vamos a dejar salirse con la suya, ¿verdad? Nina le acarició la mano con la que le sujetaba el mentón. La vio mirarlo de una forma que había aprendido a reconocer. Nina había desarrollado una curiosa habilidad para saber cuando debía ofrecerle un polvo o una mamada. De la misma forma, ahora sabía que tenía otros motivos para querer darle una azotaina, aparte de castigarla. -Por supuesto que no. Por eso le voy a poner el culo como un tomate, Nina. Y a usted le va a dar vergüenza y le va a doler. Porque será un castigo de verdad. ¡Qué estupidez! dijo la voz de su padre. -Eso mismo es lo que yo iba a decirle, don Luis. Que estoy dispuesta a sufrir ese castigo si con eso consigo que usted vuelva a confiar en mí. -Entonces, vaya a arrodillarse en el sofá. Esta vez, Nina lo obedeció de inmediato. Se quitó los zapatos y se encaramó al sofá. -¿Aquí? -Un poco más a la izquierda. Temblando de anticipación, Luis se sentó en el sofá a la derecha de Nina. La obligó a tenderse bocabajo sobre su regazo. Nina escondió la cara entre las manos, pegándola al asiento del sofá. Luis se puso a pegarle sobre la falda. Al cabo de un rato, Nina levantó la cabeza. -Tengo la obligación de no ocultarle nada, jefe. Por eso, debo decirle que esto está siendo un castigo más simbólico que otra cosa. -Ya lo sé… Los azotes sobre la falda no duelen. Así que levántesela. -Sé que me voy a arrepentir de habérselo dicho. Pero era mi obligación. Nina tiró de su falda marrón hasta dejársela apilada en la cintura. Llevaba unas bragas de encaje negro que le dejaban al descubierto la parte inferior del pompis. Bragas de zorra , dijo la voz de su padre. Se puso a azotarla con brío en la piel que las bragas dejaban expuesta. -¿Qué? Ahora el castigo ya no es tan simbólico, ¿no? -No, don Luis… Ahora los azotes sí que pican. -Pues esto no ha hecho más que empezar. Se merece usted una buena paliza… por haberme traicionado… por haberme mentido… por haberme defraudado -dijo acompasando sus palabras con sonoros cachetes. -¡Ay, don Luis! ¡No me diga usted eso, que bastante vergüenza estoy pasando! -¡Pues más vergüenza debería darle! ¡Ande, bájese las bragas! Se merece ser azotada con el culo al aire. -Total, ya me lo ha visto usted un montón de veces -dijo Nina, tironeando de sus bragas hasta que las tuvo a medio muslo. Pero el culo de Nina en pompa sobre sus muñones, con el color sonrosado que le habían dejano los azotes, era lo más voluptuoso que había visto nunca. “Sus pobres piernas ortopédicas”, volvió a oírla decir. Se imaginó las manos del Gavilán dentro de sus bragas, despertando su placer y sometiéndola a su control. Más que los celos, lo abrumaron la impotencia, la posesividad y la frustración. De alguna forma, la rabia compaginaba perfectamente con el placer que le producía verla indefensa y expuesta sobre su regazo, llevándolo a azotar con más brío en ese culo sensual. Quería dejarle a Nina un recuerdo imborrable de ese castigo. Quería que aprendiera a temer su potencia varonil. Y a no compadecerse nunca más de sus pobres piernas ortopédicas. Con su pompis ya de un rojo encendido, Nina empezó a dar muestras de que el dolor empezaba a hacer mella en ella, soltando grititos y quejidos, dando pataditas, crispando las nalgas y los dedos de los pies. Pero eso no hacía sino endurecerle más la polla y aumentar su frenesí. Se percató de que ella había dejado de agitarse. Había enterrado el rostro en las manos y yacía inerte en su regazo, sacudiéndose apenas con cada cachete. Lo invadió el temor de haber ido demasiado lejos, de haber cruzado la raya que la volvería en su contra. -Muy bien -le dijo-. Creo que ya ha tenido usted bastante. Tiró de su cadera para hacerla volverse hacia él. El rostro de Nina era un desastre de churretes de rímel y pintalabios. Ella se apresuró a ocultarlo en su hombro, abrazándolo. Sintió en ardor de sus nalgas contra su polla, pero enseguida ella se revolvió para para apoyar la cadera en su regazo, en vez del trasero. -Perdone… Voy a tener crudo lo de sentarme por una temporada -bromeó ella con lágrimas en la voz. Luis le acarició el culo enfebrecido, aliviado de que ella no estuviera resentida. -Ha sido una buena paliza, desde luego… Espero que le sirva de escarmiento. -No se preocupe, hoy me ha dado usted unas cuantas lecciones que nunca olvidaré. Espero que al menos me perdone. -¡Claro que la perdono, Nina! Quizás incluso me haya pasado un poco con el castigo. -No me merecía otra cosa… Pero sí, ha sido doloroso y humillante… Pero ya ha visto que estoy dispuesta a expiar mis faltas y a sufrir por usted. Espero haber vuelto a ganarme su confianza. -Completamente. Lo pasado, pasado está. Ahora podremos afrontar juntos los problemas. Nina volvió la cara para mirarlo. -Perdone que se lo diga, pero creo que usted… se ha emocionado un pelín al castigarme. No he podido evitar darme cuenta. -Nina le pasó la mano por la delantera del pantalón, donde abultaba su verga-. ¿Quiere que se la chupe? -Ha sido al verle el culo… -dijo azorado-. Ya sabe cómo me pone. Nina se arrodilló a su lado y se puso a desabrocharle el cinturón y los pantalones. -Bueno, también debe ser muy excitante darle su merecido a una mequetrefe como yo, ¿no? Y a lo mejor hasta le gusta más mi culito después de ponérmelo como un tomate. -Eso no lo voy a negar. Me encanta su culo cuando está rojo y calentito. Nina acabó de abrirle el pantalón. Tiró de los calzoncillos hacia abajo para extraerle la polla. Se la acarició como sólo ella sabía hacerlo, endureciéndola como una piedra. -¡Y qué mejor manera de acabar mi castigo que hacerlo disfrutar aún más! Nina se inclinó hacia adelante. Sintió le calor y la humedad de su boca envolverle la polla. Estaba tan excitado que lo haría correrse en un santiamén. Pero eso no era lo que él quería. La agarró del pelo para obligarla a sacarse su polla de la boca. -Lo que quiero es sentir ese pompis caliente contra mi vientre mientras me la follo. ¡Qué estupidez! dijo la voz de su padre. Nina soltó una risita. -Eso estaría bien, ¿verdad? Lo malo es que yo también disfrutaría con eso… Y ya no sería un castigo. -El castigo ya lo he dado por terminado. Lo que deberíamos hacer ahora es volver a sellar nuestro pacto de lealtad. Como la primera vez. Nina se enderezó y lo besó en los labios. -Gracias, jefe… Porque la verdad es que la azotaina me ha dejado muy mojada. ¿Ve? -dijo guiando su mano a su coño-. No me lo explico, porque me dolió un montón. Pero me gustó que no vacilara en darme mi merecido… Pude sentir su hombría en cada azote que me daba. Y sentirlo restregar mi culo dolorido mientras me folla será un colofón perfecto para la azotaina. Luis consideró las posibilidades. Quería follarla por detrás, pero no le era posible arrodillarse con sus piernas ortopédicas. -Mueva usted la mesita para hacer sitio sobre la alfombra. Pero, primero, desnúdese. Nina saltó de su regazo. Se acabó de bajar las bragas. Luego se quitó la falda, la camisa y el sujetador. Cuando terminó de apartar la mesita de café, Nina se arrodilló frente a él. Le quitó los zapatos y luego lo ayudó a bajarse los pantalones y los calzoncillos. Luis se deslizó hasta el suelo. Nina le puso un condón y se tendió en la alfombra junto a él. La agarró por los hombros para hacerla girarse y darle la espalda, cogiéndola por las caderas para pegarla contra sí. Su pompis le calentó le vientre como una estufa. -Métasela, Nina. -¡Siempre lo tengo que hacer yo todo! ¡Súbase la falda, Nina! ¡Bájese las bragas, Nina! ¡Desnúdese, Nina! ¡Métase mi polla, Nina! -Porque está usted a mi servicio -dijo dándole un azote en el lateral del culo. -¡Ah, claro! Se me había olvidado. Nina se apartó de él para cogerle la verga. Contoneándose un poco, acertó a encajarla en su abertura. Con un empellón, Luis la penetró hasta el fondo. -¡Joder! -gritó Nina-. ¡Cómo me arde el culo! Un par de embestidas más la llevaron al orgasmo más escandaloso que la había visto tener nunca. Él tampoco pudo aguantar mucho más. Se corrió dentro de ella, notando el exquisito calor de su trasero. La culpa lo asaltó en cuanto dejó de eyacular. Nina le había sido leal desde el principio. El Gavilán la había sometido a las peores indignidades, pero ella no se había quejado para no causarle problemas. Y, como toda recompensa, él le había dado una soberana paliza. Y todo porque a él se la ponía dura pegarle a las mujeres. Era indigno de él ser así. Era injusto tratar a Nina de esa manera. -¡Menudo polvazo! -exclamó Nina-. Jefe, la próxima vez que me castigue, no debe dejar que me corra. -¿Qué próxima vez? Pensaba que ya no tendría que volver a castigarla. ¿O es que ya está planeando volver a mentirme? Nina se dio la vuelta y le acarició la mejilla. -Claro que no jefe. Le voy a ser leal… siempre. Pero una es humana y es inevitable cometer errores. Es bueno saber que puedo conseguir su perdón sufriendo un castigo. Y, de paso, proporcionarle a usted un poco de diversión.

  • El molino de la meiga - Parte 1

    Escena de mi nueva novela El rojo, el facha y los narcos Melinsey Watermill. El copyright de esta imagen es propiedad de Chris Allen. Su reproducción está autorizada bajo una licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0. Lorenzo pasó la vista por el pequeño valle. Tras ellos, las casas del pueblo se apiñaban entre hierbas y maleza. Algunas aún tenían sus tejados, que estaban cubiertos de musgo y liquen. De otras sólo quedaban paredes de piedra encerrando una maraña de zarzas y helechos. Al fondo del valle había densos bosques de robles, hayas y castaños. La ladera que cortaba el camino estaba llena de tojos, punteados por sus brillantes flores amarillas. -La verdad es que a Sabrina no la conozco de nada -dijo Cecilia-. Hablé con ella un par de veces cuando Julio estaba en Santiago haciendo la mili. Luego la conocí en nuestra boda. -Sí, yo también la conocí en vuestra boda. No parece gran cosa. ¡Bueno, tía! Ya que hemos venido hasta aquí, no vamos a echarnos atrás, ¿no? Cecilia se encogió de hombros y se puso en marcha frente a él. Se había puesto unos pantaloncitos cortos color crema que acentuaban sus muslos tostados. El camino había sido de carros un tiempo atrás, pero ahora la maleza se había comido una de las roderas, dejando un sendero individual. En numerosos sitios se apreciaba como las zarzas y los helechos habían sido cortados con una guadaña o un machete. Si no, habrían cerrado completamente el sendero. El aire era húmedo y el sol calentaba. Pronto estuvo sudando. Al cabo de un rato, el camino se curvó alrededor del monte y perdieron de vista al pueblo. El fondo del valle se había elevado gradualmente hasta la altura del camino, y pronto se vieron rodeados de robles y castaños. Cerca de ellos se oía el ruido de un riachuelo precipitándose entre las rocas. Era un rumor tranquilo, mezclado con el arrullo de tórtolas, trinar de pájaros y el ulular ocasional de un búho. Ninguno de los dos se atrevía a romper el silencio. Llegaron a la aldea. Era sólo los muros de unas cinco o seis casas en ruinas. Doblaron una esquina y vieron una que había sido reconstruida, a juzgar por el cemento reciente que unía las piedras de sus muros, justo debajo del tejado de pizarra. La rodearon y se encontraron con una anciana enjuta ocupada en regar unas plantas frente a la casa. Iba vestida de negro a la usanza de las viudas gallegas: falda hasta los pies, chal negro de punto, y un pañuelo cubriéndole el pelo. -Perdone, señora -le dijo él-. Estamos buscando a una chica que se llama Sabrina. ¿Sabe usted dónde podemos encontrarla? La vieja se volvió hacia él. Unos ojos verde oscuro brillaron bajo el negro velo. Su rostro era pálido, sin arrugas. Como por arte de magia, la anciana se había transformado en una joven. Bastante guapa, además. * * * -¡Sabrina! -exclamó Cecilia-. ¿Qué haces vestida así? Sabrina se enderezó, escrutándolos. -¡Ah, Cecilia! Me alegro que hayas venido. Ahora por fin vamos a tener tiempo de conocernos. Hablaba con un melodioso acento gallego. Él le extendió la mano. -Hola, soy Lorenzo, un amigo de Cecilia, Julio y Laura. Nos conocimos en su boda, no sé si te acordarás. Sabrina volvió la mirada hacia él, frunciendo levemente el ceño. -Éste es mi lugar de retiro -le dijo-. Si queréis quedaros, tendréis que seguir mis normas. -Bueno, vale. ¿Cuáles son tus normas? -dijo él. -Para empezar, quitaos la ropa. -¡Pero bueno! ¿Tú de qué vas, Sabrina? -le dijo Cecilia. Sabrina se acercó a Cecilia hasta poner su cara a un palmo de la suya. -Voy de meiga, ¿no te lo han dicho? Cecilia le sostuvo la mirada. -¡Ya, meiga! Y nos querrás hacer el mismo jueguecito que hiciste con Laura en Santiago, la noche de San Juan. Lorenzo se les acercó, pero ellas siguieron mirándose fijamente. -Sí, te pienso follar, como la follé a ella esa noche. Es algo que tengo ganas de hacer desde la primer vez que te vi, haciendo el amor con Julio en la playa de Barra. -¿Y no preferirías follar con Julio, para que te dé una azotaina de esas que tanto te gustan? -No. Por eso no quise que viniera. Quiero mucho a Julio, pero no quiero que traiga ese tipo de energía a este sitio. -¿Y entonces qué tipo de energía quieres que haya? -La de un retiro espiritual. He venido aquí a aprender cosas sobre los rincones más oscuros de mi mente. Vosotros deberíais hacer lo mismo. Si no, será que mejor que os marchéis. -¿Un retiro espiritual? ¿No decías que me querías follar? Algo extraño pasaba entre esas dos. Lo veía en la intensidad con que se miraban, en el énfasis que ponían a todo lo que decían, como si cada frase fuera un desafío. Era como si una corriente de alto voltaje corriera entre ellas. -Las meigas usamos el sexo para aprender cosas y recoger poder personal. Pero tú eso ya lo sabes, porque eres medio bruja. Tienes mucho poder personal. Lo noto. -¿Poder personal? ¿Como en los libros de Carlos Castaneda? -Sí, claro. ¿Los has leído? -Leí Las enseñanzas de don Juan mientras estaba encerrada en el sanatorio. Me pareció interesante, pero no creo que nada de eso sea verdad. -¡Haces bien! Esas cosas no hay que creérselas hasta que las hayamos experimentado. Lorenzo no entendía nada, pero no se atrevía a interrumpirlas. Parecían que hablaban de cosas importantes, demasiado místicas para que él las comprendiera. Sabrina le acarició la mejilla a Cecilia. Llevaba puesto un anillo de metal oscuro, tan grande que abarcaba toda la falange del dedo. No llevaba ninguna piedra preciosa, ni parecía particularmente bonito. Se preguntó si sería un anillo de bruja. -Quédate, Cecilia. Vas a aprender muchas cosas conmigo. Como las aprendieron Julio y Laura. ¿No te lo han contado? -¡Sí, claro que me lo han contado! Laura no quiere ni oír mencionar tu nombre. Sabrina retiró la mano y bajó los ojos. -¡No me extraña! Fue culpa mía, pero yo no podía hacer otra cosa. Me cansé de decirles que se volvieran a Madrid, pero no me hicieron caso. Los honguitos le dijeron lo mismo a Julio, que se iba a ahogar en la mar, pero él siguió por ese camino. ¡Menos mal que salieron vivos! Ellos también tienen mucho poder personal. -¿Pero de qué demonios estáis hablando? -exclamó él finalmente-. ¿Qué honguitos? ¿Qué coño es el poder personal? Nosotros sólo queremos que nos pongas en contacto con los contrabandistas. -Vas a cometer el mismo error que Julio y Laura -dijo Sabrina volviéndose hacia él-. Te quieres adentrar por un camino peligroso, sin saber a dónde te va a llevar. Yo, desde luego, no os pienso decir nada sobre los contrabandistas hasta ver si estáis preparados. -¿Y cómo vas a saber si estamos preparados? -dijo Cecilia. -Lo sabréis vosotros, si os quedáis aquí y hacéis lo que yo os diga. Haremos un ritual para que los honguitos os guíen sobre lo que debéis hacer en el futuro. -Ya, las setas alucinógenos que le diste a Julio y Laura… Pues no veo que a ellos les sirvieran de mucho. -¡Pues claro que les sirvieron! A Julio le avisaron que corría peligro de ahogarse. Y también le dijeron cómo encontrarte. -¡Qué dices! -dijo él-. Julio no lo supo hasta que se lo dijo Beatriz. -Bueno… Julio me dijo que vio a Beatriz en una visión que tuvo cuando se tomó los hongos -ponderó Cecilia-. Y, por lo visto, ya también me le aparecí en esa visión. Le dije dónde estaba: en Grijalba. Pero él no consiguió recordar ese nombre hasta que se lo dijo Beatriz. Entonces supo que era verdad. Sabrina volvió a mirarla a los ojos. -¿Lo ves? Sabes que te estoy diciendo la verdad. Los honguitos te lo confirmarán. -¿Entonces, si no aceptamos tomarlos, no nos vas a poner en contacto con los contrabandistas? -dijo Cecilia. -Éste es un sitio mágico donde se viene a aprender. Siempre he sabido que un día vendrías aquí, Cecilia, y así lo has hecho. Pero ahora debes de tomar una decisión importante: ¿quieres aprender sobre lo que hay en tu mente y liberarte de tus cadenas internas, o no? Si lo haces, sabré que puedo confiar en ti y te diré lo que quieres saber. -Pero es que no hemos venido aquí para eso. Vine sólo para ayudar a mi amigo Lorenzo con su trabajo. -Pues si Lorenzo quiere que lo ayude, tendrá que hacer lo mismo. Si quieres, puedes marcharte y dejarlo aquí para que yo le enseñe. ¡Por favor, Cecilia, no me dejes aquí con esta bruja! -He venido aquí con él y no lo pienso abandonar ahora. -Cecilia se volvió hacia él-. Es tu decisión, Lorenzo. ¿Nos quedamos o nos vamos? -Pues ya que hemos montado toda la movida de venir hasta aquí, no nos vamos a rajar ahora, ¿no? -Pues entonces, denudaos. -¿Y por qué tenemos que desnudarnos? -preguntó él-. ¿Qué coño vamos a hacer? ¿Una orgía, o algo así? ¿O es que tiene que ser una sorpresa? -¡Tranquilízate, chaval! -le dijo Sabrina-. Déjate llevar. Quiero que me demostréis vuestro compromiso con el aprendizaje. Que os volváis vulnerables a él. Desnúdate, para que este sitio mágico se te meta por la piel. -Lo que quiere es verme en pelotas porque la pongo cachonda, ¿no lo ves? -dijo Cecilia con la mirada clavada en Sabrina-. ¡Pues nada! ¡Aquí me tienes! Sin apartar la mirada de Sabrina, Cecilia se desabrochó los short y los dejó caer al suelo. También se bajó las bragas. Sabrina dio un paso atrás. Cecilia se sacó los pantalones y las bragas de los pies. Se sentó en el suelo para quitarse los tenis y los calcetines. -No te burles de esto, Cecilia. Es muy serio, ya lo verás. Saldréis de aquí transformados. -Yo todo me lo tomo muy en serio -Cecilia se sacó la camiseta por la cabeza-. Y cuanto más en serio me lo tomo, más me burlo. A fin de cuentas, todo es una gigantesca broma cósmica. ¿O no? -Bueno, eso ya lo veremos. Sabrina se dio la vuelta y desapareció por unas escaleras que bajaban hacia la huerta y el riachuelo. Cecilia se quitó el sujetador, la última prenda que le quedaba, y lo dejó caer sobre el montón de ropa a sus pies. Estaba preciosa, desnuda al sol. -Enróllate, Lorenzo -le dijo Cecilia-. ¿Qué nos va a hacer? Somos dos contra una, y sabemos artes marciales. -Ya, pero esta tipa es una bruja. -La brujería no existe, Lorenzo. -¿Ah, no? Pues hace un momento bien que te vendió la moto hablándote de las visiones que había tenido Julio y todas las movidas esas… -Son hongos alucinógenos, tío. Desde que Julio y Laura me contaron sus experiencias, tengo ganas de tomarlos. Pero, por lo que he leído, no basta con comértelos. Hace falta un ambiente y una preparación adecuados. Sabrina parece ser un buen guía, así que, si hace falta quedarse en pelotas, yo me desnudo. Te aconsejo que hagas lo mismo. -Pues yo no sé si me voy a tomar la mierda esa de setas… Resignado, se sentó en el suelo y se puso a desatarse las cletas. Cuando volvió Sabrina, ya estaba desnudo. Ella traía saco, en el que metió su ropa y la de Cecilia. Lo ató con una cuerda, murmurando una especie de conjuro. -Esperadme aquí -dijo Sabrina, y se volvió a ir con el saco. -¡Estupendo! Ahora no nos podremos pirar hasta que nos devuelva la ropa y los zapatos. ¿A ti todo esto te parece normal? -De momento, me gusta este juego. Y a ti también, por lo que veo. Cecilia señaló con el mentón a su polla, que se había puesto en atención. Se preguntó si sería por verla desnuda o por estar desnudo él mismo. O quizás por la comedura de tarro que les estaba haciendo Sabrina. Cuando volvió, Sabrina se había quitado el velo y el chal. Tenía una bonita melena dorada y lacia. Le sonrió a Cecilia. -¡Estás tan buena como decía Julio! Y tu amigo tampoco está mal. Un pelín esmirriado. Lo dijo con aire desenfadado, muy distinto del tono portentoso con el que hablaba antes. -Se llama Lorenzo. Y está cachas. ¡Tendrías que verlo escalar! Sabrina se encogió de hombros. -Venid que os enseñe la finca. Siguieron a Sabrina, bajando los peldaños de piedra de la escalera hasta el huerto y un pequeño prado junto al arroyo. Atado a un árbol con una larga cuerda de cáñamo, había un burro gris con el hocico y el vientre blancos. Sabrina se acercó a él y lo acarició detrás de las orejas. -Éste es Faixiño. ¿A que es riquiño? Me ayuda a subir comida desde el pueblo. Un ala de la casa estaba construida sobre el arroyo. Sabrina les hizo entrar a un amplio recinto con paredes y suelo de piedra. En él, el arroyo se precipitaba en una cascada dentro de un canal de piedra. Sabrina se quitó los zuecos de madera que calzaba y los dejó junto a la puerta. -¿Siempre entras a la casa por aquí? -le preguntó él. -Sí, antes había otra puerta en el piso de arriba, pero la tapiamos para evitar que se meta nadie. Esto era antes un muiño, donde se molían el maíz y los cereales. El arroyo que pasa por el pueblo no tiene suficiente fuerza para mover la piedra de un molino, así que la gente tenía que subir hasta aquí para moler su grano. El agua movía unas palas que hacían girar esta piedra. Sabrina apuntó con un pie a una gran rueda de granito que había en el suelo. -Yo ahora lo uso como cuarto de baño. Este cubo es para hacer mis necesidades. El pipí va al río y la caca a la huerta, como abono. Con este otro cubo saco agua del río para lavarme. Os podéis lavar los pies con él. Eran dos cubos de madera con cuerdas en el asa. Sabrina tiró uno al arroyo para coger agua. Lorenzo metió un pie en él. -Está fría. En invierno estará helada. -¡No, hombre! En invierno me voy a estudiar a Santiago. Aquí sólo vivo en verano. A veces vengo un día los fines de semana a cuidar mis honguitos. Venid a que os los enseñe. Cuando acabaron de quitarse el barro de los pies, Cecilia y él la siguieron a través de una puerta a un sótano sin ventanas. Sabrina cogió una linterna que había al lado de la puerta y la encendió. -Aquí no hay electricidad ni agua corriente, por eso me viene bien el arroyo. El agua es potable, ya que no hay casas más arriba. A lo largo de las paredes había varios maceteros alargados con pequeñas setas creciendo en ellos. Sabrina les fue señalando las distintas variedades. -Estos son Psylocibe cubensi s, los hongos mágicos normales. Ésta variedad es mi favorita, el Maestro Dorado. Estos son más potentes, los Psylocibe semilanceata . Estos son los mejicanos… los traje de Estados Unidos. -¿Has ido a Estados Unidos? -le preguntó Cecilia. -Sí, el verano pasado. Fui a Los Ángeles, buscando a Carlos Castaneda. -¡A Carlos Castaneda! ¿Y lo encontraste? -dijo Cecilia, excitada. -Sí, claro… ¡Pero, mira! ¿No tenéis hambre? Ayer hice una fabada riquísima. La iba a calentar para el almuerzo. -¡Fabada, qué rica! -dijo él-. La verdad es que el paseo me ha dado gazuza. -Pues entonces vamos para arriba. Seguidme. * * * La siguieron escaleras arriba hasta una trampilla que daba a la parte principal de la casa. Era una única habitación, con una gran cocina de hierro en el centro y una mesa con tres sillas desparejas. Ventanas en todas las paredes dejaban entrar la luz del sol. La cama era una plataforma de madera junto a la pared con un colchón de matrimonio y un edredón. Enroscado encima había un gato enrome, gris atigrado, que bostezó cuando los vio entrar, pero no se movió. -¡Ay, tienes un gato! -dijo Cecilia-. ¿Lo puedo acariciar? -Mejor déjalo estar. Lo llamo Silvestre, porque es asilvestrado. Apareció por aquí un día y lo dejé entrar en casa para que corriera a los ratones. En unos días desaparecieron todos, así que le doy de comer para que se quede. Pero no le gusta que lo toquen. Ya me llevé algún zarpazo. Lorenzo se acordó de su gato Lenin. Esperó que estuviera bien. Les había encargado a los vecinos que le dieran de comer y le limpiaran su caja. De las vigas sobre la cocina colgaban un jamón, un lacón, chorizos y morcillas. Todo alrededor de la habitación, las paredes estaban cubiertas de manojos de hierbas, setas secas y otras cosas que no supo identificar. Cecilia se acercó a verlas. -¿Qué son? ¿Sapos resecos? -Sí. Hay sapos que tienen psicodélicos en la piel. Creí que podría encontrar alguno en Galicia, pero hasta ahora he probado varias especies y no he dado con ninguno. -¿Te los comes? -preguntó él-. ¿No tienes miedo a envenenarte? -Voy con cuidado. Vaporizo la piel o hago pomadas para untármelas. Hasta ahora, no he visto ningún efecto, ni bueno ni malo. Sabrina abrió una de las compuertas de la cocina de hierro. Dentro brillaban unas brasas. Echó dentro un par de troncos de una pila de madera que había al lado de la cocina. Luego movió un pesado pote de barro sobre uno de los fogones. -¡Cuéntame sobre Carlos Castaneda! -dijo Cecilia-. ¡Me muero de curiosidad! Se sentaron en torno a la mesa. Sabrina trajo un botijo y sirvió tres vasos de agua. -¡Bueno, pues nada! Estuve preguntando en la Universidad de California en Los Ángeles… UCLA, la llaman allí. Al final, di con él. Al principio no quiso hacerme mucho caso… Tuve que usar mis artes de seductora. -¡No me digas que te acostase con Carlos Castaneda! -Bueno, puede que me acostara con él, puede que no. Esas cosas no se cuentan. El caso es que me llevó al desierto, a un sitio que llaman Joshua Tree por unos árboles muy raros que hay. Son como yucas pero mucho más altos, con los troncos retorcidos. También hay montañas y enormes bloques de rocas. Es un sitio tan lleno de misterio como el desierto de Sonora donde Carlos Castaneda tuvo sus aventuras. Bueno, pues allí conocí a Mezcalito. -¿Quién es Mezcalito? -preguntó él. -No es una persona. Quiere decir que Carlos Castaneda le dio peyote, un cactus alucinógeno -le explicó Cecilia. -Mezcalito es una entidad que habita en el peyote. Cuando lo tomas, te encuentras con él. -¿Y qué te enseñó Mezcalito? -dijo Cecilia. -¡Ay, muchas cosas! Me explicó el significado de mi relación con Julio. Julio fue quien abrió mi sexualidad, mi primera fuente de poder personal de. A base de azotainas, me enseñó a hacerme vulnerable y a no temer al dolor. De hecho, el dolor es una gran fuente de poder personal. Pero Mezcalito me hizo comprender que esa etapa ya había terminado. Que tenía que dejar a Julio atrás si quería seguir el camino del guerrero. -¿Sí? ¿Entonces, por qué te volviste a acostar con él cuando te encontraste con Laura y con él en Santiago? -dijo Cecilia. -No fue por acostarme con él. Lo hice por Laura. La vi en un estado muy delicado. ¡Pobriña! Estaba sufriendo mucho por haberte perdido, y luego encima perder al hijo que esperabais. Y ella y yo teníamos un tema pendiente que había que terminar. Así que hice el amor con ella… ¡Y, claro, a Julio no lo iba a echar de la cama! -¿Y qué tema tenías pendiente con Laura? -dijo Cecilia. -Cuando la conocí, había una gran corriente de energía entre nosotras, pero ella la cortó enseguida. Esa noche de San Juan conseguí reestablecerla, y con eso aumentar mi poder personal. Laura también. Salió del estado de depresión en que estaba y encontró su centro de gravedad. Si no, no hubiera salido viva de su aventura. -Laura te culpa a ti de lo que les pasó -dijo él-. Dice que tú los traicionaste. -Yo sólo les dije dónde encontrar a Fandiño y al padre de Cecilia, que es lo que ellos querían saber. Como tú ahora, que me vienes preguntando cómo contactar con los contrabandistas. Si te lo digo y te matan, ¿acaso voy a tener yo la culpa? ¡Entonces mejor que no te diga nada! -Lo siento, Sabrina, pero yo no creo en corrientes de energía, ni nada de eso -dijo Cecilia-. Soy científica. -¿Y qué te piensas, que yo no lo soy? Este curso acabo la carrera de farmacia. Y luego voy a hacer una tesis doctoral sobre plantas medicinales de Galicia. Ya tengo un catedrático que me la va a dirigir. ¡Pero, mira! Tú sabes que pasan cosas en el cerebro que aún no se pueden explicar. Como cuando tomamos psicodélicos. Y también se pueden alcanzar esos estados de consciencia a través de la meditación, o el dolor, o el sexo. -Es verdad. Yo he tenido algunas experiencias así, con el sadomasoquismo. Y mi amigo el Chino a veces parece que tiene poderes paranormales. Es porque es un monje Zen, y ha hecho mucha meditación. -Tú también eres meiga, ya te lo dije. Tienes mucho poder personal. Y entre nosotras siempre hubo una corriente de energía… Incluso antes de conocernos. ¡No me digas que no lo notas! -Sí, algo sí que noto. Pero quizás es porque me estás sugestionando. Él sí que lo notaba. Le estaba poniendo carne de gallina. -Cuando hacía el amor con Julio, siempre notaba tu presencia. Él me hablaba mucho de ti. A través de él, descubrí mi sexualidad siguiendo tus mismos pasos. Por eso quiero hacer el amor contigo, para cerrar ese ciclo. Eso aumentará nuestro poder personal. Ya lo verás. -¿Y Lorenzo? ¿También él va adquirir poder personal? Sabrina lo miró, entrecerrando los ojos. -No sé… Tu amigo me tiene un poco despistada. Hay algo que necesita encontrar desesperadamente. -¡Claro, no te jode! ¡Los putos contrabandistas! -No, es algo mucho más básico. Pero no te preocupes. Cuando empecemos el ritual, se nos revelará. Eso también le dio escalofríos. Se oyó borbotear del agua de la pota. -Ya está lista la fabada - dijo Sabrina-. Vamos a comer. ( Parte 2 )

