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  • ¿Por qué gustan los juegos de asfixia?

    ¿Es por complacer al compañero, por placer o algo distinto? Recomiendo encarecidamente no practicar los juegos de asfixia. Este artículo es parte de una serie dedicada a demostrar que la asfixia no es segura, puede causar daño cerebral y es potencialmente letal. Mucha gente encuentra placentera la asfixia En sus encuestas a estudiantes de pregrado y posgrado, el grupo de Herbenick (Herbenick et al., 2022b) encontró que el 41,1% de las personas que habían sido sometidas a juegos de asfixia dijeron que la asfixia era muy placentera, el 33,8% respondió que era algo placentera y el 14,2% dijo que fue sólo un poco placentera. Sólo el 3,1% dijo que no eran nada placentera y no quería repetir la experiencia, mientras que el 5,9% dijo que no era placentera pero que lo haría si a sus parejas les gustaba. Hay que tener en cuenta que decir que un acto sexual se realiza para complacer a la pareja no significa que no sea consentido. No se trata sólo de que las mujeres acepten ser asfixiadas para complacer a su pareja; algunos hombres asfixian a las mujeres sólo porque se les pide que lo hagan. Más mujeres que hombres encontraron placentera la asfixia: el 50,0% de las universitarias y el 26,8% de los universitarios dijeron que era muy placentera. El número de estudiantes de posgrado que la encontraron muy placentera fue del 36,1% para las mujeres y del 16,3% para los hombres. Por lo tanto, una gran mayoría de los estudiantes encontraron placentero el juego de asfixia. Esto puede explicar la creciente popularidad de la asfixia, a pesar de su reputación de peligrosa. Sin embargo, ese artículo no investigó qué hacía que la asfixia fuera tan placentera. Consentimiento En cuanto al consentimiento, las personas que habían sido asfixiadas dijeron que la asfixia fue consentida el 92,1% de las veces (Herbenick et al., 2022b). Este número no cambió mucho entre géneros o entre estudiantes universitarios y estudiantes de posgrado. Entre aquellos que habían sido asfixiados, la asfixia fue consensuada en todos sus encuentros sexuales por el 76,5% de las mujeres, el 85,6% de los hombres y el 63,6% de las personas no binarias. En una encuesta más general sobre sexo entre estudiantes universitarios (Herbenick et al., 2021), el 21% de los estudiantes que habían sido asfixiados dijeron que no se les había pedido su consentimiento. Un 32% adicional de ellos dijo que sólo se les pidió el consentimiento algunas veces. Una encuesta cualitativa (Herbenick et al., 2022a) encontró que la experiencia inicial de asfixia de muchas mujeres ocurrió sin discutirlo de antemano ni dar un consentimiento explícito. A menudo se asumió el consentimiento o se pidió mientras ocurría el juego. Los autores de la encuesta observaron que el consentimiento a la asfixia a menudo se da de forma vaga. Por ejemplo, se dio consentimiento verbal durante o después de las relaciones sexuales. A veces el consentimiento era no verbal, normalmente durante el sexo. Otras veces se asumió el consentimiento en base a conversaciones previas, porque ya lo habían hecho antes, por el interés de la persona en los juegos de asfixia o porque se supuso que es algo normal en el sexo. Hay que tener en cuenta que esto sucedió entre estudiantes universitarios y no en la comunidad BDSM, que tiene una cultura del consentimiento. Los estudiantes también consideraron que la asfixia era más segura que otras formas de sexo kinky, una actitud que ha sido fomentada por los medios de comunicación (Herbenick et al., 2023). Mi encuesta en Fetlife Hice mi propia investigación sobre esto a base de publicar un artículo en Fetlife titulado ¿Qué te gusta de los juegos de asfixia? Decía: Escuché a algunas personas decir que ser asfixiado los pone en un estado alterado de conciencia que es diferente al espacio de sumisión o al efecto de cualquier droga. ¿Es verdad? Según tu experiencia, ¿hace la asfixia que los orgasmos sean más intensos? ¿O te gusta la asfixia por el sentimiento psicológico que te produce? ¿Como, por ejemplo, someterse? ¿O quizás te gusta la sensación de perder el conocimiento? ¿O es una sensación de euforia? ¿O es alguna otra cosa? Creo que Fetlife fue una buena elección porque quería consultar específicamente a personas a las que les gusta el BDSM, y no a aquellas que practican la asfixia como parte del sexo. Las respuestas deben interpretarse en ese contexto. Recibí 12 respuestas, 10 de mujeres, 2 de personas no binarias y ninguna de hombres. Cuatro encuestadas se definieron como sumisas, una como esclava, tres como masoquistas, una como little y las otras tres como exploradoras o curiosas. Se dieron las siguientes razones para que les guste la asfixia: Sumisión (9 encuestados): pérdida de control, sentirse impotente y vulnerable, sentir el poder del dominante, concederle poder al dominante. Miedo (5 encuestados), incluido el sentirse desafiado y superar el pánico. Confianza (4 encuestados): sentir que pueden confiar su seguridad al dominante. Euforia (4 encuestados), incluye sensación de euforia, aturdimiento y placer físico. El orgasmo y las sensaciones son más intensos (4 encuestados). Sentirse seguro, centrado, tranquilo (3 encuestados) a pesar del riesgo. Inconsciencia (3 encuestados). Acercarse al orgasmo (edging, 2 encuestados). Las respuestas más comunes se alinean con los sentimientos que normalmente se buscan en otras actividades BDSM: rendirse al poder del dominante, y la interacción entre el miedo y el sentirse seguro al confiar en el dominante. Pero la asfixia también es una fuente de placer. Produce euforia y un subidón que consiste en inconsciencia y placer físico. También intensifica las sensaciones físicas, incluido el orgasmo. Por último, tres personas informaron de una paradójica sensación de seguridad y tranquilidad, a pesar del evidente riesgo de esta actividad. Mis hallazgos son consistentes con uno de los artículos del grupo de Debbie Herbenick (Herbenick et al., 2022a), la encuesta cualitativa sobre las razones por las que a las mujeres les gusta que las estrangulen. En él, ningún participante informó haber perdido el conocimiento. Pero muchos mencionaron que les excitaba someterse, empoderar a su pareja, mejorar la excitación sexual y tener orgasmos más prolongados. El miedo y el peligro hacían que el sexo fuera más excitante y placentero. ¿Los efectos de la asfixia son similares a los del óxido nitroso? Me sorprendió no encontrar ninguna mención a estados alterados de conciencia similares a los de las drogas, de los que escuché hablar en algunos comentarios a mis artículos en Fetlife. Cuando pregunté si la sensación de ahogo se parece al efecto de alguna droga, una persona respondió que no se experimentaba como el efecto del cannabis o los psicodélicos, pero podría ser similar al del óxido nitroso, también conocido como gas de la risa o whippets. Los whippets se obtienen como botes para hacer