Los principios de la cultura sexo-positiva son interdependientes y se basan en la libertad y autonomía personal.
La cultura sexo-positiva surgió de la liberación sexual de los años 60 y de la Guerra del Sexo dentro del movimiento feminista, que comenzó en los años 80 y persiste hasta hoy en día. Esta prolongada lucha entre feministas radicales y feministas sexo-positivas dio lugar a una cultura que acabó por expandirse del feminismo a la sociedad en general.
Las ideas sexo-positivas se basan en el principio de la autonomía personal, que establece que toda persona tiene derecho a decidir qué hacer con su cuerpo y su mente. No se trata de un principio absoluto, sino que debe equilibrarse con los derechos y la seguridad de los demás. Puede ser anulado por bienes colectivos, como las campañas de vacunación o las cuarentenas durante las epidemias. Pero éstas deben ser siempre circunstancias especiales.
La voluntad de la mayoría no puede borrar la autonomía personal, pues eso equivaldría a una dictadura de la mayoría. Un sistema democrático no es sólo aquel en el que las decisiones se toman por votación o por representantes electos, sino que debe incluir el respeto a los derechos de las minorías y a la autonomía personal. A eso lo llamamos libertad.
Este artículo es un compendio de las principales ideas sexo-positivas. En él quiero mostrar cómo estas ideas se derivan lógicamente del principio de autonomía personal y de lo que sabemos sobre la sexualidad humana.
1) El sexo es un derecho humano
Debemos empezar por reconocer que el sexo es una necesidad biológica en los seres humanos, tan poderosa como respirar, beber, comer, protegernos del frío y estar seguros. Dado que estas necesidades biológicas se reconocen como derechos humanos, el derecho al sexo también debería ser un derecho humano.
2) El placer y el deseo sexual son intrínsecamente buenos
El sexo no debe ser considerado sólo como una necesidad a ser saciada, sino como algo que contribuye en gran medida a enriquecer nuestras vidas.
Así mismo, el deseo sexual debe ser valorado, no considerado como algo que necesita ser satisfecho de la manera más expeditiva.
Dado que el sexo es bueno en sí mismo, no necesita justificarse en base a nada más, sea la reproducción o el fortalecimiento de una relación.
La ciencia nos muestra que, en los seres humanos, el sexo no sirve sólo para la reproducción, sino que ha sido cooptado para promover la vinculación afectiva. Prueba de ello son las numerosas anomalías de la sexualidad humana en comparación con la de otros mamíferos. Por lo tanto, la afirmación que hacen muchas religiones de que el sexo solo es ético cuando es encaminado a la reproducción se basa en ideas falsas sobre la naturaleza humana.
La cultura sexo-positiva también rechaza la idea de que el sexo solo es ético cuando lo practican personas casadas, en una relación, o que se aman. Eso haría que la masturbación y el sexo casual no fueran éticos. Todo lo contrario: dado que el sexo es un derecho humano y un bien en sí mismo, no debe prohibirse su disfrute a personas que no pueden o no quieren establecer una relación romántica.
3) Toda forma de sexo - vaginal, oral, anal, sadomasoquista, etc. - es igualmente válida
Dado que el sexo es bueno en sí mismo y no tiene por qué conducir a la reproducción, todas las formas de sexo que sean seguras y consentidas son válidas. Además, es bueno que haya múltiples formas de expresión sexual, porque la variedad enriquece la vida humana. Así como nos gusta beber diferentes bebidas y comer diferentes alimentos, está bien que disfrutemos de diferentes formas de sexo.
4) El sexo homosexual es válido y no debe ser perseguido
El hecho de que el sexo sea intrínsecamente bueno justifica los actos sexuales entre personas del mismo sexo. Recíprocamente, reprimir el sexo homosexual no es ético porque viola la autonomía personal.
Este es un punto principal de confrontación entre la cultura sexo-positiva y los conservadores. No es lógico que se defienda libertad para algunas actividades y no para la sexualidad.
5) La represión sexual es abuso sexual
La represión sexual no es ética porque atenta contra la libertad y la autonomía personal. Si el sexo es un derecho humano y un bien intrínseco, está mal negárselo a alguien.
6) La violación y el abuso sexual son crímenes que producen un enorme trauma psicológico
El principio de autonomía personal muestra que la violación y el abuso sexual son profundamente inmorales. Además, sabemos que la violación y el abuso sexual producen formas particularmente nocivas de traumas psicológico.
