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Hermes Solenzol

Los enigmas de la sexualidad humana

Actualizado: 25 feb 2022


El sexo es básicamente una función biológica encaminada a la procreación. Sin embargo, no es así como lo vivimos: no hacemos el amor para reproducirnos, sino en busca de placer y de intimidad. Si sólo folláramos cuando vamos a tener hijos, la cantidad de actos sexuales sería muchísimo menor. Sin embargo no es así y en todas las culturas humanas el sexo se practica con mucha frecuencia y en su mayor parte con fines no reproductores.


Claro que muchas religiones se empeñan en lo contrario, en que lo “natural” es que el acto sexual se realice sólo cuando se quieren tener hijos y que, en caso contrario, es un vicio y un pecado. Esto es un ejemplo de lo que se conoce como “la falacia naturalista”: el error de creer que lo natural es bueno y lo bueno es natural. Esto no es cierto, porque los valores éticos los decidimos los seres humanos independientemente del estado natural de las cosas. Por ejemplo, el asesinato y la violación son fenómenos naturales (los encontramos en muchas especies animales) pero no por eso dejan de ser completamente inmorales.


Pero es que además resulta que la sexualidad humana, por su propia naturaleza, no parece dedicada exclusivamente a la procreación. A primera vista, ésta puede parecer una idea algo extraña, pero cuando comparamos la sexualidad humana con la de otros mamíferos, enseguida descubrimos una serie notable de anomalías, que paso a enumerar a continuación.

  1. Disponibilidad sexual permanente. Todo el mundo sabe que los perros, los gatos, las ratas, el ganado y prácticamente todos los vertebrados sólo se aparean cuando la hembra está en celo. Es decir, cuando la hembra ovula emite señales olorosas, visuales y de comportamiento que señalan a los machos que está disponible para aparearse. Por su lado, los machos sólo se sienten atraídos por las hembras en celo. Las mujeres, por el contrario, pueden tener sexo en cualquier momento, no sólo cuando ovulan. Es más, desean el sexo incluso durante la menstruación y cuando han pasado la menopausia. Desde el punto de vista biológico, esto no tiene lógica alguna. El acto sexual supone una gran inversión de energía, ¿por qué malgastarla en un momento en que no sirve para reproducirse?

  2. Ovulación escondida. Otra faceta del mismo fenómeno es que la mujer no tiene celo, es decir, que no anuncia cuando está ovulando. Algunas mujeres notan cuando ovulan, pero un gran número ni siquiera se da cuenta. Por eso en los tratamientos de fertilidad hay que recurrir a contar días para saber cuándo toca hacerlo. De nuevo, esto no sigue la lógica de la biología: si lo que quiere el organismo es reproducirse, lo más normal es que al menos avise del momento más adecuado para follar, ¿no?

  3. Orgasmo. Parece ser que casi todos los mamíferos experimentan placer con el acto sexual, tanto el macho como la hembra. Sin embargo, la intensidad del orgasmo en la especie humana parece única en el reino animal. Más aun teniendo en cuenta la capacidad de muchas mujeres de tener orgasmos repetidos de gran intensidad y duración.

  4. Menopausia. La mujer llega a una edad, alrededor de los 50 años, en la que se detienen las ovulaciones y queda completamente incapacitada para procrear. Puede parecer que la mujer es simplemente demasiado vieja para quedarse embarazada, pero no es eso lo que ocurre. La menopausia es un fenómeno fisiológico perfectamente programado y que no ocurre en casi ninguna especie de mamífero. La excepción serían los cachalotes y otros cetáceos. ¿Por qué, entonces, pasan las mujeres por la menopausia?

  5. Tamaño del pene. Sí, es cierto: el tamaño del pene del hombre relativo al tamaño de su cuerpo es mayor que en otras especies de mamíferos. Por ejemplo, un gorila macho puede pesar cinco veces más que un hombre, pero su pene es mucho menor.

  6. Homosexualidad. Éste es otro fenómeno que parece ir en contra de la lógica evolutiva. Una acto sexual entre dos machos o dos hembras no conduce a la procreación, así que es un puro derroche de energía que podría ser usada para sobrevivir. Por otro lado, los genes responsables del comportamiento homosexual deberían perderse enseguida en el proceso de selección natural. Y, sin embargo, la homosexualidad existe no sólo en la especie humana, sino en muchos otros animales. Por ejemplo, Frans de Waal documenta en su libro Chimpanzee Politics el comportamiento de una chimpancé lesbiana que cuando otras chimpancés se ponen en celo las monta como los machos.

  7. Dominación-sumisión sexual. No, no voy a decir que a todos nos va el BDSM, pero lo que sí parece cierto es que en casi todas las culturas el acto sexual tiene un tinte en el que el que penetra asume un rol dominante y la penetrada o el penetrado, un sol sumiso. En algunas especies de monos, el que pierde la pelea frente al mono dominante lo apacigua ofreciéndole el culo. Por lo tanto, expresiones populares como “lamer el culo”, “poner el culo” o “dar por culo” podrían tener un fundamento biológico.

Bueno, pues eso es todo… Lo único que pretendía es que os dierais cuenta del maravilloso misterio que es nuestra sexualidad.


¿Qué dices? ¿Que no os puedo dejar así, sin la más mínima explicación para tanto enigma? Bueno, pues la verdad es que nadie ha encontrado una explicación realmente satisfactoria a estas cuestiones. Por ejemplo, el famoso científico Jared Diamond escribió un libro sobre el tema, titulado “Why Is Sex Fun?” (“¿Por qué es el sexo divertido?”) donde intenta explicar esta cuestiones… aunque algunas de sus explicaciones no me resultaron demasiado convincentes, la verdad.


Vale, os daré algunas pistas… La especie humana es anómala en que tenemos un cerebro demasiado grande y que requiere muchos años para desarrollarse. Tardamos de diez a quince años en llegar a la edad reproductora, lo que es una barbaridad comparado con otras especies de mamíferos. Eso significa que los padres tienen que cuidar de los hijos durante muchos años. En realidad, no son los progenitores los que sacan a los hijos adelante. En nuestro entorno evolutivo, los seres humanos no vivimos en parejas, sino en tribus, que es donde se comparte el alimento, el cobijo, la defensa y el cuidado de los hijos. Cabe pensar, por lo tanto, que la sexualidad humana fue perdiendo su carácter exclusivamente reproductor para convertirse en un reforzamiento de los vínculos de pareja y tribales. El fuerte deseo sexual y el orgasmo lleva a la mujer a querer sexo en todo momento, lo que refuerza su vínculo emocional con los hombres, que a su vez también poseen un enorme impulso sexual. Esto explicaría los enigmas 1, 2 y 3.


La menopausia, según Jared Diamond, se podría explicar porque llegada una determinada edad es demasiado peligroso para una mujer quedarse embarazada. Tiene más sentido que dedique su energía al cuidado de sus nietos, que en definitiva ya llevan sus genes. Sin embargo, sigue siendo capaz de tener relaciones sexuales, porque cómo explicaba antes esto mantiene su vínculo con su pareja y el resto de la tribu.


Por lo tanto, cuando follamos buscando placer e intimidad en vez de reproducirnos no estamos cometiendo un acto innatural y pecaminoso, como predican los curas , sino siguiendo los dictados de nuestra naturaleza más íntima. El acto sexual es intrínsecamente saludable, desde el punto de vista fisiológico, psicológico y social. Es una parte esencial de la vida.


Me queda por explicar lo del tamaño del pene, la homosexualidad y la dominación-sumisión, pero estos son temas complejos que quizás merezcan su propio artículo. Así que los dejo para otra ocasión.

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