crema batida (Srichawla, 2022). Producen una grave deficiencia de vitamina B12 (Maheshwari and Athiraman, 2022) y problemas neurológicos. Se consumen porque producen euforia, analgesia y un breve subidón. El mecanismo de acción del óxido nitroso aún no está claro. Actúa sobre muchos receptores de neurotransmisores, bloqueando receptores excitadores como los de NMDA y los nicotínicos de acetilcolina y potenciando los receptores inhibidores de GABA y glicina. Quizás la hipoxia cerebral producida por la asfixia tenga efectos similares. De hecho, la inhalación de óxido nitroso produce hipoxia. Referencias Herbenick D, Guerra-Reyes L, Patterson C, Rosenstock Gonzalez YR, Wagner C, Zounlome N (2022a) "It Was Scary, But Then It Was Kind of Exciting": Young Women's Experiences with Choking During Sex. Arch Sex Behav 51:1103-1123. Herbenick D, Patterson C, Khan S, Voorheis E, Sullivan A, Wright P, Keene S (2023) "Don't Just Randomly Grab Someone's Neck during Intercourse!" An Analysis of Internet Articles about Choking/Strangulation during Sex. J Sex Marital Ther 49:41-55. Herbenick D, Patterson C, Beckmeyer J, Gonzalez YRR, Luetke M, Guerra-Reyes L, Eastman-Mueller H, Valdivia DS, Rosenberg M (2021) Diverse Sexual Behaviors in Undergraduate Students: Findings From a Campus Probability Survey. The journal of sexual medicine 18:1024-1041. Herbenick D, Fu TC, Eastman-Mueller H, Thomas S, Svetina Valdivia D, Rosenberg M, Guerra-Reyes L, Wright PJ, Kawata K, Feiner JR (2022b) Frequency, Method, Intensity, and Health Sequelae of Sexual Choking Among U.S. Undergraduate and Graduate Students. Arch Sex Behav. 51, 3121-3139. Maheshwari M, Athiraman H (2022) Whippets Causing Vitamin B12 Deficiency. Cureus 14:e23148. Srichawla BS (2022) Nitrous Oxide/Whippits-Induced Thoracic Spinal Cord Myelopathy and Cognitive Decline With Normal Serum Vitamin B₁₂. Cureus 14:e24581. Copyright 2023 Hermes Solenzol.

  • Follada mental en el BDSM: seguridad, consentimiento e indefensión aprendida

    ¿Puede el mind-fucking evocar trauma, romper el consentimiento o inducir indefensión aprendida? Seguridad Establecer cuándo una follada mental es segura, sensata y consensuada puede ser complicado. Son cosas que están bastante claras cuando se trata de actividades físicas como los juegos de impacto o el bondage, pero cuando se trata de cuestiones mentales, es una cuestión completamente distinta. Lo que es bueno para una persona puede resultar traumático para otra. La follada mental presenta desafíos únicos y problemas de seguridad que no deben tomarse a la ligera. Si las cosas salen mal, se puede producir un gran daño emocional. Y, si bien el daño físico suele sanar, el daño emocional puede durar toda la vida. El principal peligro es despertar viejos traumas al tropezar con minas emocionales. Este término se refiere a situaciones que hacen que la persona sumisa recuerde situaciones traumáticas. A menudo, la persona sumisa no es consciente de cuáles pueden ser estas minas emocionales, por lo que no podrá etiquetarlas como límites durante la negociación de la sesión. En el estado de hipersensibilidad inducido por la follada mental, cualquier cosa puede convertirse en una mina emocional: un determinado acto, una frase, un objeto, la ropa, etc. ¿Deberían someterse a la follada mental personas con traumas psicológicos? Las personas con antecedentes de abuso y trauma psicológico harían mejor en abstenerse de la follada mental. O, al menos, deberían proceder de forma gradual, con sesiones cortas y leves. Incluso las personas sin antecedentes de trauma deben ser conscientes de los efectos que la follada mental puede tener sobre ellos, no sólo durante la sesión, sino también en su vida emocional. ¿Se están volviendo más resistentes o más sensibles? ¿Están adquiriendo una docilidad que está minando su vida profesional y social? Todo esto impone una gran responsabilidad al dominante que realiza la follada mental. Tiene que ser plenamente empático con la persona sumisa, leyendo constantemente su estado de ánimo. La follada mental puede provocar respuestas completamente inesperadas. La persona dominante tiene que estar preparada para parar la sesión y devolver a la persona sumisa a la realidad si hay problemas. Consentimiento Según Planned Parenthood, el consentimiento debe ser libre, reversible, informado, entusiasta y específico. La follada mental presenta algunos problemas en cuanto a ser informada y específica porque esto requeriría que la persona sumisa esté plenamente informada de lo que vaya a suceder en la sesión. Pero, dado que la follada mental a menudo a menudo se basa en el engaño, proporcionar parte de esta información arruinaría el juego. Dado que la follada mental se negocia sin que la persona sumisa sepa lo que va a pasar, se podría considerar que implica un cierto no consentimiento consensual (CNC), porque los sumisos tienen que dar un consentimiento general sobre cosas que no conocen. Sin embargo, esto no es necesariamente cierto, ya que la persona sumisa todavía tiene la capacidad de establecer límites sobre lo que puede incluirse en la follada mental. Se debe informar a las personas sumisas que la sesión incluirá sorpresas, trucos, desinformación y mentiras. A la vista de eso, podrán elaborar una lista de límites, sobre todo emocionales. Es muy recomendable establecer una palabra de seguridad que la persona sumisa podrá utilizar en caso de que su situación emocional se vuelva abrumadora. Aun así, las palabras de seguridad no son completamente confiables en la follada mental porque, para usarlas, el bottom tiene que saber lo que está pasando, y a menudo ese no es el caso. Esto no significa que las palabras de seguridad no sirvan para nada. Junto con la negociación y los límites, deberán considerarse como distintas formas de protección. La negociación deberá centrarse en las minas emocionales y los traumas del pasado. El consentimiento no es válido si la persona sumisa tiene una visión deformada de la realidad. Esto significa que hay que sacar a la persona sumisa de la follada mental antes de negociar la siguiente sesión. Por eso, creo que las folladas mentales prolongadas (que duran varios días) presentan problemas éticos. La capacidad de la persona sumisa de retirar su consentimiento puede verse comprometida. Para la persona dominante, el control mental puede ser una tremenda experiencia de empoderamiento y una tentación para el abuso. Incluso con las mejores intenciones, se puede caer en el abuso emocional por ignorancia. Los dominantes debe hacer de introspección sobre sus motivos para realizar una follada mental, considerando cómo se sentirían si se la hicieran a ellos. Lecturas sobre abuso psicológico y bienestar emocional pueden ayudar. A continuación enumero algunos de los problemas que pueden ocurrir en una follada mental. Ataques de pánico Un ataque de pánico es un estado de angustia emocional grave que suele ir acompañado de dificultad para respirar, movimientos