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  • Los orígenes de la dominación-sumisión

    La vergüenza y el orgullo producen una ansiedad que puede ser aliviada por la dominación-sumisión Aunque el sadomasoquismo puede entenderse por la capacidad del dolor para aumentar el placer y por la felicidad que brinda el subidón de endorfinas, la dominación-sumisión en el BDSM no es tan fácil de explicar. La respuesta típica a la pregunta de por qué nos gusta someternos o dominar sigue siendo “porque estás enfermo”. Todos los esfuerzos de la comunidad BDSM a duras penas han conseguido sacar al sadomasoquismo de los libros de diagnósticos de psicología. Los que practicamos el BDSM rechazamos la idea de que el deseo de someterse o dominar proviene de un trauma infantil, pero cuando se nos piden explicaciones alternativas, no tenemos nada que ofrecer. Los pocos estudios que se han realizado revelan que los que practicamos el BDSM somos más sanos psicológicamente. Pero no sabemos por qué. ¿Erotizamos lo que tememos? Una posible explicación es que erotizamos lo que nos da miedo. Por ejemplo, en su podcast The Savage Lovecast, Dan Savage a menudo habla sobre cómo a los hombres homosexuales seguros de sí mismos les gusta que los llamen maricas durante las relaciones sexuales. O cómo a muchas mujeres feministas, que no paran de hablar del poder femenino, les gusta que las dominen en la cama. Esto tiene su lógica. A fin de cuentas, el miedo libera adrenalina, que es un gran afrodisíaco. Sin embargo, el problema con esta idea es que nos trae de vuelta al paradigma del trauma. Hubo sucesos en nuestra infancia que nos asustaron y ahora los exorcizamos al reproducirlos en un ambiente controlado: la sesión de dominación-sumisión. Por lo tanto, esta explicación no me parece satisfactoria. A fin de cuentas, la mayoría de las personas sumisas no tienen miedo de someterse. Lo ven como algo sexy y liberador. Y a los dominantes ciertamente no les da miedo lo que hacen. La vergüenza y el orgullo Hace unos años, di con una explicación de la dominación-sumisión que la presenta como una respuesta saludable a las presiones normales de la vida. Se basa en dos emociones opuestas que juegan un papel fundamental en nuestras vidas: la vergüenza y el orgullo. La vergüenza es una de nuestras emociones más poderosas, tan poderosa que puede llevar al suicidio. Todos hemos oído historias de cómo el matonismo o la persecución por ser homosexual puede llevar a los adolescentes al suicidio. La vergüenza es una emoción que parece ser exclusivamente humana - todavía se debate acaloradamente si los perros sienten vergüenza. Sin embargo, parece estar arraigada en las respuestas fisiológicas. Provoca rubor, que es una respuesta vascular involuntaria, y una postura específica que consiste en dejar caer la cabeza y encoger los hombros. También conduce a la inmovilidad y al retraimiento. Lo opuesto a la vergüenza, el orgullo, nos hace levantar la cabeza, ser socialmente activos y sentirnos llenos de energía. Es probable que el orgullo active el sistema de recompensa en nuestro cerebro que vincula el área tegmental ventral (VTA) del cuerpo estriado con el núcleo accumbens, liberando dopamina en éste. Es una respuesta similar a la que producen drogas adictivas como la heroína y la cocaína. Nos hace sentir bien y querer repetir el comportamiento que desencadenó esta respuesta. La lógica evolutiva de la vergüenza y el orgullo Todo esto viene a demostrar que la vergüenza y el orgullo son parte esencial de la naturaleza humana. Probablemente evolucionaron como indicadores del estatus social. La vergüenza nos advierte que nuestro estatus social ha disminuido, mientras que el orgullo nos dice que nuestro estatus social ha aumentado. En las tribus en las que vivimos durante cientos de miles de años antes de que se formaran las sociedades modernas, el estatus social era una cuestión de vida o muerte. Un alto estatus social te daba acceso preferencial a comida, vivienda, poder y sexo. Un estatus social bajo podría convertirte en un paria, condenándote a una muerte casi segura si perdías el apoyo de tu tribu. De acuerdo con la lógica utilizada de la psicología evolutiva, podemos ver por qué esto es así. La mayor ventaja que tenemos los humanos sobre otros animales es nuestra capacidad de cooperar. En una tribu todo se comparte: la comida, la protección contra los depredadores, el cobijo y el cuidado de los niños. Pero esto crea un problema estratégico: cómo evitar a los tramposos. El tipo que se escaquea de la partida de caza. La mujer que se echa una siesta en lugar de recolectar frutas. Los dos adquirirían una ventaja evolutiva porque obtienen la misma cantidad de comida que los que trabajan con menos gasto de energía. Modelos de ordenador han demostrado que, en una situación así, los genes que codifican estas conductas parásitas se apoderarían de la población en tan solo unas pocas generaciones. Habríamos evolucionado de regreso al tipo de sociedades que tienen los chimpancés, donde no se comparte comida (aparte de los bebés) y hay muy poca cooperación. Es por eso que los humanos desarrollamos poderosas estrategias para eliminar a los parásitos sociales. Una de ellas es lo que se ha dado en llamar "castigo altruista": el deseo de castigar a personas que vemos que se comportan de manera poco ética, incluso si eso requiere un considerable gasto de mucha energía y no nos beneficia personalmente - de ahí el calificativo "altruista". El castigo altruista se basa en emociones como la indignación y la justicia propia. Sin embargo, si esta fuera la única forma de eliminar a los tramposos, tendríamos sociedades con muchos conflictos internos. Y, si bien esta estrategia castiga a los tramposos, no recompensa a los que cooperan. Por lo tanto, las emociones de vergüenza y orgullo evolucionaron como motivadores internos que nos empujan a cooperar. Cuando haces algo contra el bien común, o cuando no cumples con tu deber, la gente que te rodea te hace sentir avergonzado. Por el contrario, cuando logras algo que aumenta el bien común, eres alabado y sientes orgullo. La culpa es la otra emoción para el control social. Sin embargo, la diferencia clave entre la culpa y la vergüenza es que te sientes culpable cuando haces algo malo, mientras que la vergüenza también proviene de no hacer algo bueno o fracasar al intentarlo. La culpa nos dice “has hecho mal”, mientras que la vergüenza nos dice “no has tenido éxito”. ¿Por qué nos da vergüenza el sexo? Pero entonces, ¿por qué nos da vergüenza el sexo? ¿Se trata de un problema cultural, impulsado por la religión y las normas sociales? Pues no del todo. En prácticamente todas las culturas, el sexo se practica en privado. La desnudez (al menos, exponer los genitales) también es un tabú universal. Si la vergüenza está ligada al estatus social, quizás también lo esté el sexo. Y no solo en humanos, sino también en nuestros primos los primates. En las tropas de chimpancés, cuando una hembra entra en celo, casi todos los machos se aparean con ella, pero es el macho alfa quien decide en qué orden y con qué frecuencia. En algunos monos, aparearse con individuos de alto rango aumenta el estatus social, sin importar si eres macho o hembra. Y en muchas especies de monos, el sexo se usa para afirmar el dominio: los individuos de bajo rango ofrecen sus traseros para apaciguar a los dominantes y evitar así que les peguen. Y no sólo se trata de ofrecer el culo, a menudo son follados. Y luego están las bonobos, famosos por su promiscuidad. Usan el sexo para establecer vínculos sociales y para resolver conflictos. Son pan-sexuales y practican el sexo manual, anal y oral, no solo pene-en-vagina. Por lo tanto, incluso en nuestros antepasados los primates, el sexo ha sido cooptado de la mera procreación para ser utilizado para crear vínculos y establecer estatus social. El sexo puede expresar diferentes cosas, no solo amor y vinculación, sino también dominio. En última instancia, el placer (y a veces el dolor) asociado con el sexo nos hace sentir vulnerables y expuestos. Por eso, ser follado ha adquirido un significado cultural de ser humillado, derrotado y puesto en un rol sumiso. Eso pude ser lo que causa la asociación del sexo con la vergüenza. La vergüenza y orgullo en la sociedad moderna Gestionar la vergüenza y el orgullo quizás fue algo sencillo en las tribus de nuestro entorno evolutivo, pero se volvió complicado una vez que tuvo lugar la revolución agrícola, hace 10.000 años. Antes, si cazabas una buena presa, espantabas al oso o recogías una cesta llena de bayas, podías sentirte orgulloso y disfrutar del aprecio de tus compañeros de tribu. Pero, después de la revolución agrícola, el rango de tus éxitos se amplió considerablemente: podías poseer tierras y animales, podías tener bajo tu mando a trabajadores y soldados. Tu éxito nunca era suficiente para sentirte orgulloso. Siempre había alguien por encima de ti. Y también aparecieron muchas más ocasiones de fracasar y sentir vergüenza. En nuestras sociedades industriales modernas, la cosa se ha vuelto aún peor. Desde pequeños se nos enseña a estar orgullosos de nuestros éxitos y avergonzados de nuestros fracasos. "¡El cielo es el límite!" se nos dice, y realmente lo es. ¡Hay tantas cosas en las que podemos tener éxito o fracasar! Leer, matemáticas, deportes, artes, ganar dinero, ser famoso… Interiorizamos estos imperativos culturales para que nadie tenga que repetírnoslo. Somos los jueces más duros de nuestro comportamiento. Y parece que nuestros fracasos siempre cuentan más que nuestros éxitos. Nunca podemos lograr lo suficiente. Vivimos en un estado de constante ansiedad por conseguir el éxito. En última instancia, las emociones paralelas de la vergüenza y el orgullo se unen para generar nuestro sentido de valía personal, nuestra autoestima. Con el tiempo, crean una narrativa interna de quiénes somos: nuestro ego. Continuamente de protegerlo apuntalando nuestro orgullo y ocultando nuestra vergüenza. Esto crea una fuerte tensión psicológica. Nos hace infelices porque nunca somos lo suficiente. Necesitamos seguir una loca carrera para evitar el fracaso y la vergüenza, y conseguir el éxito y el orgullo. La dominación-sumisión alivia la ansiedad que produce la vergüenza Es aquí es donde la dominación-sumisión puede ayudarnos proporcionando una salida a esta carrera loca. La persona sumisa renuncia a su estatus social al asumir el rango más bajo posible. Además, el tener que obedecer elimina la presión de tomar decisiones acertadas. Esa responsabilidad recae ahora en la persona dominante. Por su lado, la persona dominante adquiere un alto estatus social como un simple regalo de la persona sumisa. No tiene que luchar gran cosa por ello. Además, hacer sesiones como dominante conlleva entrar en un estado de fluidez mental (“flow”) - el llamado “top space” - que nos hace sentirnos en control y ejercer una gran creatividad sin esfuerzo aparente. El éxito y el fracaso se eliminan de la ecuación. La persona sumisa otorga poder a la persona dominante simplemente porque esto es mutuamente beneficioso. Todo esto está relacionado con el sexo, ya que, como hemos visto, el sexo es un símbolo poderoso de estatus social. La persona sumisa es utilizada sexualmente por la persona dominante y, paradójicamente, percibe esto como algo liberador porque rompe la tensión psicológica interna creada por la vergüenza y el orgullo. En sesiones donde se utiliza la humillación, la vergüenza se experimenta como algo positivo, y esto nos libera de su poder. Además, dado que la represión internalizada es una poderosa barrera para el placer sexual, cuando las restricciones creadas por normas culturales internalizadas son rotas en el intercambio de poder, el placer y el orgasmo se vuelven más fáciles de lograr. Conclusión En resumidas cuentas, la dominación-sumisión desata poderosas emociones ancladas en nuestro pasado evolutivo. Esto sirve para desprogramar reacciones que la sociedad nos ha enseñado desde pequeños y que están tan arraigadas que no podemos escapar de ellas aun cuando nos damos cuenta de lo infelices que nos hacen. Por eso que percibimos la sumisión como algo liberador y que nos empodera.