  • Escenas kinky de mi nueva novela: El rojo, el facha y los narcos

    Foto antigua en la exposición Kink Out en Los Ángeles, 2023. Benito volvió a mirar lo que pasaba en la mesa de al lado. Arsenio le acababa de desgarrar las bragas a la puta que tenía sobre el regazo, dejando al desnudo los dos globos insolentes de sus nalgas. Cogió una aceituna del platillo. Típico de Arsenio. La cosa tenía morbo. Su erección luchaba con la tela de sus calzoncillos. Pero no podía permitir que nada de eso lo distrajese de su misión. -¡Eh, mírame, que esto es importante! -le dijo a Benito-. Si la policía empieza a investigar, todo se va a ir a la mierda. ¡Lo sabes perfectamente! -¿Y qué coño quieres que haga? -No te preocupes, Luis -dijo Laura-. Ya sé que mi padre mandó ayer a la policía a buscarme, si es eso lo que le vas a decir… ¡Au! Se interrumpió en respuesta a algo doloroso que le había hecho Benito. -A ti nadie te ha pedido tu opinión. ¡Calladita estás más guapa! Sonó un trallazo. -¡Ayyy! -gritó la puta de la mesa de al lado-. ¡Tengo una aceitunita metida en el culo! Arsenio le había pegado en el culo con el cinturón. A Luis no había nada lo excitase más que pegarle a una tía en culo con un cinturón. Tuvo que luchar por concentrarse. -¡Tienes que soltarla, Benito! Su padre nos va a estar mandando a la policía hasta dar con ella. Esta situación es insostenible. -Ya le he advertido a ese mamón que si vuelve a hacerlo le mandaremos un trocito de su yerno. * * * -Ha falsificado usted esta carta de recomendación -dijo Luis-. ¿Sabe que puedo demandarla por falsificar este documento? Eso equivale a una estafa. Con todo descaro, Nina se sentó a su lado en el sofá. -¿Y qué ganaría usted con eso? Yo no tengo un duro, ya se lo he dicho. No creo que me metan en la cárcel por una carta de recomendación. -Falsa. Una carta de recomendación falsa. ¡Reconózcalo, Nina! -Creo que, si a estas alturas no me ha echado de su despacho, es porque quiere algo de mí. ¿Qué es, don Luis? -¿Está insinuando que quiero aprovecharme de usted? -No lo sé. Me muero de curiosidad. Esbozó una tímida sonrisa. -No ha reconocido usted que la carta de recomendación es falsa. -¿Y por qué iba a hacerlo? Lo miraba con expresión entre seria y divertida. A ella también le estaba gustando el juego. -Pues porque, si lo hace, igual hasta la contrato. -¿Estaría usted dispuesto a contratar a una mentirosa? -Sí. A una mentirosa y una embaucadora. Eso puede serme útil porque, la verdad, llevo asuntos muy delicados en mi despacho. Secretaria viene de secreto, y necesito a alguien que sea capaz de proteger los míos con la misma desfachatez que usted se ha defendido en esta entrevista. Su sonrisa se volvió más franca. -¡Quién lo iba a decir! En ese caso, lo reconozco: la carta de recomendación es falsa. Entonces, ¿me va usted a contratar? Se lo estaba poniendo demasiado fácil. -Hay otra condición. -¿Cuál? -Que quede claro que, si me vuelve usted a mentir, le voy a poner el culo como un tomate. * * * Cecilia lo cogió de la mano y lo llevó al dormitorio principal, donde dormía con Julio y Laura. Cerró la puerta, se dio la vuelta y se subió la minifalda. -¡Mira cómo me ha puesto el culo Julio! Lo tenía rosa desde las caderas a la mitad de los muslos, con rallajos de un rojo encendido en el centro de las nalgas. ¿Por qué me hacen esto? ¿Por qué se empeña Julio en restregarme por las narices que puede poseer a Cecilia en formas que yo nunca me atrevería a hacerlo? -Como estábamos solos, Julio me ha zurrado de lo lindo, primero con la mano y luego con el cinturón. Además, me ha puesto esto -señaló con el dedo un círculo negro que le cubría el ano-. Lo llamamos butt plug . Es un tapón de goma que se mete en el culo. -¡Vale tía, ya sabes lo mucho que me mola tu culo! Pero es que estas cosas me descolocan un poco. Para su sorpresa, Cecilia se arrodilló frente a él. -Julio me ha ordenado que te pida… no, que te suplique… que me des por culo. Sólo me puedo sacar el plug para que tú me metas la polla. -¿Y si yo no quiero? Cecilia levantó la vista hacia él, sorprendida. -¿Y por qué no ibas a querer? * * * Luis la cogió del brazo. Nina opuso resistencia al principio, pero luego se dejó llevar a la mesa que había junto a la ventana. Retiró la silla y la empujó hasta dejarla doblada sobre la mesa. Dejó el cinturón junto a la cara de Nina, donde pudiera verlo bien. Le bajó las bragas, que se deslizaron por sus medias hasta sus tobillos. El culo redondo de Nina, enmarcado por abajo por sus medias negras, era toda una provocación. Cogió el cinturón y lo dobló para darle la medida adecuada. Sin muletas, su equilibrio sobre sus prótesis era precario, así que se agarró con la mano izquierda al respaldo de una silla. Cogió el cinturón y apuntó cuidadosamente a las nalgas que se le ofrecían. El trallazo reverberó por toda la habitación. -¡Ay, don Luis, por favor! -chilló Nina-. ¡Usted no sabe lo que duele esto! -Sí que lo sé -masculló. Y le volvió a pegar. Esta vez el grito de Nina fue incoherente. Pero fue una buena chica y no intentó levantarse de la mesa. Dos azotes más y Nina se disolvió en un mar de lágrimas. -¡Por favor, por favor, don Luis, pare! -sollozó-. ¡No más, por favor! ¡Le diré la verdad! -¿Ah, sí? ¿Y cuál es la verdad, señorita Saturnina? * * * -Tú sabes lo que me pasa, Julio -dijo Sabrina. -Quiero que tú me lo digas. -No puedo resistirme a ti, Julio. En tus brazos, soy débil. Puedes hacer conmigo lo que quieras, Julio. El cuerpo desnudo de la meiga se le ofrecía, indefenso. Lo volvió a invadir un vivo deseo, pero ya no era el deseo de Lorenzo, sino con el sadismo brutal de Julio. -Has sido mala -dijo la voz de Julio-. Y ya sabes lo que le hago yo a las niñas malas. Tirándole de un brazo, la hizo ponerse bocabajo para exponerle las nalgas, dos pequeños globos insolentes. Entonces supo lo que sentía Julio: que el pompis está destinado a ser azotado. La palidez de ese culo pedía a gritos ser transformada en un rosa chillón por unos buenos azotes. Se puso a darle azotes. Sabrina acusaba cada cachete con un chillido de dolor. Pero, por primera vez en su vida, eso lo animaba a seguir, en vez de hacerlo sentirse culpable. La azotaba metódicamente, con la atención determinada de la fiera que acecha a su presa. Sentía una mezcla de deseo sexual y saña. El dolor que le provocaba lo nutría. Con cada golpe, sentía una corriente eléctrica recorriéndole el cuerpo, embriagándolo con un poder salvaje. ¡Por eso les gusta tanto el sadomasoquismo a Cecilia y Julio! Es su forma de conseguir poder personal. -Así es como me vas a devolver la energía que me quistaste, ¿verdad? -No lo sé, Julio… -sollozó Sabrina. -¿Cómo que no lo sabes? -detuvo la azotaina. -No hay ninguna energía que te pueda devolver.

  • Locuras en el sótano

    Pasaje de mi novela Para volverte loca Miércoles 7 de mayo (madrugada), 1980 La despertó en mitad de la noche la sensación de estar mojada. Bajo sus bragas de castidad notaba un líquido viscoso y pegajoso. Un dolor familiar le contó el resto de la historia: le había venido la regla. No iba a dormir así. Se levantó y se fue por el pasillo a la isla de los enfermeros a que le cambiaran las bragas y le dieran un tampón o una compresa. Pero no había nadie tras el mostrador. ¡Vaya suerte la mía, tengo a los enfermeros encima todo el puto día y para una vez que los necesito, no están! Seguramente el enfermero de turno habría ido a ayudar a algún paciente. Se puso a buscarlo por toda la segunda planta, pero no había nadie. Aunque en la primera planta no había dormitorios, se dio una vuelta por allí para ver si lo veía. Nada. Como último recurso, cruzó la sala de estar y el comedor y entró en la cocina. Era una oportunidad perfecta para explorar las zonas del sanatorio que aún no conocía. La cocina era una sala grande y rectangular al final del ala norte del edificio. Tenía una gran cocina en el centro, y mesas y fregaderos a los lados. Al fondo había una gran cámara frigorífica. A la izquierda, junto a la entrada, estaba la puerta por la que Javier la había llevado al sótano. Estaba entreabierta. Movida por un súbito presentimiento, franqueó la puerta y bajo sigilosamente las escaleras. Oyó jadeos y un golpeteo rítmico. Sonrió. Al llegar al final de la escalera corrió a esconderse tras un frigorífico, pero en realidad no hacía falta, estaban tan ensimismados en la faena que no la hubieran visto aunque caminara directamente hacia ellos. Se habían colocado directamente en el haz de una de las luces fluorescentes, que confería a sus cuerpos un dramático contraste de luces y sombras. Bob estaba doblado sobre una mesa, pantalones y calzoncillos en torno a los tobillos. Tenía un trasero pequeño, estrecho y blanco, con un aire inocente y vulnerable que se veía acentuado por la considerable envergadura de la polla que Aparicio enterraba en su raja con embestidas enérgicas y concienzudas. Una de las manos de Aparicio se apoyaba abierta sobre la espalda de Bob, sujetándolo contra la mesa, mientras que la otra sostenía en un puño el pene del muchacho, que se adivinaba largo y delicado entre los dedos fornidos. Quizás eso contribuía a que Bob no pareciera demasiado molesto por el rudo tratamiento al que estaba siendo sometido. Su cara, apoyada en la mesa mirando hacia ella, dibujaba una sonrisa extática, con ojos cerrados y cejas arqueadas. Aparicio, por su parte, contemplaba hechizado el vaivén de su polla en el culito de Bob, ajeno a todo lo demás. Debió llegar al principio de la función, pues ésta se prolongó bastante rato. La excitó la estampa que presentaban esos dos cuerpos masculinos, cada uno bello a su manera: uno joven y delicado, el otro robusto y musculoso, rebosando potencia viril. Bob dobló las rodillas, abandonando el exiguo apoyo de sus pies en el suelo, como queriendo enfatizar su entrega total al placer de su amante. Excitado por eso, Aparicio disminuyó el ritmo a una serie de empellones súbitos y recios que lo llevaron al clímax. Sintiéndolo venirse en su interior, Bob se corrió también, rezumando semen blanco entre los dedos de Aparicio. Cecilia salió de detrás del frigorífico, cruzó los brazos y esperó a que la vieran. Tardaron un rato en hacerlo. Aparicio ayudó a Bob a levantarse y lo besó apasionadamente en los labios mientras le estrujaba la nalga con la mano, como si no hubiera tenido bastante de él. Luego lo vistió delicadamente antes de ocuparse de su propia ropa. Bob la vio primero. Se quedó mirándola con los ojos muy abiertos, sin lograr articular palabra. Aparicio le siguió la mirada y se quedó también inmóvil, con una expresión entre alarmada e irritada. -Perdonad, no quería interrumpiros -les dijo-. Pero tengo un pequeño problema. -¿Cuánto tiempo llevas ahí? -la increpó Aparicio. -Digamos que el suficiente. -Cecilia, por favor… -empezó Bob. -No tienes por qué preocuparte de nada, Bob. -¿Qué quieres? -le preguntó Aparicio. -Me ha venido la regla. Necesito cambiarme las bragas y ponerme una compresa. Aparicio miró con cara de asco los surcos de sangre que le bajaban por el interior de los muslos. -No te preocupes, que yo lo puedo hacer todo -lo tranquilizó ella-. Sólo necesito que me abras la cerradura de las bragas y me des otras limpias... Y un tampón, claro. Aparicio la miraba pensativo, sin duda planeando lo que debía hacer. -Esperaos los dos aquí un momento. Luego subid de uno en uno. Procurad que no os vea nadie. Estaré en la isla de los enfermeros con lo que necesitas, Cecilia. Roberto, tú vete derecho a la cama. En cuanto se dejaron de oír los pasos de Aparicio por la escalera de metal, Bob se volvió hacia ella con aire suplicante. -¡Por favor, no se lo digas a nadie! Cecilia le rodeó los hombros con el brazo, dándole un apretón. -No has hecho nada malo, Bob. No tienes nada de qué avergonzarte. -Sí, pero si se llega a enterar el doctor Jarama… -No te preocupes que nadie se va a enterar, porque a nadie le conviene que se sepa. A Aparicio el primero. Él es el que tiene más que perder. -Sí, pero tú no… ¿De verdad que no vas a decir nada? -¿Y por qué me iba a chivar? -Para vengarte de Aparicio, de todas las putadas que te ha hecho. -No soy rencorosa. Bob se libró de su abrazo y la miró con cara asustada. -Pero sí que lo puedes chantajear. Eso es en lo que había estado pensando desde el principio, que había tenido mucha suerte de descubrir el punto débil de Aparicio. Esa podía ser la llave de su libertad. ¿Por qué no hacerlo? A la larga, a Bob le iba a dar lo mismo, aunque ahora estuviera muerto de miedo. Además, seguro que Aparicio accedería al chantaje, porque ella no le iba a pedir gran cosa, pero si se chivaba él perdería su empleo y toda posibilidad de encontrar otro similar. De todas formas, Irene iba a avisar a Julio y a Laura. Quizás lo hubiera hecho ya. -¡Por favor, Cecilia! Somos amigos, ¿no? -Vale. No diré nada, no te preocupes. -¿De verdad? ¿Me lo prometes? -Te lo prometo. Y ahora vete a la cama. Tengo los pies helados. Bob subió las escaleras, mirándola desaprensivo. Esperó unos minutos y subió ella también. Aparicio la esperaba en la isla de los enfermeros y, sin mediar palabra, le dio unas bragas limpias, sin cierre, y una caja de tampones. Pero su mirada huidiza y su expresión sombría lo decían todo. Ella le respondió con el mismo silencio. Se dio una ducha, se puso un tampón y las bragas limpias, y se metió en la cama. Fue una gozada poder masturbarse después de estar casi una semana sin hacerlo. Las imágenes de los cuerpos desnudos de Bob y Aparicio seguían frescas en su memoria. No le hizo falta imaginarse ninguna otra cosa.