incontrolados, reacciones exageradas e incapacidad para hablar. Si la persona sumisa ha tenido ataques de pánico en el pasado, deberá explicar cómo sucedieron y cuáles son los posibles desencadenantes. Se debe planificar qué hacer si suceden. Sin embargo, los ataques de pánico pueden ocurrir incluso en personas que no los han experimentado antes. La follada mental crea un estado de sensibilidad emocional que quizás no hayan experimentado antes. Congelamiento (freezing) La conducta de congelación es una reacción de estrés presente en muchos animales, que consiste en volverse incapaces de moverse. No es una verdadera parálisis. Más bien, se siente como una profunda aversión a moverse o decir algo. En los casos extremos, la persona siente un bloqueo, una incapacidad para decidir cómo moverse. Su origen evolutivo es camuflar a un animal cuando un depredador se le aproxima. La conducta de congelación es diferente de la inmovilidad tónica, tanatosis o muerte fingida, que ocurre cuando un animal ha sido atrapado por un depredador y deja de luchar e intentar escapar. También es diferente del desmayo, que es un “síncope vasovagal” desencadenado por emociones fuertes, estrés físico, dolor visceral y pérdida de sangre (Carli and Farabollini, 2021). La conducta de congelación es lo opuesto a la reacción de lucha-huida, aunque ambas son respuestas al miedo. La congelación activa el sistema parasimpático y disminuye la frecuencia cardíaca, mientras que la lucha/huida activa el sistema simpático y libera adrenalina en la sangre, lo que aumenta la frecuencia cardíaca (Roelofs, 2017). La congelación no es muy útil en los seres humanos, ya que impide reaccionar ante un peligro inminente, y también comunicarse. Al congelarse, las personas dejan de hacer lo que estén haciendo y se quedan inmóviles, sin capacidad de responder. No pueden decir la palabra de seguridad y mucho menos explicar lo que les está sucediendo. La congelación puede indicar un ataque de pánico inminente, especialmente si va acompañada de dificultad para respirar. Esto debería tomarse en serio y detener la sesión. Sin embargo, la conducta de congelación no siempre es mala. Está mediada por una vía neuronal que conecta a las vías del dolor en el núcleo parabraquial con la amígdala, el área cerebral que media el miedo (Sato et al., 2015). A su vez, la amígdala conecta con la sustancia gris periacueductal (PAG) (Roelofs, 2017), que es el inicio de la vía neuronal que libera endorfinas para inhibir el dolor. Diferentes partes del PAG están involucradas en la lucha/huida y la conducta de congelación (Morgan et al., 1998; McDannald, 2010). Por tanto, la conducta de congelación puede ser un precursor del espacio de sumisión mediado por endorfinas. Sin embargo, la congelación es diferente del espacio de sumisión. Una persona congelada tiende a estar rígida y en silencio, mientras que una persona en el espacio de sumisión está relajada y emite sonidos incoherentes. La conducta de congelación puede ocurrir durante una follada mental cuando la estimulación o la tarea de la persona sumisa se vuelven abrumadoras. Las emociones fuertes, como el miedo, el dolor y la vergüenza, pueden provocar congelación. La mente se vuelve incapaz de realizar la tarea o procesar los estímulos y se apaga. La congelación es fácil de detectar en sesiones de follada mental que involucren la participación activa del sumiso, como ejercicios mentales, experiencias humillantes, tareas imposibles y el humor. Si la persona sumisa deja de actuar es señal de que algo anda mal. Cuando las personas sumisas desempeñan un papel pasivo, como en los juegos de engaño o en los predicamentos, la persona dominante necesita prestarles atención constante para ver si se congelan. Indefensión aprendida La indefensión aprendida ocurre cuando un animal es expuesto repetidamente a un estímulo aversivo sobre el cual no tiene control. El estímulo aversivo habitual es una descarga eléctrica, que es desagradable pero no dolorosa, como la descarga que a veces recibimos cuando tocamos un coche después de adquirir una carga estática. Los experimentos iniciales sobre la indefensión aprendida fueron realizados por Martin Seligman en 1967 con perros (Seligman, 1972). Sin embargo, la mayoría de los estudios posteriores se realizaron en ratas y ratones. El experimento básico utiliza a los animales en parejas donde ambos animales reciben descargas de la misma intensidad y duración. La única diferencia es que uno de los animales puede presionar una palanca para detener el choque cuando una luz o sonido de advertencia anuncia que se acerca, mientras que el otro animal no tiene control y por lo tanto queda sujeto a los caprichos del primer animal. Este segundo animal desarrolla una indefensión aprendida, que consiste en que aprende a no intentar evitar estímulos desagradables. Incluso cuando se lo coloca en un nuevo entorno en el que es fácil escapar de la sensación desagradable, el animal no intenta hacerlo. Es importante destacar que los animales con indefensión aprendida muestran una disminución en su capacidad de aprender. Esta sería una gran idea para un experimento de follada mental, ¿no? Habría dos personas sumisas. Una decide con qué instrumento le van a golpear y con qué fuerza. La otra recibe los mismos golpes que la primera. Claramente, la segunda estaría sometida a una follada mental tanto por parte del dominante como de la primera persona sumisa, quien podría decidir recibir algunos azotes particularmente desagradables sólo para que la otra persona los reciba. Los estudios de indefensión aprendida se interpretaron como que el control que tiene un animal sobre su entorno es clave para determinar su estado mental y su capacidad de aprender. Algunos científicos pensaron que esto podría ser un modelo de depresión o trastorno de estrés postraumático, que se desencadenaría cuando las personas tienen que lidiar con entornos laborales o sociales sobre los que carecen de control. ¿Induce la follada mental indefensión aprendida? Si fuera cierto que la follada mental induce indefensión aprendida, esto sería un peligro para la integridad psicológica de la persona que la experimenta. El objetivo de la follada mental es inducir en la persona sumisa un estado de derrota y rendición, que es precisamente lo que consigue la indefensión aprendida. Ciertamente, durante la follada mental la persona sumisa experimenta una pérdida de control y es sometida a estímulos aversivos como azotes o bondage. En otras actividades BDSM, la capacidad del bottom para detener la escena con la palabra de seguridad proporciona un cierto control, pero en la follada mental la pérdida de control es el objetivo. ¿Podría una follada mental inducir depresión en quien la sufre? Quizás esto podría explicar el bajón se sumisión que se produce un par de días después de una sesión BDSM. Sin embargo, la interpretación moderna de la indefensión aprendida disipa estos miedos. Resulta que la