  • Switch - cuando un dominante se somete

    Retazo de mi novela La tribu de Cecilia Volviendo del trabajo a casa en el coche, Laura empezó a bromear con él sobre lo que iban a hacer. Cuando Julio le planteó sus objeciones, Laura reaccionó de forma calma, asegurándole que comprendía perfectamente la diferencia entre un juego de dominación y el poder real. Si hubiera reaccionado con el talante altanero y exigente de la noche anterior, Julio se habría enfrentado a ella y se habría negado a sometérsele, posiblemente para siempre. Pero Laura era lo suficientemente inteligente para darse cuenta de ello. Cuando llegaron a casa ya estaba todo decidido. Pero el saber que ya no podía volverse atrás no hizo más que aumentar su ansiedad. Dejó su maletín y su chaqueta en el sofá y se volvió hacia Laura con aire incierto. Ella le puso las manos sobre el pecho. -¡Tranquilízate, Julio! Déjame hacer a mí, ya verás como al final te lo pasas bien. Sin embargo, había una traza de ansiedad en sus ojos azules. -Bueno, pero no te pases, ¿eh? Y ya sabes que si digo “calabaza” tienes que parar enseguida. Los dedos de Laura se cerraron sobre su camisa, reteniéndolo contra ella. -Sí, ya lo sé… la dichosa palabra de seguridad. Me parece una buena idea para quitarte los nervios, pero aguanta un poco antes de usarla, ¿vale? -Lo intentaré… -¡Venga, Julio! Si va a ser lo mismo que le has hecho miles de veces a Cecilia, sólo que ahora te toca a ti estar debajo. -Pues para mí es una diferencia bastante fundamental. -Eres igual de fuerte y testarudo, no veo por qué no ibas a aguantar lo que aguanta ella. De todas formas, yo voy a ser mucho menos severa que tú. Venga, vamos a empezar… Julio asintió, nervioso. Laura empezó a desabrocharle los botones de la camisa. Su aliento sonaba entrecortado. -Acaba de desnudarte tú. Julio se sacó la camisa del pantalón y se puso a desabrocharse el resto de los botones. Laura se sentó en el sofá cruzando las piernas seductoramente, sin dejar de mirarlo un solo momento. Se quitó la camisa y la dejó sobre la mesa. Fue a sentarse en el sofá junto a ella para quitarse los zapatos, pero ella negó con la cabeza. -No. Quiero que te los quites ahí, de pie frente a mí. Y no te apoyes en la mesa. Julio se agachó para desatarse los cordones de los zapatos. Luego tuvo que hacer equilibrio sobre un pie y otro para sacarse los calcetines. Los pantalones cayeron al suelo. La miró, interrogante. -¡Vamos! ¿A qué esperas? Quítatelo todo… los calzoncillos… y el reloj también. Julio se bajó los calzoncillos. Los cogió junto con el pantalón y los puso sobre la mesa. Se quitó el reloj y lo puso encima de toda su ropa. Laura se quedó mirándolo apreciativamente, con una sonrisa burlona. -¡Pero mira que estás bueno, condenado! ¿Qué, se te han quitado ya los nervios? … Porque parece que te vas animando. Julio siguió su mirada y se dio cuenta de que estaba medio empalmado. ¿Cómo podía ser? Laura se vino hacia él y le agarró la polla en el puño. Su cuerpo reaccionó completando la erección. Laura acercó su cara a la suya, como si fuera a darle un beso, pero se detuvo a escasos centímetros de sus labios. Olió su aliento dulce mientras ella le decía en una voz grave y sensual: -Quédate aquí. No te sientes. Voy al cuarto a coger unas cosas. Enseguida vuelvo. Solo en el salón, Julio se cruzó de brazos. Cambió el peso de un pie al otro. Oyó a Laura abrir cajones en el dormitorio, objetos que caían al suelo, crujir de bolsas de plástico… El abrir y cerrarse de la puerta del baño. El tintineo lejano de Laura haciendo pis. El agua de un grifo corriendo un buen rato. La puerta del baño otra vez. Ruidos más quedos procedentes del dormitorio. ¡“Enseguida vuelvo”, había dicho! Su erección había desaparecido. Esto empezaba a ser aburrido. Laura debía haber tendido la buena cabeza de prepararlo todo antes de empezar. Era desconsiderado dejarlo así, esperando. Pasó la vista por el salón hasta fijarse en el tocadiscos. ¿Y si ponía música? Seguramente querría tener música mientras jugaban, ¿no? Se arrodilló junto al tocadiscos. Le había dicho que no se sentara, pero no que no se arrodillara, ¿no? De todas formas, iba a ser sólo un momento. Buscando entre los discos dio con The Snow Goose. Lo había oído varias de veces, era música suave y melodiosa, sin letra, muy relajante. Sacó el disco cuidadosamente de su funda, lo puso en el plato y bajó lentamente la aguja al principio de la primera cara. Se volvió y vio sobresaltado que Laura estaba en pie al lado del sofá, mirándolo con una sonrisa ente burlona y desaprobadora, el ceño fruncido. Se había puesto zapatos de tacón y medias negras, minifalda de cuero y una blusa verde oscuro lo suficientemente desabotonada para mostrar que no llevaba sujetador debajo. A su lado había una bolsa de plástico. -Pensé que estaría bien poner música- dijo poniéndose lentamente de pie. -Y yo pensé que te había dicho que te quedaras de pie frente al sofá. -No, me dijiste que no me sentara… Y que ibas a venir enseguida. Como tardabas tanto decidí poner música para ir ganando tiempo… -¡Cállate, Julio! -lo interrumpió ella en un tono que no dejaba lugar a discusión. Julio tomó consciencia de su desnudez, de lo poderosa que parecía Laura en su ropa sexy. También se dio cuenta de lo estúpidas que habían sonado sus excusas. Había conseguido que se sintiera culpable, como si lo hubiera pillado haciendo algo malo. ¡Y lo único que había hecho era poner un disco! -¡Ven aquí! -le ordenó ella-. Date la vuelta y no mires. El tono perentorio de Laura lo irritaba y lo excitaba al mismo tiempo. Su polla se había vuelto a endurecer. Ahora ella lo vería y sabría el efecto que estaba teniendo sobre él. Oyó crujir la bolsa de plástico. No se atrevía a mirar de reojo, estaba seguro de que ella lo descubriría. Laura le cogió una mano y abrochó algo en torno a su muñeca; luego, la otra. Eran las esposas que cuero que Johnny les había dado como regalo de boda. Laura las unió detrás de su espalda con un pequeño mosquetón. -Siéntate aquí -dijo palmeando la mesa de café. Ella se sentó en el sofá frente a él, sacó de la bolsa las tobilleras de cuero que hacían juego con las esposas y se las puso, uniéndolas con otro mosquetón. Luego le ordenó a volver a ponerse en pie. -¿Ves? Ya te dije que te lo ibas a pasar bien -le dijo mirando apreciativamente a su erección. Julio hizo un esfuerzo por sonreír. El corazón le latía agitadamente. -Me estás dominando muy bien… De momento. Laura cruzó las piernas y se abrazó la rodilla con las manos. -Pues tú, de momento, te estás comportando como un sumiso resabidillo y desobediente. No te corresponde a ti juzgar si lo estoy haciendo bien o mal. Veo que tendré que bajarte un poco los humos. Sacó de la bolsa el cepillo del pelo con el que azotaban a Cecilia, sopesándolo ponderosamente. -Creo que esto servirá para cambiar un poco tu actitud. Venga, tiéndete sobre mi regazo… con el culo en alto. Julio tragó saliva, intentando hacerse a la idea de lo que se le avecinaba. Sabía por experiencia lo doloroso que podía resultar ese cepillo. La postura a través del regazo era su favorita para pegarle a Cecilia, pero aplicada a su cuerpo masculino le resultaba incongruente e ignominiosa. -¿Qué pasa? ¿A qué estás esperando? -Es que… Soy un poco grande para ponerme así, ¿no? ¿No sería mejor que me pegaras otra postura? Me podría inclinar sobre la mesa, por ejemplo. Ella lo miró exasperada. -¡Mira, Julio, no me vengas con tonterías! ¡Aquí mando yo! Así que si te digo que te eches sobre mi regazo, te callas y me obedeces, ¿te enteras? Con la voz atragantada, Julio se limitó a asentir. Sus tobillos aprisionados le dificultaban los movimientos. Se las arregló para ir arrastrando los pies hasta el sofá y arrodillarse sobre él. Las manos atadas a la espalda le impedían usar los brazos para tumbarse sobre las piernas de Laura. No era cuestión de dejarse caer sobre ella. Después de pensárselo un momento, se sentó sobre los tobillos, bajó la cabeza hasta apoyarla en su regazo, y reptó sobre ella hasta que su vientre quedó sobre sus muslos entrecruzados. Su pene erguido tropezó con la minifalda de cuero, torciéndose de forma incómoda. Laura lo notó. -A ver, levanta bien el culo, que tenemos que hacer un par de ajustes. Cuando encorvó el trasero para despegarse de ella, Laura le cogió la polla y se la estiró sobre su falda. Cuando volvió a relajarse, la presión le resultó sorprendentemente placentera. -Ahora vas a aprender que no se nos puede violar a las chicas. Cuando decimos que no, es que no. Todo su ser se rebeló contra esa injusta acusación, pero ya sabía que intentar defenderse sólo serviría para dejarlo en ridículo. Sabía que no era más que parte del juego, pero por más que se esforzaba no podía evitar tomárselo en serio. Una parte de sí mismo se sentía profundamente culpable y avergonzada, completamente merecedora del castigo que se avecinaba. Enterró la cara en el asiento del sofá, resignado, anticipando el doloroso picor de los azotes en su piel desnuda. Para su sorpresa, Laura se puso a darle unos golpecitos ridículamente flojos, pero muy seguidos, todos en la misma zona en la parte baja de su nalga izquierda. Sentía los azotitos como alfilerazos picantes que fueron aumentando de intensidad paulatinamente hasta volverse dolorosos. Apretó los dientes, contrayendo los músculos de su cara para evitar quejarse. Si lo hacía iba quedar como un blandengue, incapaz de aguantar unos azotitos que harían reír a Cecilia. -¿Qué? No te quejarás, ¿no? Estoy pegándote flojito, no como haces tú. Laura cambió a la otra nalga, siguiendo la misma técnica. Eso le proporcionó un alivio temporal, pero pronto el dolor volvió a adquirir la misma intensidad. Se sentía confuso, abrumado por un montón de sentimientos irracionales: culpa por pegarle a Cecilia demasiado fuerte, por haber desobedecido antes a Laura; humillación por ser tan sensible al dolor; inseguridad ante su falta de valor para afrontar esa sesión. Y, por encima de todo, la idea de que había violado a Laura, de que de verdad se merecía ese castigo, lo llenaba de una absurda vergüenza. -¿Qué te parecen mis azotitos, Julio? -volvió a preguntarle Laura. No podía contestarle, se sentía paralizado. No sabía qué hacer excepto esperar a que todo terminara. Laura se detuvo. -¿Julio? ¿Qué pasa? ¿Por qué no me dices nada? Pensó en algo que decir, pero no se le ocurrió nada. El dolor había desaparecido, dejando un vago calor en su trasero, pero en vez de alivio sentía humillación porque el fin de los zotes significaba que Laura había descubierto su debilidad. -¿Te pasa algo? -insistió Laura, acariciándole suavemente las nalgas. Se quedaron los dos en silencio. Notaba la respiración entrecortada. El contacto delicado de los dedos de Laura en sus nalgas le habría resultado agradable si no fuera porque le recordaba su humillación, y que el castigo no había terminado todavía. Esto sólo podía ser una tregua antes de la fase más severa que inevitablemente le seguiría. -No te voy a volver a pegar hasta que me digas que estás bien -le dijo Laura, como adivinándole el pensamiento. Mejor seguir callado, entonces… Hasta que consiguiera adivinar qué coño le estaba pasando. Esto no podía ser normal. -Fue una buena idea lo de poner música… Es muy bonita, ¿qué es? -Es del grupo Camel… El ganso de nieve. La respuesta le salió automáticamente. Era fácil, inmediata. Lo sacó de su mutismo. -¿Qué te pasa? ¿Quieres que paremos? Era una oferta sincera, pero no pudo evitar oír la decepción en su voz. -No… No sé qué me pasa, Laura… Te juro que no lo sé. -Quiero que me digas exactamente lo que sientes. ¿Qué demonios le estaba pasando? ¿Cómo había llegado a esa situación? ¿Por qué le pasaba esto a él? Se suponía que conocía el sadomasoquismo… Y ahora resultaba que no era más que un idiota engreído, que le hacía a sus amantes cosas que él mismo era incapaz de soportar. -No puedo, Laura. Yo mismo no lo sé. -Vale, pues no importa. No le des más vueltas. Relájate. Escucha la música… Era imposible olvidar la postura en que estaba, el escozor de sus nalgas, la decepción que sin duda le estaría causando a Laura. Pero ella tenía razón: cuanto más se empeñara en comprender lo que le estaba pasando, menos lo conseguiría. Tenía que salir de ese mal rollo como fuera. En realidad, no era difícil concentrarse en la música. De alguna manera, se había vuelto brillante, cada nota sonaba de forma nítida, transmitiéndole una precisa emoción. -Es preciosa esta música -dijo Laura-. No recuerdo haberla escuchado nunca. Laura parecía estar en completa sintonía con sus pensamientos. La caricia de sus dedos dejó de parecerle humillante. Al contrario, le transmitía su cariño y su preocupación por él. -Te la puse una vez, pero estabas distraída. -Pues es perfecto para esto. Fue una buena idea el ponerlo. A mí se me hubiera pasado. -Sí, pero te desobedecí al hacerlo. Debía haberte esperado de pie frente al sofá, como me ordenaste. Estaba aburrido y un poco molesto porque tardabas tanto, así que busqué algo con qué entretenerme. -Obedecer no es nada fácil, Julio. El ser sumiso requiere todo un aprendizaje, no surge espontáneamente… Al menos, eso es lo que me pasa a mí. -Ahora que lo dices, es verdad. Toda mi vida he luchado contra la gente que me daba órdenes. Obedecer siempre me ha parecido una derrota, algo humillante. -Sí, y ahora de lo que se trata es que te entregues de forma sincera. Que lo hagas por amor… Porque, en definitiva, es eso por lo que lo haces, ¿no? ¿Era verdad que lo hacía por eso? Comprendió que, en realidad, tenía dos motivos. Uno era, efectivamente, el hacerle ese regalo a Laura, que ella tanto deseaba. El otro era el responder a un reto, el de ser capaz de ser sumiso. Se dio cuenta de que esos dos motivos eran en realidad incompatibles. En vez de entregarse a Laura la había resistido, buscando reafirmar su ego. Y así se había estrellado, porque Laura lo había enfrentado enseguida con sus fallos, negándole la satisfacción de enorgullecerse de lo que hacía. -No, Laura, también lo hago por mí, para demostrarme a mí mismo que soy capaz de hacerlo. Pero me he dado una hostia porque he visto que no es verdad, que no sirvo para esto. De ahí viene el problema. -¡Ah! Ya veo… Pero no es verdad que lo estés haciendo mal, Julio. Lo estabas haciendo muy bien… Quizás es que yo te lo puse un poco difícil. -No sé, Laura… Siento mucha vergüenza… Por no saber obedecerte, por no aguantar el dolor… porque me tengas así. -¿Así? ¡Pero si ésta es tu postura favorita con Cecilia! -Sí, pero yo no soy Cecilia. Ella está muy sexy con el culo en alto. Yo me siento ridículo… Me doy asco. -Ya veo… Escucha Julio, lógicamente, no te sientes atraído por tu cuerpo, porque no te gustan los hombres. Pero intenta verte a través de mis ojos. Para mí eres tan sexy como ella. Los músculos de tus hombros son preciosos -le dijo mientras se los acariciaba-. Tienes un espalda triangular que es toda una delicia -sus dedos bajaron por los lados de su columna vertebral-. Y tu culo… ¡Tienes el culo de hombre más bonito que he visto en mi vida, y no te exagero nada! -Entonces, cuando me pegas sientes lo mismo que yo cuando le doy azotes a Cecilia… -Exactamente… ¿Por qué te crees que tenía tantas ganas de hacerlo? ¡No sabes lo contenta que me puse cuando me dijiste que haríamos esto! Da igual que no nos salga bien, es normal, es la primera vez… Pero, por favor, no te desanimes, dime que lo volveremos a intentar. -No te he pedido que pares… Podemos seguir. -¿Estás seguro? Si hay algo que no te gusta, lo podemos cambiar. -Bueno, sí… No me digas que lo haces como castigo… Eso me descoloca completamente. Me gusta lo que me acabas de decir, lo mucho que valoras que me entregue a ti. -¡Claro, por supuesto! Ahora veo dónde me equivoqué… Mira, vamos a probar una cosa… Te voy a dar un azote con el cepillo. Uno sólo, pero va a ser muy fuerte. Quiero que lo aceptes por mí. ¿Vale? -De acuerdo. Efectivamente, fue un buen golpe con el cepillo, justo en medio de la nalga derecha. -¡Ay! -gritó él. -Duele, ¿eh? Te ha dejado una buena marca. -Sí, pica un montón, pero no ha sido tan terrible como me esperaba… Dame otro. Laura no se hizo de rogar. El cepillo cayó con fuerza, esta vez en su nalga izquierda. -¡Au! ¡Ay, ay, ay! -gritó. Curiosamente, aunque el dolor era más fuerte que con los azotitos de antes, el poder quejarse lo hacía más soportable. -Has sido muy valiente en pedirme tú mismo que te dé otro azote. Además, me gusta oírte quejarte. Antes, cuando estabas tan callado, me estabas empezando a asustar. -Me alegra que te guste oírme quejarme… A mí también me resulta más fácil así. -Pues me alegro, porque yo no quiero renunciar a darte una buena paliza. Además, creo que te va a sentar de maravilla. Sin esperar a que él diera su asentimiento, Laura se puso a darle golpes fuertes pero espaciados. Eso le daba tiempo a absorberlos. -¡Joder, Julio, hay que ver la paliza que te estoy pegando! ¡Se te está poniendo el culo precioso! Estos sí que son azotes de verdad. Los están encajando como un hombre. Era humillante, pero de alguna manera ese tipo de burlas lo animaba. De todas formas, apenas podía pensar en otra cosa que en el escozor de los azotes. Gritó y se retorció, frotando su verga endurecida contra la minifalda de cuero. -Bueno, creo que ya te vale -le dijo ella, terminando la paliza antes de lo que él esperaba. Hubiera podido seguir. Dolía, pero había encontrado la manera de aguantarlo. Tampoco podía negar que había llegado a excitarlo el ardor en su culo, la forma en que Laura lo había dejado a su merced. Sin embargo, no osó rechistar. Laura le había impuesto su voluntad, no tanto con los azotes sino por la forma en que lo había ayudado a salir de su parálisis. Laura le soltó el mosquetón de las tobilleras. Lo sentó sobre sus muslos, el culo protestando contra la tela ásperas de las medias. Lo besó. -Has sido muy valiente. Normalmente se habría rebelado contra esa frase condescendiente, pero ahora lo hacía sentirse contento y agradecido. Sabía que debía dejar de juzgarse a sí mismo si no quería volver a caer en la trampa del ego. Laura era la única que tenía derecho a juzgarlo. Su aprobación era un premio que no podía ser discutido. Laura lo llevó a frente a la pared al lado de la puerta, donde lo hizo arrodillarse tocando la pared con la nariz. Eso le impidió ver lo que pasaba a su alrededor. De nuevo oyó crujir la bolsa de plástico, ruido de ropa deslizándose sobre la piel, otros sonidos que no pudo identificar. La primera parte de El ganso de nieve llegó a su final. Se hizo el silencio. Julio apretó la nariz contra la pared. Laura se le acercó por detrás y le soltó las manos. -Levántate y dale la vuelta al disco. Se había quitado la camisa y la minifalda. Tampoco llevaba bragas, pero sobre el liguero llevaba puesto un arnés que sostenía un consolador, negro y delgado, apuntando amenazante hacia él. Julio se lo quedó mirando, como hipnotizado. -Dale la vuelta al disco, Julio. Se arrodilló junto al tocadiscos. Las manos le temblaban mientras sostenían el disco. La aguja hizo un ruido grosero cuando aterrizó de mala manera sobre los surcos.

  • Un estudio científico revela la áreas del cerebro implicadas en el masoquismo

    El masoquismo activa áreas de la corteza cerebral que median la empatía, las emociones y la consciencia No se encuentran muy a menudo artículos científicos sobre la neurociencia del masoquismo. De hecho, el BDSM sigue siendo un tema tabú en la ciencia porque los investigadores sólo trabajan en temas para los que pueden obtener financiación. En los EE. UU., el Congreso se ha mostrado reacio a dar dinero a agencias gubernamentales como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para que investiguen sobre el sexo, y mucho menos sobre "perversiones" como el BDSM. Por eso me entusiasmó encontrar este estudio, realizado en Alemania por científicos de la Universidad de Heidelberg: Contextual modulation of pain in masochists: involvement of the parietal operculum and insula. S. Kamping, J. Andoh, I. C. Bomba, M. Diers, E. Diesch and H. Flor. Pain 2016, Vol. 157 Issue 2, Pages 445-45. PDF. Modulación contextual del dolor en masoquistas: rol del opérculo parietal y la ínsula. (PDF traducido al español por arween). Utilizaron resonancia magnética funcional (fMRI), una potente técnica de imagen cerebral, para comparar los cerebros de masoquistas y no masoquistas. Un ingenioso diseño experimental combinando resonancia magnética funcional con imágenes masoquistas y dolor les permitió llegar a algunas conclusiones interesantes. Preguntas acerca del masoquismo Éstas son algunas preguntas a las que responde este estudio: ¿Son los masoquistas menos sensibles al dolor? ¿Responde el cerebro de los masoquistas de la misma manera al dolor BDSM (por ejemplo, una azotaina) y a otras formas de dolor ? ¿Existen áreas cerebrales específicamente activadas por el masoquismo? ¿Es adictivo el masoquismo? Diseño experimental El estudio se hizo con 32 participantes: 16 masoquistas y 16 no masoquistas (controles). Los masoquistas fueron 8 hombres y 8 mujeres, mientras que los controles fueron 4 hombres y 12 mujeres. Los masoquistas se reclutaron a través de Internet y en reuniones locales de BDSM. Luego se los evaluó con un cuestionario sobre actividades masoquistas: tenían que considerarse a sí mismos masoquistas, preferir el papel de sumiso y más del 50 % de su actividad sexual tenía que implicar dolor. Se excluyeron del estudio a personas con trastornos mentales o dolor crónico, y aquellas a quienes el comportamiento masoquista les causase “angustia clínicamente significativa” o perjudicase su funcionamiento social. Estos criterios de exclusión son razonables, pero pueden haber sesgado algunas de las conclusiones del estudio. Por ejemplo, yo he visto que los masoquistas con dolor crónico utilizan con éxito el sadomasoquismo para controlar el dolor causado por su enfermedad; véase mi encuesta a 136 masoquistas. Estas personas parecen ser menos sensibles al dolor que los no masoquistas, al contrario de hallado en el estudio. En el estudio también se usaron imágenes masoquistas para evocar sentimientos eróticos en los participantes (masoquistas y controles). Aparentemente, los científicos no se fiaron de sí mismos a la hora de elegir las imágenes BDSM más excitantes, por lo que reclutaron a otros 18 masoquistas para elegir las 10 mejores. Además, se usaron otros tres conjuntos de 10 imágenes que evocan emociones neutras, positivas y negativas, respectivamente. Las imágenes fueron seleccionadas por su impacto y valencia. En este contexto, el impacto o arousal quiere decir hasta qué punto capta nuestra atención una imagen. La valencia se refiere a si la imagen evoca en nosotros atracción (nos gusta) o aversión (nos disgusta). La alegría y la excitación sexual son emociones con valencia positiva, mientras que el miedo, la tristeza, el asco y la ira tienen valencia negativa. En este estudio, se esperaba que una imagen masoquista (como una flagelación) tuviera una valencia positiva para los masoquistas y una valencia negativa para los controles. Se trataba de averiguar cómo se refleja esto en la activación de distintas áreas cerebrales. La técnica central fue la resonancia magnética funcional (fMRI), que se usó para obtener imágenes del cerebro de los sujetos mientras veían las imágenes a través de visores y recibían la estimulación dolorosa en la mano. El fMRI se basa en el hecho de que cuando las neuronas de un área del cerebro se activan, hay más flujo de sangre a esa área. Utiliza potentes campos magnéticos y pulsos de radiofrecuencia para localizar moléculas de hemoglobina oxigenadas en la sangre. Así se pueden identificar áreas del cerebro con aumento y disminución del flujo sanguíneo mientras el cerebro siente dolor o se excita sexualmente. Los aumentos y disminuciones del flujo sanguíneo nos dicen qué áreas del cerebro están más y menos activas, respectivamente. A diferencia de la tomografía por emisión de positrones (PET) y otras técnicas de imagen cerebral, la fMRI no requiere inyectar sustancias a los participantes. Sin embargo, los sujetos deben mantenerse inmóviles dentro del enorme aparato que produce los campos magnéticos. Los resultados de la fMRI se muestran en imágenes tridimensionales del cerebro en las que la actividad cerebral se codifica en colores: amarillo, naranja y rojo muestran una actividad creciente, mientras que el celeste y el azul muestran una actividad cerebral decreciente. Los grises significan que no hay cambios. Conceptos básicos sobre zonas cerebrales Para comprender las imágenes de fMRI, necesitamos saber un poco sobre las áreas del cerebro involucradas en el dolor y la emoción. Por lo tanto, ten un poco de paciencia mientras te resumo la anatomía cerebral relacionada con los resultados de este estudio. El córtex o corteza es la capa externa del cerebro. Está hipertrofiado en los seres humanos, lo que nos confiere nuestras extraordinarias capacidades mentales. Durante la evolución de los simios y los homínidos, creció tanto que la única forma en que pudo caber dentro de nuestro cráneo fue a base de desarrollar numerosas arrugas, llamadas circunvoluciones, separadas por grietas llamadas surcos. Aparte de los surcos, hay tres grietas profundas en la corteza, llamadas fisuras. La más profunda va de delante a atrás, dividiendo al cerebro en los hemisferios derecho e izquierdo. Dentro de esta fisura hay dos zonas del córtex enfrentadas. La parte más profunda de esta zona forma un arco alrededor del centro del cerebro: es el córtex cingulado. Si parte anterior es el córtex cingulado anterior (CCA), que es el encargado de tomar decisiones (Engstrom et al., 2014). Como veremos, es importante en el dolor y el masoquismo. Una segunda fisura es el surco central, que transcurre por los lados del córtex dividiéndolo en corteza frontal y posterior. En términos generales, lo que hay delante del surco central tiene que ver con acción y lo que hay detrás tiene que ver con sensación. La circunvolución vertical justo delante del surco central es la corteza motora primaria, que contiene un mapa de todos los músculos del cuerpo y ejecuta el último paso en el procesamiento del movimiento. La circunvolución vertical justo detrás del surco central es la corteza somatosensorial, que contiene un mapa de toda la superficie de nuestra piel y es donde terminan todas las sensaciones táctiles y dolorosas. La corteza somatosensorial es donde sentimos dónde se encuentra el dolor en el cuerpo. La tercera fisura es el surco lateral, que va de adelante a atrás en el lado del cerebro. El córtex continúa dentro de esta fisura y se expande dentro de cada hemisferio, formando una isla, por lo que se denomina ínsula (Gogolla, 2017). El área del córtex alrededor y dentro del surco lateral se llama opérculo. Como veremos, juega un papel importante en el masoquismo. La ínsula es un área fascinante del cerebro porque es donde se combinan muchas de nuestras emociones. Es responsable de la prominencia de nuestras sensaciones: cuánto nos importa una sensación. Por ejemplo, el dolor, el picor y el placer sexual son sensaciones con alta prominencia. En los seres humanos, la parte anterior de la ínsula es mucho más grande que en otros mamíferos, incluso en los simios. Durante la evolución humana, la función de la ínsula anterior se diferenció entre los hemisferios cerebrales (Craig, 2011). Mientras que la ínsula posterior nos dice cómo nos sentimos en cada momento, la ínsula anterior derecha es capaz de imaginar cómo nos sentiríamos en determinadas circunstancias (Craig, 2009). Es capaz de crear sensaciones hipotéticos. Por lo tanto, es crucial para la empatía (imaginar cómo se siente otra persona) y la teoría de la mente (representar el estado mental de otra persona). El desagrado que produce el dolor es mediado por la ínsula, mientras que la corteza somatosensorial determina la ubicación del dolor. La decisión de hacer algo para eliminar el dolor proviene del ACC. Las sensaciones de dolor suben por la médula espinal y entran en el cerebro, haciendo relevos en un área del tallo cerebral llamada núcleo parabraquial, que se conecta con la amígdala, la parte del cerebro responsable del miedo y la ansiedad. Las vías del dolor continúan hasta el tálamo, que es un área en el centro del cerebro que sirve como un relevo para todas nuestras sensaciones, excepto el olfato. En el tálamo, las neuronas del dolor hacen sinapsis con neuronas que van a tres áreas del córtex: la corteza somatosensorial (¿dónde está el dolor?), la ínsula (¿qué tan intenso es el dolor?) y el ACC (¿qué voy a hacer sobre el dolor?). Intenté condensar esto lo más posible, pero necesitamos esta información para entender los hallazgos de este estudio sobre el masoquismo. ¿Quién dijo que la neurociencia era fácil? Algunos hallazgos interesantes sobre los masoquistas Los masoquistas empezaron a mostrar interés por el masoquismo cuando tenían en promedio 17 años. La edad más temprana fue los 7 años y más tardía los 36. La primera actividad masoquista fue a los 25 años, en promedio, la más temprana nuevamente a los 7 y la más tardía a los 47. Esto muestra que los deseos masoquistas pueden aparecer durante la niñez, incluso antes de que se desarrolle el deseo sexual durante la pubertad. Muchas personas se vuelven masoquistas cuando son adolescentes. Sin embargo, algunos llegan más tarde en la vida, tal vez porque sus amantes los introducen al BDSM. Respuestas a imágenes masoquistas Las imágenes masoquistas produjeron niveles similares de impacto en masoquistas (4,3 ± 1,4) y controles (4,2 ± 1,8), en una escala del 1 al 9. Sin embargo, tuvieron valencia positiva (atracción) en masoquistas (6,2 ± 0,9) y valencia negativa (rechazo) en los controles (3,4 ± 1,2), nuevamente en una escala del 1 al 9. A los masoquistas les gustaban más las imágenes que eran más impactantes, como lo demuestra una alta correlación entre la excitación y la valencia de las imágenes. Todas las demás imágenes (neutrales, positivas y negativas) fueron calificadas de manera similar en cuanto a impacto y valencia por parte de masoquistas y controles. Esto confirma la suposición de los investigadores de que a los masoquistas les gusta ver cosas como flagelaciones o azotainas, mientras que a otras personas no les gustan estas imágenes. Aún así, estas imágenes son igualmente impactantes para todos. A los masoquistas no les gusta el dolor si no es en un contexto erótico Cuando se les aplicó dolor sin mostrar ninguna imagen, los masoquistas y los controles puntuaron el dolor de manera similar en intensidad y desagrado. Sin imágenes, el fMRI mostró una activación similar del cerebro por el dolor en masoquistas y controles. En ambos grupos, el dolor activó áreas cerebrales implicadas en el dolor: tálamo, córtex somatosensorial, ínsula, opérculo y ACC. Estas áreas se activaron en el mismo grado en masoquistas y controles. Esto contradice la creencia popular de que a los masoquistas les gusta cualquier tipo de dolor, en cualquier circunstancia. A los masoquistas solo les gusta el dolor cuando lo experimentan en un contexto erótico. Zonas del cerebro activadas por imágenes masoquistas En esta parte del estudio, a los participantes se les mostraron imágenes masoquistas sin el estímulo doloroso para ver qué áreas del cerebro se activaban. Los masoquistas mostraron una mayor activación del ACC derecho y de la ínsula anterior derecha en respuesta a estas imágenes. Esto me parece fascinante porque muestra que lo que los masoquistas hacen es imaginar lo que sienten los sumisos de la imagen usando su ínsula anterior derecha. La activación del ACC quizás represente su deseo de estar en esa situación. Imágenes masoquistas disminuyen el dolor en los masoquistas En este experimento, los participantes recibieron el estímulo doloroso mientras veían imágenes masoquistas. Se les pidió que puntuaran la intensidad y el desagrado del dolor. Los masoquistas registraron menor intensidad del dolor (2,2 ± 1,5) que los controles (3,5 ± 2). También juzgaron el dolor menos desagradable (1,6 ± 1,2) que los controles (3,2 ± 2,3). Estas disminuciones en la intensidad y el desagrado del dolor fueron tan fuertes como el efecto de opioides como la morfina. Por lo tanto, cuando son capaces de erotizarlo, los masoquistas experimentan que el dolor es menos intenso. Esto indica que activan las vías inhibidoras del dolor que conectan el tallo cerebral con la médula espinal, probablemente las que utilizan endorfinas. La disminución del desagrado del dolor probablemente tiene un mecanismo diferente. Esto se investigó con fMRI en el siguiente experimento. Respuestas cerebrales a combinaciones de imágenes masoquistas y dolor Un fMRI mientras veían imágenes masoquistas y experimentaban dolor mostró diferencias entre masoquistas y controles en las áreas cerebrales que se activaban. Los masoquistas mostraron una mayor activación del opérculo -la parte de la corteza próxima a la ínsula-, la circunvolución frontal superior y la circunvolución frontal media, dos áreas del córtex frontal. La circunvolución frontal superior está involucrada en la consciencia. En los masoquistas, también hubo menor conectividad funcional entre el opérculo y cuatro zonas: la ínsula, la corteza motora, el tálamo derecho y el ACC derecho. Eso no sucedió en los controles. Dado que la corteza motora y el ACC están involucrados en la planificación de las acciones, esto podría significar que los masoquistas no sienten la necesidad de responder al dolor. Las señales negativas del opérculo a la ínsula pueden representar la disminución del desagrado por el dolor en los masoquistas. Un sorprendente resultado negativo fue que el fMRI mostró que en los masoquistas no había activación de la vía de recompensa del cuerpo estriado ventral. Esta vía conecta el área tegmental ventral (VTA) con el núcleo accumbens, donde libera dopamina. Se la ha considerado erróneamente como la vía del placer, porque animales y humanos la estimulan compulsivamente cuando se les implantan electrodos en ella. También es la parte del cerebro donde producen adicción drogas como los opiáceos y la cocaína. Hoy sabemos que esta vía no produce placer, sino motivación y respuestas a recompensas (Salamone y Correa, 2012). En cualquier caso, el hecho de que esta vía de recompensa no se active por el masoquismo demuestra que éste no es adictivo. Conclusiones En resumidas cuentas, el masoquismo es una actividad erótica que depende de fetichizar ciertas relaciones, situaciones, objetos y acciones. En un ambiente BDSM, las respuestas de los masoquistas al dolor cambian drásticamente, de modo que sienten menos dolor y lo encuentran menos desagradable (y probablemente placentero). Esto valida las experiencias de los masoquistas cuando hablan de "espacio de sumisión": un estado alterado de consciencia provocado por experimentar dolor en un contexto BDSM. La experiencia masoquista no es lo mismo que el efecto de los opioides y otras drogas, y no produce adicción, porque no activa la vía de la dopamina del estriado (VTA al núcleo accumbens) que media los efectos de las drogas adictivas. En cambio, activa áreas corticales del cerebro que median las emociones, la empatía, las sensaciones y la consciencia. Por lo tanto, el masoquismo es una compleja experiencia cognitiva y emocional, anclada en una determinada cultura y valores, y que lleva a relaciones íntimas y profundas. Gracias a arwen por ayudar con la traducción y por traducir el artículo científico original. Copyright 2022 Hermes Solenzol.