  • Estados alterados de consciencia en el BDSM

    Una explicación de los diferentes espacios de sumisión y sus bases neurológicas BDSM BDSM son las siglas de Bondage, Dominación-Sumisión y Sado-Masoquismo, que son prácticas sexuales alternativas también llamadas “kink”. El bondage consiste en atar a personas en posiciones expuestas o provocativas. La dominación-sumisión ocurre cuando uno de los miembros de la pareja se somete al otro de forma sexual o romántica. El sadomasoquismo consiste en utilizar el dolor y la humillación como fuente de placer. Existe un solapamiento considerable entre estas tres prácticas. Muchas personas las utilizan todas en cierta medida, pero también hay quien practica sólo una de ellas. Uno de los aspectos más fascinantes del BDSM es su capacidad para inducir estados alterados de consciencia. En la comunidad kinky, se habla mucho del “subspace” o espacio de sumisión, que sería un estado mental agradable que quiere alcanzar la persona sumisa en una sesión de BDSM. Desafortunadamente, esto ha generado una serie de mitos y técnicas dudosas para inducir la liberación de endorfinas y alcanzar este codiciado espacio de sumisión. En este artículo, utilizo mi experiencia como practicante de BDSM y como científico que investiga la neurofisiología del dolor para arrojar algo de luz sobre esta confusión. Debo empezar con una advertencia: hay muy pocas investigaciones científica sobre los fenómenos neuroquímicos que ocurren en las sesiones sadomasoquistas. Aunque por ahora no estamos preparados para hablar con certeza sobre lo que sucede en el cerebro durante una sesión BDSM, podemos utilizar la evidencia científica para desacreditar algunos mitos y sentar las bases para futuras investigaciones. ¿Qué son los estados alterados de consciencia? La consciencia es el hecho de estar atento a todo lo que ocurre, tanto en el mundo exterior como en el interior de nuestra mente. Nuestra consciencia fluye como un río de experiencias que forman la historia de nuestras vidas. Desde nuestro punto de vista subjetivo, nuestra consciencia lo es todo. Por supuesto, existe una realidad externa que no se ve afectada por lo que pensamos. Sin embargo, nuestro estado de consciencia moldea y colorea los acontecimientos de nuestra vida cotidiana. La realidad que percibimos se ve alterada por el filtro de nuestra consciencia: desaparece cuando dormimos y adquiere una intensidad excepcional en situaciones de peligro en las que nuestro cerebro se vuelve más alerta a lo que nos rodea. La calidad de nuestra consciencia determina en gran medida nuestra capacidad para ser felices. Esto se debe a que nuestra consciencia está moldeada por nuestro estado emocional, y este es capaz de convertir nuestro mundo en un paraíso o en un infierno. Desde los albores de nuestra especie, los humanos hemos intentado alterar nuestra consciencia mediante el consumo de drogas o sometiéndonos a ciertos rituales y prácticas. El BDSM es un ejemplo de lo segundo. No todas las actividades BDSM van a producir un estado alterado de consciencia, pero aquellas que sí lo hagan nos dejarán un recuerdo inolvidable. A continuación propongo una clasificación de los estados alterados de consciencia a los que se puede llegar en una sesión BDSM. Esta clasificación está basada en mi propia experiencia, en conversaciones con otras personas que practican BDSM y en mis conocimientos de neurociencia. Liberación de endorfinas La morfina y otros opioides como la codeína, la heroína y el fentanilo son los fármacos inhibidores del dolor (analgésicos) más potentes que se conocen. También producen estados de bienestar (euforia) que llevan a su abuso. Como todo el mundo sabe, los opioides son altamente adictivos. Los opioides producen analgesia y euforia al actuar sobre cuatro receptores de opioides, que son proteínas presentes en la membrana de ciertas neuronas del cerebro, la médula espinal y el intestino. También hay receptores opioides en las células inmunes y otras células no neuronales. Tres receptores opioides fueron denominados con las letras griegas mu, delta y kappa. Los tres disminuyen el dolor. Aparte de su efecto analgésico, los receptores opioides mu y delta inducen euforia. Los receptores opioides kappa también producen analgesia pero inducen disforia (un estado de angustia emocional) en lugar de euforia. Un cuarto receptor opioide fue descubierto en dos laboratorios diferentes, que lo llamaron receptor de nociceptina o receptor de orfanina, respectivamente. A diferencia de los otros tres receptores, éstos aumenta el dolor. Los cuatro receptores opioides no aparecieron en la evolución para que podamos tomar morfina para aliviar el dolor. Son activados por pequeñas proteínas, llamadas péptidos, que son producidas en el cuerpo y se unen al mismo sitio del receptor que la morfina. Estos péptidos se denominaron "endorfinas" (morfinas endógena). Hay alrededor de 40 de estos péptidos, que pertenecen a tres familias diferentes: las endorfinas propiamente dichas, las encefalinas y las dinorfinas. Sin embargo, el término endorfina se usa para referirse a todos ellos. Estos péptidos son codificados por tres genes distintos. Dado que estos genes se inducen por separado, diferentes tipos de neuronas producen y liberan diferentes endorfinas. Un cuarto gen codifica la nociceptina/orfanina, el péptido que activa el cuarto receptor opioide. Las endorfinas se liberan al torrente sanguíneo desde la glándula pituitaria, pero esto no produce analgesia ni euforia porque las endorfinas en la sangre no pueden atravesar la barrera hematoencefálica para tener un efecto en el cerebro. Las únicas endorfinas que pueden inducir un estado alterado de consciencia son las que se liberan dentro del cerebro. En la sangre, las endorfinas regulan el sistema inmunológico y la motilidad intestinal, entre otras cosas. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que la presencia de endorfinas en la sangre no significa nada en términos de nuestro estado mental. El otro mito sobre la liberación de endorfinas es lo que yo llamo la "sopa de endorfinas": la creencia de que las endorfinas se liberan en todo el cerebro y conducen a un estado generalizado de euforia. La realidad es mucho más complicada. Las endorfinas se liberan de forma independiente en diferentes áreas del cerebro, lo que conduce a múltiples estados según el lugar del cerebro en el que se liberan. Por ejemplo, la liberación de endorfinas en la médula espinal produce analgesia pero no euforia, mientras que su liberación en la amígdala disminuye el miedo y el estrés. La liberación de endorfinas en el núcleo accumbens (la vía de la recompensa) induce euforia, disminución de la motivación y adicción. En vista de todo esto, ¿se produce la liberación de endorfinas durante una sesión BDSM? Creo que sí. El dolor induce la liberación de endorfinas, por lo que es lógico que se produzca en juegos sadomasoquistas que impliquen dolor. La liberación de endorfinas también induce sentimientos de calma, relajación y ensueño. La persona sumisa dirige su atención hacia su interior, desconectándose del entorno circundante y entrando en un mundo de fantasía. La forma óptima de inducir la liberación de endorfinas sería aumentar gradualmente la intensidad del dolor en un entorno de apoyo emocional en el que la persona sumisa pueda absorber las sensaciones sin tener que dar una respuesta. La liberación de endorfinas se puede detectar por una disminución del ritmo cardíaco, ya que suele ir acompañada de una activación del sistema parasimpático. Liberación de noradrenalina La noradrenalina o norepinefrina es un neurotransmisor similar a la hormona adrenalina, que se libera en la sangre durante la activación del sistema simpático causada por la respuesta de lucha o huida. Por el contrario, la noradrenalina es liberada por neuronas en áreas específicas del cerebro. Al igual que en el caso de las endorfinas, no debemos confundir la liberación de adrenalina en la sangre con la liberación de noradrenalina en el cerebro, aunque ambas cosas a menudo ocurren al mismo tiempo. La noradrenalina activa varios receptores llamados receptores alfa y beta-adrenérgicos. En particular, los receptores alfa-2 adrenérgicos en la médula espinal producen analgesia. Al igual que las endorfinas, la noradrenalina es liberada por vías neuronales que controlan el dolor para inducir analgesia. La noradrenalina puede inducir euforia, pero también induce miedo y estrés. A menudo, se trata de un tipo de estrés positivo, llamado “eustrés” (el estrés negativo se llama distrés). Un ejemplo de eustrés es el miedo que buscamos en las películas de terror y en las montañas rusas. Existen conexiones inhibidoras entre las vías de control del dolor que usan endorfinas y noradrenalina, lo que hace que la liberación de endorfinas y noradrenalina no se pueda producir simultáneamente. Aunque tanto la liberación de endorfinas como de noradrenalina produce analgesia, se diferencian en otros aspectos. Mientras que las endorfinas son tranquilizantes, la noradrenalina es un estimulante. La liberación de noradrenalina produce un estado de mayor alerta a estímulos externos, que resultan más intensos. La respuesta noradrenérgica evolucionó para inhibir el dolor en situaciones de lucha o huida, mientras que la respuesta de las endorfinas parece estar relacionada estados de inhibición del movimiento. Sospecho que muchos estados de disminución de la sensibilidad al dolor en las sesiones sadomasoquistas que se atribuyen a las endorfinas son, en realidad, generados por la noradrenalina. Los personas sumisas en un estado noradrenérgico lloran, se mueven y reaccionan. Su ritmo cardíaco aumenta. Este estado puede ser tan eufórico y placentero como el que produce la liberación de endorfinas. Si lo que queremos es liberar noradrenalina, debemos combinar dolor y miedo en una situación que exija una respuesta por parte de la persona sumisa. Espacio de sumisión en la dominación-sumisión El término “subspace” en inglés se utiliza indistintamente para referirse a cualquiera de los estados alterados de consciencia descritos anteriormente. Sin embargo, el nombre de “espacio de sumisión” que he venido usando para traducirlo sugiere que debe emplearse únicamente para referirse a sesiones de dominación-sumisión y no a sesiones sadomasoquistas, es decir, a estados generados por el dolor. En la dominación-sumisión, el espacio de sumisión sería un estado mental en el que la atención de la persona sumisa está completamente centrada en la persona dominante, viniendo acompañada de sentimientos de rendición y obediencia. Desde el punto de vista de la neurociencia, parece probable que este espacio de sumisión esté relacionado con la liberación de oxitocina, una hormona social que induce confianza y vinculación afectiva. También puede implicar la liberación de dopamina en la llamada “vía de la recompensa” que va desde el área tegmental ventral del cuerpo estriado al núcleo accumbens. El núcleo accumbens es el lugar de acción de la mayoría de las drogas que producen adicción, como los opiáceos, la cocaína, las anfetaminas y la nicotina. La serotonina, un neurotransmisor de acción compleja debido a sus numerosos receptores (hasta 16), podría estar relacionada con un estado de tranquila rendición en la dominación-sumisión. A diferencia de la liberación de endorfinas y noradrenalina en el sadomasoquismo, el espacio de sumisión en la dominación-sumisión es más complejo que un simple reflejo. Parece ser un estado emocional al que se accede voluntariamente y sujeto a muchas variantes. Lograr un espacio de sumisión profundo en la dominación-sumisión suele requerir un entrenamiento prolongado para crear confianza y vínculos entre las personas sumisas y dominantes. Espacio de dominación El espacio de dominación no se menciona tan a menudo como el espacio de sumisión. Una de las características de un buen dominante es poder leer las reacciones físicas de las personas sumisas para conocer su estado mental. Tanto en una sesión sadomasoquista como dominante en una relación de dominación-sumisión, las personas dominantes tienen que centrar toda su atención, sintiendo empatía y estableciendo un estrecho vínculo afectivo con las personas sumisas. El espacio de dominación puede compartir algunas características fisiológicas con el espacio de sumisión. En él, la liberación de oxitocina puede ir acompañada de la liberación de vasopresina, una hormona social importante en los machos que induce sentimientos de posesión y territorialidad. El espacio de dominación parece consistir en un estado de fluidez mental (“flow”) inducido por un tipo de agresión característico de los predadores que no va acompañado de la ira. Bajón de sumisión (“sub-drop”) Muchas personas sumisas se quejan de entrar en un período de baja energía, apatía y disforia después de una sesión intensa de BDSM, llamado “sub-drop” en inglés. Puede deberse a un efecto de abstinencia causado por la liberación de neurotransmisores eufóricos. Sin embargo, el bajón de sumisión puede tener causas más complejas porque, en un examen más detallado, parece ser una colección de diferentes estados que varían de persona a persona. Algunas personas nunca experimentan bajón de sumisión, mientras que puede ser muy fuerte en otras. Parece haber al menos dos tipos de bajón de sumisión. Uno sucede inmediatamente después de la sesión y puede paliarse con los cuidados posteriores (“aftercare”). Otro sucede dos o tres días después de la sesión y puede durar uno o más días. No debemos aceptar el bajón de sumisión como algo inevitable. Tal vez la sesión haya despertado algunas emociones profundamente enterradas del pasado que la persona sumisa debería examinar. Con la información que he proporcionado anteriormente, la persona sumisa debe considerar si la sesión ha involucrado liberación de endorfinas, liberación de noradrenalina o espacio de sumisión, y cómo se relaciona el bajón de sumisión con cada uno de estos estados mentales. De esta manera, podemos comenzar a acumular información sobre cómo se relaciona el bajón de sumisión con diferentes estados alterados de consciencia. Conclusiones No debemos tratar los estados alterados de consciencia en el BDSM de una manera frívola, como si el BDSM fuera una droga más. A fin de cuentas, si lo que queremos es colocarnos, podemos tomar drogas, en lugar de pasar por el trabajoso proceso de hacer una sesión BDSM. Creo que los estados alterados de consciencia en el BDSM son valiosos por su contexto, el de una profunda relación personal entre los participantes en la sesión. Por lo tanto, no se trata tanto de si liberamos éste o aquel neurotransmisor, sino del significado que la sesión aporta a nuestras vidas. Puede ser una catarsis, o tal vez la salida a la superficie de problemas psicológicos enterrados en nuestra mente durante mucho tiempo. O tal vez descubramos una parte de nosotros mismos que no conocíamos antes. Cada vez más personas entienden el BDSM como un proceso de autodescubrimiento y transformación personal que enriquece nuestras vidas y contribuye a hacernos felices.

  • La soledad de los espejos - Mi revisión

    Novela erótica muy excitante con tema BDSM duro Se trata de una novela erótica muy excitante con tema BDSM duro. El autor es René Guevara, quien escribe bajo pseudónimo. Personajes de La soledad de los espejos Está escrita en primera persona desde el punto de vista de la sumisa, Aurora, quien recuerda como mujer madura su relación con el dominante, Paolo, un médico de origen siciliano. Estos dos personajes principales están muy bien creados, con bastante trasfondo de su vida familiar y profesional. Es imposible para el lector no llegar a identificarse profundamente con la protagonista. Otros personajes son igualmente interesantes, aunque un poco menos multidimensionales. Trama El arco de la trama está muy bien trazado. Casi toda la acción se centra en sesiones sadomasoquistas que compiten entre sí por llegar a los extremos de estas prácticas. Se nos presenta un BDSM más bien a la antigua usanza, donde la dominación-sumisión y el sadomasoquismo se entremezclan completamente. Están ausentes formas más recientes como daddy-little y la imitación de animales (“pet play”), aunque sí hay algo de shibari. A pesar de que la trama es predecible en su estructura general, no deja de sorprendernos con giros inesperados. Se crea suspense anunciando ciertos acontecimientos, y a menudo cuesta trabajo dejar de leer este fascinante relato. Encima, la esmerada identificación con la protagonista nos hace sentir muy bien su emociones y su sufrimiento, lo que a veces nos hace seguir leyendo para ver cómo va a terminar la cosa. Cómo muestra el BDSM Está claro que el autor conoce bien las técnicas BDSM, y nos proporciona una buena descripción de las mismas, así como de todo los instrumentos y mobiliario usados. Personalmente, encuentro algunas sesiones sadomasoquistas un poco recargadas, llegando a dudar si el cuerpo humano, tanto de la sumisa como del dominante, puede aguantar esos extremos. Quizás hubiera sido mejor distribuir todos esos percances entre varias sesiones. Valor literario La novela se parece bastante a los clásicos del género, sobre todo Historia de O y a algunas obras del Marqués de Sade. Es mucho más auténtica y realista que novelas eróticas recientes de gran éxito, que no pienso dignarme en mencionar. No es una novela romántica, ya que utiliza el tropo común en el BDSM de “te someterás a mí sin que yo te ame”. Aun así, el relato rebosa de emoción y calor humano. Otros tropos son el dominante sobrehumano y omnisciente, y la sumisa hambrienta de sexo y masoquismo. De todas formas, también vemos a los personajes dominantes cometer errores y tener debilidades. Tampoco algunas de las sumisas se libran de ser mostradas de forma negativa, al ser dogmáticas y egoístas. Esto le confiere a la trama la necesaria dosis de conflicto, ausente en otras obras eróticas donde todo el mundo se lleva bien, no hay peleas, y el sexo ocurre sin los numerosos problemas que tiene en la vida real. El lenguaje es literario, con abundantes referencias culturales. La estructura es no lineal en el tiempo y subjetiva, lo que ayuda a conectar con la psicología de la protagonista. En resumidas cuentas, una novela muy recomendable para los que busquen un relato excitante y bien escrito en torno al sadomasoquismo. Dónde comprarla Por ahora, se ha publicado en Amazon sólo en papel, sin que exista versión de libro electrónico.

  • Prólogo a la novela "La Soledad de los Espejos"