indefensión no es aprendida, como se pensaba antes, sino que es el estado básico del cerebro (Maier and Seligman, 2016). Son los estímulos aversivos los que provocan pasividad en el animal, que está mediada por neuronas liberadoras de serotonina en el núcleo rafe dorsal (Maier and Watkins, 2005). La impotencia ya está presente desde el principio, no se aprende. Lo que el animal aprende en realidad es que tiene control sobre el estímulo aversivo, y esto lo motiva a escapar de él. El darse cuenta de que se tiene control provoca una inhibición del rafe dorsal por el córtex prefrontal ventromedial, un área del cerebro involucrada en la toma de decisiones. La indefensión aprendida también ocurre en humanos, pero los procesos cognitivos del córtex prefrontal juegan un papel más importante que en los animales. Seligman realizó un estudio en estudiantes universitarios con y sin depresión (Klein et al., 1976). Enfrentarse con problemas mentales imposibles de resolver causó déficits de aprendizaje en ambos grupos de estudiantes. Sin embargo, cuando se les dijo a los estudiantes que su fracaso de debía a la dificultad del problema, y no a su incompetencia, este déficit de aprendizaje desapareció. Un estudio más reciente (Taylor et al., 2014) mostró que activar el córtex prefrontal dorsolateral con estimulación magnética transcraneal (EMT) revierte los déficits cognitivos y motivacionales producidos por la falta de control sobre estímulos aversivos. El evaluar posteriormente una experiencia de impotencia revierte sus efectos (Cemalcilar et al., 2003). Éste es el dato crucial que debemos tener en cuenta al considerar si la follada mental induce indefensión aprendida. Nuestras capacidades cognitivas pueden contrarrestar los reflejos condicionados que constituyen la indefensión aprendida. Por mucho que me guste la follada mental, estos estudios científicos indican que podría desencadenar indefensión aprendida si no tenemos cuidado. Esto es más probable con folladas mentales repetidas que constantemente ponen a la persona sumisa en un estado de falta de control. Sin embargo, los seres humanos gozamos de un sofisticado control del córtex prefrontal sobre el núcleo rafe dorsal que media en la indefensión aprendida. Esto quiere decir que el contexto emocional, social y cognitivo en el que ocurre una sesión supone una gran diferencia. De la misma manera que podemos sumirnos en una novela o una película que nos resulta enormemente perturbadora, también podemos hacer una sesión de BDSM mental y salir ilesos. De hecho, una follada mental bien hecha podría protegernos de los problemas psicológicos causados por experiencias de impotencia en la vida real. Cuidados posteriores y revelación de la verdad No debemos permitir que la follada mental nos cree hábitos emocionales de sentirnos derrotados y subyugados. Esto quiere decir que al final de la sesión se debe permitir que la persona sumisa recupere su autoestima. Esto se puede lograr procesando la follada mental de tal manera que le devuelva el control y le permita recordar la sesión como una victoria personal. Por lo tanto, la follada mental requiere un tipo especial de cuidados posteriores cuyo objetivo sería restaurar el sentido de la realidad, la estabilidad emocional y la autoestima de la persona sumisa. Esto implica revelar cualquier engaño que haya tenido lugar durante la follada mental, especialmente si fue algo que llevó a la persona sumisa al fracaso o la vergüenza. Esto debe revertirse haciendo que se sientan bien consigo mismos, porque se les ordenó hacer algo difícil o imposible, o soportar condiciones muy duras. Éste es también el momento de analizar cosas que la persona sumisa podría haber descubierto sobre sí misma durante la sesión, y cualquier otra cosa que pueda ser curativa y transformadora. Se debe elogiar a la persona sumisa y enfatizar los elementos positivos de la sesión. Una de las mejores cosas que pueden hacer es reírse de lo sucedido. Resiliencia La resiliencia es la capacidad de soportar situaciones difíciles y de recuperarse de ellas. Una follada mental seguida de la recuperación del control y la revelación del engaño podrían crear resiliencia y generar estabilidad emocional para enfrentarse a los desafíos de la vida. Esto es similar a la forma en que utilizamos las historias de novelas y películas como entrenamiento para los factores estresantes de la vida. Desde los albores de nuestra especie, los humanos hemos usado historias para aprender y desarrollar resiliencia ante el estrés. Pare eso servían las historias de miedo que nos contaban de niños. Al principio nos aterrorizaban, pero luego nos volvían gradualmente inmunes al miedo suscitado por nuestra propia imaginación. No sólo eso, sino que empezábamos a desear el subidón de adrenalina que proporcionan. De manera similar, la follada mental es un simulacro de abuso emocional que nos ayuda a desarrollar resiliencia cuando determinadas personas intentan hacernos daño y destruir nuestro sentido de la realidad. Referencias Carli G, Farabollini F (2021) Cardiovascular correlates of human emotional vasovagal syncope differ from those of animal freezing and tonic immobility. Physiology & behavior 238:113463. Cemalcilar Z, Canbeyli R, Sunar D (2003) Learned helplessness, therapy, and personality traits: an experimental study. J Soc Psychol 143:65-81. Klein DC, Fencil-Morse E, Seligman ME (1976) Learned helplessness, depression, and the attribution of failure. Journal of personality and social psychology 33:508-516. Maier SF, Watkins LR (2005) Stressor controllability and learned helplessness: the roles of the dorsal raphe nucleus, serotonin, and corticotropin-releasing factor. Neurosci Biobehav Rev 29:829-841. Maier SF, Seligman ME (2016) Learned helplessness at fifty: Insights from neuroscience. Psychol Rev 123:349-367. McDannald MA (2010) Contributions of the amygdala central nucleus and ventrolateral periaqueductal grey to freezing and instrumental suppression in Pavlovian fear conditioning. Behav Brain Res 211:111-117. Morgan MM, Whitney PK, Gold MS (1998) Immobility and flight associated with antinociception produced by activation of the ventral and lateral/dorsal regions of the rat periaqueductal gray. Brain Research 804:159-166. Roelofs K (2017) Freeze for action: neurobiological mechanisms in animal and human freezing. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci 372. Sato M, Ito M, Nagase M, Sugimura YK, Takahashi Y, Watabe AM, Kato F (2015) The lateral parabrachial nucleus is actively involved in the acquisition of fear memory in mice. Molecular brain 8:22. Seligman ME (1972) Learned helplessness. Annual review of medicine 23:407-412. Taylor JJ, Neitzke DJ, Khouri G, Borckardt JJ, Acierno R, Tuerk PW, Schmidt M, George MS (2014) A pilot study to investigate the induction and manipulation of learned helplessness in healthy adults. Psychiatry research 219:631-637.

  • ¿Son frecuentes las muertes por juegos de asfixia?