  • La neurociencia del orgasmo vaginal

    Estudios científicos refutan la idea de que el clítoris es la única fuente de orgasmos en la mujer El dogma clítoris-céntrico Es una controversia que ha durado cien años. Desde los primeros estudios sobre sexología, se creía que el clítoris era la única fuente de orgasmos femeninos. Que la penetración vaginal producía orgasmos estimulando indirectamente el clítoris. Por lo tanto, la mejor manera para que las mujeres alcancen el orgasmo es estimular directamente el clítoris. Por ejemplo, Alfred Kinsey escribió: “Las paredes de la vagina normalmente son insensibles. […] Todos los datos clínicos y experimentales muestran que la superficie del cérvix es la parte más completamente insensible de la anatomía genital femenina”. (Kinsey et al., 1953, Sexual behaviour in the human female). Sin embargo, los propios datos de Kinsey contradicen estas afirmaciones: el 84 % de las mujeres que examinó respondieron a la presión en el cérvix y el 93 % de ellas respondieron a la presión en la pared anterior de la vagina (Jannini et al., 2012). La idea de que la vagina no es una fuente de placer se basó en la observación de que el clítoris tiene muchas terminaciones nerviosas, mientras que la vagina tiene menos. Sin embargo, la vagina tiene las suficientes terminales nerviosas para participar en la respuesta sexual, particularmente en sus partes más profundas. Además, la abundante inervación de una determinada zona del cuerpo no se corresponde con la intensidad de la sensación suscitada allí, sino con su precisión. Por ejemplo, las yemas de los dedos y la lengua están profusamente inervadas porque tienen una fina discriminación táctil. Algunas fibras nerviosas pueden producir una fuerte sensación (dolor, picor o placer) si su señal se amplifica en el sistema nervioso. “Ipse dixit es un término que denota una declaración, afirmada pero no probada, que debe ser aceptada como un acto de fe en quien la hace. Después de Kinsey, Masters and Johnson y Hite, este fue el caso del dogma clitorocéntrico del orgasmo femenino. Los frutos crecientes de la investigación cambiarán definitivamente este paradigma”. (Jannini et al., 2012). Los orgasmos vaginales y el punto G Un grupo numeroso de mujeres sintió que la idea de que los orgasmos se originan en el clítoris representaba su propia experiencia. Pero un grupo aún mayor sintió que no. Que preferían tener orgasmos por penetración. “Sin embargo, las mujeres describen anecdóticamente dos tipos de orgasmo. El orgasmo del clítoris obtenido por la estimulación externa directa se describe como “cálido” o “eléctrico”, y el vaginal, obtenido por una penetración vaginal, se describe como “pulsátil”, “profundo” y generalmente más intenso”. (Jannini et al., 2012). El 69% por ciento de las mujeres prefieren alcanzar el orgasmo a través de la penetración (Blair et al., 2018). Esto se atribuyó a tener experiencias sexuales normativas que enfatizan el orgasmo masculino. Lo que no hace más que repetir algunas creencias políticas que se presentan como feministas pero que, en realidad, invalidan los sentimientos de un gran grupo de mujeres, a quienes se considera con escasa educación sexual y con el cerebro lavado por el patriarcado. De hecho, como analizo en otro artículo, la existencia de los orgasmos vaginales está sumida en la ideología política. La controversia comenzó con la afirmación por parte de Sigmund Freud de que las mujeres que tienen un orgasmo por estimulación del clítoris eran psicosexualmente inmaduras. En 1976, Shere Hite respondió con The Hite Report, en el que utilizó cuestionarios informales para afirmar que la mejor manera de que las mujeres alcancen el orgasmo era tocándose el clítoris. Eventualmente, esto llevó a la creencia de que la mayoría de las mujeres no tienen un orgasmo con la penetración, lo cual refuté en un artículo anterior. Algunos sexólogos, sin embargo, empuñaron la bandera del orgasmo vaginal. A base de escuchar a las mujeres, Beverly Whipple y John Perry redescubrieron un área sensible en la pared anterior de la vagina que se hincha cuando se la estimula y puede desencadenar el orgasmo y la eyaculación femenina (Addiego et al., 1981). Lo llamaron el punto Grafenberg, o punto G, en honor a Ernst Grafenberg, quien lo describió allá por 1950. De hecho, el punto G ya estaba descrito en el Kamasutra y en textos taoístas del siglo IV, y en documentos de muchas otras civilizaciones (Korda et al., 2010). Las preguntas que hay que responder Dada la controversia política que rodea a este tema, ¿es posible encontrar alguna evidencia científica que lo aclare? Dado que el orgasmo es una experiencia subjetiva, comparar orgasmos de diferentes mujeres parece un problema filosófico insoluble. Los sentimientos subjetivos de los orgasmos son qualia, experiencias conscientes que no pueden transmitirse de una persona a otra. Sin embargo, los científicos no se dan por vencidos tan fácilmente como los filósofos. Saben que las experiencias subjetivas pueden estudiarse investigando sus correlatos neuronales en el cerebro. Lo que necesitamos es evidencia fáctica que responda las siguientes preguntas: ¿Puede la estimulación vaginal por sí sola desencadenar un orgasmo? ¿Es este orgasmo diferente del orgasmo del clítoris? Hay otras preguntas relacionadas, como si realmente existe el punto G, cuál es su anatomía y función, la naturaleza de la eyaculación femenina y la relación del clítoris interno con la vagina. Sin embargo, en este artículo se centrará en estas dos preguntas, que establecen si los orgasmos vaginales son reales y diferentes de los orgasmos del clítoris. Imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) Hoy en día, los científicos tienen varios métodos para estudiar la actividad del cerebro en personas despiertas que realizan diferentes actividades. Incluyen electroencefalograma (EEG), tomografía por emisión de positrones (PET) y fMRI. La fMRI se usa para determinar qué partes del cerebro están activas en diferentes condiciones. Cuando un área del cerebro tiene mayor actividad neuronal, sus células consumen más oxígeno. Esto provoca un aumento del flujo de sangre a esta área para reponer el oxígeno, lo que se denomina respuesta hemodinámica. fMRI mide cambios en las propiedades magnéticas de los átomos de hierro en la molécula de hemoglobina de la sangre cuando el oxígeno se une y se separa de ellas. La actividad de las áreas del cerebro luego se representa luego en tres dimensiones. A diferencia del EEG, la resonancia magnética funcional puede generar imágenes de la actividad de áreas cerebrales profundas. Las mujeres parapléjicas pueden tener orgasmos Una oportunidad para responder a la primera de las preguntas se presentó cuando la doctora Beverly Whipple se encontró con el caso de mujeres con secciones completas de la médula espinal. Los nervios que recogen las sensaciones del área genital (nervios pélvico, pudendo, hipogástrico y esplácnico inferior) llevan información al cerebro entrando en la médula espinal en sus segmentos inferiores y luego mandando información por el tracto espinotalámico. Si la médula espinal se secciona por encima de estos segmentos inferiores, se interrumpe el tracto espinotalámico. Todas las sensaciones por debajo de la cintura, incluidas las del clítoris, la vagina y el ano, no pueden llegar al cerebro. Por lo tanto, las mujeres con lesiones medulares completas no deberían poder sentir sus genitales y, en consecuencia, tener orgasmos. ¡Y sin embargo, sí que los tienen! Pueden sentir cuando menstrúan y cuando sus vaginas son penetradas. Experimentan placer en la vagina, que a veces conduce al orgasmo. Pero no pueden sentir su clítoris. ¿Cómo es posible? Sus ginecólogos les dijeron que estaban experimentando un placer fantasma, algo similar a las sensaciones fantasma que los amputados sienten como provenientes de sus extremidades amputadas. Pero estas mujeres estaban experimentando placer con penes y consoladores reales, no con los fantasmas. fMRI en mujeres parapléjicas El doctor Barry Komisaruk planteó la hipótesis de que las sensaciones de sus vaginas se comunicaban al cerebro el nervio vago. A diferencia de los nervios sensoriales que mencioné anteriormente, el vago lleva la sensación de los órganos internos directamente al cerebro, sin pasar por la médula espinal. ‘Vagus’ significa ‘errante’ en latín, porque este nervio serpentea dentro del cuerpo, transportando información desde el corazón, el estómago, los intestinos y otros órganos internos hasta el cerebro. Los cuerpos de las neuronas que envían axones en el nervio vago están en el ganglio petroso, situado cerca de la base del cráneo. Entran en el cerebro en el núcleo del tracto solitario (NTS). Para probar esta hipótesis, Komisaruk, Whipple y sus colaboradores seleccionaron cuidadosamente a cinco mujeres con secciones completas de la médula espinal (Komisaruk et al., 2004; Komisaruk and Whipple, 2005). Estas desafortunadas mujeres tenían lesiones en la médula espinal por heridas de bala, que proporcionan un corte limpio de la médula espinal sin la compresión que producen los accidentes de coche, las caídas y otros tipos de accidentes similares. Las lesiones por compresión de la médula espinal dificultan determinar hasta qué punto los axones en el tracto espinotalámico han sido afectados. Otro criterio para seleccionar a las mujeres para este estudio fue que su lesión medular estuviera por encima del segmento espinal T10 (décima vértebra torácica), para descartar por completo que algunas ramas de los nervios genitales pudieran entrar en la médula espinal por encima de la lesión. Lo primero que hicieron Komisaruk y sus colaboradores fue usar fMRI para determinar si el NTS se activaba cuando estas mujeres se estimulaban la vagina con un consolador. Esto significaría que la sensación de la vagina era transportada por el nervio vago y entra al cerebro en el NTS. Efectivamente, la parte inferior del NTS se activó por estimulación vaginal en las cinco mujeres. El NTS está organizado formando un mapa rudimentario del cuerpo, por lo que su parte superior corresponde a la boca y la inferior a los genitales. Cuando a las mujeres se les dio una bebida de sabor fuerte para dar sensación en la boca, se activó la parte superior del NTS. Esto confirmó la hipótesis de que el nervio vago transporta información desde la vagina al cerebro independientemente de la médula espinal. Así que la inervación supuestamente escasa de la vagina cumple una función importante. Representación cerebral de orgasmos vaginales en mujeres parapléjicas Tres de las cinco mujeres de este estudio experimentaron orgasmos por estimulación vaginal. Esto ofreció la oportunidad de usar fMRI para determinar las áreas del cerebro que se activan por orgasmos vaginales. Dado que los orgasmos en estas mujeres se desencadenaron exclusivamente desde la vagina, esto puede arrojar algo de luz sobre la segunda de las preguntas anteriores: ¿son los orgasmos vaginales diferentes de los orgasmos del clítoris? Las áreas del cerebro activadas por los orgasmos vaginales fueron las mismas las tres mujeres. Hago una lista a continuación, con una breve explicación de la función de cada área. Amígdala. Ésta es la parte del cerebro que media el miedo y la ansiedad, pero también está involucrada en otras emociones, como la ira y la agresión. En una de las mujeres que tuvo orgasmos múltiples que duraron 3 minutos, la amígdala estuvo activa durante estos 3 minutos, pero no durante los 2 minutos siguientes. Núcleo accumbens. Quizás hayas oído decir que cuando experimentamos placer se libera dopamina en el cerebro. Lo que realmente sucede es que se activa una vía mesolímbica que va desde el área tegmental ventral (VTA) hasta el núcleo accumbens, donde libera dopamina. Los opiáceos, la nicotina, la cocaína, las anfetaminas y otras drogas adictivas activan esta vía, lo que produce dependencia. Este estudio mostró la activación del núcleo accumbens durante los orgasmos vaginales, lo cual es de esperar de un estímulo placentero. Sin embargo, esto no significa que los orgasmos sean adictivos. Ínsula. 'Ínsula' significa 'isla' en latín. Esta es un área de la corteza cerebral que forma una isla de materia gris dentro de la materia blanca de los hemisferios cerebrales. La ínsula está asociada a todo tipo de emociones. Por ejemplo, media el componente emocional del dolor, que es lo que lo hace desagradable. También está involucrado en el picor, el asco, la ira, la confianza y (¡por supuesto!) el placer sexual (Craig, 2002). Córtex del cíngulo anterior (CCA). Se trata de una parte del córtex ubicada en el interior de la fisura que separa los dos hemisferios cerebrales. Es uno de los destinos de las vías de dopamina procedentes del VTA. El ACC, junto con la ínsula y la corteza somatosensorial, se encuentra al final de las vías neurales que transmiten el dolor. Su principal función es motivarnos a tomar decisiones. Hippocampo significa 'caballito de mar' en latín porque tiene la forma de este peculiar pez. Es esencial para la formación de la memoria y el almacenamiento de recuerdos a corto plazo. Sus vínculos con la amígdala median un papel en las emociones. Cerebelo. Este "pequeño cerebro" en la parte posterior del cráneo modula la contracción muscular durante el movimiento. Su activación durante el orgasmo puede reflejar las contracciones y espasmos musculares durante los orgasmos. Núcleo paraventricular del hipotálamo. El hipotálamo es la parte del cerebro que modula las funciones del cuerpo, generando sensaciones como la sed, el hambre y el deseo sexual. Se encuentra encima de la glándula pituitaria, a través de la cual controla el sistema endocrino, que libera hormonas en el cuerpo. Por ejemplo, el sistema hipotálamo-hipófisis-suprarrenal controla la liberación de adrenalina y cortisol durante el estrés. El hecho de que el núcleo paraventricular se active durante los orgasmos vaginales es muy importante porque libera oxitocina a la sangre. Esto media la contracción de los pezones, el útero y la vagina durante el orgasmo y podría ser responsable de la vinculación afectiva que produce el acto sexual (Stein, 2009). La secuencia de activación de estas áreas cerebrales durante el orgasmo es la siguiente. La amígdala y la ínsula se activan durante la preparación del orgasmo. Poco después entra en el juego el córtex del cíngulo anterior. En el momento del orgasmo, se activan el núcleo accumbens, el núcleo paraventricular del hipotálamo y el hipocampo, mientras que aumenta la activación de la ínsula. fMRI del cerebro durante orgasmos clitorianos En un estudio posterior (Wise et al., 2017), el grupo de Komisaruk estudió a diez mujeres mientras llegaban al orgasmo a través de la estimulación del clítoris, administrada por ellas mismas o por su pareja. Dado que no encontraron diferencias entre los orgasmos autoinducidos y los inducidos por la pareja, combinaron ambos conjuntos de datos para analizarlos juntos. A diferencia del estudio en mujeres con lesión de la médula espinal, el objetivo era obtener una buena resolución temporal de los eventos antes, durante y después del orgasmo. Yo quería comparar este estudio con el de los orgasmos vaginales para ver si encontraba diferencias en la activación cerebral entre ellos, pero los autores no hicieron eso en su artículo. Por lo tanto, las conclusiones que extraigo a continuación son mías y no de los autores. Predeciblemente, los orgasmos clitorianos activaron varias de las regiones activadas por los orgasmos vaginales, incluyendo la amígdala, el núcleo accumbens, la ínsula, el córtex del cíngulo anterior, el hipocampo y el cerebelo. Pero, además, se activaron regiones del cerebro no mencionadas en el estudio sobre los orgasmos vaginales: El opérculo es el área de la corteza que rodea la invaginación que produce la ínsula. Es la principal zona del cerebro que se activa en los masoquistas cuando se les muestran imágenes de dolor masoquista (Kamping et al., 2016). Media las respuestas emocionales al dolor y al placer. La corteza frontal es el área del cerebro involucrada en la toma de decisiones complejas, el establecimiento de objetivos y la inhibición del comportamiento. En particular, el estudio con estimulación del clítoris menciona la corteza orbitofrontal, que es un "punto caliente hedónico". El giro angular está involucrado en el procesamiento de la información visual, particularmente durante la lectura y otras tareas de cognición espacial. También interviene en el recuerdo, la atención y la teoría de la mente (la capacidad de imaginarnos los estados mentales de otras personas). El giro angular del hemisferio derecho está asociado a las experiencias extracorporales, que los autores relacionan con los estados alterados de conciencia producidos por el orgasmo. Una diferencia interesante entre los orgasmos clitorianos y vaginales está en el hipotálamo. Mientras que los orgasmos vaginales en mujeres parapléjicas activaron el núcleo paraventricular del hipotálamo, los orgasmos clitorianos reclutaron los cuerpos mamilares, que están involucrados en la memoria episódica. Dado que el núcleo paraventricular produce la liberación de oxitocina en la sangre, esto podría significar que los orgasmos vaginales liberan más oxitocina y, por lo tanto, conducen a un vínculo afectivo más fuerte. Orgasmos mentales Algunas mujeres también pueden tener orgasmos sólo con imágenes mentales, sin ninguna estimulación genital o de otra parte del cuerpo (Whipple et al., 1992). El fMRI mostró que estos orgasmos activan el núcleo accumbens, el córtex del cíngulo anterior, el hipocampo y el núcleo paraventricular del hipotálamo, pero no la amígdala o el cerebelo (Komisaruk y Whipple, 2005). Esto indica que esas cuatro regiones del cerebro están específicamente relacionadas con el orgasmo, mientras que la amígdala puede estar relacionada con la sensación genital y el cerebelo con la tensión muscular. Un gran variedad de orgasmos Los estudios con mujeres parapléjicas proporcionan evidencia suficiente de que la estimulación exclusiva de la vagina y el cérvix pueden desencadenar el orgasmo. Esto indica que las mujeres pueden llegar al orgasmo sólo con penetración vaginal. Si el clítoris interno, las glándulas de Skene o la inervación de la vagina y el cérvix son el desencadenante de estos orgasmos es una pregunta interesante que se abordará en futuros artículos. También hay evidencia de que los orgasmos vaginales y los orgasmos del clítoris activan diferentes áreas cerebrales. Esto respalda la experiencia de muchas mujeres, que dicen que los orgasmos provocados por el clítoris y la vagina se notan diferentes. Esto no quiere decir que haya sólo dos tipos de orgasmos, clitorianos y vaginales. De hecho, Komisaruk y sus colaboradores destacan en sus estudios sobre los orgasmos vaginales que estos se desencadenan estimulando la vagina y el cérvix, que algunas mujeres consideran diferentes tipos de orgasmos. Los orgasmos también pueden ser provocados por el coito anal. Se notan diferentes porque el ano es una zona erógena muy sensible. Dado que sólo dos delgadas membranas separan el recto de la vagina, el sexo anal estimula la pared anterior de la vagina, lo que puede provocar un orgasmo de manera similar al coito vaginal. Los orgasmos en las mujeres también pueden desencadenarse sin ningún tipo de estimulación genital: estimulando los pezones, por spankings y otras formas de juego BDSM, por el ejercicio (Herbenick et al., 2021), y mediante imágenes mentales (Whipple et al., 1992). Esto demuestra que los orgasmos ocurren en el cerebro. Que el estímulo provenga del clítoris, la vagina, el ano u otra parte del cuerpo parece ser algo incidental. Al menos, en las mujeres. ¿Podrían también los hombres disfrutar de esta maravillosa variedad de orgasmos? Hay hombres que afirman que pueden llegar al orgasmo estimulando su próstata a través del coito anal la penetración con un dildo. Tal vez los orgasmos prostáticos sean el equivalente masculino de los orgasmos vaginales femeninos. ¿Pero pueden los hombres también llegar al clímax con azotes, ejercicios o imágenes mentales? Quizá haya una brecha del orgasmo, pero en sentido contrario al habitualmente propuesto. Si bien es cierto que algunas mujeres tienen dificultades para alcanzar el orgasmo, otras son capaces de llegar al clímax repetidamente y con una intensidad extraordinaria, lo que causaría la envidia de cualquier hombre. ¿Por qué importa todo esto? Es posible que hayamos estado llevando mal a cabo la educación sexual al enseñar a las mujeres que el clímax debe lograrse principalmente estimulando el clítoris. Un estudio usando cinco encuestas nacionales sobre sexo en Finlandia (Kontula y Miettinen, 2016) encontró que el porcentaje de mujeres jóvenes (18-34 años) que alcanzan el orgasmo durante las relaciones sexuales disminuyó desde 1999 a 2015. La capacidad de alcanzar el orgasmo no mejoró desde los años 70 hasta la actualidad en cualquiera de los grupos de edad. Esto es sorprendente, dado que Finlandia está catalogada como uno de los países líderes en igualdad de género, y que se han logrado avances sustanciales en la educación sexual y la liberación de las mujeres desde los años 70. ¿Por qué no se ha traducido esto en una mejor capacidad de las mujeres para llegar al clímax durante el sexo? Es posible que la causa sea el aumento del estrés y las presiones mentales a medida que las mujeres se incorporaron a la fuerza laboral y asumen carreras más exigentes. Sin embargo, el estudio sobre mujeres finlandesas apunta a causas directamente relacionadas con el sexo. Sorprendentemente, las mujeres que se masturban con más frecuencia tienen orgasmos menos frecuentes durante el coito que mujeres que se masturban con menos frecuencia. Esto contradice el supuesto de que la masturbación es la mejor manera para que las mujeres aprendan a alcanzar el clímax. Quizás demasiado énfasis en la estimulación del clítoris encierra a las mujeres en una vía única para alcanzar el orgasmo, en lugar de animarlas a explorar otras zonas erógenas y la gran variedad de posibles experiencias orgásmicas. En esto las mujeres se han vuelto como los hombres, a quienes se les ha enseñado que el pene debe ser la única fuente de placer sexual. Éstas son algunas de las cosas que contribuyen tener orgasmos más frecuentes en las relaciones sexuales: Darle importancia a los orgasmos. Una alta autoestima sexual (“soy buena en la cama”). Alto deseo sexual y motivación sexual. Comunicación abierta y fácil con la pareja en temas de sexo. Capacidad para concentrarse en el momento y atención plena durante el sexo. Apreciar el sexo. Buenas técnicas sexuales. Talento para ser excitada por la estimulación sexual. Sesiones de sexo frecuentes y duraderas. Novedad. Fantasías sexuales y juegos de rol. Estimulación anal. Dejar ir el control. “Se debe alentar a las mujeres a sentirse bien con la variedad de formas en que experimentan el placer sexual, sin establecer objetivos específicos (como encontrar el punto G, experimentar la eyaculación femenina o experimentar un orgasmo vaginal). La sexualidad saludable comienza con la aceptación de uno mismo, además de un énfasis en el proceso, más que en las metas, de las interacciones sexuales”. Dra. Beverly Whipple(Jannini et al., 2012). Referencias Addiego F, Belzer EG, Comolli J, Moger W, Perry JD, Whipple B (1981) Female ejaculation: A case study. The Journal of Sex Research 17:13-21. Blair KL, Cappell J, Pukall CF (2018) Not All Orgasms Were Created Equal: Differences in Frequency and Satisfaction of Orgasm Experiences by Sexual Activity in Same-Sex Versus Mixed-Sex Relationships. The Journal of Sex Research 55:719-733. Craig AD (2002) How do you feel? Interoception: the sense of the physiological condition of the body. NatRevNeurosci 3:655-666. Herbenick D, Fu T-c, Patterson C, Dennis Fortenberry J (2021) Exercise-Induced Orgasm and Its Association with Sleep Orgasms and Orgasms During Partnered Sex: Findings From a U.S. Probability Survey. Arch Sex Behav 50:2631-2640. Jannini EA, Rubio-Casillas A, Whipple B, Buisson O, Komisaruk BR, Brody S (2012) Female orgasm(s): one, two, several. The journal of sexual medicine 9:956-965. Kamping S, Andoh J, Bomba IC, Diers M, Diesch E, Flor H (2016) Contextual modulation of pain in masochists: involvement of the parietal operculum and insula. Pain 157:445-455. Kinsey AC, Pomeroy WB, Martin CE, Gebhard PH (1953) Sexual behaviour in the human female. Philadelphia: WB Sanders Co. Komisaruk BR, Whipple B (2005) Functional MRI of the brain during orgasm in women. Annu Rev Sex Res 16:62-86. Komisaruk BR, Whipple B, Crawford A, Liu WC, Kalnin A, Mosier K (2004) Brain activation during vaginocervical self-stimulation and orgasm in women with complete spinal cord injury: fMRI evidence of mediation by the vagus nerves. Brain Research 1024:77-88. Kontula O, Miettinen A (2016) Determinants of female sexual orgasms. Socioaffective neuroscience & psychology 6:31624-31624. Korda JB, Goldstein SW, Sommer F (2010) The History of Female Ejaculation. The journal of sexual medicine 7:1965-1975. Stein DJ (2009) Oxytocin and vasopressin: social neuropeptides. CNS spectrums 14:602-606. Whipple B, Ogden G, Komisaruk BR (1992) Physiological correlates of imagery-induced orgasm in women. Arch Sex Behav 21:121-133. Wise NJ, Frangos E, Komisaruk BR (2017) Brain Activity Unique to Orgasm in Women: An fMRI Analysis. The journal of sexual medicine 14:1380-1391. Copyright 2023 Hermes Solenzol.