Por lo tanto, el consentimiento es fundamental para cualquier acto sexual. Dado que existen muchas formas sutiles de coacción, es importante establecer claramente los particulares y los límites del consentimiento.
Otro tema es la seguridad frente a las enfermedades de transmisión sexual (ETS), el embarazo y el trauma emocional. Sin embargo, el principio de autonomía personal establece que las personas deben ser libres de participar en comportamientos inseguros, siempre que no comprometan la seguridad de los demás. De lo contrario, le daríamos al Estado el derecho de prohibir cualquier conducta insegura, como la práctica de deportes de riesgo. Pero debe quedar claro que si ponemos a otros en peligro, por ejemplo, ocultando información sobre una ETS, violamos su autonomía personal.
7) El sexo entre adultos y menores también es traumático y criminal
El sexo entre adultos y niños o adolescentes también es traumático. Además, tener relaciones sexuales es una decisión que requiere madurez, dadas sus consecuencias físicas y emocionales.
Sin embargo, los niños tienen su propia sexualidad. Se masturban e incluso interactúan sexualmente con otros niños. Esto debe permitirse, ya que de lo contrario corremos el riesgo de traumatizar al niño con represión y vergüenza sexual. Sin embargo, es un tema delicado que plantea consideraciones sobre el consentimiento (un niño podría abusar sexualmente de otro niño) y la seguridad (el posible daño físico y emocional producido por juegos sexuales). La mejor manera de abordar estos problemas sería brindando educación sexual a los niños desde una edad temprana, y dándoles supervisión y apoyo.
8) Los derechos reproductivos son fundamentales
Aunque el sexo no es exclusivamente para la reproducción, el embarazo puede ser una consecuencia no deseada del sexo heterosexual. La libertad sexual de hoy en día se hizo posible gracias al descubrimiento de los anticonceptivos en los años 50 y 60. Éstos deben ser asequibles a todos, al igual que una educación verídica sobre su seguridad y eficacia.
Dado que las mujeres tienen derecho a la autonomía corporal, no deben ser obligadas a tener un embarazo no deseado. La idea de que el embrión y el feto son personas es una creencia religiosa, que no debe imponerse a personas que no deseen compartirla. Por lo tanto, el aborto debe ser asequible y seguro, siendo realizado por profesionales médicos con los medios adecuados.
La otra faceta del derecho a la reproducción es que a todo el mundo se le debe permitir tener hijos cuando lo deseen. Por lo tanto, se debe tener acceso a medios para combatir la infertilidad, y también a la adopción. En esto discrepamos con los conservadores religiosos, que quieren prohibir procedimientos como la fertilización in vitro. Además, los conservadores también quieren prohibir que los homosexuales adopten. Dicha prohibición es discriminatoria e injusta.
Aunque las feministas radicales y las sexo-positivas están de acuerdo sobre los temas de anticoncepción y el aborto, las feministas radicales quieren prohibir los embarazos subrogados. Al igual que con la prostitución, las mujeres deben ser libres de usar sus cuerpos para llevar un feto para otras personas y recibir un pago por este servicio. De lo contrario, esto vulneraría su derecho a la autonomía corporal.
9) La masturbación es ética y una manera excelente de aprender sobre tu sexualidad
Ésta es otra consecuencia del principio de autonomía personal y de la idea de que sexo es intrínsecamente bueno. Los conservadores y los religiosos han difundido muchas mentiras para convencer a la gente de que la masturbación no es saludable. Pero es al revés: la masturbación es uno de los actos sexuales más seguros, sin riesgos de ETS, embarazo o trauma emocional. La masturbación también es una manera excelente de aprender sobre tu deseo y placer sexual. Sirve para preparar a la gente para tener encuentros sexuales sanos y satisfactorios.
10) La pornografía es ética
Hoy en día, muchas personas usan pornografía para masturbarse. La pornografía ha sido uno de los principales puntos de disensión entre las feministas radicales (también llamadas feministas anti-porno) y las feministas sexo-positivas. En los años 70 y 80, las feministas radicales alegaron que la pornografía era utilizada sólo por hombres, que degrada a las mujeres y que explota a quien la hace. Pero se demostró que estas afirmaciones eran incorrectas cuando las mujeres comenzaron a ver pornografía e incluso a hacer su propia pornografía, a veces por dinero, a veces por diversión. El exhibicionismo resultó ser parte de la sexualidad de muchas mujeres. Esto quedó claro cuando las normas sociales contra la pornografía comenzaron a erosionarse y la internet y los móviles permitieron publicar fotos sexys de forma anónima.