    La asfixia es la principal causa de la muerte en el BDSM, pero es menos frecuente de lo que se cree Recomiendo encarecidamente no practicar los juegos de asfixia. Este artículo es parte de una serie dedicada a demostrar que la asfixia no es segura, puede causar daño cerebral y es potencialmente letal. Muertes por asfixia autoerótica Los juegos de asfixia aparecen en el imaginario popular como una actividad mortal, en gran parte debido a las muchas celebridades que han muerto por asfixia autoerótica. Sin embargo, es importante distinguir entre los juegos de asfixia que se practican en solitario y los que se practican en pareja. En el primero, la pérdida del conocimiento o del control sobre el cuerpo puede provocar la muerte, porque la persona no puede escapar de la asfixia, mientras que en el segundo la persona que estrangula tiene un cierto control sobre el proceso. Pero también es verdad que se ha exagerado el número de muertes producidas por asfixia autoerótica (es decir, en solitario). A menudo se menciona que causa “de 500 a 1000 muertes por año en Estados Unidos y Canadá” (Sauvageau, 2012), pero esa cifra es una estimación basada en datos no publicados. Un estudio epidemiológico basado en 38 muertes autoeróticas en Alberta, Canadá, arrojó una cifra menor: 0,56 muertes por millón de habitantes por año (Sauvageau, 2012). Multiplicando esta cifra por la población de Estados Unidos, 333 millones, nos da una estimación de 186 muertes al año causadas por asfixia autoerótica en ese país. El número de muertes autoeróticas por millón de habitantes al año es similar en otros países desarrollados: 0,3 en Australia, 0,14 en Suecia y 0,5 en Alemania. Muertes por juegos de asfixia en el BDSM Otro artículo (Schori et al., 2022) investigó específicamente sobre las muertes relacionadas con el BDSM. A base de hacer una búsqueda bibliográfica, identificaron 17 muertes producidas por actividades de BDSM. De ellas, todas fueron causadas por asfixia excepto en un caso, en el que la muerte fue causada por hemorragia al insertar un globo inflable y otros objetos en la vagina. Una muerte por asfixia se produjo al tapar la boca y la nariz con cinta adhesiva y con los dedos. Las 15 muertes restantes fueron por estrangulamiento, 5 con la mano o el antebrazo y 10 con ligaduras (cuerda, cinturón, collar o cadena). Uno de los casos de estrangulamiento fue una escena de shibari en la que dos mujeres fueron ahorcadas con la misma cuerda suspendida del techo (Roma et al., 2013). Cuando una de ellas perdió el conocimiento, su peso ahorcó a la otra. La primera acabó muerta y la segunda en coma. La tasa de mortalidad fue similar en ambos géneros: 9 hombres y 8 mujeres. En nueve de los casos, ambos participantes tenían experiencia en BDSM. En otros dos casos, la top era una dominatriz profesional. En tres casos, los participantes habían discutido técnicas de juegos de asfixia y reanimación cardiopulmonar (RCP). Por tanto, tener experiencia y la educación no fueron suficientes para evitar esas muertes. Conclusiones Las conclusiones son diversas. Por un lado, las muertes causadas por el BDSM son raras: 15 ocurrieron en Estados Unidos entre 1986 y 2020, y 3 en Alemania entre 1993 y 2017. Por otro lado, los juegos de asfixia provocaron un número desproporcionado de muertes en el BDSM. Por lo tanto, cabe afirmar que la asfixia es la actividad más mortífera en el BDSM, con mucha diferencia, Pero morir es sólo lo peor que puede pasar durante los juegos de asfixia. Puede haber otras consecuencias para la salud, incluido el daño cerebral. Esto es mucho más difícil de evaluar. Hablaré de eso en futuros artículos. Referencias Roma P, Pazzelli F, Pompili M, Girardi P, Ferracuti S (2013) Shibari: double hanging during consensual sexual asphyxia. Arch Sex Behav 42:895-900. Sauvageau A (2012) Autoerotic deaths: a 25-year retrospective epidemiological study. Am J Forensic Med Pathol 33:143-146. Schori A, Jackowski C, Schön CA (2022) How safe is BDSM? A literature review on fatal outcome in BDSM play. International Journal of Legal Medicine 136:287-295. Copyright 2023 Hermes Solenzol.

  • ¿Son frecuentes los juegos de asfixia en el sexo?

    Varias encuestas revelan que la mayoría de las universitarias americanas usa el estrangulamiento durante el sexo Recomiendo encarecidamente no practicar los juegos de asfixia. Este artículo es parte de una serie dedicada a demostrar que la asfixia no es segura, puede causar daño cerebral y es potencialmente letal. La asfixia sexual no es exclusiva del BDSM y se ha vuelto frecuente entre los jóvenes. En una encuesta realizada a 4989 estudiantes universitarios estadounidenses, el 58 % de las mujeres dijeron haber sido asfixiadas durante las relaciones sexuales al menos una vez (Herbenick et al., 2021). Otra encuesta entre estudiantes universitarios (Herbenick et al., 2022a) encontró que el 37% de las mujeres y el 7% de los hombres habían sido asfixiados más de cinco veces. El estrangulamiento también es una característica de la agresión sexual. A veces se utiliza de forma no consentida durante las relaciones sexuales que eran consensuadas hasta ese momento. Sin embargo, limitaré esta discusión a la asfixia consensuada. Otra encuesta más entre estudiantes universitarios y de posgrado (Herbenick et al., 2022b) estudió en detalle la asfixia sexual en términos de prevalencia, características y respuestas físicas. La encuesta fue entregada a 13.449 estudiantes, de los cuales 4.254 la completaron. Los hombres fueron el 49,6% de los encuestados, las mujeres el 48,1% y las personas transgénero/no binarias el 2,2%. Diferencias con la edad La encuesta encontró que entre el 30% y el 40% de los encuestados han practicado asfixia durante las relaciones sexuales. Al comparar las respuestas de los estudiantes de posgrado, quienes son mayores, con las de los estudiantes universitarios más jóvenes, se encontró que la asfixia es más frecuente entre los jóvenes. El porcentaje de personas que realizaron la asfixia fue del 37,1% entre los estudiantes universitarios y del 27,6% entre los graduados. El porcentaje de quienes recibieron asfixia fue del 42,1% de los estudiantes universitarios y del 32,1% de los graduados. Por tanto, los juegos de asfixia son más frecuentes en las generaciones más jóvenes, señal que van en aumento con el tiempo. La asfixia fue menos frecuente entre las personas mayores de 40 años (Herbenick et al., 2023). Diferencias con el género También hubo diferencias sustanciales en cuanto al género. Los hombres asfixiaron más (47,4% estudiantes universitarios, 37,7% graduados) que las mujeres (26,7% estudiantes universitarios, 16,2% graduados). Por el contrario, los hombres (25,4% estudiantes universitarios, 23,5% graduados) fueron asfixiados con menos frecuencia que las mujeres (57,6% estudiantes universitarios, 41,3% graduados). En las personas transgénero/no binarias, dar (45,0%) y recibir asfixia (51,5%) fueron aún más frecuentes. En resumen, los hombres suelen proporcionar la asfixia, mientras que las mujeres prefieren ser asfixiadas. La mayoría de las mujeres y personas transgénero de esta muestra han sufrido asfixia. Referencias Herbenick D, Fu TC, Patterson C (2023) Sexual Repertoire, Duration of Partnered Sex, Sexual Pleasure, and Orgasm: Findings from a US Nationally Representative Survey of Adults. J Sex Marital Ther 49:369-390. Herbenick D, Guerra-Reyes L, Patterson C, Rosenstock Gonzalez YR, Wagner C, Zounlome N (2022a) "It Was Scary, But Then It Was Kind of Exciting": Young Women's Experiences with Choking During Sex. Arch Sex Behav 51:1103-1123. Herbenick D, Patterson C, Beckmeyer J, Gonzalez YRR, Luetke M, Guerra-Reyes L, Eastman-Mueller H, Valdivia DS, Rosenberg M (2021) Diverse Sexual Behaviors in Undergraduate Students: Findings From a Campus Probability Survey. The journal of sexual medicine 18:1024-1041. Herbenick D, Fu TC, Eastman-Mueller H, Thomas S, Svetina Valdivia D, Rosenberg M, Guerra-Reyes L, Wright PJ, Kawata K, Feiner JR (2022b) Frequency, Method, Intensity, and Health Sequelae of Sexual Choking Among U.S. Undergraduate and Graduate Students. Arch Sex Behav. Copyright 2023 Hermes Solenzol.