  • Responsabilidades de personas dominantes y sumisas

    Lista de responsabilidades que se derivan de las reglas ‘seguro, sensato y consensuado’ del BDSM Respondiendo a la pregunta de una amiga nueva en el BDSM, escribí una lista de responsabilidades del dominante y de la sumisa. Es una pregunta difícil de contestar, ya que hay muchos tipos de relaciones BDSM. Existen diferencias fundamentales entre las relaciones en las que los participantes están “en rol” todo el tiempo y el caso más común en el que los roles de dominante y sumisa sólo se adoptan temporalmente durante una sesión. Pero sí se pueden esbozar unas obligaciones generales que se podrían aplicar a la mayoría de las relaciones. En principio, estarían basadas en las normas "seguro, sensato y consentido" que delimitan el BDSM del maltrato. En la siguiente lista utilizo el género femenino para la persona sumisa y masculino para la persona Dominante, pero que quede claro que estos roles los pueden asumir personas de cualquier género, en cualquier tipo de combinaciones. Responsabilidades de personas dominantes Conocer y respetar los límites de la sumisa. Conocer las fantasías y las necesidades de la sumisa. Negociar con la sumisa la relación y las sesiones, estableciendo límites y una palabra de seguridad. Crear sesiones que satisfagan las necesidades de la sumisa, y no sólo las suyas propias. Detener las sesión y cuidar de la sumisa si ella dice la palabra de seguridad. No tomar represalias contra la sumisa por usar la palabra de seguridad. Respetar y proteger en todo momento la seguridad física de la sumisa. Abstenerse de prácticas que puedan causar daño psicológico o emocional a la sumisa. No usar el chantaje emocional ni otras formas de manipulación psicológica, a no ser que se hayan discutido, evaluado y consensuado. Proporcionar cuidados posteriores a la sumisa después de la sesión. No interferir indebidamente en la vida de la sumisa, incluyendo su entorno laboral, financiero, familiar o de amistades. No aislar socialmente a la sumisa. No espiar, acechar o violar la intimidad de la sumisa. Controlar sus propias emociones durante la sesión, evitando actuar desde la ira, los celos y otras emociones destructivas. Asumir responsabilidad si algo sale mal en una sesión, pedirle disculpas a la sumisa y hacer lo posible por remediar el daño hecho. En caso de que la sumisa sufra daño físico, ataque de pánico o cualquier otro tipo de emergencia, quedarse a su lado, ayudarla y hacer todo lo posible para remediar su situación, incluido el buscar ayuda profesional o llevarla a emergencias. Si se ha negociado el uso de castigos, usarlos de forma justa y mesurada. Respetar la privacidad, intimidad y reputación de la sumisa en conversaciones con otras personas. Si se juega por sesiones, tratar a la sumisa de igual a igual fuera de las sesiones, de forma respetuosa y amable. No usar el poder que da el rol de dominante para explotar o sacar partido de la sumisa. Interesarse por la salud, el bienestar y la felicidad de la sumisa fuera de la relación, con cariño, compasión y amabilidad. Responsabilidades de personas sumisas Negociar la relación y las sesiones con honestidad y buena fe. Hacer conocer sus límites al dominante. Conocer sus fantasías y necesidades en el BDSM, y hacérselas saber al dominante. Estar dispuesta a servir y a obedecer al dominante dentro de los límites establecidos, o a aceptar las consecuencias. Usar la palabra de seguridad cuando sea necesario para proteger su seguridad física y mental. No abusar de la palabra de seguridad como forma de manipular al dominante o dirigir la sesión. Asumir su parte de la responsabilidad si algo sale mal en una sesión por no usar la palabra de seguridad, no dejar claros los límites o no haber negociado bien la sesión. No usurpar la autoridad del Dominante dándole instrucciones durante la sesión (‘topping from de bottom’), a no ser que se haya consensuado de antemano. No usar el chantaje emocional, acusaciones infundadas de maltrato, ni otras formas de manipulación psicológica. Contribuir a los cuidados posteriores y evaluación de la sesión al finalizar ésta. Mantener a raya emociones destructivas como la ira o los celos, deteniendo la sesión si éstas se vuelven incontrolables. A no ser que la relación de dominación-sumisión sea a tiempo completo, reconocer que fuera de la sesión el dominante no actúa como tal ni es responsable de la sumisa. El trato será de igual a igual. No comportarse como sumisa en momentos o situaciones en que el dominante no ha aceptado jugar su papel. No espiar, acechar o violar la intimidad del dominante. Si se ha negociado el uso de castigos, cumplirlos de forma honesta, usando la palabra de seguridad si el castigo llega a perjudicar su seguridad física o mental. Respetar la vida laboral, financiera, familiar y de amistades del dominante. Respetar la privacidad, intimidad y reputación del dominante en conversaciones con otras personas. Interesarse por la salud, el bienestar y la felicidad del dominante fuera de la relación, con cariño, compasión y amabilidad.