    por Josep-Lluís Navarro, Catedrático de Lengua y Literatura Valenciana Las preguntas de Aurora “¿Qué se desea en aquello que ansiamos al buscar en los otros el reflejo de nuestros propios anhelos?” “¿Qué carajo anhelamos cuando nos dejamos llevar hacia algún tipo de aventura insensata?” Esto se pregunta Aurora, protagonista y narradora de La soledad de los espejos, la novela de René Guevara que tienen la suerte de tener ante sus ojos. Seguro que se dejarán llevar por su apasionada voz de buscadora y exploradora de la sensualidad extrema. El libro nos da acceso directo a la conciencia de Aurora, a su mente, a sus fantasías y emociones más íntimas, a sus verdades y sus dudas más profundas. Aurora nos cuenta, con palabras de gran fuerza y belleza, un episodio clave que marcó su vida, a los 21-22 años, entre marzo y octubre de 1998. Lo escribe en una noche inspirada de enero de 2023, a los 46 años, poco antes de morir en la carretera. En estado de fluencia enfocada (de flow, según el excelente y exitoso libro de Mihaly Csikszentmihalyi, traducido como Fluir, en Kairós), nuestra protagonista se pone a ordenar, seleccionar y reconstruir sus recuerdos. Y lo hace para ajustar cuentas con ella misma, para “atreverme a contar de una vez” lo que vivió en aquellos meses decisivos que la cambiaron para siempre. Podríamos decir que estamos ante una Bildungsroman erótica de alto nivel. René ha escrito una novela en tres partes, que corresponden a la clásica división en planteamiento (“El encuentro”), nudo (“El viaje vertical”) y desenlace (“La caída”). Pero la trama no es lineal, hay elipsis muy significativas, y en cada una de las tres partes hay algunas secciones o apartados que rompen la secuencia narrativa. Así, encontrarán, intercaladas en la narración, reflexiones y referencias al presente desde donde escribe, como también breves adelantos de su vida posterior a aquellos sucesos, trazando un arco que enlaza su tierna y ardiente juventud con su serena y lúcida madurez, “más o menos feliz”. Lo que vivió en aquella primavera/verano del 98 fue una intensa relación como sumisa con un hombre dominante que le doblaba la edad, Paolo. De modo que estamos ante una ficción erótica BDSM, lo que antaño se llamaba S/M o sadomasoquismo. Tampoco se trata de encasillarla en una etiqueta o género, porque la obra va mucho más allá, como sugieren las preguntas del principio: no es una simple novela erótica, sino un texto mucho más rico y profundo de lo que abunda en tal género, donde realmente se toca la esencia de las personas y sus momentos vitales decisivos, las encrucijadas de su vida y el sentido a sacar de todo ello. Ahora bien, en estos tiempos en que arrecian puritanismos de todo tipo (desde la caverna patriarcal a cierto progresismo y feminismo antisexo, pasando por la censura en redes y publicaciones), quizás convenga aclarar algunas cosas sobre este mundo o cultura BDSM –y que me disculpen los lectores ya iniciados. Permítanme recordar que esta nueva ola puritana coincide con un aluvión de porno mecánico y artificial, de McPorno, en referencia a la Macdonaldización general de la vida en estos tiempos pre-colapso. Como apunta el autor en su “Aclaración previa”, hay un bucle negativo entre la falta de auténtico erotismo y la hipersexualización banal que nos rodea. Todo se quiere ya y ahora, como una puta hamburguesa. Y esta represión o censura puritana no es ninguna broma: ahí tenemos el caso de Hernán Migoya, escritor y guionista de cómics, señalado y atacado histéricamente por un libro de cuentos, es decir, por unos relatos de ficción… hasta el punto de haber tenido que exiliarse. O el de tantos otros artistas, escritores y dibujantes de cómics, que ven su obra atacada o directamente prohibida. Del cine y de la bazofia televisiva mejor no hablar. ¿Qué es el BDSM? Pero también hay ahora (pongamos la nota positiva) un fuerte impulso de las sexualidades y afectividades no normativas o no convencionales: sitios de citas y nuevas formas de ligar y de relacionarse, revolución en juguetes y aparatos eróticos, LGTBIQ, poliamor, OpenCons, swingers, anarquía relacional… y por supuesto el BDSM, del que ahora toca explicar un par de cosillas. Si les mueve la curiosidad, ya hay buenos manuales traducidos (de autores competentes, como Pat Califia, Claudia Varrin, T. S. Weinberg o J. Wiseman), y otros originales en castellano, como el de José Luis Carranco en Las Reglas del Juego (Ediciones B) o blogs de gran interés como el del Sr. El Faro (maestro educador de Amos y sumisas), éste de Hermes Solenzol (neurocientífico y autor de 5 novelas BDSM ambientadas en la transición española), o el de Ángela Cantero (sumisa veterana que también escribe relatos). En valenciano/catalán tenemos la novela de Francesc Mompó Com ales d’àngel negre. O pueden recurrir al gran clásico del BDSM en el Estado español: los 24 volúmenes de la revista “Cuadernos de BDSM” (2007-2014), todo un referente, accesible en la red. Y más allá de los ensayos o la ficción, tienen una buena colección de casos reales o “historias de vida” en Armarios de cuero, de Edicions Bellaterra, editado por Olga Viñuales y Fernando Saéz. El afortunado hallazgo del acrónimo BDSM, tan asumido ya y tan lexicalizado en la conciencia de los hablantes que tiene incluso derivados: bedesemeros, bedesemear, bedesemiadas… (alguno de ellos aparece en la novela), empezó a cuajar hace 30 años, cuando Internet permitió la comunicación directa entre gente y grupos que estaban dispersos por el planeta, en sus cuevas o reductos aislados. Fue como el petardo final de una mascletà que llevaba tiempo en marcha, como la culminación de muchos procesos de convergencia e interacción de ideas, personas y grupos más o menos organizados. Hoy en día el BDSM es toda una cultura que integra multitudes en línea a nivel global, un gran paraguas que acoge en su interior una inmensa diversidad. Esto permite el mutuo aprendizaje y el pensamiento colectivo, y a la vez favorece el contacto personal y también la formación de núcleos locales, asociaciones y grupos diversos. Sus fronteras pueden parecer a veces difusas, porque el BDSM  engloba muchas prácticas, concepciones y estilos de vida, pero todo ello participa de algo común, que es el juego con el Intercambio Erótico de Poder: IEP. Es decir, que hay una cesión de poder consensuada: una persona le cede voluntariamente a otra el poder y la iniciativa erótica, una persona domina y otra se somete, hay un Dom y un sub, y ambos se complementan. Esto puede ir o no acompañado de dolor, de restricciones físicas y de toda clase de simulaciones, representaciones o juegos de rol, pero la esencia es el intercambio de poder ritualizado, los dos roles complementarios, el pacto y el consenso explícitos, y en fin, la asunción libre y adulta de la Dominación/sumisión verbal y mental. Nada que ver con psicopatías, opresiones o angustias, sino más bien con juegos liberadores y exploraciones gozosas. Tres acrónimos en uno (BD + DS + SM = BDSM) Quizás se entienda mejor la amplitud y diversidad del BDSM si analizamos el acrónimo. Está compuesto de 3 acrónimos previos conjugados y superpuestos: BD, DS y SM, con la D y la S representando 2 términos cada una y enlazando así el conjunto. Estas piezas se ensamblaron felizmente después de un largo proceso colectivo de discusión y aportaciones, y la aparición de Internet favoreció su aceptación global como identificador de una comunidad de gente que compartía una cultura, unas aficiones, unos planteamientos erótico-afectivos y unos estilos de vida diferentes a los convencionales. Intentaré resumirles en unas líneas el sentido de estos tres componentes encajados o articulados en el BDSM, pero avisando de que se trata de mundos complejos e increíblemente diversos, que pueden (o no) combinarse en tal persona o relación: BD: Bondage y Disciplina. El bondage se refiere a las restricciones en general, y puede adoptar infinitas formas: desde unas simples esposas o una cuerda sujetando los pies a la cama hasta las sutilezas y maravillas del shibari o kinbaku, el arte japonés de las ataduras adoptado (y adaptado) por el BDSM ―consulten Internet para hacerse una idea. La disciplina también es muy variada: puede referirse a suaves castigos (no sólo corporales) y recompensas, o ir hasta al extremo de severas palizas aleccionadoras a la persona sumisa. DS: Esta es la columna vertebral del BDSM, la Dominación/ sumisión, el IEP que hemos comentado. Aunque la diversidad es tan grande que hay quien se centra en el BD, o en el SM, en lugar de la D/s. Una persona adopta el rol de guiar y mandar, la otra el de seguir y obedecer. Esto se hace a partir de mucha comunicación previa y de mutuo acuerdo entre las partes, compartiendo límites (o líneas rojas) y preferencias (o líneas verdes), e incluso negociando líneas rosas: cosas que en principio no harías, pero que aceptarías probar para ver de estirar tus límites y complacer a tu pareja. SM: Sadomasoquismo. Aunque aparece como la faceta más visible (y estigmatizada), no se da en todos los miembros de la comunidad BDSM. Aquí interviene el dolor físico en toda clase de grados, desde ligeras azotainas con un flogger suave hasta sesiones intensas que pueden dejar marcas duraderas. La persona sádica goza infligiendo dolor a su partenaire, y la masoquista recibiéndolo. Pero ambas lo hacen con amor y por amor, como una muestra y una forma de amor y comunicación, buscando la fusión con el otro y el acceso a un estado superior de conciencia. Así es en el BDSM, que está en las antípodas de las gilipolleces de Grey y de las psicopatías de pelis, series y diagnósticos. Estigma y liberación El estigma que persigue a esta minoría sexual continúa y muchos creen que los practicantes de BDSM son desviados, enfermos o gente traumatizada. Pero la realidad es bien distinta. Ya existen estudios y pruebas científicas que indican que la gente BDSM suele ser mucho más serena, feliz y autónoma que la media. Otra cosa es que haya obsesos o perturbados que quieran aprovechar este paraguas para infiltrarse en grupos o chats, pero suelen ser detectados y expulsados, gracias a la ayuda mutua de la comunidad y a la interacción que permite internet: chats, aplicaciones, webs, canales de Telegram, WhatsApp… incluso redes sociales centradas en el BDSM, como FetLife. También es muy distinto el caso de gente que, teniendo realmente un trauma o problema psíquico importante, pretenda “curarlo” con el BDSM. No funciona así, no es ninguna terapia, aunque sí que puede tener un alto valor terapéutico y de profunda transformación personal, incluso espiritual. Esto lo señalan ya muchos estudios, pero no voy a abrumarles ahora con bibliografía científica ―vean este blog de Hermes Solenzol antes citado. Sí querría, en cambio, sugerirles la lectura de una novela magistral de José Luis Sampedro, El amante lesbiano, donde asistimos a esa transformación y liberación del protagonista a través de lo que Sampedro llama ipsoterapia, uno de los muchos y creativos descubrimientos de su libro. Por otra parte, además del aspecto íntimo o personal, está la dimensión social o comunitaria. Por razones evidentes de autoprotección, hay mucha gente BDSM que no puede o no quiere “salir del armario”. De hecho, se ha dicho en más de una ocasión que “en el BDSM el armario es parte del atrezzo”, de ahí la discreción, los nicks o nombres inventados, los símbolos y códigos del movimiento, etc. Además, esas “precauciones” afirman el sentido de comunidad iniciática y favorecen el sentimiento de pertenencia, la complicidad y los vínculos. Al compartir algo tan íntimo, se crea un clima de confianza que con frecuencia desemboca en relaciones personales profundas y significativas, más allá del BDSM en sí. Se crean redes de apoyo mutuo y “familias de elección” (o “de acogida”). René Guevara y el BDSM El autor de la novela que tienen entre manos, de hecho, es miembro activo de esta comunidad BDSM global y está especialmente vinculado con la ciudad de València, aunque la novela está ambientada en Madrid, donde nació y se crio en los mismos años que Aurora, la protagonista.     En València existe, entre otras, la Asociación Jardín Secreto, dedicada a visibilizar y divulgar el BDSM y a proteger a sus integrantes. Durante el verano de 2023, Jardín Secreto participó activamente en el festival BDSM internacional Sanctuary’23 (25-27 de agosto, L’Aldea, Tarragona), con varias charlas, talleres y exhibiciones. René Guevara es amigo de Jardín Secreto desde hace años, y ha presentado sus libros más de una vez en el Librofórum de la asociación. Antes de esta novela, publicó unos cuantos manuales sobre sexualidad, la colección “Descubre”, de bastante éxito, con títulos como: SexTech: Los nuevos juguetes sexuales, El arte de la seducción, Relaciones no normativas. Poligamia, poliamor y mundo swinger, o El arte del sexo tántrico. Pero entre ellos destaca BDSM desde cero, un manual realmente completo, sencillo y claro, ahora mejorado en una nueva edición (2021), que también hemos presentado en Jardín Secreto. Además del Librofórum sobre sus libros, René ha participado en otras ediciones del mismo, así como en charlas, ¡debates… y fiestas! En ese Librofórum hemos comentado los libros antes citados y muchos otros. Junto a las charlas de gente experta o veterana, el Cinefórum y los talleres sobre prácticas diversas, la edición mensual del Librofórum de Jardín, desde hace años, ha sido y es para muchos de nosotros una Universidad invisible, por los debates que allí surgen, el saber y las experiencias que se comparten y el aprendizaje continuo que resulta de ello ―en el BDSM somos aprendices eternos con mente de principiante, porque siempre hay cosas nuevas por descubrir. Ahora bien, en el caso de esta novela hay que hacer una importante puntualización. Aquí René no pretende hacer pedagogía, ni presentar un retrato realista del mundo BDSM, ni incitar a nada ni justificar nada. Porque esto no es un ensayo ni un manual, es una ficción o una fábula, como dice él mismo en la nota aclaratoria, una fábula que no aspira a retratar ninguna realidad, sino, en sus propias palabras, “dejar volar la imaginación”. Es esencial la distinción entre fantasía y realidad, o entre ficción y verdad. Espejos, reflejos, resonancias Así que no busquen ninguna tesis, ningún retrato realista del BDSM, ninguna enseñanza o lección en La soledad de los espejos. Simplemente déjense llevar por la fantasía de la ficción y disfruten de su simbolismo, de sus contrastes, de las resonancias entre diversos personajes y momentos, de las memorias de su vida que Aurora nos desgrana, sabiendo, como ella misma avisa, que algunas de las cosas que recuerda y transcribe pueden estar desordenadas o tergiversadas. Pero es que aquí, más que la exactitud o el “realismo”, importa la magia de la narración. La escritura suspende el tiempo y el espacio, abre una brecha, un mundo paralelo en el que los lectores nos sumergimos a través de la voz de Aurora y navegamos con ella por su pasado y por su mente. De manera que aquí la sumisa es, precisamente, quien somete al lector a su lenguaje, a su ritmo, a su historia. La sumisa Aurora juega con la sumisión y la convierte en fortaleza a través del desafío y de la ironía. El desafío provocado por su entrega, que permite cuestionarse, según avanza la historia, quién es realmente más débil, la sumisa o el dominante. La aceptación de la vulnerabilidad es la culminación de la fuerza. Y esto se ve muy bien gracias al recurso del autor de mostrarnos lo que piensa Aurora ante los retos o exigencias de Paolo (o de otros dominantes) y, a continuación, lo que realmente dice en voz alta ―benditos guiones largos. Con toda una serie de coincidencias y paralelismos (un “juego de espejos solitarios”: recuerden el título), René ha conseguido sobradamente su objetivo: dejar abiertos algunos aspectos y sembrar el texto de correlaciones entre situaciones y vivencias de diferentes personajes, para permitir que cada lector haga su lectura y su interpretación, incluso hasta cambiar el sentido de la narración, o hasta cuestionarse si tal personaje o situación han sido modificados por Aurora en su memoria. Estos simbolismos, juegos entre opuestos, reflejos u oberturas facilitan la participación realmente activa del lector en la historia, para que piense, especule y construya su propia versión de lo que cuenta la narradora protagonista. Ética y ficción Al mismo tiempo, esta novela es de mayor calidad y profundidad que la mayoría de la ficción BDSM en cualquier idioma. Aquí los personajes tienen densidad y complejidad: Aurora madura y evoluciona, Paolo (aunque es complejo y enigmático) se acaba destapando como más inmaduro de lo previsto y no del todo fiel a su proclamada ética, como la propia Aurora le recriminará ―lean por ejemplo el apartado sobre ética y BDSM en el manual antes citado de René. En contra de lo que supondría una visión superficial de este mundillo, y también en contra de lo que representan ciertos Doms de la novela (y también, por desgracia, del mundo real), la ética es fundamental en la cultura BDSM contemporánea. No es casual que el mejor libro sobre la ética en las relaciones no normativas sea obra de dos veteranas del BDSM: Dossie Easton y Janet Hardy: Ética promiscua, Melusina, 2018. La traducción es de Miguel Vagalume, gran activista de las sexualidades no convencionales. Vean su proyecto y web GolfxsConPrincipios.com. Aurora habla del placer femenino, eso es lo imperdonable: para las iglesias, para los estados, para los críticos y eruditos, para la “literatura seria” y para los políticamente correctos. Habla desde sí misma como mujer libre, y lo hace sin tapujos ni tabúes, demorándose no sólo en las descripciones explícitas y en los diálogos obscenos, sino también en sus sensaciones, en cómo vive ella lo que está ocurriendo, cómo goza del sexo, del castigo, de la humillación… y cómo todo el proceso la va transformando. En esto creo que el libro supera ampliamente lo que suele correr como “novela erótica”. Aquí hay escenas de mayor voltaje erótico o pornográfico que en cualquier otro libro del género, pero a la vez, la belleza, la ternura y la autenticidad con que Aurora nos las relata provocan un contraste inédito y subyugante. Además, en esta obra también se enfocan esos momentos vitales que cambian para siempre la vida de las personas, y que con frecuencia tienen que ver con el sexo y la afectividad, un aspecto generalmente ocultado o soslayado en la narrativa, no sólo en la erótica o pornográfica, sino en toda la narrativa en general. Con su lenguaje directo, coloquial y sembrado de palabrotas, como la vida misma, y con su valiente voz, Aurora impugna la “realidad” impuesta que niega el placer femenino y que patologiza a aquellas mujeres que deciden vivir libremente su sexualidad, especialmente si esta no encaja en la norma patriarcal hetero-monógama y vainilla, que es como se denomina en el BDSM a la sexualidad normativa o convencional. Imaginen una inmensa heladería italiana de ensueño, con todos sus posibles sabores, colores, texturas… frente a un puesto callejero que sólo ofreciera helados de vainilla. Historia de Aurora e Historia de O Insisto en que estamos ante una gran novela, una gran fantasía que exige del lector la suspensión de la incredulidad, como ocurre en otros géneros e historias. Una ficción que está a la altura de grandes clásicos del BDSM como Historia de O (1954). De hecho, La soledad de los espejos podría subtitularse como Historia de Aurora ―por cierto, Historia de O es uno de los libros que Aurora lee poco antes de su primera cita con Paolo. De manera que tampoco sería de recibo que, desde la comunidad BDSM, se le recriminara falta de realismo o se dijera que “el BDSM no es así”. Pues claro que no, hay que distinguir fantasía y realidad. Tampoco se parece en nada una relación BDSM actual a la que vive O con Sir Stephen. De hecho, como se ha comentado muchas veces en Jardín Secreto, un problema es que cierta gente se tomó en serio Historia de O, creyendo que se podría reproducir de forma realista, lo que ha provocado que algunos psicópatas o abusadores se creyeran Amos y que algunas sumisas cayeran en sus garras. Además, en nuestro caso, Aurora sobrevive, aprende y retoma su vida tras su “aventura” con Paolo, incluso nos adelanta en algún interludio otros episodios importantes de su vida adulta, incluyendo otras relaciones BDSM, largos viajes, la experiencia de la maternidad y su trabajo como orientadora en un centro educativo de un pueblo cántabro. Hay que entender también que Historia de O es de los años 50, cuando aún no había una comunidad global ni una cultura BDSM asentada. Por eso, aunque ambas sean fábulas fantásticas, Aurora demuestra con sus reacciones y su evolución que estamos ya en otra época. Uno de los rasgos del BDSM actual, además de la sensatez, la seguridad y el consenso (SSC es el acrónimo que señala esta Santa Trinidad), es la asunción de las fantasías como grandes potenciadoras del placer y la sensualidad. Pero hay que saber distinguir muy bien entre las fantasías realizables, que se pueden poner en práctica con el consenso entre los implicados, y las irrealizables, que NO se pueden llevar a cabo como tales ―bien porque traspasan el SSC o las líneas rojas de alguien (aunque esto puede evolucionar), o bien porque son físicamente imposibles. Aunque eso no quita para que ciertas fantasías extremas e imposibles en el mundo “real”, puedan representarse en forma de ritual, simulación, juego o parodia. La fantasía y la imaginación pueden ser más fuertes que la realidad, y la gente BDSM es muy creativa en este sentido. Puede recrear, en clave erótica, un Tribunal del Santo Oficio, un interrogatorio policial, un sacrificio vikingo o la Pasión de Cristo. En todo caso, y más allá del BDSM y de los géneros literarios, La soledad de los espejos nos ayuda a interrogarnos sobre quiénes somos y sobre quiénes queremos o tememos ser. Es decir, lo que hacen las grandes novelas u obras de arte. Y al igual que Pauline Réage (seudónimo de Dominique Aury, a su vez seudónimo de Anne Desclos) hizo con su protagonista, O, René Guevara le ha dado a Aurora una voz de extraordinaria fuerza y belleza, que resuena en el lector desde el principio con total veracidad. Este es quizás el mejor hallazgo del libro: Aurora es uno de esos personajes que se les quedará en la mente para siempre. Es la Historia de O del siglo XXI. “¿Soy una masoquista?” El otro libro que lee Aurora poco antes de la primera cita con Paolo es Una defensa del masoquismo, de Anita Phillips. No es ficción, sino un ensayo magistral que habla de la “estremecedora juissance (…) una forma extrema de gozo que se produce cuando se rompe el sentido de la identidad” y se es invadido por la presencia del otro: “Me invade por completo”, dice Aurora ante los besos de Paolo. Tanto la gente masoquista como la sumisa (y la que es ambas cosas en mayor o menor grado) son capaces de transformar las ataduras y disciplina (B&D), la humillación y sumisión (D/s) o el dolor y sufrimiento (S-M) en algo útil, gozoso y con sentido, tanto con fines sensuales (o supersensuales, como dice Phillips recordando a Masoch), como con fines espirituales de autotransformación y liberación (la ipsoterapia de José Luis Sampedro). Al acabar la lectura del libro de Anita Phillips, Aurora se pregunta: “¿Era yo una masoquista? ¿Se trataba de eso?”. Y es evidente que sí, que algo de eso hay, porque ella no sólo goza con la dominación y humillación, es decir, como sumisa, sino también con el castigo físico, es decir, como masoquista. Aurora vive esto de manera extrema e intensa en los dos niveles que decía Phillips: el supersensual, con una excitación y unos orgasmos prodigiosos; y el espiritual, con una transformación que es para ella un renacer y un autodescubrimiento. En uno de los picos del placer, en la primera sesión con Paolo, “se rompe”, nos dice, y estalla en un gran orgasmo que la vacía y que ella misma relaciona con experiencias místicas y espirituales: “(…) Sentí como si una gigantesca bomba de vacío me absorbiera licuándome. Un espasmo recorrió mi vientre, barriendo violentamente por completo todo mi cuerpo en ondas explosivas e implosivas a la vez. Tuve la sensación de que mis órganos se desordenaban, desplazándose hacia un punto común para volver después, repentinamente, a su lugar. Me retorcí, me derrumbé, gemí, grité (…) Nunca he dudado que existe una cierta relación entre el misticismo ascético y las experiencias sensoriales de dolor y placer extremo. Es algo en lo que pienso cuando me vienen a la memoria todas aquellas inquietantes pinturas medievales de martirio y éxtasis, todos aquellos torturados santos, atravesando umbrales sensoriales, todas esas vírgenes martirizadas y (como yo en aquel momento) con los ojos en blanco. Me vacié”. Quizás les venga a la mente la imagen de Santa Teresa esculpida por Bernini, o la de San Sebastián asaeteado, en tantos cuadros… Por su parte, Anita Phillips, hacia el final de su ensayo, describe así el éxtasis o “momento del gozo sublime”: “Este punto da sentido al viaje de toda una vida. En este resplandor de visión voluptuosa, las heridas sanan, sanan gracias a la cura sexual, al conocimiento carnal o a la visión mística. Uno no cabe en su piel, no sabe dónde está o lo que está haciendo, pues en esos momentos perdemos la conciencia. El cuerpo se inunda tanto de sensaciones que ya no es sino una sensación; al perder su solidez y su opacidad, se convierte en una corriente viva de energía, en un conductor de luz”. Del consentimiento al consenso El principal órgano sexual no está entre las piernas, sino en la cabeza: la mente manda, y el lenguaje crea mundos. La verbalización es básica en el BDSM, es su pilar, y esto lo separa radicalmente del mundo vainilla o de la sexualidad convencional. En esta se suele dar casi todo por supuesto, se da por hecho que a todos les gusta lo mismo (lo que mandan los cánones) y la verbalización es poca. En cambio, en el BDSM se habla y se escribe mucho: listados de límites, fantasías o deseos, diarios, compromisos, experiencias vividas, guiones para sesionar o jugar, contratos renovables, representaciones y juegos de rol, ceremonias o rituales (públicos o privados), etc. Se enfoca lo más profundo y arraigado, se ilumina la sombra o lado oscuro y se desvela lo oculto; pero además, se comparte, se negocia, se acuerda… Con lo cual no sólo se sintoniza con la pareja en un nivel superior a cualquier otra relación, sino que cada persona se conoce a sí misma (como pedía el Oráculo de Delfos) mucho mejor. Fíjense en cómo refleja esto Aurora cuando le escribe a Paolo, antes de su primera sesión, sobre sus líneas rojas y verdes.Así nos lo explica: “(…) tuve que bucear en el interior de mis temores y deseos para pensar conscientemente y por vez primera cuáles eran mis verdaderos límites; así como jerarquizarlos. Nadie me había exigido nunca lo que pretendía imponerme aquel hombre, pero a su vez, nadie me había preguntado antes qué era aquello que esperaba obtener de una relación, así como tampoco qué era lo que específicamente no cabía en ella. Se trataba de un ejercicio de diálogo y de autoexploración absolutamente consciente. En las relaciones normativas se suele dar casi siempre por hecho que a todo el mundo le gustan las mismas cosas y que se persigue lo mismo. Aquí tenía que trazar qué quería y qué no quería”. En el BDSM no se trata de “consentir”, como suele pasar en el mundo vainilla, sino de consensuar, que es algo muy distinto. Se puede consentir con un simple “Sí”, pero consensuar va mucho más allá, implica abundante verbalización y comunicación efectiva, clara y explícita. Es muy diferente aceptar, transigir o permitir lo que el otro desea (es decir, consentir), que negociar con detalle lo que AMBOS desean, a partir de sus líneas rojas y verdes, y a través de una comunicación sincera y profunda, que saque a la luz lo más íntimo, personal e inconfesable. Por eso suelen ser útiles para muchos practicantes los contratos (siempre revisables), los diarios, los listados, las fantasías verbalizadas, las valoraciones de tal sesión o práctica, las sugerencias de cara a la siguiente, etc. Las dos palabras clave en el BDSM son consenso y comunicación, y ambas implican ir mucho más allá del simple consentimiento. En toda relación afectiva o sexual hay una cesión de poder, porque es ingenuo creer que está siempre repartido al 50%. Lo que pasa es que habitualmente no se dice, no se comenta ni se acuerda, todo queda implícito y presupuesto, y de ahí los malentendidos, las incomodidades, los reproches ocultos, el malestar, la insatisfacción… Por el contrario, en el BDSM, como todo se habla y se desvela, el intercambio o cesión de poder está claro y negociado con detalle desde el principio. Es evidente el avance que supone el “Sólo sí es sí”, pero eso aún está en el marco del consentimiento, y hay que ir un paso más adelante, hay que pasar del consentimiento al consenso. El “Sí” del BDSM es un sí entusiasta, claro y explícito, no es un “Sí, bueno, venga, consiento pasivamente que hagas eso”, sino un “Sí, hablemos, pongamos en común, negociemos y consensuemos”, lo cual podría servir de ejemplo y enseñanza para todas las relaciones sexuales en general.   De manera que aquello que aparenta ser lo más retorcido y degradante es en verdad lo más auténtico y empoderante. Desde fuera habrá quien crea que las sumisas son personas dependientes, inmaduras o algo peor, y que reproducen el patriarcado con su conducta, pero es exactamente al revés. Son personas valientes y autocentradas, sensibles, inteligentes y feministas. Son capaces de asumir contradicciones, como la de luchar de día públicamente contra aquello que sueñan, representan o simulan por la noche en privado, en su intimidad. De noche fantasean con aquello que combaten de día. Pero además, cuando juegan o sesionan, están desactivando y parodiando la auténtica dominación patriarcal que somete realmente a las mujeres. Saber que están en buenas manos, que todo está consensuado, que tienen una palabra o gesto de seguridad por si quieren parar o acabar el juego… todo esto les permite gozar increíblemente de su sumisión y abandonarse o entregarse, trascender y liberarse ―parece contradictorio que las ataduras, restricciones o castigos puedan liberar, pero así es. Luna Miguel dice en su obra teatral Ternura y derrota: “He pensado que la sumisión es lo más parecido a lo tierno, mientras que quien somete es la ternura propiamente dicha”. Aurora la buscadora Nuestra heroína se preguntaba qué deseamos al buscar en los otros el reflejo de nuestros anhelos y al lanzamos hacia una aventura insensata. Ella busca y se lanza, es una buscadora valiente. Esto apunta al centro mismo de nuestra condición humana. Somos una especie curiosa, exploradora, fantaseadora. Desde los más remotos tiempos hemos buscado ir más allá de la conciencia ordinaria, alterarla, “depurar las puertas de la percepción”, como decía William Blake y retomó Aldous Huxley. Hay algo que nos impulsa a buscar otras formas o estados de conciencia, otros niveles de percepción. Y hay diversos caminos para llegar a estos estados alterados de conciencia (EAC): deportes extremos, sustancias psicoactivas, cánticos o bailes, actividades de riesgo, yoga y meditación… Diferentes formas de asomarse a los abismos, de ascender a las cumbres, de disolverse. William James estudió estos estados alterados de conciencia en su magistral obra Las variedades de la experiencia religiosa. Un estudio de la naturaleza humana (1902), y proponía clasificarlos en tres tipos: experiencia estética, visionaria y mística. A estos EAC en el BDSM se les llama subespacio y topespacio, porque afectan, respectivamente, a las personas sumisas y a las dominantes. Los hay de diversos tipos, como está descubriendo la investigación de vanguardia, pero ahora no podemos entrar en ello. Lo más importante es que estos EAC que llamamos subespacios y topespacios son valiosos en función del contexto y del sentido que nos aportan: catarsis, autodescubrimiento, éxtasis (o énstasis, como proponía Mircea Eliade) y, en especial, vinculación afectiva y personal con nuestra pareja, es decir, amor. La propia Aurora desconoce esta terminología (estamos en 1998, con internet en pañales y todavía sin Google), pero sí que habla de “trance” a propósito de una durísima sesión que vive con una dominante muy sádica: “Entré en un trance inédito, desconocido: un lugar al que nunca pensé que pudiera llegar y en el que el sentido de la realidad se desvanecía (…) perdiendo la noción del tiempo (soy incapaz de cuantificar cuánto duró toda la escena) y el sentido de mi propia identidad”. Anteriormente, en su primera e intensísima sesión de sexo y BDSM con Paolo, nos dice que había “entrado en otra dimensión, en un lugar en el que era casi imposible permanecer, pero del que no quería en absoluto salir”. Así de poéticamente se refiere al subespacio. Tanto en esta como en otras sesiones o escenas de la novela, hay fragmentos que la protagonista afirma no recordar, como si en ellos la alteración de la conciencia hubiera sido tan intensa que resultara imposible revivirlos. Aurora es, pues, una buscadora, una exploradora de experiencias límite. Aspira a vivir el amor y el sexo de la manera más intensa posible, trascendiendo barreras y accediendo al éxtasis, es decir, a un estado alterado de conciencia que provoca máximo gozo y liberación. En palabras del gran visionario Antonin Artaud (otro gran buscador): “El estado poético, un estado trascendente de vida, es en el fondo lo que la gente busca a través del amor, de las drogas o de la insurrección”. Pues bien, en el caso de Aurora, nuestra heroína busca la forma de trascender y de superar la conciencia ordinaria en el amor y la sensualidad extremos, a través del BDSM. Esto permite vivir la vida como una constante exploración, de cumbre en cumbre; y a la vez, como un sueño, aunque en ocasiones los sueños se transformen en pesadillas y haya que despertar. “Somnium sum” (“Soy un sueño”) era el lema de Dómina Zara, la figura clave en el BDSM del Estado español. Los lectores curiosos pueden consultar sus memorias: Soy un sueño. Memorias, Plaza y Janés, 2005. Para las personas sumisas, sus Amos o Amas son su sueño. Pero no están dormidas, al contrario: se saben bien despiertas, y como despiertas comparten un mundo común (tanto a nivel local como global) con la comunidad y cultura BDSM, a la vez que se sienten solidarias y hermanadas con todas las sexualidades y relaciones no normativas que se den entre adultos de manera consensuada y libre. Pasen y lean La soledad de los espejos tiene su propia banda sonora, accesible en el QR que está al principio del libro: pueden escucharla de fondo durante la lectura para ambientarse. Pero sobre todo les aconsejo que se dejen mecer y guiar por la voz de Aurora, que se sumerjan en esta poesía narrativa marcada por un soterrado lirismo y que se preparen mentalmente para la montaña rusa de emociones que sentirán. Y si quieren completar la ambientación con las artes visuales, busquen en la red el cuadro que Paolo tiene en su dormitorio-mazmorra: El sueño de la mujer del pescador, del artista japonés Hokusai (1814), que provocó una ola de “erotismo cefalópodo”, bien explicada por Josep Lapidario en la revista Jot Down, junio 2011. También encontrarán aquí enigmáticos simbolismos, como el huevo que Aurora encuentra dentro de otro huevo, motivos repetidos como el lagarto, coincidencias y resonancias de unos personajes en otros… y sorpresas como la extraña pregunta final que le hace su amiga Mónica, que puede inducir al lector a replantearse buena parte de lo antes narrado.     En fin, espero que disfruten de su lectura, comprobarán que está muy bien escrita y que mantiene vivo el interés para que el lector quiera seguir leyendo, e incluso para volver a algún párrafo anterior de vez en cuando, cosa muy aconsejable para captar mejor los ricos matices de la novela y sus juegos conceptuales entre opuestos. Aurora/René despliega con gran habilidad sus cartas a lo largo de toda la narración, y no sólo hay un gran erotismo y una energía brutal entre los dos personajes principales, sino también mucha intensidad emocional y una gran transformación personal que marca la vida de Aurora y que transmite con fuerza a sus lectores gracias a su auténtica e hipnótica voz. Ojalá este prólogo les haya abierto el apetito y el contexto para que la puedan gozar a fondo. Josep-Lluís Navarro Catedrático de Lengua y Literatura Valenciana

  • ¿Quién teme al Viagra feroz?