  • Mi niñez bajo el Opus Dei durante la dictadura franquista

    A veces el privilegio y la opresión se combinan de forma extraña Como mi padre me arrastró pataleando al Opus Dei Cuando tenía siete años, mi padre me arrastró, llorando y pataleando por las escaleras, a un club infantil del el Opus Dei. Eran siete pisos, sin ascensor. Era como si mi persona progresista actual se hubiera encarnado en mi cuerpo infantil y se resistía a ir allí. Bueno, en realidad lo que pasó fue que había escuchado a mis padres decir que el Opus Dei me haría un niño bueno, y yo no quería ni oír hablar de eso. ¿Acaso no era ya lo suficientemente bueno? La rabieta se me pasó en el momento en que abrieron la puerta y me encontré cara a cara con Elías, un chaval de mi clase que se había convertido en mi mejor amigo. Y me hacían falta amigos, ya que un par de años antes mi familia se había mudado de Tenerife a Santiago de Compostela, después de pasar mis primeros cinco años en Roma. Con tanto cambio, estaba un poco desubicado. Así que dejé de llorar, me tranquilicé y le eché una ojeada al sitio. Esa fue la única vez que vi a Elías en aquel club del Opus Dei, el Club Senra. Supongo que sus padres no eran tan conservadores como los míos. El Opus Dei Mi padre sabía perfectamente qué era el Opus Dei: una organización católica conservadora que había adquirido un gran poder político en el régimen fascista del general Francisco Franco. Mi tío José Luís, el hermano menor de mi padre, era miembro numerario del Opus Dei y vivía en la sede de la organización en Roma. Los miembros numerarios deben vivir en castidad (es decir, no se les permite casarse ni tener relaciones sexuales), pobreza (dan sus ganancias a la organización) y obediencia (siguen las instrucciones de la organización transmitidas a través de su director espiritual). Sin embargo, lo hacen como un contrato con el Opus Dei y no como votos, como hacen los frailes. Mi padre era miembro supernumerario del Opus Dei, una categoría creada para personas casadas. Viven en castidad “dentro de su matrimonio”, pagan tributo a la organización y obedecen a su director espiritual, aunque con más libertad que los miembros numerarios. Ah, y tienen que ofrecer en sacrificio a su hijo mayor. Que en este caso era yo. Bueno, es broma. Lo que realmente sucede es que tienen que meter a sus hijos en clubes como el Senra, donde se los prepara y adoctrina. Luego, cuando cumplen los 14 años, se les pide que se unan al Opus Dei. Mis hermanos menores no escaparían a ese destino. Mis dos hermanos pronto se unirían a mí en el Club Senra. Mi hermana seguiría un camino diferente, ya que en el Opus Dei hay una estricta separación entre hombres y mujeres. Con el tiempo se convirtió en miembro numeraria, aunque no duró mucho dentro de la organización. La carrera de mi padre Ser miembro del Opus Dei le vino muy bien a mi padre. Era catedrático de Derecho Romano en la Universidad de Santiago. Para cuando me llevó al Club Senra, en 1964, ya era decano de la Facultad de Derecho. Tenía sólo 36 años. En 1968, las manifestaciones estudiantiles que comenzaron con los disturbios de mayo del 68 en París sacudieron a Santiago de Compostela, una ciudad pequeña llena de estudiantes. Por aquel entonces no era la capital de Galicia, sólo se sustentaba de su famosa catedral y de la universidad. Un grupo de estudiantes se encerró dentro del rectorado, negándose a salir a menos que se cumplieran sus demandas. Franco decidió que el rector de la universidad era demasiado blando. Era necesario poner a un hombre duro en su lugar. Ese hombre duro era mi padre. Mucho más tarde, mi padre me contó que su manera de lidiar con ese problema no fue enviar a la policía, como Franco esperaba, sino ofrecer a los estudiantes un lugar para reunirse en el Burgo de las Naciones, un conjunto de barracones que se había construido para albergar a los peregrinos durante aquel Año Santo. Yo tenía once años. Ser hijo del rector de la universidad me plantó de lleno en la clase alta de esa ciudad de provincias. Antes de mudarnos a Santiago, habíamos vivido con bastante humildad, primero en Roma y luego en La Laguna, en Tenerife. Pero ahora vivíamos sin pagar alquiler en un lujoso apartamento en el campus, rodeado de jardines y a pocos pasos de los bosques de pinos y robles de las afueras de la ciudad. El Club Senra Irónicamente, pertenecer al Club Senra era uno de mis mayores privilegios. En teoría, la función del era que los niños participaran en actividades como aeromodelismo, fotografía, montañismo, química, dibujo y electrónica. Las clases las impartían estudiantes universitarios e incluso uno de los profesores de mi colegio. Disfruté mucho haciendo aviones y saliendo al campo a volarlos. Al final acabé participando en todas las actividades. A medida que crecí, me invitaron a ir allí todos los días después del colegio para estudiar y hacer los deberes. Esas sesiones diarias de estudio eran interrumpidas por media hora de meditación, que consistía en la lectura de puntos de Camino, con largas pausas silenciosas entre punto y punto. Camino es un libro escrito por Monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y ahora un santo. Consta de 999 puntos o párrafos cortos. Los más controvertidos (puntos 387-400) alientan a los miembros a practicar la “santa intransigencia” (una exhortación al dogmatismo), la “santa coerción” (“usar la fuerza […] para salvar la vida de aquellos que estúpidamente persisten en cometer suicidio del alma ) y la “santa desvergüenza” (poder declarar con valentía que uno es católico religioso). Esto os puede dar una idea de la naturaleza militante de la organización. De hecho, Camino se parece bastante al Libro Rojo de Mao, con sus 427 puntos. Una vez a la semana tenía que acudir a una entrevista con mi director espiritual, quien era miembro del Opus Dei, pero no sacerdote. La confesión con un sacerdote se hacía por separado. Si bien la confesión se mantiene estrictamente en secreto, el director espiritual tenía libertad para comunicar todo lo que yo le dijera a la jerarquía del Opus Dei. ¡Pero la sala de estudio era genial! Me encantaba la disciplina y el silencio estricto. Estaba rodeado de estudiantes universitarios a los que podía pedir ayuda sobre cualquier tema. Matemáticas, química, física… fuera lo que fuese pase, siempre tenía un experto a mano. Mis notas, que ya eran bastante buenas, mejoraron. Mi colegio, y problemas en la calle Sólo tenía un rival para ser el primero de la clase: mi amigo Elías. Era el favorito de mis compañeros: inteligente, deportista y un pelín rebelde. Yo era un empollón y un enchufado, el epítome del privilegio de la clase política. Todos vitoreaban a Elías cuando me ganaba. A mí no me importaba demasiado. A mí también me caía bien Elías, pero yo no podía ser como él, por mucho que me empeñara. No entendía nada de lo que pasaba a mi alrededor. Mis compañeros hablaban en clave de temas políticas que escapaban a mi comprensión. Los estudiantes luchaban en las calles con la policía. Durante la noche aparecían banderas rojas en los árboles, que quitaban enseguida. También borraban enseguida las pintadas con oscuros lemas políticos. Y mi padre hablaba por teléfono todas las noches, gritando órdenes sobre cómo