  • Jugando con fuego

    La práctica BDSM que encenderá a tu pareja El juego con fuego es una práctica sadomasoquista que consiste en tocar la piel de una persona con fuego, o encender fuego brevemente sobre su piel. Su principal efecto es psicológico, ya que la sensación que produce no es dolorosa, solo un leve calor. De hecho, si duele, probablemente sea una señal de que no se está haciendo correctamente y puede producir una lesión por quemadura. Sin embargo, es difícil no sentir miedo cuando nuestra piel está ardiendo, literalmente. Se trata de un juego límite que puede ser peligroso. Este articulo explica las precauciones básicas que se deben tomar. Pero si puedes aprenderlo de alguien con experiencia práctica, sería lo ideal. “El juego de fuego es un juego límite que puede ser extremadamente peligroso si se hace incorrectamente o sin cuidado. Incluso cuando se toman todas las precauciones posibles, existe un gran riesgo. Los juegos con fuego pueden ser sensuales e indoloros, pero también pueden provocar lesiones graves, incluso mortales... sin mencionar quemar su casa. ¡TEN CUIDADO!" The Pyro Passion handout. ¿Por qué le gusta a la gente jugar con fuego? Si es tan peligroso, uno puede preguntarse: ¿por qué hacerlo? A diferencia de actividades BDSM como las azotainas y el bondage, jugar con fuego no parece particularmente sexual. Aun así, para algunas personas sí lo es. Diferentes personas fetichizan cosas diferentes, y el fuego también puede ser un fetiche. Además, no todo el BDSM es sexual. Mucho de él tiene que ver con conjurar hechos horribles, como latigazos y torturas. Puede ser una forma de exorcizar el horror que nos causan. Quemar gente en la hoguera era uno de los peores horrores que se han cometido en la cultura occidental. Para quien lo experimenta, jugar con fuego proporciona la euforia de superar el miedo a quemarse, que está profundamente arraigado en nosotros. Después de todo, asustarnos con algo que parece peligroso es el entretenimiento favorito de muchos. Como las películas de terror y las montañas rusas. Física y química de prenderle fuego a la gente El truco de magia de meterle fuego a la piel sin quemarla se basa en varias cosas: El calor de una llama viaja de abajo hacia arriba. Por lo tanto, si la piel está debajo de una llama, absorbe poco de su calor. Sin embargo, si pusiéramos nuestra mano encima de la misma llama, nos quemaría. Un breve contacto de una llama con la piel, como se hace en la flagelación con fuego, hace que no dé tiempo a quemarse. Los alcoholes dan poco calor cuando se queman, en comparación con, por ejemplo, la gasolina. El calor de combustión del etanol es 1367 kJ/mol y el del propanol es 2021 kJ/mol. En cambio, el de la gasolina (heptano/octano) es de 4466 kJ/mol, más del doble. Los alcoholes se queman lenta y suavemente, no de forma rápida y explosiva como la gasolina, porque contienen agua. La seguridad en el juego con fuego De estos hechos de física y química, podemos deducir algunos consejos sobre cómo jugar con fuego de forma segura. Sin embargo, los jugadores experimentados enfatizan que el juego con fuego no se puede hacer de forma completamente segura; solo puedes reducir los riesgos. Las llamas se deben aplicar a la piel con la persona en posición horizontal, de modo que el calor de la llama se mueva hacia arriba y se aleje de la piel. Usar alcohol como combustible. El alcohol que se vende en las farmacias estadounidenses como desinfectante es alcohol isopropílico (2-propanol), un isómero de propanol que tiene el grupo OH- en el medio del carbono en lugar de al final. Por lo tanto, su calor de combustión es similar al del propanol. Las farmacias europeas venden etanol como desinfectante, que es aún más seguro dado su menor calor de combustión. La concentración de alcohol debe ser del 60% al 70%. Esto significa que el alcohol contiene un 40%-30% de agua, lo que hace que se queme más lentamente y sea menor su calor de combustión. Sin embargo, el alcohol fluye hacia abajo. Si llega a los lados o debajo del cuerpo, puede quemar la piel de arriba. Lo mismo puede suceder si el alcohol se acumula en las hendiduras del cuerpo, como las nalgas, los genitales, los senos o cualquier otra parte del cuerpo con pliegues de piel. Para evitar esto, se debe pasar un paño húmedo sobre el cuerpo cada pocos minutos para eliminar cualquier resto de alcohol. Los jugadores de fuego avanzados usan gas blanco para obtener llamas más espectaculares. Sin embargo, esto aumenta el riesgo y requiere experiencia. El gas blanco que se utiliza en las cocinas de camping es, básicamente, gasolina. Su mayor calor de combustión hace que sea más probable que produzca quemaduras. Además, un incendio de gasolina es más difícil de apagar con agua porque la gasolina flota en el agua y sigue ardiendo. Por el contrario, el alcohol se disuelve en agua y deja de arder cuando su contenido de agua es demasiado alto. La gasolina puede producir humos tóxicos en ambientes cerrados y puede arder de forma explosiva. Hay que tener en cuenta que la laca para el pelo, la colonia y algunas lociones para el cuerpo son inflamables. Podrían aumentar el calor producido por el alcohol y dificultar el apagado del fuego en la piel. Quien recibe el fuego no debe ser atado para permitir que pueda apagar el fuego con las manos o revolviéndose, en caso necesario. Cuando se trata de fuego, todo puede suceder muy rápido. No hay tiempo para desatar o cortar una cuerda, o para abrir un mosquetón. Idealmente, la persona a la que se prende fuego debe estar desnuda para evitar que la ropa se incendie. Asegúrate de que el pelo esté fuera del alcance de las llamas. Nunca se debe aplicar fuego a la cara o al cuello. Se puede usar una capucha de Kevlar si se desea una protección adicional de la cabeza. Tampoco se debe aplicar fuego a zonas del cuerpo con demasiado vello, porque el vello genera brasas que producen quemaduras, sobre todo si es grueso. Se deben usar áreas con poco o ningún vello, como las nalgas o la espalda. Las personas con piel vellosa deben afeitarse de antemano, preferiblemente el día anterior porque el alcohol puede irritar la piel recién afeitada. Es posible que el vello quemado no vuelva a crecer con el mismo patrón que antes. El juego con fuego debe realizarse lejos de cortinas, sábanas, alfombras, muebles, césped, paja o cualquier otro objeto inflamable. Se debe tener una toalla mojada y un recipiente con agua a mano. La toalla mojada se puede utilizar para apagar un fuego o para refrescar la piel si se calienta demasiado. El agua diluye el alcohol y evita que arda. Es buena idea utilizar una manta a prueba de fuego para poner debajo de la persona de abajo, ya que cualquier manta, sábana o colchón se incendiará si le cae encima el alcohol ardiendo. Sin embargo, algunas mantas ignífugas están pensadas para soldar o apagar un fuego, no para tenderse desnudo sobre ellas. Están hechas de fibra de vidrio, que puede penetrar en la piel y causar irritación. Las mantas ignífugas hechas de lana o Kevlar son las mejores. Aunque menos resistentes al fuego que la fibra de vidrio, pueden resistir al alcohol ardiendo por un cierto período de tiempo. Algunas mantas ignífugas antiguas contienen asbesto, que es extremadamente tóxico y debe evitarse a toda costa. Una solución simple puede ser tenderse sobre una toalla mojada. Una precaución adicional sería tener un extintor de incendios a mano, en caso de que las cosas se salgan de mano y amenacen con incendiar el edificio. Debe ser adecuado para fuegos clase A y B. El extintor de incendios no está destinado a ser utilizado en una persona; en su lugar, se debe usar una toalla mojada o una manta ignífuga. El juego con fuego no se debe practicar a solas. Lo ideal es que haya un top que pueda dedicar toda su atención al fuego, mientras que el bottom disfruta y lidia con los fuertes sentimientos que puede evocar. Agregar una tercera persona, un observador, aumenta la seguridad al añadir ojos y manos adicionales. Nadie debe entrar en pánico. Puede ser peligroso. Los efectos psicológicos de ver fuego en tu piel desnuda deben ser discutidos al negociar la sesión. Si eres completamente nuevo en el juego de fuego, practica con un objeto antes de intentar hacérselo a una persona. Incluso en ese caso, no lo hagas solo y toma todas las precauciones de seguridad. Incluso puedes hacer simulacros de una emergencia en los que utilices la manta ignífuga, la toalla mojada y el extintor. Cosas que vas a necesitar Cosas básicas: alcohol etílico o isopropílico, 60%-70 - se puede diluir con agua para que la llama se extinga antes; recipiente para el combustible - el combustible debe guardarse en un recipiente cerrado, preferiblemente uno que no se derrame o se rompa si se vuelca; un recipiente o taza (cerámica o de metal) para poner una pequeña cantidad de combustible para sumergir la varita de fuego - mejor si tiene una base grande para mayor estabilidad; varitas de fuego: son varillas de metal con una punta de Kevlar (se pueden comprar como palos para tragar fuego o espadas de fuego) o de algodón; que se sumerge en el combustible; bolas de algodón. Elementos de seguridad: manta ignífuga (de lana o kevlar) - para poner debajo de la persona o para usar para sofocar el fuego; toalla húmeda, que es lo primero que se debe usar para apagar el fuego o refrescar la piel; loción para quemaduras con aloe para tratar el enrojecimiento y las quemaduras de primer grado; agua en un vaso u otro recipiente, para apagar el fuego si es necesario; extintor de incendios, en caso de que las cosas se nos vayan de las manos. Juego con fuego básico La forma más básica del juego con fuego consiste en tocar la piel con la punta de la varita de fuego con alcohol ardiendo. Otro juego básico es frotar la piel desnuda con alcohol y prenderle fuego. Una varita de fuego, un palo para tragar fuego o una espada de fuego son varillas de metal con una punta o lámina de Kevlar y un mango de goma. El Kevlar se puede sumergir en alcohol y prenderle fuego. Dado que Kevlar es bastante resistente al fuego, no se quemará con el alcohol. El mango de goma protege la mano de la persona que sujeta la varilla, que puede calentarse. El bottom debe estar desnudo o ponerse ropa sólo lejos de la piel a la que se le va a aplicar el fuego. Pon una pequeña cantidad de alcohol en el tazón o taza. Cierra el contenedor principal. Sumerge la punta de la varita de fuego en combustible. Préndele fuego con el encendedor. Toca la piel desnuda con la punta de la varilla. El fuego debe estar en contacto con la piel durante un máximo de 3 segundos, para evitar quemaduras. No apliques fuego repetidamente en el mismo sitio. A veces, un poco de alcohol permanece ardiendo en la piel, que se puede apagar con la mano. Alternativamente, se puede frotar un poco de alcohol sobre la piel con una bola de algodón. Luego se usa la varilla de fuego para encender el alcohol. Después de uno o dos segundos, se apagan las llamas con la mano. El bottom debe experimentar un calor en la piel. El fuego no debe mantenerse demasiado tiempo sobre la piel, porque el calor puede acumularse rápidamente hasta el punto en que se vuelve intolerable y produce una quemadura. Algo de enrojecimiento en la piel es normal y se puede tratar con loción de aloe. Juego de fuego avanzado La espuma para el pelo se quema lentamente y a fuego lento. White Rain, Salon Selectives, Alberto V05 son marcas que he visto recomendadas para esto. La espuma se utiliza para dibujar figuras en la piel, que luego se prenden fuego. A menudo, el fuego se mueve sobre la espuma en ondas, creando hermosos efectos. Por lo general, el fuego se extingue por sí solo antes de que se consuma toda la espuma, y se puede encender de nuevo. El algodón pólvora o nitrocelulosa se puede cortar en pequeños trozos, que se ponen sobre la piel y se prenden fuego. Se trata de un compuesto altamente inflamable que se quema en un instante sin dejar residuos. Por lo tanto, su efecto es el contrario al de la espuma del pelo: en lugar de quemar suavemente, produce una llamarada rápida. Esto aumenta el peligro de prender fuego a algo, por lo que se requiere precaución adicional. El tambor de fuego consiste en usar dos varillas de fuego para tamborilear sobre la piel. La flagelación con fuego utiliza flageladores hechos de Kevlar, que se sumergen en alcohol y prender fuego. La flagelación se realiza con el bottom de pie o apoyada en algo. En este caso no se utiliza una posición horizontal, ya que las llamas tocan la piel de la espalda sólo durante un breve impacto. La sensación que se produce consiste en agradables destellos de calor. La flagelación con fuego a menudo se realiza de noche o en una habitación con poca luz para poder apreciar el efecto visual. Algunos consideran a las copas de succión como juego de fuego, aunque el fuego solo se usa para calentar las copas y no toca la piel. Aun así, dado que el combustible puede propagarse al cuerpo, se deben tomar las precauciones que se aconsejan aquí. Estas son técnicas avanzadas con las que no estoy familiarizado personalmente. Si puedes, te aconsejo aprender a jugar con fuego participando en un taller organizado por alguna organización BDSM. Hay un folleto escrito por Pyro Passion (en inglés) que se puede descargar como archivo de texto e imprimir. Aquí hay un artículo sobre juegos de fuego y otro (en inglés). Cosas que puedes salir mal El juego de fuego puede parecer bastante simple, pero debe considerarse un juego límite y realizarse tomando las máximas precauciones. Las cosas pueden salir horriblemente mal. Hay una relato en Fetlife.com (en el grupo Fire Floggers and Fire Whips, Fire cupping gone wrong; no es posible el hiperenlace) sobre cómo una sesión con fuego resultó en quemaduras de segundo grado sobre una gran parte del cuerpo. En resumidas cuentas, los principales errores fueron que la bottom estaba atada; el alcohol se acumuló en su cuerpo sin darse cuenta y de repente se incendió, y no tenían una toalla mojada para apagar el fuego. He aquí algunas de las cosas que pueden salir mal, y qué hacer en esos casos: El fuego permanece demasiado tiempo sobre la piel del bottom - El top debe apagarlo con las manos. Si esto no funciona, se debe usar inmediatamente la toalla mojada o el vaso de agua para apagar el fuego. Las prendas del bottom (¡o del top!) se incendian - Apágalas con la toalla mojada. Se incendian muebles, cortinas, sábanas, etc. - Utiliza la toalla mojada o el extintor para apagar el fuego. Accidentalmente se le prende fuego al vaso con combustible. Si el combustible es alcohol, puede apagarse añadiéndole agua o cubriéndolo con la toalla húmeda. Si es gasolina, es mucho más peligroso y puede requerir usar el extintor. El contenedor de combustible se cae, derrama combustible en el piso y se incendia. ¡Por eso hace falta un extintor! Apaga el fuego inmediatamente con él. Los derrames pequeños se pueden apagar con la toalla húmeda, pero no te arriesgues. Los incendios con gasolina son mucho más peligrosos que los incendios con alcohol. El alcohol se esparce o se acumula en el cuerpo del bottom. Límpialo bien con la toalla mojada. El bottom entra en pánico. Puede levantarse y salir corriendo. No pasa nada, excepto que al hacerlo puede volcar el recipiente de combustible e iniciar un fuego. El top debe tener la suficiente presencia de ánimo para apagar cualquier llama antes de ayudar al bottom. Conclusión En resumidas cuentas, el juego con fuego es una actividad BDSM límite que usa una de nuestras emociones más profundas: el miedo a quemarnos. Es visualmente atractivo y emocionante. Las sensaciones físicas que evoca son sorprendentemente agradables. Si se hace con las precauciones adecuadas, puede ser muy divertido. Copyright 2022 Hermes Solenzol.

  • Los temas más controvertidos en el BDSM

    Juegos de asfixia, depredadores sexuales, problemas mentales, disciplina doméstica y otros temas que se debaten en la cultura BDSM. Las controversias y los debates son buenos. Así es como aprendemos unos de otros y llegamos a un consenso sobre cosas importantes. La mayor parte de la cultura BDSM actual surgió de debates pasados. Sin embargo, aún quedan muchas cuestiones sin resolver. He escrito aquí mi propia lista de doce temas que creo que generan opiniones encontradas. He intentado presentar ambos lados de la manera más justa posible. Por ahora, no voy a expresar mi posición en estos temas. Cada uno de estos temas se merecería su propio artículo. Sin embargo, creo que es bueno enumerarlos a todos para evaluar su importancia relativa. Los que considero que son más controvertidos los he puesto en la parte superior de la lista. 1) Cómo luchar contra los depredadores en la comunidad BDSM Pongo este tema en cabeza de la lista porque me parece tan conflictivo que está destrozando a algunas comunidades BDSM. Fetlife.com, el punto de encuentro en la red de gente kinky de todo el mundo, es acusado rutinariamente de no ser lo suficientemente duro con los depredadores sexuales. Incluso de permitirlos. De silenciar a las víctimas. ¿Es éste un caballo de Troya de las feministas radicales para seguir atacando al BDSM, después de haber sido derrotadas en las Guerras Feministas sobre el Sexo? ¿O es que existen conspiraciones para proteger a ciertas personas poderosas para que puedan seguir aprovechándose de víctimas desprevenidas? ¿Hay personas que han sido acusadas falsamente de violar el consentimiento y ser depredadores? ¿O es la comunidad BDSM demasiado blanda con los depredadores sexuales? 2) ¿Son seguros los juegos de asfixia? Después de meterme en problemas por escribir un artículo sobre esto en Fetlife, yo diría que este es uno de los temas más controvertidos en BDSM en estos días. Los defensores de los juegos de asfixia dicen que son completamente seguros si se hacen de la manera correcta. Inducen a un estado alterado de conciencia muy placentero y diferente al que producen las drogas. La asfixia también aumenta la intensidad del orgasmo. Los que se oponen dicen que los juegos de asfixia son la actividad BDSM más peligrosa. Suponen un peligro de muerte. No existe una forma segura de hacerlos porque es imposible predecir cómo va a reaccionar el sistema cardiovascular. La asfixia repetida puede causar daños cerebrales ocultos. El placer que proporcionan se puede alcanzar por otros medios. No vale la pena correr esos riesgos. 3) ¿SSC o RACK? SSC - seguro, sensato y consensuado - es el antiguo estándar, creado en los 80s para definir los límites entre el BDSM ético y el abuso. Se defiende como los criterios más claros y seguros, los que son más fáciles de explicar a la sociedad. Si las cosas salen mal en una sesión, ¿prefieres explicarle al juez que estabas practicando "seguro, sensato y consensuado" o "perversión consensual consciente del riesgo"? RACK son las siglas en inglés de “risk-aware consensual kink”, que podríamos traducir como prácticas BDSM consensuadas con consciencia del riesgo. Fue propuesta más tarde, en la década de los 90s, por quienes piensan que el BDSM nunca puede ser completamente seguro. Que "sensato y seguro" sirven de excusa para condenar de las prácticas BDSM más extremas. Corresponde a los participantes informarse y decidir qué riesgos están dispuestos a asumir. El consentimiento bien informado debe ser el principal, y quizás el único, criterio ético en el BDSM. 4) ¿Pueden practicar el BDSM personas con problemas mentales? ¿Qué quiere decir exactamente eso de “sensato” en SSC? Normalmente, se entiende que debemos ser conscientes del posible trauma emocional y psicológico que puede causar el BDSM. Pero hay personas que son más vulnerables psicológicamente. Y hay quienes argumentan que no deberían jugar en roles sumisos, porque esto sería intrínsecamente inseguro para ellos. Como mínimo, deberían revelar sus problemas mentales antes de participar en una sesión. También hay quien dice que las personas con problemas mentales no deben jugar como dominantes. Pero, por otro lado, ¿no es discriminatorio y capacitista excluir a las personas neurodivergentes de la comunidad BDSM? ¿Acaso no es prerrogativa de cada cuál decidir lo que es seguro para ellos? Además, hay multitud de enfermedades mentales. De hecho, casi todo el mundo tiene algún problema psicológico. Si comenzamos a juzgar a las personas por eso, terminaremos por excluir precisamente a quienes los aceptan y se tratan con medicamentos o terapia, al tiempo que aceptamos a aquellos que niegan sus problemas mentales. 5) ¿Es el BDSM terapéutico? Muchas personas neurodivergentes que practican BDSM te dirán que, de hecho, BDSM es bueno para ellos y les ayuda a lidiar con sus problemas. El BDSM también puede ayudar con el dolor crónico al enseñar a las personas formas emocionalmente saludables de lidiar con el dolor. Sin embargo, otros se enfurecen ante la idea de que el BDSM puede ser terapéutico. “¡El BDSM no es terapia!”, dicen. Que la terapia la deben practicar sólo psicólogos calificados. Que los dominantes no se deben meter en un campo minado de traumas ocultos. Este tema lleva discutiéndose mucho tiempo. Se llegó a un cierto consenso: “El BDSM no es terapia, pero a veces puede ser terapéutico.” Pero no faltará quien no esté de acuerdo con esto. 6) Consumo de drogas en el BDSM Existe un consenso desde hace tiempo de que no se debe consumir drogas en una sesión BDSM. Las personas dominantes no pueden tomar decisiones seguras si están colocados. Las personas sumisas no pueden dar su pleno consentimiento y usar la palabra de seguridad si están drogadas. Sin embargo, sospecho que hay un poco de hipocresía en esto. Que, en realidad, hay gente que usa drogas en el BDSM. ¿No debería ser esto una decisión más que se puede tomar después de recabar información suficiente? ¿No serían las drogas un riesgo más del que debemos ser conscientes antes de decidir lo que hacer? Estamos empezando a ser conscientes de la desinformación difundida por los gobiernos durante la Guerra contra las Drogas. El presidente norteamericano Richard Nixon impuso una clasificación de la peligrosidad de las drogas basada en criterios políticos, porque no le gustaban "esos hippies". Con ello se destruyó el potencial terapéutico del cannabis y las sustancias psicotrópicas, que estaba siendo investigado en los años 60 y se vuelve a considerar hoy en día. No todas las drogas son iguales. Por un lado, EE. UU. sufre una epidemia de opioides desde hace dos décadas que ha causado cientos de miles de muertes. Sin embargo, la epidemia no fue iniciada por "esos hippies", sino por la codicia de Purdue Pharma y la negligencia profesional de muchos médicos estadounidenses que recetaron su producto, OxyContin, sin antes evaluar su potencial adictivo. Sin embargo, el riesgo de abuso de opioides en la comunidad BDSM es bajo. Por otro lado, la legalización del cannabis en la mayor parte de Estados Unidos nos ha hecho tomar conciencia de que no es tan peligroso como nos decían. El célebre podcaster Dan Savage a menudo recomienda el cannabis para tratar los problemas sexuales. Lo que, sin duda, es más saludable que la tradición de emborracharse para superar las inhibiciones durante las relaciones sexuales. El argumento de que las personas sumisas no deben tomar drogas porque eso les impide dar consentimiento y usar la palabra de seguridad se debilita ante la realidad de que las endorfinas son tan potentes como cualquier opiáceo. Cuando entran en el espacio de sumisión, las personas sumisas se vuelven incapaces de tomar decisiones y usar la palabra de seguridad. Tomar un poco de mariguana para relajarse y superar inhibiciones produce un estado mental mucho menos alterado. Hoy en día, mucha gente toma micro dosis de cannabis y psicotrópicos como los hongos Psilocybe y el LSD en la vida diaria. Por otro lado, las drogas pueden incapacitarte para entrar en el espacio de sumisión. O crear problemas impredecibles al interactuar con él. Es un tema complejo. Pero creo que es hora de abordarlo en conversaciones honestas y libres de prejuicio. 7) ¿Es el BDSM una orientación sexual? Lo políticamente correcto es decir que la homosexualidad es de nacimiento e inmutable. La disforia de género que hace que las personas sean trans o no binarias también se dice que es de nacimiento. O sea, que quienes se sienten atraídos por personas del mismo sexo es porque nacen así. Pero a quienes les gusten los azotes o la sumisión eligieron esos gustos más tarde en la vida. A pesar de que muchos practicantes del BDSM han tenido fantasías de ese tipo en la infancia. Quizás el problema sea que "orientación sexual" son palabras que denotan un cierto privilegio hoy en día. Si el BDSM fuera una orientación sexual, entonces tendríamos el mismo derecho a no ser discriminados que tienen los gais y las lesbianas. Y se tendría que dejar de criminalizar el BDSM, como todavía sucede en algunos países donde el sexo gay ha sido legal desde hace mucho tiempo. 8) ¿Forma la disciplina doméstica parte del BDSM? El spanking y la disciplina doméstica son prácticas que utilizan la obediencia y los castigos dentro del ámbito de la pareja y el hogar. Muchos de quienes lo practican lo consideran distinto al BDSM. No les gusta la ropa fetichista, el mobiliario especial, los implementos y la actitud del BDSM. Visten ropa normal y no van a fiestas pervertidas. Tienen una persona que está a cargo, reglas que deben seguirse y castigos cuando se rompen esas reglas. En particular, quienes que practican la Disciplina Doméstica Cristiana insisten en que no son como “esos pervertidos”. Simplemente siguen la voluntad de Dios, claramente explicada en la Biblia, que ordena que la esposa tenga que obedecer y ser castigada por el marido. Quienes practican el BDSM simplemente se encogen de hombros y dicen: “Tienes fantasías similares a las nuestras, solo que con un estilo diferente. Las bases son las mismas: sumisión y azotes. Pero no pasa nada si quieres sentirte especial. A todos nos pasa”. 9) ¿Son los switches dominantes y sumisos auténticos? Los switches o interruptores son personas a las que les gusta cambiar variar entre los roles dominante y sumiso, o de activo y pasivo. Siempre ha habido una cierta actitud anti-switch en la comunidad BDSM. Algunas personas creen que ser dominante o sumiso es algo esencial a su personalidad, por lo que nunca podrían adoptar el rol opuesto. Lo que me parece bien. Sin embargo, esa idea nos puede llevar a pensar que los switches carecen de esa esencia, por lo que, cuando hacen una sesión como dominantes o sumisos, solo están fingiendo. Por otro lado, hay quienes dicen que vivir el BDSM desde ambos lados permite realmente empatizar con tu pareja y sabes exactamente cómo se siente. Y, para saber cómo usar implementos como varas o un látigos, no hay nada como experimentar las sensaciones que proporcionan. 10) ¿Es el BDSM un juego o un estilo de vida? Éste es un viejo debate de los años 90s que ya parece haberse superado. Sin embargo, las actitudes que lo subyacen aún están presentes en cierta medida. Los que consideran el BDSM su estilo de vida a veces menosprecian a los "jugadores" como poco auténticos. Sienten que ser dominante o sumiso es algo esencial a su personalidad, no un atuendo que se ponen y se quitan. El BDSM es algo que impregna por completo su vida, una actitud que siempre está presente. No tienen roles, no juegan, no hacen sesiones. Los demás vemos el BDSM como un juego. Sesiones que hacemos durante un cierto tiempo para luego volver a nuestros roles igualitarios. Ser dominante o sumiso puede ser algo que sintamos profundamente, pero es un rol que solo adoptamos en los momentos oportunos. Y eso no tiene nada malo. 11) ¿Es el kink diferente del BDSM? Éste es un debate semántico propio del inglés. Sin embargo, como la terminología inglesa acaba por adoptarse o traducirse al castellano, quizás pronto nos enfrentemos con él. Al parecer, todo BDSM es kink, pero no todo kink es BDSM. Pero no está demasiado claro cuáles serían esas actividades “kink” que no son BDSM. Hay quien dice que el sexo anal e incluso el sexo oral son kink. Otros piensan que simplemente solo usar ropa de cuero o de goma es kink. ¿Acaso se ha convertido el BDSM en una moda, en detrimento del auténtico BDSM? 12) ¿Quién tiene realmente el control, la persona sumisa o la dominante? Hay quien dice que la persona sumisa es quien tiene realmente el control de la sesión, porque las negociaciones, los límites y la palabra de seguridad hacen que la sesión escenifique sus fantasías. Otros personas dicen que la persona dominante tiene, y debe tener, el control. Toma las fantasías y los deseos de la persona sumisa y poco a poco los va plegando a su voluntad. También hay quien dice que ambos partícipes están al servicio de la sesión, que es algo hermoso que crean juntos y que termina por envolverlos.