    Elimina la disfunción eréctil y tiene efectos beneficiosos sobre el agrandamiento de la próstata, problemas cardiovasculares y otras enfermedades El Viagra tiene mala prensa. Muchos expertos, cuando hablan de disfunción eréctil, reconocen que el Viagra puede eliminarla, pero… siempre hay un “pero”. Tal vez digan que se deben abordar las causas psicológicas de la disfunción eréctil. Otras veces es alguna nimiedad sobre “envejecer naturalmente”. A menudo viene el inevitable viraje al feminismo: “¿pero qué pasa con las mujeres?”. Cuando se habla de algo que vincula tan íntimamente a los hombres y el sexo, siempre entran en juego la moralina y la ideología. Debo empezar aclarando que Viagra es el nombre comercial del sildenafilo, que es el compuesto más conocido de una clase de medicamentos llamados inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (PDE5 por sus siglas en inglés). Puse Viagra en el título porque es algo de que todo el mundo conoce, pero este artículo trata sobre todos los inhibidores de la PDE5. Este artículo es un resumen de la información científica sobre los inhibidores de la PDE5 escrita en un lenguaje accesible. Quiero abordar este controvertido tema con rigor científico, por lo que apoyo lo que digo con referencias a artículos científicos. Utilizo enlaces a Wikipedia para respaldar conocimientos bien establecidos. No soy médico. Este artículo tiene fines informativos y no debe considerarse como consejo médico. En muchos otros países, los inhibidores de la PDE5 se venden únicamente con receta médica. Debes consultar a tu médico antes de tomarlos. Adquiérelos en una farmacia de confianza. Cómo funcionan la erecciones Para poder penetrar la vagina y moverse durante el sexo, el pene debe estar duro. En teoría, la naturaleza tiene muchas opciones para lograr una erección. Los penes podrían tener un hueso en su interior. De hecho, los penes de perros, lobos, gorilas y chimpancés lo tienen (se llama báculo). Podría haber un músculo dentro del pene que se contraiga para conseguir esa dureza, como ocurre con la erección de los pezones. En los humanos, las erecciones se logran llenando el pene de sangre. Esto sucede incluso en animales con báculo. En el tallo del pene hay dos grandes órganos, llamados cuerpos cavernosos, que se llenan de sangre durante la erección. El cuerpo esponjoso, que rodea la uretra y está dentro del glande, también se llena de sangre, pero en menor medida. El mecanismo que mantiene la sangre en el pene es clave para comprender cómo los inhibidores de la PDE5 aumentan las erecciones. La erección es iniciada por estímulos eróticos en el cerebro. El estado mental de excitación sexual activa los nervios de la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo, que es el que controla el estado cardiovascular del cuerpo: la velocidad de los latidos del corazón y la contracción de las arterias que determinan la presión arterial. Hay nervios parasimpáticos que van de la médula espinal hasta el pene. Allí, liberan el neurotransmisor acetilcolina, que activa los receptores de otras neuronas y células endoteliales para hacer que liberen óxido nítrico (NO) (Goldstein et al., 2019). El NO es un gas que actúa como neurotransmisor. Se difunde desde las células endoteliales hacia las paredes de las arterias trabeculares de los cuerpos cavernosos, penetrando en las células del músculo liso que controlan la dilatación de estas arterias. El músculo liso es diferente del músculo estriado que utilizamos para movernos y hacer ejercicio. Su contracción es involuntaria. Participa en el funcionamiento de órganos huecos como las arterias, el estómago, los intestinos, la vejiga y el útero. El músculo liso de las paredes de las arterias determina la presión arterial y el flujo sanguíneo hacia determinadas partes del cuerpo. Lo que aquí nos interesa es el flujo sanguíneo en el pene. La relajación del músculo liso es lo que endurece el pene, mientras que la relajación de otros músculos los vuelve flácidos. Cuanto más relajado esté el músculo liso, más anchas son las arterias. Este ensanchamiento aumenta la cantidad de sangre que entra  en los cuerpos cavernosos. Esto provoca la erección al hacer que los cuerpos cavernosos se inflen como dos globos alargados. Al mismo tiempo, las venas que drenan la sangre de los cuerpos cavernosos se comprimen por su expansión, lo que hace que la sangre permanezca dentro del pene. Cómo aumentan la erección el Viagra y otros inhibidores de PDE5 En las células del músculo liso, el NO activa la enzima guanilato ciclasa, que produce el segundo mensajero guanosín monofosfato cíclico (cGMP). El cGMP activa la proteína quinasa G, que abre canales de potasio dependientes del calcio en la membrana de las células del músculo liso. El resultante aumento del potencial de membrana (hiperpolarización) reduce la contracción del músculo. A su vez, el GMPc es degradado por una serie de enzimas llamadas fosfodiesterasas de nucleótidos cíclicos (abreviadas aquí como PDE), de las cuales existen 11 familias (PDE-1 a PDE-11). La PDE5 es particularmente activa en las arterias trabeculares del pene (Wang et al., 2023). Dado que el cGMP es necesario para la relajación del músculo liso, la acumulación de sangre en los cuerpos cavernosos y la erección, cuanto más activa sea la PDE5, menor será la erección. Viagra, Cialis y fármacos similares inhiben la PDE5, por lo que aumentan la erección. Disfunción eréctil (ED) “La disfunción eréctil se define como una incapacidad constante de lograr y mantener una erección suficiente para tener relaciones sexuales satisfactorias”. (Wang et al., 2023) En Estados Unidos, la disfunción eréctil afecta al 14,6% - 33,7% de los hombres, según dos encuestas realizadas en el 2011 (Goldstein et al., 2019). La disfunción eréctil aumenta con la edad: está presente en el 64% de los hombres mayores de 40 años y en el 70% de los hombres mayores de 70 (Wang et al., 2023). Al contrario de lo que dicen los ideólogos anti-porno, ver pornografía o masturbarse no causa disfunción eréctil. Lo demostró un estudio con una muestra de 3586 hombres (Rowland et al., 2022). El sumario de ese artículo dice: “Los resultados indican que la frecuencia del uso de pornografía no está relacionada ni con el funcionamiento eréctil ni con la gravedad de la disfunción eréctil (disfunción eréctil) […]. La frecuencia de la masturbación también se relacionó débilmente y de manera inconsistente con el funcionamiento eréctil o la gravedad de la disfunción eréctil. […] La frecuencia del uso de pornografía no predice la satisfacción sexual, ni la de la relación.” (Rowland et al., 2022). El mismo artículo muestra que la disfunción eréctil es causada por: edad, ansiedad o depresión, bajo interés sexual, baja satisfacción en la relación, Enfermedades crónicas. Estas afecciones crónicas incluyen enfermedades cardiovasculares y el deterioro de las erecciones causado por el daño a los nervios durante la cirugía de próstata. La disfunción eréctil generalmente se diagnostica mediante el cuestionario del Índice Internacional de Función Eréctil (IIEF) (Goldstein et al., 2019; Stridh et al., 2020). La escabrosa historia del tratamiento de la disfunción eréctil con inhibidores de PDE5 El descubrimiento del tratamiento de la disfunción eréctil con inhibidores de la PDE5 está lleno de historias escabrosas y golpes de suerte. El 18 de abril de 1983, frente a la numerosa audiencia del congreso de la Asociación Estadounidense de Urología en Las Vegas, el médico Giles Brindley se sacó el pene y procedió a inyectarse fenoxibenzamina en el cuerpo cavernoso (Goldstein et al., 2019). Su pene entró inmediatamente en erección. Esta atrevida demostración pretendía enfatizar algo importante: que la disfunción eréctil se puede eliminar con medicamentos. Hasta entonces, se consideraba que la disfunción eréctil tenía causas psicológicas y se trataba con psicoterapia, para desesperación de los pacientes varones y de sus parejas. Si se quejaban demasiado, se les consideraba uno de los pocos hombres con “disfunción eréctil por causa orgánica” y se les ponía un implante de pene: una prótesis implantada quirúrgicamente que endurecía el pene de forma permanente (Wang et al., 2023). Hoy sabemos que el 80% de la disfunción eréctil se debe a causas no psicológicas (Stridh et al., 2020). La terapia psicológica para tratar la disfunción eréctil fue un fracaso. Algo a tener en cuenta cuando escuchas críticas a los inhibidores de la PDE5 porque supuestamente enmascaran oscuras causas mentales de la disfunción eréctil. El insólito experimento público del Dr. Giles desencadenó la búsqueda de fármacos para tratar la disfunción eréctil. La fenoxibenzamina, el fármaco que se autoinyectó el doctor, es un bloqueante de los receptores α-adrenérgicos que se utiliza para tratar la presión arterial alta. Otros compuestos que mostraron eficacia fueron relajantes del músculo liso como fentolamina, timoxamina, imipramina, verapamilo, papaverina y naftidrofurilo (Goldstein et al., 2019). Los científicos iban por buen camino. Sabían que, para inducir erecciones duraderas, hace falta relajar el músculo liso de las arterias que suministran sangre al pene. Lo que no encontraban era el compuesto que provoca la relajación del músculo liso directamente. Ese compuesto fue descubierto en 1991-1992 por tres grupos de investigadores. Resultó ser un gas, óxido nítrico (NO). En 1998, el Dr. Ignarro, el Dr. Furchgott y el Dr. Murad recibieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por este descubrimiento. Era importante no sólo para la disfunción eréctil sino también para descubrir medicinas para tratar la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares. El siguiente paso fue encontrar la enzima donde actuaba el NO. Resultó ser la PDE y se descubrió que la PDE5 era la PDE principal en el pene. Se buscaron formas de aumentar la producción de NO, en lugar de disminuir su degradación, pero esto resultó ser un callejón sin salida. El descubrimiento de Viagra para tratar la disfunción eréctil fue pura suerte. En 1986, el gigante farmacéutico Pfizer buscaba medicamentos para tratar la angina (dolor en el pecho causado por la falta de suministro de sangre al corazón). Se centraron en los inhibidores de la PDE como una forma de relajar el músculo liso de la arteria carótida. Uno de los compuestos probados tenía el código UK-92,480 y más tarde se denominó sildenafilo. Existe una leyenda urbana sobre el ensayo clínico de sildenafilo de Pfizer: "Anécdotas de los primeros estudios clínicos dicen que los participantes no querían devolver las píldoras no utilizadas debido a los efectos del fármaco sobre la erección". (Stridh et al., 2020) En cualquier caso, los científicos de Pfizer observaron que un efecto secundario del sildenafilo eran potentes erecciones. Sin embargo, sus efectos sobre la angina de pecho fueron decepcionantes. Apenas una semana antes de que el sildenafilo fuera retirado de los estudios de investigación, los científicos de Pfizer, Peter Ellis y Nick Terrett, propusieron un mecanismo por el cual aumentaba las erecciones (Goldstein et al., 2019). A continuación vinieron una serie de ensayos clínicos sobre el efecto del sildenafilo en la disfunción eréctil. Demostraron que era eficaz por vía oral y aumentaba la erección en menos de una hora. Era más eficaz que el placebo administrado en lugar de sildenafilo, o cuando se cambiaba del sildenafilo al placebo sin el conocimiento del paciente. Es importante destacar que el sildenafilo no produce erecciones por sí solo, sólo cuando se combina con estímulos sexuales. Actúa sobre el pene, no sobre el cerebro para aumentar el deseo sexual. Al sildenafilo se le dio el nombre comercial de Viagra. El 27 de marzo de 1998, fue aprobado por la Federal Drug Administration (FDA) de los EEUU para el tratamiento de la disfunción eréctil (Goldstein et al., 2019). Poco después, el 14 de septiembre de 1998, fue aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos. Desde noviembre de 2017, el Viagra se puede comprar sin receta en las farmacias del Reino Unido. En la actualidad, la FDA ha aprobado cuatro inhibidores de la PDE5: sildenafilo (Viagra), tadalafilo (Cialis), vardenafilo (Levitra) y avanafilo (Stendra o Spedra) (Wang et al., 2023). Efectos cardiovasculares beneficiosos de los inhibidores de PDE5 El fracaso de Viagra para tratar la angina de pecho se debe a que la PDE5 no está presente en el corazón. Sin embargo, todas las arterias del cuerpo tienen una capa de músculo liso. Cuando se contrae, hace más estrechas las arterias, lo que aumenta la presión arterial. Las ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo controlan la dilatación de las arterias en diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, si nadas en agua fría, las arterias que suministran sangre a tu piel se contraen para evitar la pérdida de calor. El músculo liso arterial tiene PDE5, lo que significa que el NO controla la dilatación arterial. Esto también significa que los inhibidores de la PDE5 dilatan las arterias y, por lo tanto, reducen la presión arterial. Aunque los estudios iniciales de sildenafilo sobre el dolor cardíaco no mostraron ningún efecto, los inhibidores de la PDE5 pueden afectar el corazón indirectamente al dilatar las arterias del cuerpo. Lo malo es que hombres con presión arterial baja no deberían tomar inhibidores de PDE5 para la disfunción eréctil. Lo bueno noticia es que los hombres con presión arterial alta (que son la mayoría de los hombres de edad avanzada) pueden obtener beneficios adicionales al tomar inhibidores de PDE5. Numerosos estudios respaldan la idea de que los inhibidores de la PDE5 tienen efectos cardiovasculares beneficiosos. Aquí cito sólo a algunos de ellos. El tadalafilo disminuye la presión arterial en hombres con disfunción eréctil, que generalmente tienen presión arterial más alta que los hombres sin disfunción eréctil (Özdabakoğlu et al., 2017). El tadalafilo produce este efecto disminuyendo la rigidez aórtica y aumentando la elasticidad de las arterias. Además de aumentar el diámetro de las arterias, los inhibidores de PDE5 pueden mejorar la función cardiovascular aumentando la salud del endotelio de los vasos sanguíneos, protegiendo directamente las células del corazón, teniendo un efecto antiinflamatorio o reduciendo la agregación de plaquetas para formar coágulos (Kloner et al., 2024). Un meta-análisis de estudios en animales (Ölmestig et al., 2017), que incluye 32 artículos y 3.646 animales, demostró que los inhibidores de PDE5 protegen contra el daño cerebral producido por un ictus. Los inhibidores de PDE5 disminuyeron la muerte neuronal, el estrés oxidativo y la neuroinflamación, y aumentaron el flujo sanguíneo cerebral y la formación de nuevos vasos sanguíneos en el área dañada del cerebro. El tratamiento con inhibidores de PDE5 fue eficaz cuando se administró hasta 24 horas después de un accidente cerebrovascular. Un estudio reciente (Kloner et al., 2024) analizó la base de datos de seguros médicos de hombres que tomaban tadalafilo para la disfunción eréctil (8156 hombres) y que no lo tomaban (21 012 hombres). Luego se examinó la aparición de eventos cardiovasculares en ambos grupos. Se vio que los hombres que habían estado tomando tadalafilo tenían 19% menos eventos cardiovasculares que los que no lo hacían. Específicamente, mostraban menos revascularización coronaria (p=0.006), menos angina de pecho (p=0.003) y reducción de mortalidad por enfermedades cardiovasculares (p=0.032). Los hombres que habían tomado las mayores dosis tadalafilo también mostraron reducciones significativas de accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca e infarto de miocardio. La muerte por cualquier causa fue un 44% menor en los hombres que habían tomado tadalafilo (p<0.001). Un artículo (Cai et al., 2019) aboga por administrar inhibidores de PDE5 a hombres con presión arterial alta, ya que los tomarán para mejorar su vida sexual, mientras que se suele dejar de tomar la medicación habitual para la presión arterial. ¿Qué significa todo esto para ti? Antes que nada, si tienes problemas para tener erecciones, puede ser señal de que puedes tener una enfermedad cardiovascular. ¿Qué tan alta es tu presión arterial? Si está dentro del rango normal, probablemente estés bien. Sin embargo, si tienes presión arterial alta y disfunción eréctil, quizás puedas tomar una dosis diaria de Cialis u otro inhibidor de la PDE5. Cialis es preferible a Viagra porque permanece en el cuerpo durante un día entero (su vida media es de 17.5 horas), mientras que Viagra es de corta duración (Kloner et al., 2024). Los inhibidores de la PDE5 reducirán tu presión arterial, protegerán tus arterias y tu corazón, y reducirán el daño cerebral si sufres un ictus. ¡Habla con tu médico! Agrandamiento de la próstata Un problema común en los hombres de edad avanzada es el agrandamiento de la próstata. Dado que la uretra atraviesa la próstata, se comprime con este agrandamiento, impidiendo el flujo de orina. Orinar se vuelve difícil, con flujo discontinuo, vaciamiento incompleto de la vejiga y, a veces, dolor. Los hombres mayores suelen tener que levantarse varias veces por la noche para orinar (nicturia). En los EEUU, la FDA ha aprobado el tadalafilo (Cialis) para el tratamiento del agrandamiento de la próstata (hiperplasia benigna de próstata, HPB) y los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) (Cantrell et al., 2013). Se prefiere el tadalafilo a otros inhibidores de PDE5 porque dura más en el cuerpo. Sin embargo, inhibidores de PDE5 como el Viagra produjeron efectos similares sobre el agrandamiento de la próstata (Ko et al., 2017). Si eres un hombre mayor de 50 años, tienes que levantarse con frecuencia por la noche para orinar y tu flujo de orina no es lo que solía ser, los inhibidores de PDE5 pueden ofrecerte una ventaja adicional. No solo te brindarán mejores erecciones y reducirán tu riesgo cardiovascular, sino que también pueden facilitar el orinar y reducir esas idas y venidas nocturnas al baño. Más cosas que mencionarle a tu médico. Otros efectos beneficiosos de los inhibidores de PDE5 La hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad mortal que consiste en un aumento de la presión arterial en los pulmones. Provoca la muerte en 2-3 años al desencadenar insuficiencia cardíaca. Afecta más a mujeres que a hombres. Después de que se propuso que podría tratarse con inhibidores de PDE5 (Singh, 2010), la FDA aprobó el tadalafilo para tratarlo. Eyaculación precoz: El tadalafilo reduce la eyaculación precoz. Su efecto aumenta cuando se administra combinado con el inhibidor de la recaptura de serotonina fluoxetina (Mattos et al., 2008). Protección renal: Experimentos en ratas sensibles a la sal muestran que el tadalafilo protege los riñones contra el daño producido por una dieta rica en sal, un efecto que es independiente de la disminución de la presión arterial (Tomita et al., 2020). Enfermedad de Alzheimer: La icariina, una planta afrodisíaca que actúa inhibiendo la PDE5, mejoró el aprendizaje y la memoria en ratones transgénicos que modelan la enfermedad de Alzheimer (Jin et al., 2014). Efectos adversos de los inhibidores de PDE5 Todo en la vida tiene un precio, así que tomar inhibidores de PDE5 también tiene sus desventajas. Los inhibidores de la PDE5 interaccionan con antagonistas α-adrenérgicos, nitratos e inhibidores del citocromo P450 (Cantrell et al., 2013). No deben tomarse con estos medicamentos, a no ser que sea bajo supervisión médica. Efectos secundarios moderados de los inhibidores de PDE5 incluyen dolor de espalda, dispepsia, dolor de cabeza y mareos. Efectos secundarios graves pueden incluir neuropatía isquémica del nervio óptico (Pomeranz, 2017), una enfermedad en la que el nervio óptico se daña por falta de adecuado flujo sanguíneo. Sin embargo, es todavía controvertido que los inhibidores de la PDE5 hagan esto. Una estudio de 615,838 hombres tratados con inhibidores de la PDE5 para la disfunción eréctil y 175,725 hombres tratados por agrandamiento de la próstata no mostró asociación entre los inhibidores de PDE5 y ningún evento ocular, incluida la neuropatía óptica isquémica, el desprendimiento de retina y la oclusión vascular de la retina (Belladelli et al., 2023). Otro posible efecto secundario es la pérdida auditiva repentina, lo que tiene una incidencia de 4.35-5.58/10000 personas-año para los usuarios de inhibidores de PDE5 en comparación con 2.38/10000 personas-año para los no usuarios (Liu et al., 2018), lo que representa sólo un aumento moderado. Uso recreativo ¿Qué sucede cuando los hombres sin disfunción eréctil toman inhibidores de PDE5? Estos hombres tienen erecciones más fuertes y duraderas de lo habitual. Lo que, para la mayoría de los hombres, significa una experiencia sexual más placentera porque un pene más erecto produce más placer. Una erección fuerte hace que los nervios del placer del pene se vuelvan más sensibles a la estimulación mecánica. Muchas mujeres obtienen más placer al tener relaciones sexuales con un hombre con un pene bien erecto. Sin embargo, también hay mujeres que experimentan más dolor durante la penetración si el pene está más duro. Lo mismo ocurre con las parejas homosexuales masculinas, aunque parece haber un entusiasmo general entre ellos por las erecciones fuertes. Por lo tanto, el uso de inhibidores de PDE5 para tener una mejor erección durante las relaciones sexuales es una decisión personal que debe negociarse entre las personas implicadas. Un aspecto que no se suele tocar es que los inhibidores de la PDE5 mejoran el disfrute de la masturbación por los hombres. Un estudio (Korkes et al., 2008) encuestó a 167 estudiantes de medicina varones y jóvenes (promedio de 21 años, rango de 17 a 31). Aunque todos dijeron que tenían erecciones perfectas, el 9% de ellos había usado inhibidores de PDE5. De este grupo, el 13% resultó tener disfunción eréctil. Curiosamente, sus problemas de erección a menudo ocurrían cuando usaban condones, por lo que los inhibidores de PDE5 sirven para fomentar el uso de condones. Otro estudio (Harte y Meston, 2011) encuestó a 1,944 estudiantes universitarios varones en Estados Unidos. De ellos, el 4% dijo que usaban de inhibidores de PDE5 de forma recreativa. Los investigadores vieron que su uso recreativo aumenta con la edad y en hombres homosexuales/bisexuales. También se correlacionó con el consumo de drogas y alcohol, las conductas sexuales de riesgo y el número de relaciones sexuales. Esto no debe sorprendernos, porque el mismo desacato a normas sociales que lleva al uso de inhibidores de PDE5 sin receta también lleva al consumo de drogas, la promiscuidad y las conductas sexuales de riesgo. El hecho de que el uso recreativo de inhibidores de PDE5 se correlaciona con dificultades con la erección indica que dicho uso puede indicar una ligera disfunción eréctil y no el deseo de tener mejores relaciones sexuales. Lo bueno es que los inhibidores de la PDE5 facilitan el uso de preservativos. Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de perder la erección al ponernos un condón, lo que hace que sea más difícil y lleva al riesgo de que el condón se rompa o se salga. Además, nuestra pareja puede perder interés en el sexo mientras intentamos recuperar la erección y acabar de ponernos el condón. Obviamente, todo esto desanima a usar preservativos. El uso de inhibidores de PDE5 puede ayudar a mantener el pene duro durante ese pausa en la excitación. ¿Es el efecto de los inhibidores de PDE5 sobre la disfunción eréctil un efecto placebo? Un comentario negativo frecuente sobre Viagra es que elimina la disfunción eréctil debido al efecto placebo. Los efectos placebo son comunes en muchas enfermedades, incluido el dolor crónico, la ansiedad, la depresión, el asma y la enfermedad de Parkinson (Stridh et al., 2020). Sin embargo, muchos de los ensayos clínicos con inhibidores de la PDE5 demostraron que su efecto sobre la disfunción eréctil era estadísticamente mayor que el del placebo. Un meta-análisis de inhibidores de PDE5 en ensayos clínicos de disfunción eréctil (Stridh et al., 2020) demostró que tienen un efecto placebo relativamente grande. O sea, que un hombre que se toma una pastilla creyendo que es Viagra tendrá una erección más fuerte. Los resultados de ese estudio mostraron que un placebo produce una “mejora de pequeña a moderada de la función eréctil” en hombres con disfunción eréctil, mientras que los inhibidores de la PDE5 produjeron “una gran respuesta” y hubo “una gran diferencia a favor del fármaco activo” (p<0,001). Por lo tanto, existe un efecto placebo, pero el efecto de los inhibidores de la PDE5 es mayor que el del placebo. ¿Qué dicen los detractores? La investigación científica que he resumido muestra que los inhibidores de PDE5 son un tratamiento eficaz para la disfunción eréctil. Sus efectos secundarios son raros y tienen efectos positivos más allá del aumento de las erecciones, principalmente en la reducción de la presión arterial y el agrandamiento de la próstata. Entonces ¿por qué tienen tan mala reputación? ¿Quiénes son los que temen al Viagra feroz? Mi búsqueda en PubMed encontró solo un puñado de artículos que criticaban el uso de inhibidores de PDE5 para tratar la disfunción eréctil, aparte de los efectos secundarios discutidos anteriormente. Guardé tres de ellos en mi base de datos (Potts et al., 2003; Potts et al., 2004; Barnett et al., 2012). No pude descargar el artículo completo de Barnett et al. (2012), que parece ser una revisión de los temas planteados en los otros dos artículos. Estos dos artículos (Potts et al., 2003; Potts et al., 2004) me parecieron de baja calidad por su falta de rigor científico y por presentar ideología como ciencia. En vez de examinar una hipótesis de forma imparcial, intentan respaldar una serie de ideas feministas preconcebidas. Los autores las defienden en la introducción con aserciones como éstas: “En el discurso médico occidental, el cuerpo masculino ‘sano’ y ‘funcional’ debe ser capaz de producir erecciones ‘normales’ que brinden satisfacción sexual (a través del sexo con penetración) tanto al hombre como a su pareja sexual (femenina); la pérdida de la “función eréctil” se convierte en sinónimo de pérdida de virilidad o masculinidad”. (Potts et al., 2004). Parece que las erecciones y la satisfacción sexual les resultan sospechosas a los autores. "Los críticos han argumentado durante mucho tiempo contra la visión determinista y reduccionista de los cuerpos, la 'salud' y la 'enfermedad' propugnada por la medicina". (Potts et al., 2004). En otras palabras, los inhibidores de PDE5 son malos porque la medicina occidental es mala. El sufrimiento genuino que experimentan los pacientes y sus seres queridos al cuidarlos se ignora en nombre de una celebración ideológica de la “diferencia” en lugar de la enfermedad. “Nicolson ha identificado tres discursos predominantes que operan en las construcciones médicas y sexológicas del sexo 'normal': un modelo reproductivo de la sexualidad (es decir, el privilegiar los aspectos biológicos y procreativos del sexo), un imperativo coital (la noción de que el sexo pene-vaginal es la forma más ‘natural’ y ‘habitual’ de actividad sexual), y un imperativo orgásmico (la idea de que el orgasmo—particularmente el orgasmo masculino—es el objetivo hacia el cual se dirige toda actividad sexual y la medida del sexo ‘exitoso’) .” (Potts et al., 2004). Esto nos indica la verdadera razón por la que a algunas feministas no les gustan los inhibidores de PDE5: la reproducción es mala, la penetración es mala y los orgasmos masculinos son malos. Por lo tanto, los inhibidores de la PDE5 son triplemente malos porque ayudan en todas estas cosas. En realidad, los inhibidores de la PDE5 sólo hacen que haya más opciones sexuales disponibles. Si hay que gente quiera tener relaciones sexuales sin penetración o sin orgasmos, la existencia de inhibidores de PDE5 no les impide tenerlas. Pero, desde luego, no son la mayoría. La metodología de estos estudios consistió en una serie de entrevistas con hombres que usan Viagra para tratar la disfunción eréctil y sus parejas femeninas. Su tamaño de muestra es muy pequeño: 33 hombres (edad promedio 60 años, rango de edad 33-72) y 27 mujeres. El primer artículo (Potts et al., 2003) entrevistó a las mismas 27 mujeres que el segundo. Los autores advierten que los estudios son puramente cualitativos y, de hecho, no hicieron el más mínimo intento de cuantificar nada. Esto significa un problema porque, después de afirmar que algunos hombres expresaron puntos de vista contrarios al de los autores, después sólo vemos declaraciones a su favor. No nos dicen cuáles fueron las preguntas a los encuestados, lo que hace sospechar que los autores simplemente mantuvieron una conversación con ellos, guiándolos a conclusiones preestablecidas. En resumen, este artículo critica los medicamentos para la disfunción eréctil porque: “Los cambios eréctiles [son] una parte natural del envejecimiento”. Y también lo es la muerte. Tener una erección reafirma la autoestima y la masculinidad del hombre. Y esto, al parecer, es malo. Viagra es una “solución rápida” que refuerza “la división predominante en la cultura occidental de la subjetividad humana en componentes mentales (psicológicos) y corporales (físicos)”. Para algunos hombres, Viagra no funcionó o "produjo erecciones insensibles". Pero claro, los autores ignoran los numerosos ensayos clínicos que demuestran la eficacia de los inhibidores de PDE5. Y no hay evidencia alguna de que los inhibidores de PDE5 vuelvan insensible al pene. La eficacia de Viagra disminuyó con el tiempo. El nombre técnico de esto es tolerancia. No pude encontrar ninguna evidencia de que exista tolerancia al efecto de los inhibidores de PDE5. Al contrario, algunos hombres dijeron que con el tiempo necesitan dosis más bajas de Viagra o experimentaron una mejora permanente en sus erecciones después de tomarlo. ¿En qué quedamos? El Viagra produce una “adicción psicológica” porque algunas parejas lo necesitan para tener relaciones sexuales. El Viagra tuvo efectos perjudiciales en las mujeres, que se sentían presionadas a tener relaciones sexuales o preferían tener relaciones sexuales sin penetración. Viagra no solucionó las relaciones rotas, como se anuncia en algunos de los materiales promocionales de Pfizer. Viagra puede alentar a los hombres a cometer infidelidad debido a su “nueva sensación de juventud y virilidad”. ¿Quién ha dicho que el Viagra mejora la moralidad de los hombres? Viagra es “una herramienta que permite a los hombres continuar funcionando como máquinas en sus relaciones presuntamente íntimas”. Viagra promueve una vida sexual centrada en las relaciones sexuales y el pene erecto. El artículo anterior (Potts et al., 2003) se centra en la afirmación de que Viagra es malo para las parejas femeninas de los hombres que lo toman. En particular, sostiene que la decisión de tomar Viagra debe ser tomada por ambos miembros de la pareja, y no sólo por el hombre. Comparemos esto con la idea feminista de que tomar métodos anticonceptivos o abortar son decisiones que las mujeres deberían poder tomar independientemente de lo que digan los hombres. Aunque Viagra afecta a la vida sexual de la pareja, el hombre también podría tomarlo para poder masturbarse. Los inhibidores de PDE5 mejoran la experiencia sexual de las mujeres A diferencia de lo que dicen los ideólogos, dos artículos científicos demostraron que las mujeres disfrutan más del sexo cuando sus parejas masculinas toman Viagra. Un estudio con ocultación doble controlado con placebo (Heiman et al., 2007) reclutó a 180 parejas heterosexuales en las que la mujer decía que tenía relaciones sexuales insatisfactorias al menos la mitad de las veces. Las mujeres cuyas parejas tomaron Viagra, en comparación con las mujeres cuyas parejas tomaron placebo, reportaron un claro aumento en la satisfacción durante las relaciones sexuales (p<0.0001). La mejora en la satisfacción sexual del hombre se correlacionó con la mejora experimentada por la mujer. ¡Todos ganan! El segundo estudio se realizó en Francia en 2006 (Chevret-Measson et al., 2009) e incluyó a 67 parejas heterosexuales. La satisfacción con su vida sexual mejoró en el 79% de las mujeres (p<0.0001) en comparación con su experiencia anterior; no hubo ningún grupo placebo en este estudio. Aquí también la mejora en la vida sexual de las mujeres se correlacionó con la mejora en las erecciones de los hombres. Cómo hice la investigación para este artículo Este artículo hace referencia a 24 artículos científicos, todos ellos en revistas revisadas por pares. Ignoré los artículos en revistas o publicaciones en las humanidades porque publican opiniones y no evidencia. La ciencia avanza cuando se alcanza un consenso. Por lo tanto, brindar información científica confiable requiere resumir información contenida en muchos artículos. Por eso este artículo tiene tantas referencias científicas. Las reuní de la siguiente manera. Hice una búsqueda en PubMed con “inhibidores de la fosfodiesterasa-5” [Título/Resumen] (en inglés, claro), can la que obtuve 962 artículos. Combinando ese criterio de búsqueda con “disfunción eréctil” [Título/Resumen] seleccioné 264 artículos entre ellos. Inspeccioné todos esos artículos uno por uno, juzgando por el título si estaban relacionados con el tema que a tratar. Esto resultó en 68 artículos, que exporté a un grupo en mi base de datos EndNote. Luego examiné su sumario y les di de una a cinco estrellas según su calidad y relevancia. Descargué la versión completa en PDF de los artículos que contenían información interesante que no figuraba en el resumen. Me basé en mis conocimientos de fisiología y bioquímica para interpretar toda esta información. Tengo un doctorado en bioquímica y 40 años de experiencia en investigación en biología molecular, fisiología, neurociencia y desarrollo de fármacos. Referencias Barnett ZL, Robleda-Gomez S, Pachana NA (2012) Viagra: the little blue pill with big repercussions. Aging & mental health 16:84-88. PubMed Belladelli F, Li S, Zhang CA, Muncey W, Del Giudice F, Glover F, Seranio N, Basran S, Fallara G, Montorsi F, Salonia A, Eisenberg ML (2023) Use of phosphodiesterase 5 inhibitors is not associated with ocular adverse events. The journal of sexual medicine 20:1399-1406. PubMed Cai Z, Zhang J, Li H (2019) Two Birds with One Stone: Regular Use of PDE5 Inhibitors for Treating Male Patients with Erectile Dysfunction and Cardiovascular Diseases. Cardiovasc Drugs Ther 33:119-128. PubMed Cantrell MA, Baye J, Vouri SM (2013) Tadalafil: a phosphodiesterase-5 inhibitor for benign prostatic hyperplasia. Pharmacotherapy 33:639-649. PubMed Chevret-Measson M, Lavallee E, Troy S, Arnould B, Oudin S, Cuzin B (2009) Improvement in quality of sexual life in female partners of men with erectile dysfunction treated with sildenafil citrate: findings of the Index of Sexual Life (ISL) in a couple study. The journal of sexual medicine 6:761-769. 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  • Dopamina: Por qué la heroína es adictiva pero la pornografía no