controlar a los estudiantes. Algunos de mis compañeros me despreciaban, otros me adulaban, pero todos me temían a causa de mi padre. Incluso mis profesores. A mis compañeros de clase les pegaban regularmente, pero nadie se atrevía a tocarme. Yo vivía en un mundo de fantasía, leyendo ciencia ficción sin parar y enamorándome de la ciencia. Me empezaron a llamar el científico en el colegio. Improvisé un laboratorio de química en el desván, donde fabricaba bombas fétidas y algunos explosivos reales. Sabía lo suficiente de química y era lo suficientemente estúpido como para representar un peligro real. Afortunadamente, no llegó a pasar nada. Educado por el Opus Dei Pero el verdadero peligro, sin que yo lo supiera, era el Opus Dei. A medida que me acercaba a los 14 años, mi director espiritual comenzó a apretarme los tornillos. Me advirtieron que tuviera cuidado con los libros que leía, lo que hizo saltar mis alarmas. Me encantaba la lectura, que se había ampliado de novelas (Julio Verne, H. G. Wells, E. R. Burroughs, Lovecraft, Isaac Asimov) a libros ficción sobre ciencia y temas esotéricos. Los del Opus también me invitaron a participar en retiros religiosos. Fui a uno en Portugal, y a otro durante el verano en un colegio de Vigo. Luego a un viaje a Roma para conocer a Monseñor Escrivá de Balaguer, el Padre. Los retiros incluían largas horas de oración, pero también paseos, natación y otras actividades. La oración silenciosa concordaba con mi naturaleza introvertida y comencé a hacerla diariamente. También me atraía el misticismo. Sin embargo, nunca pude conectar con el amor católico por la Virgen y los santos. La liturgia me parecía incomprensible. El Rosario me aburría. Por otra parte, yo era católico hasta la médula: había nacido en Roma, donde mi padre me hizo bautizar en la basílica de San Pedro del Vaticano. Y ahora estaba viviendo en Santiago de Compostela, el legendario lugar de enterramiento del apóstol Santiago y el segundo destino de peregrinación católica más importante en el mundo, después de Roma. Mi confesor, que no era del Opus Cuatro cosas prepararon mi salida de la tutela del Opus Dei. El primero fue don Aurelio, un sacerdote que daba clases de religión en mi colegio. Alguna vez escuché a Elías decir que en su apartamento daba confesiones y consejos a los alumnos, incluso dándoles una copa de vino de misa. Pensé que eso sonaba bien, así que lo intenté. Me gustó don Aurelio, así que decidí convertirlo en mi confesor habitual. En el Opus Dei me habían aconsejado tener un confesor habitual, pero no les gustó nada cuando les dije que había elegido a don Aurelio. Sin embargo, como se trataba de un sacerdote católico, no tenían ningún argumento para oponerse. En secreto, mi decisión se basó en querer tener un asesor que no tuviera relación con mi padre y con el Opus Dei. Estaba comenzando la pubertad y, como era de esperar, tenía problemas con el sexo. Estaba en una escuela sólo para chicos, por lo que tenía poco contacto con las chicas. Mi hermana y sus amigas parecen vivir en una realidad aparte. El sexo me daba miedo, no sólo porque vivía en una sociedad profundamente represiva, sino también porque tenía fantasías sadomasoquistas que encontraba profundamente inquietantes. No era cuestión de hablarles de eso a la gente del Opus, cuyas prácticas religiosas incluían la autoflagelación y el uso del cilicio. Don Aurelio no sabía mucho sobre sadomasoquismo, pero me explicó muchas otras cosas sobre el sexo y me dijo que no me preocupara. Era un sacerdote progresista que celebraba misa acompañado de batería y guitarras eléctricas. Me animó a empezar a salir con chicas. ¡Incluso me presentó a una! También señaló algunas cosas a tener en cuenta en el Opus Dei, como la forma en que utilizan los empleos y otros beneficios para manipular a la gente. El retorno de los brujos Lo segundo que me alejó del Opus fue leer el libro El retorno de los brujos. Nuevamente, fue mi amigo Elías quien lo recomendó. Fue el primer libro de no ficción que leí. Despertó mi interés por los extraterrestres, los antiguos astronautas, la alquimia, la magia y todo tipo de cosas esotéricas que luego caerían bajo la etiqueta de New Age. Pero lo que realmente capturó mi imaginación fue la posibilidad de tener experiencias místicas que pudieran revelar conocimientos ocultos sobre el Universo. Eso me llevó a interesarme por el yoga y el budismo, creando una salida para mi misticismo que competía con el catolicismo. El apostolado sale al revés El tercer factor que me alejó del cristianismo fue el propio Opus Dei. A medida que avanzaba en mi práctica religiosa, empezaron a animarme a hacer apostolado, es decir, a tratar de convertir a su rama conservadora del cristianismo a algunos de mis compañeros de clase. Pero no podía ser cualquiera. La estrategia del Opus Dei es reclutar sólo a tipos con éxito, inteligentes, ricos, con influencias y guapos. Así que me enviaron tras algunos de mis compañeros de clase más inteligentes y sofisticados. Eso les salió por la culata. Cuando le dije a mi compañero Ramón que quería hablar con él de cosas importantes, se entusiasmó. No me di cuenta de que sabía mucho de filosofía y política, materias en las que yo tenía grandes lagunas. Pero había leído lo suficiente como para interesarme profundamente en lo que él me tenía que contar. Pasamos una tarde paseando por el jardín de La Herradura bajo el húmedo clima gallego, profundamente inmersos en nuestra conversación. Las semillas que plantó en mi mente tardaron en germinar. Pero al final lo hicieron. Mis nuevos vecinos La cuarta cosa que me influyó fue que nos mudamos a un nuevo apartamento, también en el campus universitario, donde había nuevos vecinos. Gabriel era un año mayor que yo y José un año menor, pero los dos hermanos encajaron bien con mis dos hermanos mayores y conmigo. Nos gustaba la ciencia, el ajedrez, los acuarios y deambular por los bosques. Me introdujeron a la música, poniendo a The Beatles y a Simon & Garfunkel sin parar cuando estábamos juntos. Su padre era profesor de química en la universidad y Gabriel estaba tan fascinado por la ciencia como yo. Eventualmente vendría conmigo a algunos retiros del Opus Dei y supuestamente era un objetivo de mi apostolado, pero la influencia fue casi siempre al revés. Nos mudamos a Madrid Entonces sucedió algo que marcaría el fin de mis despreocupados años de infancia en Santiago. Ascendieron a mi padre. En principio, le dieron un puesto de Director General en el Ministerio de Educación y Ciencia, pero eso era sólo en preparación para un objetivo más audaz. Se iba a convertir en el rector fundador de una nueva universidad que abarcaría todo el territorio de España: una universidad por correo siguiendo el modelo de la Open University británica. Hoy en día, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), fundada por mi padre, es la universidad más grande de España. Tuve que despedirme de mis nuevos amigos Gabriel y José, de mi consejero intermitente Elías y de la sabia guía de don Aurelio. Me enfrentaba a nuevos retos en la gran ciudad de Madrid. Sin saberlo, también tendría que afrontar mi creciente disonancia cognitiva entre las enseñanzas conservadoras del Opus Dei y mis nuevas ideas sobre ciencia y misticismo.