La pornografía conlleva la autonomía personal de dos tipos de personas: las que la miran y las que la producen. Por lo tanto, reprimirla viola los derechos de estas dos clases de personas. Por supuesto, si falta consentimiento y hay explotación, esto infringe los derechos de los modelos que hacen pornografía. Sin embargo, la explotación no es exclusiva de este negocio, y se agrava cuando la pornografía es prohibida, perseguida o estigmatizada. Los consumidores de pornografía pueden asegurarse de que no están explotando a los artistas si pagan por ella y la obtienen a través de canales legítimos.
Esta es una batalla que los conservadores y las feministas radicales han perdido en buena medida. Pero no se dan por vencidos. Su último envite es representar la pornografía como insalubre y adictiva. Esto debería recordarnos a las mentiras que se dijeron durante mucho tiempo sobre la masturbación. Si bien es cierto que algunas personas desarrollan un comportamiento compulsivo hacia la pornografía, esto también ocurre con otras actividades como comer, beber y jugar. Pero el comportamiento compulsivo y la adicción son cosas diferentes. La compulsión es un problema in preexistente en estas personas; no es causado por las cosas que les obsesionan.
11) La prostitución y el trabajo sexual son éticos y no deben ser perseguidos
La prostitución se ha convertido en el principal punto de discordia entre las feministas radicales y la cultura sexo-positiva. Junto con la pornografía y el BDSM (bondage, dominación-sumisión, sadismo y masoquismo), la prostitución formó una tríada que el feminismo radical comenzó a combatir en los años 70 y se convirtió en objeto de la Guerra del Sexo.
Desafortunadamente, la prostitución es el asunto en el que las feministas radicales han obtenido sus mayores victorias. Consiguieron imponer en muchos países el Modelo Nórdico, basado en perseguir a los clientes y no a las prostitutas. Aliadas con los conservadores, difunden la mentira de que la prostitución y el tráfico sexual son la misma cosa.
El principio de autonomía personal implica que cualquier adulto debe poder tener relaciones sexuales consentidas. El que el sexo sea pagado es irrelevante. Reprimir el sexo consentido viola la autonomía personal y, por lo tanto, no es ético. Esto quiere decir que, no sólo la prostitución es ética, sino que prohibirla, perseguirla o estigmatizarla es inmoral. Estos son los principios que guían a los que mantienen ideas sexo-positivas y a las organizaciones que las prostitutas están creando para defenderse.
La internet y las prácticas sexuales modernas han desdibujado las líneas entre la prostitución, la pornografía y otras actividades sexuales por dinero. Hoy en día hay escorts, sugar babys, gigolós, cam girls, sexo telefónico, Dominatrices profesionales, Dominantes profesionales, sumisas profesionales, dominación financiera, Only Fans, escritura erótica, lap dance y muchas otras formas de monetizar el sexo. Es por eso que el término trabajo sexual, que abarca todo esto, es mucho más preciso que el de prostitución. Y es gracias a esta diversidad, proliferación y aceptación que la lucha para ilegalizar el trabajo sexual finalmente fracasará.
12) BDSM es una forma válida de expresión sexual
El sadomasoquismo, hoy mejor conocido por las siglas BDSM, fue uno de los tres blancos del feminismo radical de los años 70. Fue lo que directamente provocó la Guerra del Sexo Feminista, cuando la organización de lesbianas BDSM Samois de San Francisco se rebeló contra el feminismo radical. Pero Samois fue solo una entre varias organizaciones BDSM que comenzaron a surgir en los años 70 y florecieron en los años 80: The Eulenspiegel Society en Nueva York, Black Rose en Washington, DC, Threshold en Los Ángeles, Society of Janus en San Francisco y muchas otras.
BDSM era un blanco fácil porque dominar a alguien parece ser la antitético a la autonomía personal. El deseo de dar o recibir dolor, o de dominar o ser dominado, pude parecer enfermizo a primera vista. Por eso, las organizaciones BDSM pusieron manos a la obra durante los años 80 para sentar las bases éticas del BDSM. Se establecieron los principios de “seguro, sensato y consentido”, así como medios para salvaguardar dichos principios, como la negociación, los límites, las palabras de seguridad y los cuidados posteriores. De hecho, hoy en día se están adoptando medios similares para garantizar el consentimiento en el sexo vainilla.
Los deseos sadomasoquistas y las formas de satisfacerlos son tan legítimos como cualquier otro acto sexual. El principio de autonomía personal se aplica igualmente a ellos, dentro de los límites de la seguridad y el consentimiento. De hecho, estos límites se han explorado con más detalle en el ámbito del BDSM que en cualquier otra actividad sexual.