    Diferentes pautas de liberación de dopamina en la vía de la recompensa median la motivación y la adicción Los mitos de la dopamina Hay mucha confusión en estos días sobre lo que hace la dopamina en el cerebro. La lógica es la siguiente: Las drogas producen adicción al liberar dopamina en el cerebro. Las actividades placenteras liberan dopamina en la misma región del cerebro. Por lo tanto, las actividades placenteras también deben producir adicción. No es una lógica demasiado sólida. Los detalles son importantes. A fin de cuentas, la dopamina se libera constantemente en el cerebro. Cuando se bloquea la liberación de dopamina en ratones, eso los priva de motivación para hacer nada, por lo que acaban muriéndose de hambre y de sed (Wise and Jordan, 2021). Hay quien va incluso más allá (Lembke, 2021). Razonan que demasiado placer debe acabar por agotar la dopamina del cerebro, lo que lleva a un estado insalubre de falta de motivación. Por lo tanto, debemos tratar de conservar la dopamina evitando placer excesivos. Como masturbarnos o ver porno. Hoy en día estas ideas empiezan a aparecer por doquier. Son la base del movimiento contra la masturbación NoFab. Sus ideas han sido absorbidas por movimientos masculinistas que buscan hacer a los hombres más varoniles, poderosos y menos dependientes del sexo. Pero también cuentan con el apoyo de feministas radicales, que llevan haciendo campaña contra la pornografía desde los años 70. Y, por supuesto, a los conservadores religiosos siempre les encanta encontrar argumentos en contra de la pornografía, la masturbación, el sexo y cualquier cosa placentera. He aquí algunos ejemplos de estos mitos sobre la dopamina: La pornografía y la masturbación son adictivas. Los videojuegos son adictivos. Las redes sociales y los móviles son adictivos. Puedes volverte adicto al amor hacia una persona. Demasiado placer agota la dopamina del cerebro, lo que lleva a un estado de malestar, falta de motivación y falta de voluntad. El ayuno de dopamina (abstenerse de la droga o del comportamiento adictivo durante 30 días) puede usarse para salir de una adicción. ¿Hay comportamientos adictivos? Estas creencias se defienden en el libro Dopamine Nation, por la doctora Anna Lembke. Hace tres afirmaciones principales: Que comportamientos como la masturbación, ver pornografía, leer novelas románticas, videojuegos, usar las redes sociales y usar el móvil son tan adictivos como la cocaína y la heroína. Que el placer y el dolor deben mantenerse en equilibrio. Si se experimenta demasiado placer, se paga con dolor. Que las drogas y los comportamientos mencionados anteriormente requieren un ayuno de dopamina de 30 días para salir de la adicción. Estas creencias sobre la dopamina también aparecen en algunos episodios del podcast de Andrew Huberman, particularmente el del 16 de agosto de 2021, donde entrevista a la doctora Lembke, y el del 27 de marzo de 2023, “Aprovecha la dopamina para superar la procrastinación y optimizar el esfuerzo." En general, me gusta el Huberman Podcast. Proporciona buena información sobre neurociencia y buenos consejos para la vida. Sin embargo, hay veces (como estos episodios sobre la dopamina) en los que carece de rigor científico y pensamiento crítico. El libro The Compass of Pleasure, del Dr. David Linden, también defiende la idea de que podemos volvernos adictos al sexo y al amor. Sin embargo, lo hace como un añadido marginal. Su objetivo principal es explicar la implicación de la vía de recompensa de la dopamina en el placer. Es preocupante que estos prestigiosos neurocientíficos defiendan la idea de que las conductas pueden ser adictivas. Este artículo quiere analizar este tema a base de profundizar en los detalles de la liberación de dopamina en la vía de recompensa del cerebro. Para no alargarme, dejaré otras afirmaciones relacionadas con la dopamina para otra ocasión. Este es un tema polémico con importantes ramificaciones sociales y políticas. Si no se cuestiona, esta tendencia a considerar al sexo y al placer como adictivos puede iniciar una nueva era de puritanismo y represión. De ahí la importancia de tratarlo con el rigor científico necesario. Además de mi carrera de investigación de 40 años en la neurociencia del dolor y los opioides, he estudiado este tema de manera exhaustiva, aportando referencias a artículos científicos pares que respalden lo que digo. La vía neuronal de la recompensa En 1953, James Olds y Peter Milner eran becarios posdoctorales en la Universidad McGill de Montreal. A base de ser un pelín torpes, hicieron un descubrimiento de gran trascendencia (Olds and Milner, 1954; Olds, 1958; Linden, 2012). Trabajaban en el laboratorio del neuropsicólogo Donald Hebb, famoso por formular una hipótesis sobre los mecanismos de la memoria. Olds y Milner estaban investigando el sistema reticular, un área en el mesencéfalo que controla los ciclos de sueño y vigilia. Pero los electrodos que implantaron en una rata en particular se desviaron y fueron a parar el en septum en lugar de la formación reticular. Cuando la rata se recuperó de la cirugía, la colocaron en una caja rectangular. Cada vez que la rata estaba en un rincón en particular, Olds le estimulaba su cerebro haciendo pasar corriente a través del electrodo. La rata pronto aprendió a volver a ese rincón. Aparentemente, le gustaba que su cerebro fuera estimulado en el septum. En esto se comportaba de forma distinta a las ratas que tenían electrodos en el sistema reticular. Olds y Milner pronto aprendieron hasta qué punto les gustaba a las ratas de que les estimularan el cerebro en esa región. Usaron un instrumento llamado caja de Skinner, en el que las ratas pueden presionar una palanca para enviarse un estímulo eléctrico al cerebro. Cuando les implantaron electrodos en esta región del cerebro, las ratas presionaban la palanca miles de veces por hora. Si se les ofrecía elegir entre agua o comida, por un lado, o presionar la palanca, por el otro, las ratas siempre optaban por presionar la palanca. Las ratas macho preferían presionar la palanca a aparearse con ratas hembra en celo. Las ratas hembras abandonan a sus crías para presionar la palanca. Era tentador llamar a esta vía neuronal la vía camino del placer. En cambio, lo llamaron la vía de la recompensa, o con el nombre más técnico de vía mesolímbica. A base de colocar sistemáticamente electrodos en diferentes partes del cerebro de ratas, los científicos trazaron un mapa de esta vía de recompensa. Recorre la mitad de la parte inferior del cerebro, de atrás hacia adelante, desde el área tegmental ventral (VTA) hasta el núcleo accumbens. También manda axones que contienen dopamina a la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior, el tálamo y el hipotálamo. El VTA, junto con la substancia nigra, contiene muchas de las neuronas con dopamina del cerebro. Las neuronas de la VTA también mandan axones con dopamina (dopaminérgicos) a la corteza prefrontal (voluntad), la corteza cingulada anterior (toma de decisiones y planificación), la amígdala (miedo y la ansiedad) y el hipotálamo (control de las funciones corporales). Esto es importante porque la dopamina mantiene la función de estas áreas del cerebro durante largos períodos de tiempo. Por ejemplo, los efectos de la dopamina en la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal son esenciales para el estado de fluidez mental (Kotler et al., 2022), un estado mental de esfuerzo sin esfuerzo aparente, atención concentrada y creatividad. ¿Qué se siente cuando te estimulan la vía de la recompensa? Inevitablemente, se colocaron electrodos en la vía de recompensa de humanos para ver qué sentían cuando se estimulaba. Al igual que las ratas, cuando a estas personas se les dio la oportunidad de estimular su propia vía de recompensa presionando una palanca, lo hicieron sin parar. Pero, ¿qué sintieron? En su libro The Compass of Pleasure, el neurocientífico David Linden dice que experimentaron euforia, un estado de bienestar y excitación, pero no nos da ninguna referencia a artículos que lo sustente. ¿Es la vía de la recompensa una vía del placer? Para empezar, veamos qué pasa con el orgasmo. En efecto, la VTA y el núcleo accumbens se activan durante el orgasmo (Wise et al., 2017). Sin embargo, varias otras regiones del cerebro también lo hacen: la ínsula, el opérculo, la corteza cingulada anterior, la corteza orbitofrontal, la circunvolución angular derecha, el lóbulo paracentral, el cerebelo, el hipocampo, la amígdala, el hipotálamo y el núcleo rafe dorsal. En particular, la ínsula y el opérculo median emociones asociadas con sensaciones corporales, por lo que pueden ser clave para el placer que produce el orgasmo. El cíngulo anterior y la corteza prefrontal pueden mediar el deseo de continuar con la estimulación sexual. El hipotálamo media la liberación de oxitocina, que produce vinculación durante las relaciones sexuales. ¿Qué pasa con otros tipos de placer? El gusto por los dulces está mediado por una “zona hedónico” en la corteza del núcleo accumbens (Mitchell et al., 2018). El placer que produce la música está asociado con la liberación de dopamina en el cuerpo estriado, que incluye el núcleo accumbens (Salimpoor et al., 2011). Este estudio utilizó tomografía por emisión de positrones (PET) para obtener imágenes del cerebro cuando la dopamina desplaza las sustancia [11C]racloprida de los receptores de dopamina. La liberación de dopamina ocurrió cuando el gusto por la música alcanzó su punto álgido, según lo que decían los sujetos y medidas de la activación de su sistema nervioso autónomo. Ver fotos de la persona amada disminuye el dolor al activarse el núcleo accumbens, la amígdala y la corteza frontal (Younger et al., 2010). Algunas neuronas dopaminérgicas en la vía de la recompensa responden a estímulos aversivos: cosas que nos desagradan, como el dolor y la angustia. La activación de algunas neuronas en el núcleo accumbens con receptores de dopamina se correlacionó con la faceta emocional del dolor (Scott et al., 2006). La parte anterior (rostral) de la corteza del núcleo accumbens reacciona a cosas que nos gustan, mientras que su parte posterior (caudal) reacciona a los estímulos aversivos (Hurley et al., 2017). Un artículo de revisión (Salamone and Correa, 2012) objetó el nombre de vía de la recompensa, argumentando que en realidad es una vía de la motivación porque media el esfuerzo sostenido para lograr un objetivo. Otra revisión(Paredes and Agmo, 2004) argumentó que la dopamina no es importante para la motivación sexual o la recompensa sexual. Aunque este tema sigue siendo controvertido, yo diría que existe una gran evidencia de que la vía de la recompensa está involucrada tanto en el placer como en el dolor. Sin embargo, los científicos utilizan términos más precisos: recompensa en vez de placer y aversión en vez de dolor. Receptores de dopamina Hay cinco receptores de dopamina, numerados de D1 a D5 (Seeman and Van Tol, 1994). Son proteínas en la membrana de las neuronas a las que se une la dopamina para enviar su señal. Estos cinco receptores se dividen en dos grupos: los receptores similares a D1, que incluyen los receptores D1 y D5, y los receptores similares a D2, que son D2, D3 y D4. Los receptores de dopamina más importantes en la vía de la recompensa son D1 y D2 (Wise and Robble, 2020). Aproximadamente la mitad de las neuronas del núcleo accumbens tienen receptores D1, que tienen poca afinidad por la dopamina. Esto significa que su activación requiere altas concentraciones de dopamina. La otra mitad de estas neuronas tienen receptores D2, que tienen una gran afinidad por la dopamina. Esto significa que concentraciones relativamente bajas de dopamina en el núcleo accumbens pueden activar la mayoría de los receptores D2. Liberación de dopamina La clave para distinguir el efecto sobre la dopamina de drogas adictivas del efecto de conductas como masturbarse, ver pornografía o jugar a videojuegos reside en unos conceptos un tanto oscuros: liberación tónica y fásica de dopamina. La dopamina, como otros neurotransmisores, se libera cuando los potenciales de acción en el axón de la neurona dopaminérgica alcanzan el terminal presináptico, que consiste en una ampolla separada por un estrecho hendidura del terminal postsináptico, que contiene los receptores de dopamina. En el terminal presináptico, la dopamina está almacenada en vesículas sinápticas. Cuando un potencial de acción alcanza el terminal presináptico, algunas de estas vesículas se fusionan con la membrana, liberando dopamina que luego atraviesa la sinapsis y se une a los receptores de dopamina en el terminales postsináptico. La dopamina no se queda en la sinapsis por mucho tiempo. Hay proteínas llamadas transportadores de dopamina (o sistemas de recaptura) que sacan a la dopamina de la hendidura sináptico y la devuelven a la terminal presináptica. Luego, la dopamina se vuelve a almacenar rápidamente en las vesículas sinápticas. Liberación tónica de dopamina Las neuronas generan potenciales de acción en diferentes pautas. El disparo tónico es la pauta más simple. Consiste en potenciales de acción individuales separados por intervalos de tiempo de 150 a 500 milisegundos (ms). Un ms es una milésima de segundo, por lo que 500 ms es medio segundo. El disparo tónico libera pequeñas cantidades de dopamina que se une a los receptores D2 presentes no sólo en la sinapsis, sino en toda la superficie de la neurona postsináptica. La liberación tónica de dopamina no se genera por estímulos sensoriales provenientes del exterior, sino que está controlada por el estrés y hormonas relacionadas con la alimentación, como la leptina, la insulina y la grelina (Wise and Robble, 2020). La liberación tónica de dopamina controla el estado motivacional del individuo, es decir, su voluntad por esforzarse para lograr un objetivo. Una tasa sostenida de liberación tónica mantiene altos los niveles basales de dopamina, de modo que se activan los receptores D2. Esto conduce a un estado de satisfacción. Cuando la liberación tónica es baja, la dopamina cae por debajo de los niveles en los que activa los receptores D2. Esto crea un estado de inquietud que impulsa al individuo a buscar algo para aliviarlo. Basándose en el aprendizaje previo, la persona se motiva a encontrar una recompensa (comida, sexo, una meta laboral) que incremente nuevamente la liberación tónica de dopamina. Por ejemplo, las hormonas de la alimentación pueden causar una caída en la liberación de dopamina tónica, lo que motiva al individuo a buscar comida. Liberación fásica de dopamina El disparo en ráfaga de potenciales de acción es más complejo. Consiste en varios grupos (ráfagas) de potenciales de acción a alta frecuencia: hasta 100 Hz, lo que significa un potencial de acción cada 10 ms. El disparo en ráfaga cambia las sinapsis en base al proceso de plasticidad sináptica, que es como el cerebro almacena recuerdos. La plasticidad sináptica se compone de dos mecanismos opuestos: la potenciación a largo plazo (LTP), que aumenta la eficacia de la neurotransmisión, y la depresión a largo plazo (LTD), que la disminuye. El disparo en ráfaga de las neuronas dopaminérgicas induce la liberación fásica de dopamina. Fásico significa intermitente: se libera mucha dopamina muy rápidamente durante cada ráfaga de potenciales de acción. Esto aumenta tanto las concentraciones de dopamina en la sinapsis que los receptores D1 se activan por completo. Junto con la ráfaga de potenciales de acción, los receptores D1 inducen LTP en estas sinapsis, almacenando el recuerdo del estímulo gratificante. Algunas de estas sinapsis se encuentran en la corteza prefrontal o en la corteza cingulada anterior, donde impulsan las decisiones futuras. Parte de esta dopamina sale de la sinapsis y activa los receptores D2. Si los receptores D2 están en los cuerpos neuronales, esto amortigua el deseo. Pero cuando los receptores D2 están en sinapsis cercanas, las concentraciones más bajas de dopamina inducen LTD en ellas, con lo que estas sinapsis son menos eficaces en el futuro. Esto establece un contraste de señal/ruido entre las sinapsis activadas por un estímulo gratificante y las que no están relacionadas con él, aumentando el aprendizaje. La liberación fásica de dopamina está impulsada por estímulos sensoriales relacionados con recompensas (placer) o aversión (dolor). Se envían a la vía VTA-accumbens desde regiones del cerebro que asignan un valor emocional positivo o negativo a las señales sensoriales. Por ejemplo, la amígdala puede asignar miedo a una percepción, o la ínsula puede asignar placer a otra. Cómo media la dopamina la adicción a la cocaína y las anfetaminas Todo esto puede parecer muy técnico, pero la diferencia entre la liberación tónica y fásica de dopamina es esencial para explicar por qué las drogas son adictivas y comportamientos como ver pornografía o masturbarse no lo son. Comencemos con la cocaína. Actúa bloqueando la recaptura de dopamina: las proteínas que transportan la dopamina de regreso al terminal presináptico para terminar su efecto. Cuando las neuronas no pueden recapturar la dopamina, se sale de la sinapsis durante la liberación fásica de dopamina y activa a los receptores D2 de forma desmesurada. También la liberación tónica de dopamina produce niveles más altos de dopamina. La cocaína aumenta de 3 a 5 veces el nivel basal de dopamina en el núcleo accumbens (Wise and Robble, 2020). Pero igualmente importante es que estos altos niveles de dopamina están presentes durante largos períodos de tiempo, mientras el efecto de la cocaína se hace sentir. Expuestos a demasiada dopamina durante largos períodos de tiempo, los receptores D2 disminuyen: se sacan de la membrana y se degradan. Así que ahora hay menos receptores D2 para señalar la satisfacción, lo que nos lleva a un estado de ansia. Al mismo tiempo, el placer que produce la cocaína envía una señal a través de los receptores D1 que crea una asociación de cocaína con recompensa. Esto, junto con el estado de ansia inducido por la disminución de los receptores D2, es lo que impulsa la búsqueda compulsiva de la droga que constituye la adicción. La anfetamina y la metanfetamina actúan de manera similar a la cocaína, excepto que no solo inhiben el transportador de dopamina, sino que lo invierten. También liberan dopamina de las vesículas sinápticas. Esto da como resultado aumentos en la dopamina extrasináptica incluso mayores que los producidos por la cocaína. Lo importante aquí es que los aumentos de dopamina producidos por la cocaína y las anfetaminas no están mediados por cambios en la liberación tónica o fásica de dopamina. No están relacionados con recompensas o aversiones. Es una interferencia antinatural que estropea completamente la vía de la recompensa. Cómo media la dopamina la adicción a los opiáceos Opiáceos como la heroína, la morfina, el fentanilo y la oxicodona (el infame OxyContin que provocó la epidemia de opiáceos en los EE. UU.) actúan mediante un mecanismo diferente. Las neuronas que liberan el neurotransmisor GABA son el principal sistema de frenos en el cerebro. El GABA es un neurotransmisor inhibidor que reduce el disparo de potenciales de acción en otras neuronas. Hay neuronas liberadoras de GABA (GABAérgicas) que hacen sinapsis con las neuronas de dopamina de la vía de la recompensa, proporcionando una retroalimentación negativa. Cuando hay demasiada liberación de dopamina en el núcleo accumbens, las neuronas GABAérgicas que van al VTA se activan, disminuyendo la liberación de dopamina. Estas neuronas GABAérgicas contienen receptores opioides mu, que son el sitio de acción de los opiáceos mencionados anteriormente. Cuando los receptores opioides mu se activan, la liberación de GABA disminuye. Esto alivia la liberación de dopamina de su inhibición, aumentándola, un fenómeno llamado desinhibición. Así es como los opioides aumentan la liberación de dopamina en la vía de la recompensa (Johnson and North, 1992; Saigusa et al., 2017, 2021). Como en el caso de la cocaína y las anfetaminas, se producen aumentos elevados y sostenidos de dopamina, lo que conduce a la disminución de los receptores D2. Esto genera un estado de ansia. Además, la activación anormal de los receptores opioides mu por los opiáceos parece inducir cambios a largo plazo en las neuronas GABAérgicas que reducen su capacidad para controlar la liberación de dopamina. Esto puede explicar por qué los opiáceos son aún más adictivos que la cocaína. Curiosamente, las endorfinas — los péptidos que activan de forma natural los receptores opioides — no producen adicción (Stoeber et al., 2018). La razón de esto es complicada. Las endorfinas se degradan rápidamente por enzimas llamadas peptidasas (Song and Marvizon, 2003), y esto limita la cantidad de tiempo que tienen para activar los receptores opioides. Otra razón es que los receptores opioides envían diferentes señales al interior de la célula dependiendo de si son activados por endorfinas o por drogas. Las señales intracelulares enviadas por las endorfinas terminan la acción de los receptores opioides mu al internalizarlos en la neurona, mientras que la morfina y drogas similares no producen la internalización de los receptores opioides mu (Keith et al., 1996; Stoeber et al., 2018). Esto es importante porque significa que estímulos naturales que liberan endorfinas, como el sexo y el ejercicio, no producen adicción, aunque las endorfinas activan los receptores mu opioides como la morfina y la heroína. El cannabis El delta9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD) son dos de los más de cien compuestos psicoactivos que se encuentran en la marihuana. Actúan sobre los receptores CB1, CB2 y GPR55 (Lauckner et al., 2008; Pertwee, 2008). Los ligandos naturales de los receptores CB1 y CB2 son los endocannabinoides anandamida y 2-araquinodilglicerol (2-AG). Se llaman neurotransmisores retrógrados porque mandan señales en sentido contrario a los neurotransmisores normales: se sintetizan en los terminales postsinápticos y difunden al terminal presináptico, donde inhiben la liberación de neurotransmisores. Al igual que los opiáceos, los cannabinoides inhiben la liberación de GABA hacia las neuronas de dopamina de la vía de recompensa, lo que aumenta la liberación de dopamina por desinhibición (Szabo et al., 2002). Sin embargo, el cannabis es mucho menos adictivo que los opioides y no produce síndrome de abstinencia (Wise and Robble, 2020). Hay varias razones que explican esto. Los receptores CB1 también inhiben la liberación de glutamato hacia las neuronas de dopamina, y el glutamato aumenta la liberación de dopamina. El resultado final de esto es que los cannabinoides inhiben la liberación de dopamina, lo que modera su efecto estimulador a base de inhibir las neuronas GABAérgicas. Los cannabinoides aumentan la liberación fásica de dopamina (Wise and Robble, 2020), en vez de su liberación tónica. También interactúan con las endorfinas para aumentar el "gusto" en lugar del "deseo" (Mitchell et al., 2018). En estas dos cosas, el effecto del cannabis se parece más al efecto de estímulos naturales que al efecto de drogas adictivas. El CBD, actuando en los receptores CB2, disminuye la adicción a la cocaína (Galaj et al., 2020). Otras sustancias adictivas Otras drogas adictivas tienen sus propios mecanismos de acción (Wise and Robble, 2020). El alcohol es adictivo cuando se toma a menudo en grandes cantidades. A diferencia de otras drogas, sus efectos en el cerebro no están mediados por un receptor de neurotransmisor en particular, sino por su interacción con muchos receptores, que incluyen los receptores de glicina, los receptores de serotonina 5-HT3 y los receptores nicotínicos de acetilcolina. El alcohol produce solo pequeños aumentos en los niveles basales de dopamina, pero parece aumentar la liberación fásica de dopamina. Aun así, los alcohólicos muestran una disminución baja de los receptores D2 de dopamina similar a la producida por la cocaína, las anfetaminas y los opioides. La nicotina, la sustancia psicoactiva del tabaco, es un agonista de los receptores nicotínicos de acetilcolina, algunos de los cuales se encuentran en las neuronas dopaminérgicas del VTA. La nicotina aumenta la liberación de dopamina de estas neuronas. A largo plazo, disminuye los receptores D2de dopamina. Las benzodiacepinas (Valium) y los barbitúricos (fenobarbital) actúan modulando los receptores GABA-A, aumentando los efectos inhibidores del GABA. Parecen desinhibir la liberación de dopamina, como los opioides. Por qué los estímulos naturales producen liberación de dopamina pero no adicción Examinemos ahora cómo algunos comportamientos considerados adictivos afectan a la vía de la dopamina VTA-núcleo accumbens. Estos comportamientos incluyen (Potenza, 2006, 2014): comida: comer dulces y otros alimentos sabrosos (Lindgren et al., 2018); sexo: masturbarse, ver pornografía, leer novelas románticas y eróticas, fetichismo, perversión; jugar: videojuegos, apuestas, juegos de azar; relaciones: redes sociales, apego ansioso, amor obsesivo (Burkett and Young, 2012); compras; autolesionarse, como cortarse; ejercicio: cualquier deporte practicado en exceso; trabajo: adictos al trabajo. Todas ellas son actividades naturales. Aunque los videojuegos y las redes sociales se basan en la invención del ordenador y de la internet, los juegos, el cotilleo y las relaciones siempre han sido actividades humanas. Lo mismo puede decirse del sexo. La gente se ha masturbado, ha tenido sexo y ha visto a otros tener sexo desde los albores de la humanidad. Vivir hoy es mucho menos peligroso y aterrador que en la antigüedad. Es sólo que nuestra estimulación sensorial se ha vuelto más intensa con alimentos más sabrosos, imágenes sexuales más atractivas, juegos más emocionantes, etc. Los estímulos sensoriales intensos activan la vía de la recompensa. Sin embargo, lo hacen induciendo liberación fásica de dopamina. Pero esto es completamente distinto de las elevaciones prolongadas de los niveles basales de dopamina producidas por la cocaína y las anfetaminas. Los estímulos sensoriales tampoco interfieren con la inhibición GABAérgica de la liberación de dopamina, como lo hacen los opioides. Los estímulos naturales también alteran moderadamente la liberación tónica de dopamina, dirigiendo nuestra motivación hacia fuentes de placer. Por lo tanto, los estímulos que nos proporciona la tecnología moderna no son cualitativamente diferentes, en términos de liberación de dopamina, de las recompensas ancestrales con las que evolucionamos. No hay razón para pensar que cualquier actividad es capaz de producir los deseos aniquiladores y los síndromes de abstinencia que producen las drogas adictivas. Aun así, es cierto que algunas personas desarrollan fuertes compulsiones por los juegos de azar, comer en exceso o ver pornografía. Sin embargo, esto se explicaría mejor como una focalización excesiva del sistema de la dopamina hacia recompensas específicas (apuestas, comidas sabrosas, sexo excitante, etc.) y no como la corrupción de la vía de la recompensa que hacen las drogas adictivas. ¿Es adictivo el sexo? Por desgracia, la ciencia se ha usado a menudo en el pasado para justificar el puritanismo y la represión sexual. Aún hoy en día, el deseo sexual excesivo se considera una enfermedad, denominada donjuanismo y satiriasis en los hombres y ninfomanía en las mujeres. Y no olvidemos que, hasta hace poco, la homosexualidad fue considerada un trastorno mental. Algunos artículos contemporáneos (Blum et al., 2015) continúan esta tradición al asumir que desviaciones de las normas sexuales sancionadas por la sociedad son "mal-adaptativas" y necesitan ser curadas. Por ejemplo, Bloom et al. definen la adicción sexual como “cualquier conducta sexual compulsiva que interfiere con la vida normal y causa un estrés severo en la familia, los amigos, los seres queridos y el entorno laboral de uno”. Sin embargo, el estrés severo puede deberse a que familiares, amigos y compañeros de trabajo se niegan a aceptar formas no convencionales de sexualidad, como todavía sucede con la homosexualidad. El problema, entonces, no radica en con el comportamiento sexual en sí, sino en las actitudes intolerantes de la sociedad. De hecho, en su revisión de la literatura, Bloom et al. no encuentran evidencia alguna de que la hipersexualidad produce síndrome de abstinencia cuando se para la actividad sexual. Afirman que “las tasas de prevalencia de los trastornos relacionados con la adicción sexual oscilan entre el 3 % y el 6 %”, pero estos incluyen “masturbación excesiva, cibersexo, uso de pornografía, comportamiento sexual aberrante con adultos que dan su consentimiento, sexo telefónico, visitas a clubes de striptease y otros conductas adictivas”. Sin embargo, estos son comportamientos aceptados por la mayoría de las personas en las sociedades occidentales. Llamar adictivos a estos comportamientos se basa más en supuestos puritanos que en evidencia científica. Otros científicos se alinean mejor con los puntos de vista sexo-positivos modernos al mostrar que el comportamiento hipersexual es sólo el extremo en el rango normal del deseo sexual (Steele et al., 2013; Prause et al., 2017). El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DMS-5) rechaza el concepto de adicción sexual (Potenza, 2014). Se trata del documento estándar par el diagnóstico de enfermedades mentales en Estados Unidos. ¿Adicciones o compulsiones? La comunidad científica sigue debatiendo acaloradamente si algunos comportamientos son adictivos (Potenza, 2006, 2014). Un punto de vista emergente es que comportamientos compulsivos como comer en exceso, ludopatías, videojuegos y ver porno no son adicciones, sino que reflejan un déficit subyacente en la vía de la recompensa que hace que estas personas sientan que les falta algo y estén en un estado permanente de ansia. Este trastorno subyacente de la vía de la recompensa puede ser genético, producido por una enfermedad o derivado de un trauma. Solo abordando su verdadera causa pueden estas personas liberarse de su anhelo básico. Por lo tanto, curarlos de una "adicción" solo serviría para cambiar su compulsión a otro comportamiento. Por ejemplo, cuando los “adictos al sexo” no tienen acceso al sexo, comienzan a fumar o a comer en exceso. Intentar curar a estas personas de un comportamiento compulsivo corre el peligro de que al final caigan en el consumo de drogas adictivas, una situación mucho peor que el problema original. Conclusiones El cerebro es mucho más que la vía de recompensa del VTA al núcleo accumbens. Como cualquier otro sistema del cerebro, esta vía neuronal no funciona de forma aislada. Su función está íntimamente conectada con los sistemas sensoriales que sopesan la importancia de la información que nos llega y con las regiones del córtex que planifican las acciones. Intentar estudiar el comportamiento humano a través de la mirilla de la adicción es miope. Sí, hay muchas cosas en el mundo moderno que luchan por captar nuestra atención, pero no tienen el mismo control sobre nuestra voluntad que tienen las drogas sobre los adictos. Por supuesto, la búsqueda obsesiva del placer puede ser un problema. Pero también lo es encadenarnos a la represión del sexo y de otros placeres de la vida. Demasiada autodisciplina, culpa y vergüenza pueden causarnos sufrimiento al llevarnos a una búsqueda de éxito, dinero y fama impulsada por el ego. El puritanismo ha estado en la mente colectiva de los estadounidenses desde el nacimiento de esa nación. Dio origen a la Prohibición ya la Guerra contra las Drogas, intentos nefastos de eliminar el alcoholismo y la drogadicción a través de la criminalización. Una de las razones por las que libros como Dopamine Nation tienen tanto éxito es porque la narrativa del pecado y la redención — que subyace a los ciclos de abuso y sobriedad de muchos adictos — está profundamente arraigada en la psique americana. Decir que la pornografía y los videojuegos son adictivos socava la importancia que deberíamos darle al trágico problema de la adicción a las drogas. La actual epidemia de opiáceos en los Estados Unidos fue iniciada en 1996 por Purdue Pharma, dirigida por la familia Sackler, con su agresiva comercialización de OxyContin a los médicos estadounidenses. No fue causada por personas que perseguían el placer, sino por el ánimo de lucro. Su balance supera las 300.000 muertes. Nadie ha muerto por ver demasiado porno o jugar a videojuegos. Decir que la pornografía, la masturbación, los juegos y los móviles son problemas similares a la drogadicción es simplemente ridículo. Es un insulto a los millones de personas que han perdido seres queridos a causa de adicciones reales. Espero haber demostrado en este artículo que los mecanismos neuronales que subyacen a la drogadicción son distintos de los que nos motivan a hacer cualquier otra cosa en nuestras vidas. Incluyendo disfrutar de placeres como los juegos, el porno, el sexo y el amor. Referencias Blum K, Badgaiyan RD, Gold MS (2015) Hypersexuality Addiction and Withdrawal: Phenomenology, Neurogenetics and Epigenetics. Cureus 7:e348. Burkett JP, Young LJ (2012) The behavioral, anatomical and pharmacological parallels between social attachment, love and addiction. Psychopharmacology (Berl) 224:1-26. Galaj E, Bi GH, Yang HJ, Xi ZX (2020) Cannabidiol attenuates the rewarding effects of cocaine in rats by CB2, 5-HT(1A) and TRPV1 receptor mechanisms. Neuropharmacology 167:107740. 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  • ¿Qué haría España en la situación de Israel?