  • La Senda del Guerrero: Una filosofía de vida basada en actuar sin Ego

    Cómo vivir una vida que vale la pena a través de la acción en vez de la contemplación. El arquetipo del guerrero Por favor, no dejes que la palabra guerrero te produzca rechazo. Aunque sugiere guerra y agresión, el guerrero es un arquetipo que se encuentra en la mayoría de las culturas. En la psicología de Carl Jung, los arquetipos son personajes míticos del subconsciente colectivo. Otros arquetipos son el Mago, la Bruja, el Embaucador, la Madre, la Diosa, el Viejo Sabio, el Demonio y la Muerte. El arquetipo del guerrero aparece con frecuencia en la cultura popular. Por ejemplo, los Jedi de Star Wars son guerreros. También lo encontramos en la serie de televisión de los años 70 Kung Fu, donde Kwai Chang Caine, un monje budista formado en el Monasterio Shaolin, deambula por el Oeste utilizando sus artes marciales para afrontar retos. También hay mujeres guerreras, como la princesa Leia de Star Wars, Yu Shu Lien de Crouching Tiger, Hidden Dragon, Wonder Woman y Ripley en la serie de películas Alien. El Camino del Guerrero está relacionado con el Bushido: el código moral de los samuráis de Japón. También recuerda a los caballeros medievales. Ser un guerrero no es lo mismo que ser un soldado. Un soldado sigue órdenes y forma parte de un ejército. Un guerrero sigue su propio camino de acuerdo con sus propias metas y su propio código moral. Un guerrero no busca la guerra sino la paz. Combate el mal porque causa sufrimiento. Los monjes del Monasterio Shaolin eran guerreros espirituales que inventaron las artes marciales para defenderse de los merodeadores que intentaban robarles. Sin embargo, como monjes budistas, su práctica principal era la iluminación y la compasión. Carlos Castaneda La primera vez que oí hablar de la Senda del Guerrero fue al leer los libros de Carlos Castaneda cuando estaba en la universidad. Castaneda era un estudiante de antropología en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) que decidió hacer una tesis doctoral sobre los brujos en México. Encontró a un chamán yaqui, don Juan Matus, quien lo inició en el uso del peyote, los hongos Psilocybe y la Datura para acceder a una realidad alternativa poblada por poderosas entidades que podrían guiarlo. Pero para utilizar correctamente el conocimiento adquirido mediante el uso de estas drogas, un hechicero debe seguir un estilo de vida disciplinado: la Senda del Guerrero. Esa filosofía de vida estaba imbuida de una sabiduría que me atrajo mucho más que la ida de tomar psicodélicos. Carlos Castaneda convirtió su tesis doctoral en UCLA en un libro que fue un éxito de ventas en todo el mundo: Las enseñanzas de Don Juan. Lo leí varias veces, y luego toda la serie de libros que escribió después de eso. Eventualmente, llegué a la conclusión de que se había inventado buena parte de lo que decía sobre las tradiciones ocultas de los magos mexicanos. Los libros eran entretenidos, pero nada más. Aún así, es innegable que Castaneda fue un magistral creador de mitología y filosofía de vida. Es posible que se inspirara en el Bushido, el Zen, el Estoicismo y otras tradiciones ancestrales para crear su propia versión de la Senda del Guerrero. Si es así, realizó una síntesis muy brillante. Castaneda también parece haber seguido la Senda del Guerrero en su propia vida. Zen Continué mi búsqueda espiritual estudiando otras fuentes de sabiduría. Aprendí yoga, estudié con los siloístas y finalmente me decidí por el Budismo Zen, que practiqué durante 10 años, primero con los discípulos de Taisen Deshimaru, luego con Eido Shimano Roshi y Maezumi Roshi. Eventualmente, me desilusioné con el budismo debido a sus creencias en cosas sobrenaturales como la reencarnación y el Nirvana, y su negación de los placeres de la vida. Necesitaba una filosofía de vida que fuera más realista, que enseñara cómo vivir mi vida equilibrando la búsqueda de la felicidad y el trabajo por el bien común. Una filosofía que acepte el hecho de que la muerte significa mi completa desaparición, y que me muestre cómo enfrentarme a eso. Escalada Lo que de nuevo atrajo mi atención a la Senda del Guerrero fue mi pasión por la escalada. Mis amigos escaladores me recomendaron el libro The Rock Warrior’s Way, de Arno Ilgner, que enseña la actitud mental adecuada para la escalada: la forma de superar el miedo, maximizar el rendimiento y disfrutar de la escalada. Mientras lo leía, me di cuenta de que trata de mucho más que escalar rocas. Enseña una forma de vida que es a la vez disciplinada y feliz. Y lo mejor de todo es que mi querido deporte de la escalada me proporciona una forma simple de entrenar mi mente para seguirlo. Esa filosofía de vida es una síntesis de la Senda del Guerrero de los libros de Castaneda, mezclada con Estoicismo y Budismo Zen, como reconoce el propio Arlo Ilgner. Todo esto realmente me resuena, ya que integra los mejores aspectos de muchas cosas que hae aprendido en la vida. La Senda es el Tao La palabra Senda tiene un significado profundo: según el Taoísmo, es el Tao, la energía que al fluir da forma al mundo. La Senda no tiene destino; existe en sí misma. El Tao fluye equilibrando el Yin y el Yang, lo masculino y lo femenino. Desde el punto de vista personal, la Senda es un camino de descubrimiento y transformación interior. La lucha del guerrero es por mejorarse a sí mismo, aprendiendo y liberándose del Ego. Desde el punto de vista colectivo, debemos darnos cuenta de que hemos heredado una maravillosa civilización creada por los guerreros del pasado: guerreros científicos, guerreros filósofos, guerreros artistas, guerreros líderes de movimientos sociales. Así que tenemos el deber de seguir mejorando el mundo para pasárselo a las generaciones futuras. La Senda del Guerrero alcanza su cúspide cuando la senda personal del guerrero se armoniza con el Camino que fluye en el mundo. ¿'Mindfulness' o atención activa? 'Mindfulness' (mente plena) es una práctica que consiste en dirigir nuestra atención hacia nuestros sentidos de forma relajada, sin prejuicios, apagando nuestro diálogo interno. El mayor beneficio de esta práctica es el desarrollo de la meta-atención: ser consciente de hacia dónde se dirige nuestra atención. Cuando la meta-atención se convierte en un hábito, nos damos cuenta de cómo nuestras emociones conforman nuestra conciencia y así desarrollamos la capacidad de dirigir sutilmente nuestras emociones hacia un estado de control y calma mental. La Senda del Guerrero utiliza los desafíos que nos plantean situaciones de riesgo para desarrollar una forma particular de atención plena basada en la acción en lugar de la contemplación. Esta disciplina surgió de las exigencias de guerreros como los samuráis, que solían enfrentarse en duelos mortales. “[El guerrero] debe actuar con absoluta maestría y calma frente a tremendos peligros mortals. […] Si se aferra demasiado a su propia vida, o es gobernado por su Ego, buscará escapar; su atención vacilará; y será destruido. Paradójicamente, si adopta una postura de asumir el riesgo y aceptar las consecuencias, es mucho más probable que sobreviva.” Arno Ilgner, The Rock Warrior’s Way. No hace falta que el peligro sea extremo. Solo necesita provocar suficiente miedo para desafiar los mecanismos de nuestra atención. Por eso la escalada y las artes marciales son formas perfectas de entrenarnos para convertirnos en guerreros. Estos deportes nos ponen en situaciones en las que el riesgo es real, pero menor de lo que parece. El tener que responder de forma adecuada frente al miedo expone mecanismos de defensa de nuestra mente que nos debilitan y conducen a malos hábitos emocionales. Sin embargo, uno no necesita practicar artes marciales o deportes de riesgo para ser un guerrero. Podemos encontrar nuestra propia Senda del Guerrero en la escritura, la investigación científica, el arte, el activismo político y otras actividades valiosas. “El camino del guerrero es seguir tanto la senda de la espada como la del pincel (pluma).” Miyamoto Musashi, The Book of Five Rings. Somos nuestro peor enemigo. Nuestro Ego, que es la imagen que tenemos de nosotros mismos, controla gran parte de nuestro comportamiento, lo que nos lleva a centrarnos en nuestros logros en lugar de en la tarea que tenemos entre manos. Solo abandonando al Ego podemos entrar en el estado de fluidez mental que necesitamos para ejecutar una acción de forma magistral. Pero lo que realmente importa no es lo que hacemos, sino el estado mental nos que lleva a ello. Mientras que mindfulness es un estado pasivo basado en dejar que las percepciones fluyan sin obstáculos hacia nuestra consciencia, la atención en la Senda del Guerrero se dirige hacia la acción. “En el lenguaje de los guerreros, la forma activa de consciencia se llama atención. La atención es consciencia realzada y enfocada, el dirigir intencionalmente la consciencia.” Arno Ilgner, The Rock Warrior’s Way. Lo que hacemos, cómo nos sentimos, viene determinado por las partes inconscientes de nuestra mente. La Senda del Guerrero no lucha contra el inconsciente. Al contrario, busca fusionar el consciente y el inconsciente a través de acciones impecables. Impecabilidad La impecabilidad consiste en usar la atención para hacer las cosas impecablemente. No actuamos impecablemente para alimentar nuestro Ego, sino para comprobar que hemos alcanzado un buen estado mental en el que no estamos controlados por nuestras emociones o nuestro Ego. Esto tiene un componente ético. El guerrero elige su propio código moral, pero luego tiene que seguirlo practicando la virtud de la integridad. Responde ante sí mismo, asumiendo toda la responsabilidad por las consecuencias de sus actos. La clave está en la motivación. Necesitamos aprender a pasar de una motivación basada en el miedo, la vergüenza y el orgullo a una basada en el amor y la alegría. “El valor que un guerrero debe cultivar no es sólo para superar sus miedos personales, sino el coraje para vivir la vida al máximo, lo que implica correr riesgos. Seguir la senda del guerrero es el más difícil de los caminos espirituales y requiere coraje para practicarlo, ya que también debes vivir la vida en tus propios términos. Esto significa que uno debe luchar contra la preocupación, el miedo, la tristeza, la ansiedad y la depresión cotidianos para vivir con vitalidad y vigor.” Stephan H. Verstappen in A Master’s Guide to The Way of the Warrior. Un camino con corazón La Senda del Guerrero es un camino feliz, un camino con corazón. Necesitamos cambiar nuestra motivación principal del miedo, la vergüenza y el orgullo a una basada en la alegría y el amor. Este no es un proceso fácil. Consiste en usar nuestra intuición para pulir nuestro código moral, nuestro sistema de valores, para que le dé sentido a nuestra vida. Ésta no es una tarea solitaria. Desarrollamos nuestro amor al dar a los demás, ayudándolos a crecer a medida que crecemos nosotros mismos. “Ésta es una pregunta que sólo se hace un viejo. ¿Este camino tiene corazón? Todos los caminos son iguales: no conducen a ninguna parte. Son caminos que van a través del monte, o hacia el interior del monte. En mi propia vida puedo decir que he recorrido senderos muy largos, pero no llegué a ninguna parte. ¿Este camino tiene corazón? Si lo tiene, el camino es bueno; si no es así, no sirve para nada. Ambos caminos no conducen a ninguna parte; pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace que tu viaje sea feliz; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.” Carlos Castaneda, Las enseñanzas de don Juan. Si encontramos cosas que nos traen alegría cuando las hacemos, valores que apreciamos, personas que amamos, seguimos un camino con corazón. Nuestro paso por la vida estará lleno de sentido. "Para mí sólo hay recorrer caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Por ahí yo viajo, y el único reto que vale la pena es recorrerlo hasta el final. Y por ellos viajo, mirando, mirando, sin aliento." Carlos Castaneda, Las enseñanzas de don Juan. Poder personal El poder personal es un concepto que se encuentra en los libros de Carlos Castaneda que puede malinterpretarse fácilmente. Normalmente asociamos el poder con la riqueza, la influencia política y el dominio sobre los demás. Por lo tanto, adquirir poder suena egoísta. Sin embargo, en la Senda del Guerrero, el poder personal significa autoconocimiento, autocontrol y la capacidad de generar una atención y un esfuerzo sostenidos. Significa controlarnos en la búsqueda del autoconocimiento, la actuación impecable y, en definitiva, encontrar el sentido de la vida. “El poder se manifiesta como claridad de pensamiento y decisión en la acción. Es la totalidad de los recursos que aportas a una situación dada, con especial énfasis en el aspecto mental.” Arno Ilgner, The Rock Warrior’s Way. Según Arno Ilgner, acumular poder personal incluye: abandonar el Ego, centrarnos en el proceso y no en la meta, cultivar nuestro amor a la vida, alentar nuestra curiosidad, taponar las fugas de energía, no malgastar energía en cosas sin importancia, entrenar nuestra atención, mantener saludable nuestro cuerpo. El poder personal consiste en una mezcla de fortaleza emocional, estoicismo, resiliencia, sabiduría, buenos hábitos y conocimientos. Paradójicamente, el poder consiste en dar, no en recibir. Eres poderoso cuando puedes dar toda tu energía y atención a lo que estás haciendo. Si, en cambio, te enfocas en la recompensa que recibirás si tienes éxito, o en las consecuencias de tu fracaso, caes en la trampa del Ego. Tu atención ya no está en lo que estás haciendo, con lo que caes en un estado mental que conduce a actos defectuosos. Te haces un lío. Maldices. Buscas excusas. Te aferras a la esperanza. Culpas a los demás. Te avergüenzas de ti mismo. La muerte como consejera Ser conscientes de nuestra mortalidad nos ayuda a centrarnos en lo que realmente importa en la vida. La muerte nos suele aterrorizar y paralizar. Sin embargo, ser conscientes de la certeza de que vamos a morir nos hace tomar consciencia de que no hay tiempo que perder. Tenemos que centrarnos en lo que le da sentido a nuestra vida. Esto agudiza nuestra motivación. ¿Queremos vivir una vida llena de miedo, o una vida llena de amor y alegría? Un camino con corazón no lleva a ninguna parte. A la muerte y al olvido. Su valor reside sólo en que tiene corazón. Abandonar la importancia personal En los libros de Carlos Castaneda, para sobrevivir a un encuentro con las poderosas entidades del mundo de los brujos, el aprendiz tiene que abandonar su importancia personal. Así mismo, según Arno Ilgner, para escalar una vía difícil hay que abandonar el Ego y centrar por completo la atención en ejecutar cada movimiento de forma impecable. “A veces te puedes sentir bastante inútil porque te han moldeado la recompensa y el castigo. Cuando hiciste algo que tus padres consideraban bueno, fuiste recompensado, y cuando hiciste algo que fue considerado malo, fuiste castigado. Tus padres asociaron tu valor a tu habilidad y comportamiento. Luego, a medida que crecías, las expectativas de tus padres crearon el Ego, que asumió la tarea de recompensarte y castigarte. Las expectativas de tus padres fueron complementadas o reemplazadas por las expectativas de tus compañeros, o las expectativas establecidas por un conjunto de creencias que adoptaste sin demasiada crítica. Independientemente de la procedencia de esas expectativas del Ego, el resultado es el mismo: somos esclavos de las influencias externas, en lugar de ser los amos de nuestro estado mental.” Arno Ilgner, The Rock Warrior’s Way. Concibo al Ego como la parte de nuestra mente que surge durante la infancia al interiorizar las instrucciones de nuestros padres y maestros, todo ello promovido por el orgullo y la vergüenza. El orgullo y la vergüenza son dos poderosas emociones que evolucionaron para facilitar el control social y promover la cooperación. Como explica Ilgner, su efecto combinado durante la infancia crea el Ego. Cuando nuestras acciones son impulsadas por el Ego, se convierten en una búsqueda de validación. Tratamos de ganarnos elogios y evitar la vergüenza. Eso nos hace dependientes de influencias externas y vulnerables a la presión social. El Ego persigue la aprobación y teme la vergüenza. Busca conseguir cosas. Cuando es impulsado por el Ego, nuestro diálogo interno es sobre la recompensa que obtendremos si triunfamos, y lo terrible que podrá ser nuestro fracaso. Sólo cuando abandonamos nuestra importancia personal podemos centrarnos por completo en ejecutar nuestra acción de manera impecable. Abandonar al Ego conduce al estado de fluidez ('flow'): un estado de flexibilidad física e intelectual, juguetón y despreocupado, en el que parece que hacemos cosas sin esfuerzo. Según Ilgner, un guerrero abandona el Ego y nutre el Yo Superior en su lugar: “El Yo Superior no es competitivo, defensivo o intrigante, como el Ego. Ve a través de tales estratagemas insignificantes. El Yo Superior obtiene la autoestima no de compararse con los demás, sino de un punto de referencia interno basado en valorar el crecimiento y el aprendizaje.” Arno Ilgner, The Rock Warrior’s Way. La humildad del guerrero no consiste en quedarse atrapado en sus debilidades o en falsas modestias, sino en una lucha constante por cultivar la motivación interna y el poder personal. “La humildad de un guerrero no es la humildad del mendigo. El guerrero no baja la cabeza ante nadie, pero al mismo tiempo, no permite que nadie la baje ante él. El mendigo, en cambio, cae de rodillas a la menor provocación y le barre el suelo a cualquiera que él considere superior; pero al mismo tiempo, exige que alguien más bajo que él le barra el suelo.” Carlos Castaneda. Borrar la historia personal Según Castaneda, borrar nuestra historia personal es otra faceta del Camino del Guerrero. Esto se debe a que nuestro diálogo interna nos recuerda constantemente quiénes somos, especialmente nuestras debilidades. Puede decir 'no lo puedo hacer' o 'lo voy a conseguir', pero ambos mensajes tienen un trasfondo de duda. En el estado de fluidez nos olvidamos de quiénes somos para centrarnos por completo en lo que estamos haciendo. En una acción impecable no cabe dudar de uno mismo, porque en ella no existe uno mismo. Conclusión La Senda del Guerrero es una filosofía de vida más acorde con las exigencias de la cultura moderna que con tradiciones contemplativas como el Budismo o el Taoísmo. Centra nuestra atención en nuestras acciones, por lo que todo lo que hacemos en el trabajo, en el hogar y en nuestra vida social se convierte en un camino de autodescubrimiento y auto-transformación. Las exigencias y el estrés de la vida, en lugar de agotar nuestra energía, se convierten en una fuente de poder interior. Sin embargo, la Senda del Guerrero está vacía. De nosotros depende llenarla con las cosas que vamos aprendiendo. El guerrero elige sus propios valores y sus propios objetivos, que no son inmutables, sino que evolucionan a medida que aprende. En última instancia, la Senda del Guerrero es una búsqueda del sentido de la vida.