13) El poliamor y las relaciones abiertas son alternativas éticas a la monogamia
La no-monogamia ética tiene raíces antiguas, que se remontan a los escritos del psicólogo Eric Fromm y el novelista Aldous Huxley en el siglo 20, e incluso antes. El amor libre de los años 60 cristalizó en varias formas de no monogamia:
Swinging, o intercambio de pareja, es cuando las parejas tienen relaciones sexuales con otras personas o parejas, pero sin una relación romántica.
Relación abierta es cuando las personas de una pareja buscan sexo independientemente, también sin compromisos románticos.
En el poliamor, tanto el sexo como el enamorarse están permitidos, dando lugar a tríadas, cuaternas y configuraciones románticas complejas.
En la infidelidad consentida (“cuckolding”) se fetichiza el adulterio haciendo que un partícipe (el cornudo) mire mientras la otra (la esposa caliente) tiene relaciones sexuales con un extraño (el toro).
La anarquía relacional busca relaciones sexuales y románticas no normativas sin jerarquía, posesión y control.
Una vez más, el principio de autonomía personal establece que no hay nada inmoral en el sexo y el amor entre múltiples personas. La proliferación de estas formas de no-monogamia ética cuestiona la idea de que los seres humanos somos monógamos por naturaleza. Los celos son vistos como una emoción creada culturalmente que puede ser superada e incluso convertida en su opuesto, la compersión: sentirse feliz cuando quien queremos es feliz y amado por otros.
Estas nuevas relaciones llevan a la toma de conciencia de que la monogamia es un conjunto de normas culturales tan opresivas como el patriarcado y la heteronormatividad. Infringir las normas de la monogamia conlleva la pena de muerte en muchos países, lo mismo que el ser homosexual. Incluso en las sociedades occidentales más avanzadas, ser no-monógamo está más estigmatizado que ser gay. Te puede hacer perder a tus hijos, tu estatus social y tu trabajo.
Cuestionar la monogamia también está reduciendo el estigma del adulterio. Debemos darnos cuenta de que el poder ejercer la no-monogamia ética es un privilegio que no está al alcance de todos. Cuando alguien está atrapado en una relación sin sexo y su pareja no les permite practicar la no-monogamia, el adulterio puede ser la menos mala de sus opciones.
14) Derechos trans
Tu sexualidad no es solo el sexo que practicas, también es una parte fundamental de tu identidad.
Esto queda claro en las personas que experimentan disforia sexual: la sensación de que el género que te han asignado no es el que eres. La medicina moderna ha hecho posible cambiar el sexo de las personas mediante el reemplazo hormonal y la cirugía.
Hay una gran controversia hoy en día sobre la diferencia entre sexo - que atañe a la biología - y género - que se basa en la cultura. Sin embargo, la ciencia muestra que muchas de las diferencias sexuales son inducidas por las hormonas sexuales. Por lo tanto, el reemplazo hormonal produce un cambio de sexo y no sólo de género, que puede completarse con cirugía.
Ser capaz de elegir el sexo y el género supone un incremento en la libertad de las personas. Negar esta posibilidad es violación más del principio de autonomía personal.
Y, sin embargo, los derechos de las personas transexuales se han convertido en la última batalla entre las feministas radicales y las feministas sex-positivas. Y, una vez más, vemos como las feministas radicales se alían con los conservadores. El feminismo radical no es tan progresista como pretende, sino una ideología opresiva que, una y otra vez, se opone a la libertad de las personas en nombre de dogmas cuestionables.
Conclusiones
La cultura sexo-positiva ha desenmascarado las numerosas formas de opresión que envuelven la sexualidad humana y el amor romántico. Ha denunciado como inmorales a la homofobia, la transfobia, el tildar de prostituta (slut-shaming) y la monogamia obligatoria. Ha puesto el consentimiento y la seguridad en el centro de las discusiones sobre sexo.
Esta lista terminó siendo más larga de lo que pensaba. Y probablemente me he dejado fuera algunas cosas. Si es así, indícalo en los comentarios. En cualquier caso, espero que este manifiesto sea un buen punto de partida.
Para animar a la difusión de este manifiesto, permito que se distribuya bajo una licencia de Creative Commons 4.0, incluido el uso con fines comerciales. Sin embargo, esta licencia requiere reconocer a Hermes Solenzol como el autor y adjuntar un enlace al artículo original en el sitio web Sexo, Ciencia y Espíritu.
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