    ¿Cómo reaccionaría Europa ante un ataque del terrorismo islámico en su territorio? El 7 de octubre de 2025, fuerzas de la Yihad Islámica entran en las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, situadas en la costa del norte de África junto a Marruecos. Rápidamente abruman a la Guardia Civil y a la Policía Nacional y asaltan a la población, matando a civiles españoles, incluso niños, y violando a numerosas mujeres de las formas más espantosas. Otras personas son secuestradas y llevadas a escondites en Marruecos para ser retenidas como rehenes. Las guarniciones militares de ambas ciudades tardan en reaccionar. Sólo logran defender sus cuarteles. Los terroristas publican vídeos que los muestran sonriendo mientras matan, mutilan y violan. Al verlos, la población de España se lanza a las calles en manifestaciones indignadas. El momento y el método de la operación han sido elegidos intencionadamente. Siguen el modelo de los ataques del 7 de octubre de 2023 contra Israel por parte de Hamás, que ahora las organizaciones islámicas consideran un gran éxito. Afirmando querer restablecer el orden en ambas ciudades, el ejército marroquí entra en ellas, rodeando las guarniciones españolas. El gobierno español del socialista Pedro Sánchez duda lo que hacer. Finalmente, exige que el ejército marroquí se retire del territorio español. Mohammed VI, rey de Marruecos, afirma que su ejército está allí para mantener la paz y se niega a moverlo. España declara la guerra a Marruecos e invoca el artículo 5 de la OTAN. Donald Trump, recién reelegido presidente de los Estados Unidos, se pone del lado del rey de Marruecos, afirmando que la presencia del ejército marroquí es necesaria para restablecer el orden en las ciudades invadidas. El gobierno del Reino Unido, recordando cómo reaccionaron los españoles ante la invasión argentina de las Islas Malvinas en 1982, lo denomina como “guerra colonial” y se niega a responder. Las naciones de la Unión Europea dudan sobre cómo actuar. Los países de Europa del Este todavía están inmersos en la guerra en Ucrania y no quieren abrir otro frente. Finalmente, Francia acude en ayuda de España. Una armada conjunta hispano-francesa se enfrenta a la marina marroquí que bloquea el acceso a las ciudades. La fuerza aérea superior de ambos países hunde varios buques marroquíes. Otros barcos huyen a puertos marroquíes. No se los persigue. Soldados españoles y franceses desembarcan en Ceuta y Melilla. Se produce una sangrienta batalla puerta a puerta. Dura varios días, con numerosas bajas en ambos bandos. Finalmente, las fuerzas de la Yihad Islámica se reagrupan en el lado marroquí de la frontera. El ejército marroquí les da refugio. Ante una manifestación de millones de ciudadanos marroquíes, Mohammed VI declara que la guerra es una yihad santa para reconquistar territorios islámicos. La prensa europea debate si esto incluye a España, que fue conquistada por el Islam en la Edad Media. La guerra de Reconquista contra los moros que duró 500 años todavía está en el ADN español. Pero la colonización de Marruecos por España y Francia durante los siglos 19 y 20 está aún más reciente en la memoria de los marroquíes. La guerra provoca una crisis de gobierno en España, que acaba por socavar la coalición entre los socialistas del PSOE y el partido de izquierda Sumar. Este último sostiene que España debe buscar la paz abandonando Ceuta y Melilla, a las que califica de “colonias”. El partido conservador Partido Popular y el partido de extrema derecha Vox quieren una guerra total con Marruecos. El PSOE pierde el poder y se convocan elecciones. El Partido Popular y Vox prometen vengar las ofensas contra España por parte de Marruecos y los terroristas a los que apoya. Aprovechando el revuelo de las elecciones españolas, la marina marroquí invade la isla de Lanzarote, la más oriental de las Islas Canarias. Temerosos de que los marroquíes invadan todo el archipiélago canario, Alemania, Italia y otras naciones de la Unión Europea deciden finalmente responder a la invocación del artículo 5 de la OTAN y unirse a España y Francia en la guerra contra Marruecos. Una vez más, varios barcos marroquíes son hundidos por submarinos europeos. La marina marroquí se ve obligada a retirarse de las Islas Canarias, pero una parte importante de su ejército se queda ocupando Lanzarote. Los europeos bloquean la isla. El Partido Popular consigue la mayoría absoluta en las elecciones españolas. Con el gobierno en sus manos, el Partido Popular lanza un ataque total contra Marruecos desde Ceuta y Melilla. Las fuerzas aéreas europeas bombardean implacablemente las ciudades de Tánger, Tetuán y Nador, que luego son invadidas por tierra. Para reducir las bajas entre los ejércitos europeos, formados por voluntarios europeas, las ciudades son arrasadas sin piedad. La Yihad Islámica y las fuerzas guerrilleras marroquíes libran una guerra urbana mortal. Los españoles, enfurecidos, no se preocupan demasiado por las bajas civiles marroquíes. La propaganda del gobierno marroquí infla sus bajas. Pronto superan los 100,000. El mundo islámico reacciona con indignación. En Egipto, Arabia Saudita, Jordania, Irak, Yemen, Irán y muchos otros países hay llamadas a una santa yihad contra los invasores cristianos de Marruecos. Empiezan a enviar armas y soldados a Marruecos. Tienen que hacerlo por tierra, porque cualquier barco que transporte soldados en el Mediterráneo es rápidamente detenido o hundido por buques de guerra de la OTAN. Lamentablemente, también lo son los barcos que transportan ayuda humanitaria a Marruecos desde países islámicos. En los hospitales no hay suficientes alimentos ni medicinas para atender a las numerosas víctimas marroquíes. Las Naciones Unidas declaran una crisis humanitaria. La Rusia de Putin brinda su apoyo a Marruecos. Xi Jiping ofrece la mediación de China para detener la guerra. Aboga por ceder Ceuta, Melilla y Lanzarote a Marruecos. Es una propuesta inaceptable. España y los europeos ni siquiera se molestan en sentarse a negociar. ¿Por qué iban a hacerlo? Están ganando la guerra. Pronto Marruecos se verá obligado a negociar, o quedará completamente destruido. Tras varios meses de bloqueo, hay hambruna en Lanzarote. Tanto los civiles españoles como los soldados marroquíes están muriendo como moscas. Finalmente, los soldados marroquíes acceden a rendirse, con la condición de que se les conceda la ciudadanía española. Mohammed VI ha prometido ejecutarlos si regresan a Marruecos. El gobierno español accede a sus demandas pero, cuando su ejército entra en Lanzarote, confina a los soldados marroquíes en campos de prisioneros improvisados dentro de la isla desértica. La islamofobia está fuera de control en Europa, especialmente en España y Francia. Se incendian mezquitas y negocios de propiedad musulmana. Se ataca a los musulmanes en los suburbios de París, Marsella, Barcelona y Madrid. Finalmente, los gobiernos español y francés optan por la detención masiva de musulmanes, confinándolos en campos de concentración. Alemania duda al principio, pero luego hace lo mismo. Hay manifestaciones en todo el mundo contra la matanza europea en Marruecos. En particular, la izquierda estadounidense se mantiene firme en su oposición a la “nueva guerra colonial”. Apoya la decisión de Trump de no involucrarse. Hay una votación en las Naciones Unidas pidiendo un alto el fuego en Marruecos. La mayoría de las naciones lo apoyan, incluidas Rusia y China. Para disgusto de los españoles, Venezuela, Nicaragua, México, Cuba, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina votan en contra. Estados Unidos y el Reino Unido se abstienen, así como Chile, Uruguay, Paraguay, Perú y Colombia. Francia bloquea la resolución en el Consejo de Seguridad. En represalia contra Europa, Egipto cierra el Canal de Suez. Todos los barcos se ven obligados a rodear África. El comercio internacional sufre, lo que provoca una inflación altísima. Especialmente en Europa. La administración Trump comienza a dudar de su decisión de mantenerse al margen del conflicto. Impulsado por la oligarquía económica estadounidense, finalmente accede a responder al artículo 5 de la OTAN, pero sólo para reabrir el canal de Suez. La OTAN decide invadir Egipto para hacerse con el control del canal de Suez. Piden a Israel que les permita utilizar su territorio para montar un ejército para invadir la península del Sinaí en Egipto. Israel se niega, argumentando que tiene un trato de paz con Egipto desde hace tiempo que no quiere incumplir. Además, cuando Israel se encontraba en una situación similar el año anterior, ¿qué hicieron España y los europeos?