  • Cómo llegar al espacio de sumisión ("Sub Space")

    En el BDSM, el espacio de sumisión es un estado alterado de consciencia que se consigue a través del dolor y la sumisión El espacio de sumisión no es un solo estado mental, sino varios. Las personas varían mucho en su capacidad para entrar en el espacio de sumisión y en el tipo de espacio de sumisión que consiguen. Aunque he escrito bastante sobre los mecanismos neurofisiológicos que producen el espacio de sumisión, todo esto sigue siendo muy especulativo. Por lo tanto, aunque puedo daros algunos consejos sobre cómo entrar en el espacio de sumisión, en última instancia esto depende de cada uno. Debo enfatizar que el factor más importante para determinar el éxito de una sesión es la capacidad del dominante para comunicarse y leer las respuestas del sumisa, y para modificar lo que hace de acuerdo con ello. El intentar aplicar una simple receta no producirá buenos resultados e incluso puede conducir al desastre. De todos modos, vamos a intentarlo. Preparar la sesión Mucho de lo que sucede en una sesión depende del estado de ánimo antes de la sesión, por lo que es bueno comenzar a prepararla con varios días de antelación. Esto puede hacerse como parte de negociar la sesión. Puede consistir en amenazas más o menos explícitas, preguntas exploratorias, recopilación de fantasías y algunos ejercicios de preparación. Abstenerse de la masturbación y la actividad sexual un día antes de una sesión puede ayudar a aumentar la tensión sexual. Cómo empezar Los cuidados previos pueden ser una buena manera de prevenir los bajones después de una sesión. Son parecidos a los cuidados posteriores, sólo que tienen lugar justo antes de una sesión. El dominante debe recordarle a la sumisa la palabra de seguridad, asegurarle que se respetará y decirle palabras de aliento para empezar a crear empatía. Los participantes deben comenzar centrándose completamente el uno en el otro, excluyendo las distracciones. Vendar los ojos a la sumisa puede hacer maravillas para que se concentre en sus sensaciones. El dominante debe hablar con una voz clara, lenta, sensual, segura y profunda para lograr un cierto efecto hipnótico. Luego viene desnudar a la sumisa, lo que la hará consciente de cada parte del cuerpo que queda expuesta y lo vulnerable que eso la vuelve. Se puede agregar un poco de bondage y dejar que la sumisa considere su situación en silencio durante unos minutos. Usando el dolor Aunque no es estrictamente necesario, el dolor es el camino más seguro y más corto hacia el espacio de sumisión. El dolor debe ser sensual y nunca superar la capacidad de la sumisa para procesarlo. Dolor sensual es el que se aplica a zonas erógenas (las nalgas con azotes, los pezones con pinzas, etc.) y estimula la piel, produciendo una sensación de calor. Combinar el dolor con las caricias suele funcionar. Un mecanismo básico en nuestra médula espinal llamado la "puerta del dolor" hace que el tacto elimine el dolor. Por ejemplo, si se da un varazo en el culo y luego se acaricia la piel lesionada, se sentirá como si la mano borrara el dolor. Tanto el dolor como las caricias ayudarán a dirigir la atención de la sumisa a las sensaciones y la conducirán al espacio de sumisión. Si no quieres usar el dolor, caricias continuas por todo el cuerpo desnudo también pueden producir un estado alterado de consciencia. No hace falta que la estimulación sea sexual; eso lo podemos guardar para más adelante. Sin embargo, estimular los pezones libera oxitocina, una hormona que produce vinculación, por lo que ayudará a que la sumisa se identifique con el dominante y fomentará el espacio de sumisión de basado en la serotonina y la dopamina. El subidón de adrenalina Una vez que se ha calentado a la sumisa, se puede aplicar un dolor más intenso, lo que debe hacerse de forma continua. Para llevarla a un espacio de sumisión de adrenalina, se puede animar a la sumisa a que se debata, grite y se queje. Esto fomenta la reacción de lucha/huida, la liberación de adrenalina y los consiguientes aumentos en el ritmo cardíaco y la respiración. Si se usa el impacto, la cadencia de los golpes debe ser regular, continua e implacable, para transmitir el mensaje de que el dominante no va a ceder, que esto puede durar para siempre. Se pude incluso decir esto en voz alta, intentando de provocar miedo con amenazas. Sin embargo, llegará el momento en que la sumisa abandona la lucha. Dejará de retorcerse y gritar, y colgar fláccida de sus ataduras. Puede incluso haber lágrimas y sollozos (¡comprueba si está bien!). Todo esto nos indica que está lista para la siguiente fase. El subidón de endorfinas Con el tipo adecuado de estímulos, el cuerpo tiende a pasar naturalmente del subidón de adrenalina al subidón de endorfinas. Para que eso suceda, la estimulación con dolor debe continuar pero ralentizarse un poco. Algo que suele funcionar es alternar las caricias con golpes fuertes. El dominante debe usar una voz sensual para susurrar palabras de aliento en los oídos de la sumisa. Para ayudarla a incrementar su sumisión, dile lo feliz que te hace que esté soportando todo ese dolor por ti. Quítale el miedo, no conviene en esta fase. Dile que no le va a pasar nada, y luego pégale fuerte. En el subidón de endorfinas, la sumisa va a tener problemas para hablar; si lo hace, será con dificultad y con voz de sueño. Su ritmo cardíaco será bajo no querrá moverse. Ella no sabe lo que quiere, pero si dejas de pegarle te sorprenderá ver que no quiere que pares. Quiere que la sesión dure para siempre. La fase de sumisión Otro tipo de espacio de sumisión es un estado mental de auténtica sumisión y rendición, probablemente mediado por la serotonina y la dopamina. Como dije antes, estimular los pezones puede fomentar esto al liberar oxitocina. Después de pasar por el pico de adrenalina y el subidón de endorfinas, la sumisa deberá estar tranquila y lista para seguir órdenes. Pedir a los sumisos algún servicio (dar un masaje, chupar la polla, comer el coño, etc.) puede ayudar a sacarlos del estado pasivo del subidón de endorfinas para disfrutar de su sumisión con una mente más clara. La fase de sexo Claro que no todas las sesiones necesitan incorporar sexo. Pero, cuando lo hacen, es mejor que tenga lugar al final, ya que tener orgasmos al principio pueden interferir con los otros estados mentales. De todas formas, hay algunas mujeres que se corren con suma facilidad. En ese caso, se pueden usar sus orgasmos para consolidar su espacio de sumisión. En una relación de dominación-sumisión, y no de sadomasoquismo, el sexo debe transmitir a la sumisa la idea de que están siendo utilizada para el placer del dominante. En ese caso, deberá tener orgasmos sólo con permiso o cuando se le ordene tenerlos. Cuidados posteriores Para evitar los bajones de sumisión, toda sesión de BDSM deberá terminar con cuidados posteriores. En primer lugar, se deben eliminar las ataduras y la estimulación. En segundo lugar, es frecuente que la sumisa necesite ser abrigada, especialmente si ha habido un fuerte subidón de adrenalina. El sistema nervioso simpático se activa durante ese pico de adrenalina, lo que hace que al final de la sesión se active el sistema parasimpático. Esto tiene como efecto el cambiar el flujo sanguíneo de la periferia al interior del cuerpo, ralentizando el metabolismo y el ritmo cardíaco, todo lo cual produce frío. Es necesario establecer una conexión emocional, apacible y no demasiado intrusiva. Éste no es el momento de analizar la sesión, sino de ayudar a la sumisa a aterrizar de una experiencia extrema física y mentalmente. Bueno, aquí lo tienes. Ésta es mi opinión sobre cómo llegar al espacio de sumisión. Combina sus diferentes fases como quieras y diviértete.

  • Poliamor, feminismo y el Mito del Salvaje Noble

    Un examen critico de la idea de que en la prehistoria los seres humanos éramos igualitarios and poliamorosos. Hace mucho, mucho tiempo, vivíamos en tribus en las que había igualdad entre hombres y mujeres, que colaboraban en la recogida y preparación de alimentos y tomaban decisiones en común. Las tribus vivían en paz unas con otras. Todo el mundo podía tener sexo con cualquier otra persona de la tribu. Los hijos se cuidaban en común y a nadie le importaba quién era el padre. ¿Pero era realmente así? O más bien… Hace mucho, mucho tiempo, vivíamos en tribus de cazadores-recolectores en las que los hombres cazaban y las mujeres recolectaban. Como los hombres tenían armas para cazar y era más fuertes, sometían a las mujeres. De hecho, las mujeres eran consideradas propiedad y se las intercambiaban entre las tribus. El secuestro de mujeres y guerras para conseguirlas eran frecuentes. Se mantenía un cuidadoso inventario de quién era hijo de qué padre, y eso era un factor importante en el estatus social y la formación de alianzas. A la primera idea se la ha llamado el Mito del Salvaje Noble en libros como The Blank Slate (La pizarra en blanco) y The Better Angels of Our Nature (Los mejores ángeles de nuestra naturaleza) del psicólogo Steven Pinker, y se remonta a los escritos del filósofo francés Jean-Jacques Rousseau. El primer párrafo está inspirado en el libro Sex At Dawn (Al principio era el sexo) de Christopher Ryan and Cacilda Jethá. La idea reflejada en el segundo párrafo se llama la visión Hobbesiana, tomando el nombre del filósofo inglés Thomas Hobbes, quien escribió que “la vida en el estado natural era solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”. Versiones más matizadas de la visión Hobbesiana se pueden encontrar en los libros de Steven Pinker citados anteriormente y también en Sapiens, del historiador israelí Yuval Noah Harari. La tesis central de Better Angels, de Pinker, es que vivimos en el periodo más pacífico de la historia de la humanidad, la culminación de un descenso gradual de la violencia desde la prehistoria hasta nuestros días. El segundo párrafo también está inspirado en las descripciones de las tribus de los Yanomamö, que viven es las regiones fronterizas entre Venezuela y Brasil, por el antropólogo Napoleon Chagnon en su libro Mi vida entre dos tribus peligrosas: los Yanomamö y los antropólogos. El debate sobre si nuestros antepasados fueron salvajes nobles o violentos ha tenido lugar durante más de un siglo. Su importancia radica en que aborda cuestiones muy profundas sobre la naturaleza humana. Nuestra especie, el Homo sapiens, existe desde hace 250.000 años. Durante la mayor parte de ese tiempo fuimos cazadores-recolectores y vivimos en tribus. Solo durante los últimos 10.000 años (el 4% de nuestra existencia) hemos practicado la agricultura, domesticado animales y vivido en ciudades. Por lo tanto, nuestros genes fueron moldeados por la evolución durante nuestra época como cazadores-recolectores y no durante nuestra relativamente breve existencia como gente civilizada. Las respuestas a cuestiones como si los hombres tienen una tendencia natural a dominar a las mujeres, si somos naturalmente monógamos o si los celos son inevitables, deben tener esto en cuenta. Implicaciones políticas El que la naturaleza humana sea rousseauniana o hobbesiana tiene profundas implicaciones políticas. Los socialistas prefieren enfatizar que los seres humanos tenemos una inclinación natural hacia la cooperación, porque entonces la solidaridad entre los trabajadores, la asociación en sindicatos y la creación de un estado que refuerce la igualdad seguirían una tendencia humana natural. Por el contrario, los capitalistas prefieren la visión hobbesiana de la naturaleza humana. porque así la búsqueda egoísta de nuestro propio interés y la competencia por los recursos naturales que forman la base de la dinámica del mercado sería solo una extensión de nuestras inclinaciones naturales. La creación de dinero, las transacciones comerciales y las leyes de la economía son formas de racionalizar lo que de otro modo sería una competencia violenta por los recursos (véase Sapiens de Harari). Pero también es necesario señalar una cuestión política relacionada con esto: la terrible historia de violencia, robo y explotación perpetrada por los colonizadores europeos contra los pueblos indígenas de todo el mundo. Lo que demuestra que ser “civilizado” (es decir, habitante de estados industrializados) no implica ningún tipo de superioridad moral sobre ser un “salvaje” (es decir, miembro de tribus de cazadores-recolectores). Sin embargo, por importante que sea, éste no es el tema de este artículo. ¿Somos naturalmente violentos o cooperativos? ¿Quién tiene razón, Rousseau o Hobbes? Irónicamente, trabajos de investigación realizados por economistas revelaron que los seres humanos tomamos decisiones sobre el dinero no basándonos en el cálculo racional, como asume el capitalismo, sino en decisiones emocionales sobre lo que es justo. Muchos de estos experimentos utilizaron una técnica llamada juego del ultimátum. Con ella se demostró la existencia del castigo altruista, que consiste en que alguien está dispuesto castigar a una persona que actúa injustamente aún a costa de perder dinero o de invertir energía, incluso si la injusticia no afecta directamente al castigador. El castigo altruista existe en todas las comunidades humanas y está mediado por hormonas como la oxitocina y la testosterona (la tendencia al castigo altruista es más fuerte en los hombres). Esto demuestra que el castigo altruista es un fenómeno biológico y no cultural. Por lo tanto, la naturaleza humana está orientada hacia la justicia y la cooperación, lo que apoya la idea del Salvaje Noble. Por otro lado, es verdad que los seres humanos somos muy violentos y que los que viven en sociedades tribales son más violentos que los que viven en sociedades civilizadas. Por ejemplo, Chagnon relata cómo los Yanomami viven en un constante estado de guerras entre tribus. El asesinato de hombres y el secuestro de mujeres (lo que conlleva su violación) son muy comunes. También hay violencia dentro de la tribu, a menudo debido a disputas entre hombres por la posesión de una mujer. Las mujeres son golpeadas, incluso asesinadas, por maridos celosos que sospechan que son infieles. Los hombres más poderosos pueden tener varias esposas (poligamia). Los hombres que tienen menos poder pueden compartir una mujer (poliandria) como única forma de acceder al sexo. El biólogo Jared Diamond describe dinámicas similares en las tribus de Nueva Guinea en su libro ¿Por qué es divertido el sexo? Sin embargo, hay una salvedad: tanto los Yanomami como las tribus de Nueva Guinea estudiadas por Diamond no son cazadores-recolectores puros, sino horticultores: cazan pero también consumen frutas y verduras que cultivan en huertos cercanos a sus aldeas. Por tanto, representan un paso intermedio entre los cazadores-recolectores y la agricultura. Esta figura recoge datos sobre la violencia en sociedades no-estatales (barras grises) y estatales (barras azules). Las medidas en las barras son números de muertos por 100,000 habitantes en un año. Junto a cada barra se puede leer el nombre de la tribu, su localización geográfica y el año en el que se tomó la medida. Una figura parecida, junto con las referencias que la respaldan, aparece en el libro Los mejores ángeles de nuestra naturaleza de Steven Pinker. Como se puede ver, el número de muertes violentas en sociedades no-estatales es muy superior incluso al número de muertes en Alemania y Rusia durante el siglo 20, aun cuando estos países sufrieron las dos guerras mundiales y la revolución rusa. El nacimiento del Patriarcado Una idea común dentro del feminismo es que el Patriarcado comenzó con la Revolución Agrícola de hace 10.000 años, porque la necesidad de defender los campos de cultivo, los animales domésticos y las reservas de alimentos llevó al desarrollo de las armas y la creación de ejércitos. Como consecuencia, las mujeres comenzaron a ser consideradas como una posesión más, como la tierra y los animales. Como ahora había tierras y animales que transmitir en herencia, se volvió importante determinar si los posibles herederos eran realmente engendrados por el dueño de esas posesiones. Sin embargo, Chagnon documenta de forma metódica cómo los Yanomami llevan una cuenta exacta de las líneas patriarcales. ¿Quizás porque ya han sido infectados por el virus cultural del Patriarcado? ¿Sería posible que durante los últimos 10.000 años los memes de la monogamia y la posesión de mujeres han alcanzado a todos los cazadores-recolectores que quedan, pero que en la antigüedad todo era diferente? Es difícil saber cómo vivían los seres humanos hace decenas de miles de años, ya que los restos culturales de las sociedades tribales desaparecen rápidamente. Sin embargo, muchos de los huesos humanos de antes de la Revolución Agrícola muestran a menudo signos de violencia, incluso de canibalismo. Según Steven Pinker, esto significa que los humanos primitivos guerreaban con frecuencia y eran más violentos que nosotros. ¿Existía el poliamor en la prehistoria? El poliamor es un fenómeno cultural reciente, por lo que los antropólogos y sexólogos nunca han considerado la cuestión de si los seres humanos somos naturalmente poliamorosos. De hecho, la mayoría de los antropólogos son reacios a considerar el poliamor como una alternativa razonable. Para ellos las únicas opciones son la monogamia (un hombre casado con una mujer) y la poligamia (un hombre casado con varias mujeres), que es lo que encontramos en las culturas modernas. Según Wikipedia, “de las 1.231 sociedades enumeradas en el Atlas Etnográfico de 1980, 186 resultaron ser monógamas; 453 tenían poligamia ocasional; 588 tenían poligamia más frecuente; y 4 tenían poliandria, […] estudios más recientes han encontrado más de 50 sociedades que practican la poliandria”. Sin embargo, el poliamor se diferencia tanto de la poligamia como de la poliandria, porque permite cualquier combinación de géneros, incluidas las relaciones entre personas del mismo sexo. En Al principio era el sexo, Ryan y Jethá proponen que el poliamor no es solo un fenómeno moderno, sino que era lo normal antes de la Revolución Agrícola. Según su visión, en las tribus primitivas el sexo se compartía con tanta frecuencia como la comida, incluso entre personas del mismo género. La paternidad de los hijos no era un problema porque no había propiedades que heredar y toda la tribu criaba a los hijos en común. Como los hombres no poseían mujeres, los celos, las peleas por las mujeres y el abuso de las mujeres eran innecesarios. Esta opinión coincide con el mito del Salvaje Noble. Sin embargo, no es necesario que la violencia y la promiscuidad sexual estén relacionadas. Puede ser que las tribus primitivas fueran violentas y al mismo tiempo promiscuas, y que la monogamia solo se generalizó después de la Revolución Agrícola. ¿Hay otros indicadores sobre si somos naturalmente monógamos o promiscuos? El comportamiento monógamo es mediado por la oxitocina y la vasopresina Hay evidencia de que la monogamia en los mamíferos está determinada genéticamente. Por lo tanto, el que seamos monógamos o poliamorosos no es sólo un fenómeno cultural sino también biológico. Esta evidencia se basa en trabajos de investigación sobre unos pequeños roedores llamados campañoles de pradera (prairie voles en inglés), que son monógamos: se unen de por vida y crían juntos a su prole. Sin embargo, los campañoles de montaña son promiscuos. La diferencia entre las dos especies es el número de receptores de oxitocina en sus cerebros: los campañoles de pradera tienen muchos más receptores que los campañoles de montaña. Usando técnicas transgénicas, los científicos disminuyeron la expresión de los receptores de oxitocina en los cerebros de los campañoles de pradera, y esto los convirtió en promiscuos. Más adelante se realizaron investigaciones sobre la oxitocina y la otra hormona social, la vasopresina, tanto en animales como en humanos. Mientras que el comportamiento monógamo en las mujeres es mediado por la oxitocina, en los machos es mediado tanto por la oxitocina como por la vasopresina, que también induce territorialidad y agresión lúdica. Por lo tanto, parece ser que el que seamos monógamos o promiscuos depende de la cantidad de receptores de oxitocina y vasopresina que tengamos ​​en el cerebro. Chimpancés y bonobos Otra forma de examinar la cuestión de si somos naturalmente monógamos es estudiar a nuestros primos los grandes simios: orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. Ninguna de estas especies es monógama. Los gorilas son polígamos: un macho custodia un harén de varias hembras. Los orangutanes son bastante raros sexualmente: los machos son solitarios y las hembras escogen aparearse con machos de una cierta edad, que desarrollan placas faciales. Sin embargo, a menudo ocurre que macho joven se aparea a la fuerza con una orangután hembra. Los chimpancés viven en tropas que están organizadas jerárquicamente, con un macho dominante a la cabeza. Cuando una hembra alcanza el estro, el macho dominante se aparea con ella y luego permite los machos aliados con él que tengan acceso a ella (véase Chimpanzee Politics por Frans de Waal). Los bonobos son la especie más interesante desde el punto de vista sexual. A diferencia de los chimpancés, sus tropas están gobernadas por una coalición de hembras que usan el sexo para establecer vínculos afectivos. Las bonobo hembra también tienen relaciones sexuales con los machos y no necesitan estar en celo para aparearse. El sexo es muy frecuente ente los bonobos, porque se usa para crear vínculos afectivos y disipar estrés social. Por ello, los bonobos se han convertido en un ejemplo de poliamor. Su proximidad genética a nuestra especie se ha utilizado como un poderoso argumento a favor de que los humanos seamos naturalmente poliamorosos. De hecho, si la monogamia fuera lo natural, no nos sería tan difícil ser fieles. Por lo visto, nuestro cerebro no tiene la cantidad suficiente de receptores de oxitocina. La monogamia y la igualdad de género son cuestiones distintas Para algunas feministas pro-sexo, la igualdad de género, la no-monogamia y la no-violencia están intrínsecamente unidas; son la naturaleza humana a la que revertiríamos si no fuera por la represión del Patriarcado. Es la versión más moderna del Mito del Salvaje Noble. Es una visión seductora, sin lugar a dudas. Según ella, cuando se comparte sexo entre varias personas y no hay celos, se vuelve innecesario el usar la violencia para controlar a las mujeres y mantener a otros alejados de “nuestra pareja”. Además, cuando un grupo de personas están unidos por el sexo y el amor romántico, no se pueden establecer jerarquías sociales basadas en el poder masculino, como sucede con los bonobos. Entonces, la igualdad de género ocurre de forma natural. Por tanto, el poliamor eliminaría de un plumazo la desigualdad de género, la violencia contra las mujeres y la violencia entre hombres. La culpa de todo la tuvo la Revolución Agrícola, que fue el Pecado Original que dio origen al Patriarcado con todos sus desagradables consecuencias de violencia, desigualdad de género, guerras y celos. Mis conclusiones Estoy de acuerdo con que la práctica generalizada del poliamor nos llevaría a esta sociedad utópica. Mis dudas conciernen a que esto sea el estado natural de la especie humana. Creo que la evidencia indica que las sociedades tribales antes de la Revolución Agrícola eran más violentas y tenían menos igualdad de género que las sociedades civilizadas. Que practicaran o no la promiscuidad sexual es una cuestión aparte. Hay mucho que desconocemos sobre las sociedades primitivas de antes de la Revolución Agrícola. Dados los escasos restos que dejaron, quizás nunca sepamos cómo eran realmente. Ya no quedan tribus no contactadas de cazadores-recolectores, y con ellas ha desaparecido nuestras esperanzas de saber cómo éramos en el pasado lejano. Solo recientemente hemos empezado a darnos cuenta de lo importante que es dejar intactas sus culturas, en lugar de intentar convertirlas al cristianismo y a nuestra otra religión dominante: el consumismo y la industrialización. Otras fuentes de conocimiento sobre la naturaleza humana son los grandes simios, pero la investigación sobre ellos está siendo restringida por los activistas de los derechos de los animales. Quizás nuestra mejor opción para responder a estas preguntas es la investigación en neurociencia comparando el cerebro humano con el cerebro de mamíferos monógamos y no-monógamos. En resumen, éstas son mis conclusiones: La cooperación es la característica básica de la especie humana. Lo hacemos mejor que cualquier otro animal gracias al lenguaje, que es capaz de transmitir una gran cantidad de información no solo en el presente sino a través del tiempo. Sin embargo, también somos violentos. La cooperación no elimina automáticamente la violencia. De hecho, se nos da muy bien cooperar para la violencia y la guerra. Los humanos primitivos eran más violentos de que los de ahora. La civilización y el progreso moral fueron factores clave para disminuir la violencia a lo largo de la historia. La igualdad de género es un logro moderno. Como las sociedades primitivas eran violentas y guerreaban con frecuencia, esto habría establecido estructuras de poder en las que los hombres dominaban a las mujeres. No creo que seamos naturalmente monógamos. Tenemos una gran flexibilidad en nuestra capacidad de tener relaciones sexuales y establecer vínculos afectivos, que son determinados en gran medida por la cultura en la que vivimos. Una de las características más notables de la especie humana es que el sexo ha evolucionado desde una función meramente reproductiva para convertirse en la base de los lazos sociales. Esto explica algunas características misteriosas de la sexualidad humana: la ovulación oculta, la disponibilidad continua de las mujeres para el sexo, la prevalencia del sexo homosexual, la dominación y sumisión sexual, los orgasmos y la menopausia. La evidencia indica que el Mito del Salvaje Noble no es verdad. Tenemos una curiosa tendencia a creer que el pasado fue una época dorada en la que todo era mejor, cuando en realidad es lo contrario: vivimos en el mejor momento posible de la Historia, en términos de falta de violencia, riqueza, disminución de la pobreza, libertad sexual e igualdad de género. Quizás el poliamor es uno más de estos logros modernos y no un regreso a un tipo de relación inscrito en nuestra naturaleza biológica. En cualquier caso, está claro que la monogamia, la exclusividad sexual y los celos no están escritos en nuestros genes, sino en normas culturales que se pueden cambiar. No hay nada en nuestra naturaleza que nos impida hacerlo y convertirlo en el modelo de relación del futuro.