  • La política identitaria sabotea a la izquierda

    Cómo pasamos del humanismo universalista a negar el progreso Soy un izquierdista pasado de moda. Creo en la redistribución de la riqueza, los impuestos redistributivos, el control estatal sobre las empresas, la atención sanitaria pagada por el estado, las universidades gratuitas, la anticoncepción, el aborto, la defensa del medio ambiente y la libertad de expresión. Entre otras causas progresistas. Sin embargo, vengo sintiendo que la izquierda está abandonando estas causas tan valiosas en favor de otras mucho más cuestionables. La ideología sin nombre Una nueva ideología ha ido creciendo como un cáncer dentro de la izquierda, minando su fuerza y poniéndole a mucha gente en contra. Ha sucedido lo impensable: la izquierda ha perdido a la clase trabajadora. Los agricultores y trabajadores votan cada vez más a la derecha populista, que ya no es el típico conservadurismo, sino la derecha fascista y radical que representan Donald Trump en Estados Unidos y Vox en España. Fuera de Estados Unidos, los conservadores han estado en el poder en el Reino Unido desde el Brexit. La extrema derecha se ha apoderado de Italia, los Países Bajos y Hungría, y está en ascenso en Francia y España. Es muy fácil achacar todo esto a la estupidez de los votantes. La verdad es que la izquierda también tiene la culpa. Ha estado abrazando ideas radicales y crípticas que son rechazadas por la gente común, mientras abandona a los pobres y a la clase media a los estragos del capitalismo. Es difícil denunciar esta nueva ideología porque no tiene nombre. Finge que es sólo la izquierda de siempre. Que sus ideas son convencionales y de sentido común, por lo que nadie debería criticarlas. La creciente polarización de la política crea un escenario de nosotros contra ellos en el que si uno se opone a estas ideas se le tacha de conservador. En Estados Unidos se ha venido llamando a esta ideología 'wokenismo', que proviene de la palabra woke, que significa 'despertarse' o 'estar alerta'. Pero este término, que se empezó usando para oponerse al racimo, fue secuestrado por la derecha para atacar a la izquierda. Descartando el progresismo Puede que esta ideología sin nombre sea izquierdista pero, desde luego, no es progresista. “El progresismo es una doctrina política y social orientada, generalmente, hacia el desarrollo de un estado del bienestar, la defensa de derechos civiles, la participación ciudadana y cierta redistribución de la riqueza. En este sentido, el progresismo defiende, en líneas generales, más equidad económica e igualdad social, así como también lo que se consideran mayores avances o progresos en materia sociocultural.” Progresismo, Wikipedia. La base de esta ideología sin nombre es precisamente cuestionar el progreso. En particular, niega la capacidad de la ciencia para encontrar la verdad objetiva. También cuestiona las mejoras en la condición humana aportadas por la tecnología. Así mismo, es crítica con el progreso social. Por ejemplo, cuestiona que el movimiento por derechos civiles de los Negros en Estados Unidos haya aportado mejoras reales respecto del racismo. El libro 'La Trampa de la Identidad' Finalmente, un artículo en The Atlantic por Yascha Mounk me llevó a su libro The Identity Trap. Explica bastante bien el funcionamiento interno de esta ideología sin nombre, que Mounk denomina Síntesis de Identidad. En The Identity Trap, Mounk te lleva a través de los orígenes de la Síntesis de Identidad en sus sucesivas etapas. Luego explica cómo invadió primero las universidades y luego la sociedad en general. El libro termina con una refutación exhaustiva de esta ideología y una hoja de ruta de lo que el progresismo puede hacer para recuperar el control de la izquierda. Gran parte de lo que escribo en este artículo se basa en ese libro, pero agregaré mis propios ideas como científico y profesor universitario. Sin embargo, utilizaré el término política identitaria en lugar de Síntesis de Identidad porque goza de más tracción y tiene su propia entrada en Wikipedia. Aunque el libro The Identity Trap se refiere principalmente a la situación política en Estados Unidos, en España pasa algo parecido, llegándose incluso a mayores extremos en cuestiones de género. Por ejemplo, una Ley Contra la Violencia de Género no sería constitutional en Estados Unidos por romper el principio de igualdad ante la ley. Fuera de España no se acepta tanto la idea de que la violencia en las parejas se ejerce contra las mujeres por ser mujeres. Al contrario, en estudios científicos se la llama "intimate partner violence" - "violencia de pareja íntima" y no violencia de género (Pichon et al., 2020) . Los siete temas de la política identitaria Mounk identifica siete características principales de la Síntesis de Identidad: Rechazo de la verdad objetiva. Basándose en el posmodernismo, afirma que la ciencia es simplemente otra “gran narrativa” creada por las estructuras de poder. Usar el análisis del discurso con fines políticos. En lugar de defender a la libertad de expresión, declara que es necesario subyugar la verdad para lograr objetivos políticos. Esencialismo estratégico. Si bien se niega que identidades como la raza y el género tengan existencia real, se las abraza con el objetivo de luchar contra las estructuras de opresión que las crearon. Pesimismo sobre la superación del racismo, la misoginia y otras formas de intolerancia. Cuestiona los éxitos pasados del feminismo y del movimiento por los derechos civiles contra el racismo, afirmando que han sido secuestrados y pervertidos en beneficio de los opresores. Políticas que distinguen a las personas en función de su identidad. En lugar de seguir luchando contra la segregación, la política identitaria quiere restablecerla porque las personas del mismo género o raza se entienden y luchan mejor cuando están juntas. Así, propone la creación de “espacios seguros” para mujeres y negros. La interseccionalidad como estrategia de organización política. Dado que las diferentes formas de opresión se combinan entre sí (la idea original de interseccionalidad), luchar contra una forma de opresión requiere luchar contra todas las formas de opresión. Esto conduce a una división automática del mundo entre víctimas y opresores en todas las esferas de la vida. Teoría del punto de vista, que afirma que las personas con identidades diferentes no pueden comunicar sus experiencias entre sí. También prioriza las “experiencias vividas” subjetivas sobre la objetividad científica basada en hechos. Posmodernismo Yascha Mounk sitúa el origen de la política identitaria en las ideas posmodernistas de la década de 1980, en particular las de Michel Foucault y Jean-François Lyotard. En esencia, el posmodernismo representa un rechazo de la verdad objetiva y del izquierdismo universalista, que es lo que he estado llamando progresismo. "La misión histórica de la izquierda consistió en ampliar el círculo de simpatía humana más allá de las fronteras de la familia, la tribu, la religión y la etnia". La trampa de la identidad, Yaksha Mounk. Michel Foucault comenzó su carrera como marxista ortodoxo, pero finalmente se desencantó. Esto le llevó a una filosofía nihilista consistente en rechazar cualquier “gran narrativa” porque son secuestradas por los opresores para perpetuarse en el poder. En su libro Historia de la locura en la época clásica, Foucault explica que las grandes narrativas son ideologías que ofrecen una explicación integral de cómo funciona el mundo y qué hacer para mejorarlo. Por lo tanto, la ciencia ocupa un lugar destacado entre estas grandes narrativas. Pero también lo es cualquier idea de progreso social o moral. Jean-François Lyotard, en su libro La condición posmoderna, descarta de manera similar la necesidad de “metanarrativas”, que son teorías que reúnen varias disciplinas bajo un entendimiento común. Cualquier teoría universalista de este tipo, afirmó, es sólo una opinión e inherentemente injusta. Los principales ejemplos de grandes narrativas o metanarrativas son: El progreso hacia la racionalidad prometido por la Ilustración. La revolución socialista prometida por el marxismo. El método científico como forma de determinar la verdad o falsedad de una afirmación. Curiosamente, el rechazo de las grandes narrativas llevó al rechazo del esencialismo, que es la idea de que existen identidades estables como proletario, mujer o raza. Según el posmodernismo, las etiquetas de identidad que utilizamos para darle sentido al mundo son una fuente de poder porque consagran las normas que crean la estructura moral de la sociedad. Éste es el origen de la idea actual de que no existe el sexo biológico, porque “el género es una construcción social”. Es decir, el género es sólo una narrativa impuesta por la estructura de poder del patriarcado. De esta manera, el feminismo de la cuarta ola se ha convertido en una ideología anclada en el posmodernismo. Sin embargo, si las identidades no son reales y el género y la raza son sólo ilusiones creadas por los opresores, ¿cómo llegamos a la política identitaria? Ésta es una de las razones por la que la política identitaria se niega a etiquetarse a sí misma. No es sólo que, en esencia, no crea en las identidades. Es que adoptar cualquier etiqueta la convertiría en una gran narrativa, lo que sería una auto-contradicción. Por lo tanto, la política identitaria se camufla como una colección de ideas aparentemente inconexas que no puedan considerarse como una gran narrativa. De todos modos, las identidades volvieron a entrar en la ecuación y, finalmente, se volvieron dominantes. Fue un proceso retorcido. Poscolonialismo Edward Said (1935-2003) fue un palestino-estadounidense educado en Princeton y Harvard. Su libro Orientalismo, publicado en 1978, criticaba la noción de “Oriente” porque colocaba en la misma categoría las diversas culturas de los países árabes, India, China y Japón. Señaló, correctamente, que ver el mundo a través del lente de la civilización occidental crea una visión distorsionada en la que las culturas poco comprendidas se consideran inferiores. Esto esconde una gran injusticia: cómo la idea de que Occidente tenía una cultura superior que necesitaba ser enseñada a otros países creó una justificación para la explotación colonial de esos países. Sin embargo, esta crítica al supremacismo cultural occidental se utilizó para reforzar la idea posmodernista de las grandes narrativas. Y, en particular, que la ciencia era parte de la cultura occidental y debía ser rechazada. En realidad, la ciencia surgió de la fusión de la filosofía griega con los conocimientos árabes en astronomía, química y medicina, que a su vez fueron transmitidos desde las civilizaciones china e india. Tan pronto como la ciencia se desarrolló en Occidente, fue rápidamente adoptada por países como Japón, China e India. Por tanto, la ciencia es universal en su origen y aplicación, constituyendo una herramienta común para que toda la humanidad descubra y comparta verdades objetivas. Otro desarrollo desafortunado de la idea de Said fue el inicio de la actual división de la humanidad entre víctimas y opresores. Su objetivo era cambiar el discurso dominante para ayudar a los países colonizados. Sin embargo, a medida que la descolonización se impuso en la segunda mitad del siglo XX, los países anteriormente colonizados comenzaron a entablar guerras entre sí. Por ejemplo, India y Pakistán luchan entre sí, al igual que numerosos países africanos. Otros países, como la R.D. del Congo y Ruanda tuvieron sangrientas guerras civiles. El marco víctima/opresor no es muy útil para entender estos conflictos, ya que el opresor de un año se convierte en víctima al año siguiente. Cómo el esencialismo estratégico resucitó las identidades Gayatri Chakravorty Spivak es una profesora de literatura india considerada uno de las intelectuales más influyentes del poscolonialismo. Siguiendo los pasos de Said, argumentó que las masas oprimidas en Asia no podían darse el lujo de ignorar las señas de identidad, como lo hizo Foucault. Aunque rechazó el esencialismo como discurso universal, de acuerdo con el posmodernismo, se dio cuenta de que los ciudadanos de la India, China y otros países asiáticos tenían que abrazar su identidad cultural para rescatarla de la influencia occidental. Había que apoyar la identidad de forma temporal y estratégica. Así nació el esencialismo estratégico. Así es como el discurso víctima contra opresor de Said y Spivak condujo a la adopción de identidades que el posmodernismo había rechazado por considerarlas esencialistas. Muy pronto, el feminismo y la lucha contra el racismo adoptaron el esencialismo estratégico. Justo cuando los científicos estaban dispuestos a aceptar que las razas no tienen base biológica, los antirracistas las recuperaron para organizar su lucha política en torno a ellas. Aparentemente, la coherencia intelectual puede sacrificarse en la lucha política para destronar a los opresores. A fin de cuentas, la racionalidad es algo propio de los científicos. Y la ciencia había sido descartada hacía tiempo por los posmodernistas. Teoría Crítica de Raza Derrick Bell (1930-2011) fue un abogado, profesor universitario y activista de derechos civiles. En 1970, publicó Raza, racismo y derecho estadounidense, el libro que inició la Teoría Crítica de Raza. Afirmó que el progreso del movimiento por los derechos civiles fue sólo aparente porque no se tradujo en una mejora de las condiciones de los Negros. De hecho, este movimiento acabó trabajando a favor del racismo. Entre otras cosas, Bell afirmó que era un error convertir en el objetivo principal del anti-racismo la eliminación de la segregación en los colegios. Vio el racismo estadounidense como una condición permanente que simplemente cambia de forma para perpetuarse. Así, aunque a menudo se afirma lo contrario, la Teoría Crítica de Raza apareció en oposición al movimiento de derechos civiles de Martin Luther King y Rosa Parks, no como una continuación del mismo. La Teoría Crítica de la Raza aplica a la práctica jurídica las ideas del posmodernismo y la Teoría Crítica. “En la década de 1970, Bell y estos otros juristas comenzaron a utilizar la frase 'Teoría Crítica de Raza' (CRT), una frase basada en estudios jurídicos críticos, una rama de la erudición jurídica, que desafía la validez de conceptos como racionalidad, verdad objetiva, y neutralidad judicial”. Desarrollo de la Teoría Crítica de Raza (traducido), Wikipedia. Con el tiempo, la CRT dio lugar a ideas a menudo esgrimidas por la política identitaria, como las microagresiones, los sesgos implícitos y la interseccionalidad. Interseccionalidad Kimberlé Crenshaw (1959) es una profesora de derecho que utilizó la Teoría Crítica de Raza en su trabajo de investigación. Dio origen a la teoría interseccional, que afirma que diferentes formas de opresión se suman entre sí para crear una opresión aún más pronunciada. Aunque la interseccionalidad es cierta en muchos casos, no explica el hecho de que a veces diferentes formas de opresión no se suman. Por ejemplo, los hombres negros suelen estar más oprimidos que las mujeres negras: la policía los mata y los encarcela con más frecuencia. Sin embargo, el principal problema es que la interseccionalidad produjo dos ideas que Crenshaw no apoya. Que el activismo contra una forma particular de opresión debe traducirse en la lucha contra todas las demás formas de opresión. Que personas con identidades diferentes no pueden entender sus distintas experiencia vitales. 'Teoría del punto de vista' (Standpoint Theory) Esta segunda idea se convirtió en la teoría del punto de vista. La teoría del punto de vista afirma que “había ideas clave sobre el mundo social (e incluso eso sería necesario para corregir las injusticias) que los miembros de los grupos marginados nunca podrían comunicar a los miembros de los grupos dominantes”. La trampa de la identidad, Yascha Mounk. Patricia Hill Collins (1948), entre otros, razonó que, dado que cada grupo experimenta diferentes combinaciones de opresión, la experiencia subjetiva no puede compartirse entre diferentes grupos de identidad. Por lo tanto, los ideólogos de la política identitaria consagran la experiencia subjetiva como el árbitro último de la verdad. Por el contrario, la neurociencia ha documentado que la experiencia subjetiva no es fiable porque el cerebro tiene muchas formas de engañarse a sí mismo. La teoría del punto de vista también ocupa un lugar preponderante en el feminismo de la cuarta ola. Critica la ciencia, argumentando que ha estado dominada por hombres con visión limitada por su género, de modo que han llegado a una visión distorsionada del mundo. En particular, dicen, la ciencia ha creado muchas creencias falsas sobre las mujeres y sus cuerpos. Por supuesto que la ciencia comete errores todo el tiempo. Está en su naturaleza el constantemente probar ideas y descartarlas para eventualmente llegar a la verdad. Pero esto no les importa a las feministas. Para ellas, un error te condena para siempre. Esta idea crece en el terreno fértil del rechazo a la ciencia promovido por el posmodernismo. Dado que no existe una verdad objetiva y que la ciencia ae equivoca, debemos tomar el testimonio de las mujeres al pie de la letra. Es el “creer a las mujeres” llevado al extremo. Por supuesto, la teoría del punto de vista es válida sólo cuando consideramos la experiencia subjetiva de un individuo oprimido. La experiencia subjetiva de una persona que pertenece a un grupo opresor (hombres, blancos) está irremediablemente sujeta a prejuicios. Ataques a la libertad de expresión Los ataques contra la libertad de expresión son un elemento común de la derecha, principalmente en forma de prohibición de libros sobre sexualidad y derechos LGTB. Sin embargo, también existe una larga tradición de ataques a la libertad de expresión en la izquierda radical. Herbert Marcuse fue un filósofo que emigró a Estados Unidos desde Alemania. En su libro Tolerancia represiva, argumentó que la libertad de expresión no era posible en las democracias occidentales debido al dominio de los medios de comunicación por parte de las clases ricas. Propuso una revolución que llevaría al poder a un gobierno de izquierda que prohibiría la expresión y la reunión de cualquier grupo que se opusiera a sus objetivos políticos. Stanley Fish se hizo cargo de las ideas de Marcuse, argumentando que el límite entre el discurso permitido y el discurso prohibido (como “gritar fuego en un cine lleno de gente”) es arbitrario y una cuestión de política. Ibram X. Kendi es uno de los principales defensores del antirracismo y de la idea de que todos los blancos son racistas. Defiende la prohibición de las ideas racistas, que define en términos generales como todo lo que contradice su pensamiento. Estas ideas se han infiltrado en la política identitaria en forma de un amplio desprecio por la libertad de expresión. Se considera algo secundario, o incluso opuesto, a la lucha por la liberación racial o el desmantelamiento del patriarcado. El resultado fue la cultura de la cancelación: el permiso para atacar brutalmente a cualquiera que se desvíe del dogma políticamente correcto. Lo que ha llevado a muchas personas a perder sus carreras por expresar sus opiniones. Por ejemplo, la bióloga evolutiva Carole Hooven tuvo que dejar la universidad de Harvard por enseñar que el sexo es binario, una opinión compartida por muchos científicos. “Mientras algunos activistas insisten en que afirmar la realidad biológica del sexo 'binario' es completamente equivocado y pernicioso, la verdadera amenaza a la ciencia y a la dignidad humana es la idea de que para apoyar los derechos de cualquier persona debemos negar o ignorar la realidad.” Carole Hooven. La negatividad y la ineficacia de la política identitaria Por su propia esencia, la política identitaria está llena de negatividad. Sirve para criticar a la sociedad, cancelar personas y exigir privilegios, pero no para proponer soluciones. Ante problemas de la vida real, como la separación de familias inmigrantes o la invasión rusa de Ucrania, permanece desconcertada y en silencio. A lo sumo, propone soluciones simbólicas, como pedir un alto el fuego en Gaza, sin explicar cómo resolver los problemas subyacentes, como la existencia de Israel como refugio para los judíos, y cómo sacar a los palestinos de su estatus de refugiados perennes. En universidades y empresas americanas, La Teoría Crítica de Raza y la interseccionalidad han dado lugar a políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) que son divisivas y obligan a las personas a declarar su apoyo por ideas con las que no están de acuerdo. DEI está llevando a profesores ponerles pleitos a sus universidades por restringir sus derechos académicos y amenazar sus empleos. La política identitaria amenaza los valores clave de la democracia La negación de la verdad objetiva y la ciencia por parte de la política identitaria de la izquierda refleja las mismas reacciones dela extrema derecha. La izquierda no puede criticar a los conservadores por negar la crisis climática y la eficacia de las vacunas mientras que se opone a la ciencia en temas que no le gusta. Más concretamente, si no existe la verdad objetiva, el diálogo se vuelve imposible y nos vemos condenados a una lucha interminable entre ideas opuestas. La civilización occidental dejó atrás mil años de guerras religiosas cuando fue capaz de aceptar que hay mejores maneras de establecer la verdad que la fe y las creencias ciegas impuestas a base de la fuerza de los ejércitos. La ciencia ha creado un compendio exhaustivo e internamente consistente de conocimientos sobre el mundo y sobre nosotros mismos basado en evidencia. Hoy en día, toda la humanidad puede progresar en base a una realidad compartida basada en los conocimientos científico. Los frutos tecnológicos de la ciencia se hacen públicos para que todos los compartan. La política identitaria da un gran paso atrás al negar este conocimiento científico y volver a ideologías sostenidas por el poder político. Lo que está en juego es nada menos que la base de nuestra civilización moderna. La democracia se basa en reconocer el derecho a la libertad de expresión, que consiste en el derecho a tener opiniones diferentes. Los derechos humanos se basan en el reconocimiento de que todos compartimos nuestra humanidad y tenemos intereses básicos comunes. La política identitaria enfatiza las cosas que nos hacen diferentes unos de otros, en nombre de la diversidad. Incluso nos dice que estas diferencias son tan profundas que no podemos entendernos. La política identitaria presenta a la sociedad como un juego de suma cero en el que la “equidad” se basa en privilegiar ciertas razas y géneros sobre otros. Necesitamos purgar esta ideología nociva de la izquierda, no cancelando a sus defensores, como lo hacen ellos, sino debatiéndola públicamente. Como un vampiro, se marchitará bajo la luz del sol.

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