  • Mi Sendero Espiritual

    Mi búsqueda de autoconocimiento, transformación personal y sentido en la vida Empecé a desarrollar mi filosofía de vida cuando dejé el cristianismo a los 15 años. No fue una decisión fácil. España todavía estaba bajo la dictadura Nacional-Católica del general Franco, mi padre tenía una posición prominente en el gobierno y yo había pasado mi infancia siendo adoctrinado por la organización católica conservadora Opus Dei. A mi filosofía de vida la llamo “trabajo interno”, porque la veo como un proceso activo y continuo de autodescubrimiento y autotransformación. Algunas personas llaman a eso un camino espiritual. Usé eso en el título, pero entiendo “espiritual” como una búsqueda de sentido sin creencias sobrenaturales. Las descarté durante la crisis que me llevó a dejar la religión, comprometiéndome con una visión del mundo basada en la evidencia y la racionalidad. Aún así, sentí una gran atracción por las experiencias místicas. Creí que podría lograr algún tipo de iluminación - Nirvana, Satori - que me abriría los ojos al sentido oculto del universo y, por lo tanto, de mi vida. Comencé practicando yoga cuando estaba en la universidad. Muy pronto tuve mis primeras experiencias místicas: un flujo ascendente de energía dentro de mi cuerpo acompañado de sentimientos de euforia y revelación. Me dejaron confundido, tratando de explicarlos de forma científica. Encontré respuestas en el Siloísmo, una escuela de ideas espirituales y políticas que se desarrolló en Argentina y Chile a partir de las enseñanzas de Gurdjieff, el Budismo, Krishnamurti, Robert Desoille y escuelas espirituales de todo el mundo. Los siloístas son de izquierda. De hecho, muchos de ellos tuvieron que salir de Argentina y Chile y refugiarse en España porque fueron perseguidos por las dictaduras que se habían apoderado de esos países. Era exactamente lo que estaba buscando: humanistas que creyeran en encontrar explicaciones racionales para las experiencias espirituales. Me mostraron que las experiencias místicas que tuve se podían reproducir con un tipo particular de meditación. También me hicieron escribir mi biografía y me mostraron cómo interpretarla. Con ellos aprendí y practiqué la técnica del ensueño dirigido de Desoillé. Su práctica consistía en ejercicios realizados en grupo que me desafiaron física y emocionalmente. Al mismo tiempo, me enseñaron una interesante visión de la conciencia y la mente que sentó las bases para mi aprendizaje de neurociencia. Los desacuerdos con la dirección que estaba tomando el siloísmo me llevaron a abandonarlo y comenzar a practicar el Zen. Me puse en contacto con discípulos del maestro Zen Taisen Deshimaru, quienes se había mudado a Madrid tras la muerte de su maestro. Al poco tiempo, conseguí trabajo en una empresa farmacéutica en París, así que tuve la oportunidad de practicar en el dojo original de Deshimaru en esa ciudad. Luego me vine a los EE. UU. a hacer un posdoctorado en los Institutos Nacionales de Salud, en los suburbios de Washington, DC. Allí seguí practicando Zen bajo la guía de Eido Shimano Roshi. Enseñaba Rinzai Zen, mientras que los discípulos de Deshimaru me enseñaron Soto Zen, así que aprendí de ambas tradiciones. A mi regreso a España, en 1989, me convertí oficialmente en budista Zen. Al mismo tiempo, mi carrera científica me había llevado a convertirme en neurocientífico. No fue un camino fácil. Decepcionado con el mal estado de la ciencia en España, volví a Estados Unidos con un trabajo en la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles. Eso no funcionó muy bien y terminé haciéndome profesor de UCLA. Todo el tiempo estuve tratando de comprenderme a mí mismo con la combinación de la neurociencia y la experiencia interna que brinda la meditación zen. En 1991 me casé con dos ceremonias, una judía y otra budista Zen, oficiadas por Mirei Piault, discípula de Deshimaru, con quien había iniciado mi práctica. En Los Ángeles, fui a retiros dirigidos por Maezumi Roshi. Sin embargo, la práctica del Zen estaba perdiendo significado para mí. Continué llamándome budista en el sentido secular propuesto por Stephen Batchelor. En 2016, mientras asistía a una reunión del Mind & Life Institute en San Diego, decidí que mis ideas se habían vuelto demasiado diferentes del budismo para seguir considerándome miembro de esa religión. Varias otras cosas se habían convertido en parte de mi camino espiritual. En 1986, cuando vine por primera vez a EE.UU., descubrí la rica comunidad BDSM. Estaba tratando de comprender algunos oscuros deseos sexuales que había sentido desde mi infancia. Practicar el BDSM y el poliamor fueron fuentes inesperadas de autoconocimiento. Me ayudaron a comprender los traumas de mi niñez ya crecer emocionalmente. Complementaron al Zen para ayudarme a encontrar mi centro de gravedad interior. Hablando de gravedad, otra fuente de crecimiento espiritual para mí ha sido la escalada en roca, un deporte que comencé a practicar en España cuando tenía 18 años. Vivir en California me brindó muchas oportunidades excelentes para desarrollarme como escalador. Junto con otros deportes al aire libre (buceo, esquí, kayak, ciclismo), me puso en contacto con mi miedo y me enseñó la confianza en mí mismo y el amor por la naturaleza. Empecé a escribir en 2010. Bueno, la verdad es que escribí algo antes, pero fue en ese año cuando me enamoré de la novela que estaba escribiendo. Llegaba a casa después de un largo día de trabajo en el laboratorio y me sentaba frente a mi computadora hasta la madrugada, incapaz de separarme de mis personajes. Eran partes de mi subconsciente que cobraban vida para hablar con sus propias voces de cosas que había vivido. Los fines de semana, renunciaba a escalar y bucear para explorar los siguientes pasos en la trama. Me jubilé en 2020, justo cuando comenzaba la pandemia de Covid-19. Todavía hago algo de trabajo científico, pero sólo como voluntario. La mayor parte de mi tiempo lo dedico a desarrollar mi carrera como escritor. Lo que me motiva a escribir es no querer que las cosas que he aprendido a lo largo de mi vida mueran conmigo. Descubrí que escribir ficción es una forma maravillosa de explorar mi mundo interior. Escribir sobre ciencia y filosofía me permite probar y desarrollar mis ideas. Una de las cosas más importantes que aprendí es que no se trata sólo de tener ideas, sino prácticas que involucren a mis emociones y mi cuerpo. No es bueno vivir dentro de nuestras cabezas. La meditación, el yoga, la escalada, el BDSM y el poliamor crearon retos que me hicieron crecer emocionalmente, pusieron a prueba mi autoconocimiento y me sacaron de la autocomplacencia. Solo entrenando en los diferentes niveles del ser es posible lograr una verdadera autotransformación. Para mí, todo comienza a unirse en una comprensión armoniosa del mundo y de mí mismo. No pretendo estar iluminado, pero estoy feliz conmigo mismo y con todo lo que he aprendido. Mi principal desafío en estos días es encontrar los nuevos pasos que quiero dar antes de que inevitablemente me quede sin tiempo y muera.

  • ¿Es valioso el saber por sí mismo?

    ¿Valoramos el saber por sí mismo o sólo por los beneficios que nos aporta? Sistemas de ética y la cuestión del valor intrínseco del saber Últimamente me ha venido intrigando la idea de que los sistemas éticos existentes no responden adecuadamente a la pregunta de si las cosas tienen valor intrínseco. La más importante de estas cosas es el saber. ¿Lo valoramos como un fin o como un medio? Muchas religiones consideran la adquisición de saber como un acto de arrogancia o de apropiación de algo que pertenece a Dios. Así, en el cristianismo el Pecado Original fue comer del Árbol del Conocimiento, lo que parece ser una metáfora de aprender algo que no deberíamos. Más tarde, la Torre de Babel fue considerada como un acto de arrogancia que debía ser castigado confundiendo a los hombres, quitándoles el saber. La deontología no establece ningún deber particular respecto a la adquisición del saber, aunque sí condena mentir sobre algo que ya sabemos. El consecuencialismo, y el utilitarismo en particular, se basan en maximizar la felicidad para el mayor número de personas. Más conocimiento podría o no hacernos más felices. Por ejemplo, saber que somos solo una mota en la inmensidad del cosmos, y que la duración de la especie humana es minúscula en comparación con la extensión del Tiempo Profundo, es más probable que nos lleve a la desesperación que a la felicidad. Entonces, de acuerdo con estos sistemas de ética, no solo el saber no tiene un valor intrínseco, sino que podría no ser bueno. La ética de la virtud se basa en el desarrollo moral de las personas. Para ella, el conocimiento tiene un valor instrumental como vía para alcanzar la sabiduría, la prudencia y otras virtudes. Por lo tanto, considera el conocimiento como un medio, no como un fin. Por lo tanto, si cosas como el saber, una obra de arte o una especie tienen valor en sí mismas, esto parece requerir un nuevo sistema de ética. Habría que comparar su valor intrínseco con el valor que asignamos a la felicidad, la virtud o el cumplimiento del deber. La relevancia práctica de esta pregunta Ésta no es una pregunta vanal. Las sociedades modernas se enfrentan a decisiones prácticas que dependen de si el conocimiento tiene valor intrínseco o no: ¿Es correcto invertir enormes cantidades de dinero en exploración espacial, aceleradores de partículas o experimentos en astrofísica, cuando su aplicación práctica es dudosa? ¿Es correcto utilizar animales para experimentos que solo aumentarían nuestro conocimiento, sin ninguna aplicación práctica clara? ¿Se debe difundir el conocimiento científico a toda la población, a riesgo de que algunos individuos o estados lo utilicen para fines nefastos? El valor práctico frente al valor intrínseco del saber Los beneficios de la civilización moderna no habrían sido posibles sin la gran cantidad de conocimientos acumulados por la ciencia. Existe un general acuerdo de que la inversión en investigación científica se justifica por las innovaciones técnicas que aporta la ciencia. La Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría nos enseñaron que el país con mayor conocimiento científico y tecnológico tendrá la ventaja militar. Por lo tanto, para ser poderoso, un país debe invertir en ciencia. Desde el punto de vista económico, la ciencia trae nuevos inventos que contribuyen a la riqueza de una nación. Por lo tanto, los gobiernos intentan invertir en los aspectos de la ciencia relacionados con la salud pública, el desarrollo económico y el poderío militar. Pero los científicos les advierten constantemente que es imposible saber qué partes de la ciencia contribuirán a nuevos inventos, por lo que tiene que haber inversión en ciencia básica. Sin embargo, cuando dicen eso, los científicos no están siendo completamente honestos. La mayoría de los científicos sentimos que hacemos ciencia porque queremos adquirir conocimiento por sí mismo. Y no son solo los científicos los que se esto. Las ciencias más populares tienen poca o ninguna utilidad: la astrofísica, la física de partículas y la biología evolutiva, por ejemplo. Las imágenes tomadas por las sondas en Marte son realmente asombrosas, pero tienen poca relevancia práctica. Incluso si colonizar Marte no fuera una quimera, hacerlo sería de poco beneficio para los que nos quedáramos aquí en la Tierra. La verdad es que nos inspiran los descubrimientos en estas áreas porque nos llenan de asombro. Muchas personas sienten que la ciencia es algo valioso en sí mismo. Los peligros del saber El conocimiento no sólo no siempre es beneficioso, sino que puede ser francamente peligroso. No hay garantía de que los descubrimientos científicos siempre funcionen para el bien de la humanidad. Hay quien dice que la razón por la que no encontramos otras civilizaciones en las estrellas es porque cada civilización finalmente hace un descubrimiento que la condena a la extinción. Las bombas nucleares son un buen ejemplo: ahora tenemos el poder de destruirnos a nosotros mismos y a gran parte de la vida en la Tierra. La biotecnología está facilitando cada vez más el desarrollo de nuevas enfermedades. Imaginaos si descubrimientos futuros hicieran posible crear un agujero negro que se trague la Tierra. O una nanomáquina (“polvo gris”) que convierte en sí misma todo lo que toca. O una forma de vida que se come toda la biosfera y se convierte en la única especie del planeta. El deseo de saber es una parte esencial del ser humano Y, sin embargo, sentimos en nuestros huesos que aprender sobre el mundo y sobre nosotros mismos es nuestro destino. La ciencia nos ha dado las maravillas tecnológicas que hacen posible nuestras cómodas sociedades pero, lo más importante, nos ha liberado de nuestros miedos ancestrales. Ya no tememos a los relámpagos, al viento o a las olas. Sabemos que son la manifestación de leyes físicas básicas, no de los caprichos de alguna deidad que necesita ser apaciguada. Sí, los fenómenos naturales todavía pueden matarnos, pero saber lo que son nos proporciona control sobre ellos. La historia nos ha enseñado que el saber significa poder, confort y libertad. Pero, profundizando más, somos la primera especie que ha conquistado todo el planeta, y lo hemos hecho porque nuestros gigantescos cerebros nos permitieron entender el mundo. Anhelar el conocimiento está en nuestro ADN. Es lo que nos hace humanos. Yo incluso diría que valorar el conocimiento porque es útil es entenderlo al revés. ¿Y si lo que hace que los seres humanos seamos valiosos es nuestra capacidad de recopilar conocimientos? En nuestra búsqueda interminable de sentido, podemos encontrarlo en el saber. Porque es lo que dejamos cuando nos morimos, para que otros lo disfruten. O quizás porque el saber tiene sentido por sí mismo. Copyright 2021 Hermes Solenzol

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