  • Dopamina: Por qué la heroína es adictiva pero la pornografía no

    Diferentes pautas de liberación de dopamina en la vía de la recompensa median la motivación y la adicción Los mitos de la dopamina Hay mucha confusión en estos días sobre lo que hace la dopamina en el cerebro. La lógica es la siguiente: Las drogas producen adicción al liberar dopamina en el cerebro. Las actividades placenteras liberan dopamina en la misma región del cerebro. Por lo tanto, las actividades placenteras también deben producir adicción. No es una lógica demasiado sólida. Los detalles son importantes. A fin de cuentas, la dopamina se libera constantemente en el cerebro. Cuando se bloquea la liberación de dopamina en ratones, eso los priva de motivación para hacer nada, por lo que acaban muriéndose de hambre y de sed (Wise and Jordan, 2021). Hay quien va incluso más allá (Lembke, 2021). Razonan que demasiado placer debe acabar por agotar la dopamina del cerebro, lo que lleva a un estado insalubre de falta de motivación. Por lo tanto, debemos tratar de conservar la dopamina evitando placer excesivos. Como masturbarnos o ver porno. Hoy en día estas ideas empiezan a aparecer por doquier. Son la base del movimiento contra la masturbación NoFab. Sus ideas han sido absorbidas por movimientos masculinistas que buscan hacer a los hombres más varoniles, poderosos y menos dependientes del sexo. Pero también cuentan con el apoyo de feministas radicales, que llevan haciendo campaña contra la pornografía desde los años 70. Y, por supuesto, a los conservadores religiosos siempre les encanta encontrar argumentos en contra de la pornografía, la masturbación, el sexo y cualquier cosa placentera. He aquí algunos ejemplos de estos mitos sobre la dopamina: La pornografía y la masturbación son adictivas. Los videojuegos son adictivos. Las redes sociales y los móviles son adictivos. Puedes volverte adicto al amor hacia una persona. Demasiado placer agota la dopamina del cerebro, lo que lleva a un estado de malestar, falta de motivación y falta de voluntad. El ayuno de dopamina (abstenerse de la droga o del comportamiento adictivo durante 30 días) puede usarse para salir de una adicción. ¿Hay comportamientos adictivos? Estas creencias se defienden en el libro Dopamine Nation, por la doctora Anna Lembke. Hace tres afirmaciones principales: Que comportamientos como la masturbación, ver pornografía, leer novelas románticas, videojuegos, usar las redes sociales y usar el móvil son tan adictivos como la cocaína y la heroína. Que el placer y el dolor deben mantenerse en equilibrio. Si se experimenta demasiado placer, se paga con dolor. Que las drogas y los comportamientos mencionados anteriormente requieren un ayuno de dopamina de 30 días para salir de la adicción. Estas creencias sobre la dopamina también aparecen en algunos episodios del podcast de Andrew Huberman, particularmente el del 16 de agosto de 2021, donde entrevista a la doctora Lembke, y el del 27 de marzo de 2023, “Aprovecha la dopamina para superar la procrastinación y optimizar el esfuerzo." En general, me gusta el Huberman Podcast. Proporciona buena información sobre neurociencia y buenos consejos para la vida. Sin embargo, hay veces (como estos episodios sobre la dopamina) en los que carece de rigor científico y pensamiento crítico. El libro The Compass of Pleasure, del Dr. David Linden, también defiende la idea de que podemos volvernos adictos al sexo y al amor. Sin embargo, lo hace como un añadido marginal. Su objetivo principal es explicar la implicación de la vía de recompensa de la dopamina en el placer. Es preocupante que estos prestigiosos neurocientíficos defiendan la idea de que las conductas pueden ser adictivas. Este artículo quiere analizar este tema a base de profundizar en los detalles de la liberación de dopamina en la vía de recompensa del cerebro. Para no alargarme, dejaré otras afirmaciones relacionadas con la dopamina para otra ocasión. Este es un tema polémico con importantes ramificaciones sociales y políticas. Si no se cuestiona, esta tendencia a considerar al sexo y al placer como adictivos puede iniciar una nueva era de puritanismo y represión. De ahí la importancia de tratarlo con el rigor científico necesario. Además de mi carrera de investigación de 40 años en la neurociencia del dolor y los opioides, he estudiado este tema de manera exhaustiva, aportando referencias a artículos científicos pares que respalden lo que digo. La vía neuronal de la recompensa En 1953, James Olds y Peter Milner eran becarios posdoctorales en la Universidad McGill de Montreal. A base de ser un pelín torpes, hicieron un descubrimiento de gran trascendencia (Olds and Milner, 1954; Olds, 1958; Linden, 2012). Trabajaban en el laboratorio del neuropsicólogo Donald Hebb, famoso por formular una hipótesis sobre los mecanismos de la memoria. Olds y Milner estaban investigando el sistema reticular, un área en el mesencéfalo que controla los ciclos de sueño y vigilia. Pero los electrodos que implantaron en una rata en particular se desviaron y fueron a parar el en septum en lugar de la formación reticular. Cuando la rata se recuperó de la cirugía, la colocaron en una caja rectangular. Cada vez que la rata estaba en un rincón en particular, Olds le estimulaba su cerebro haciendo pasar corriente a través del electrodo. La rata pronto aprendió a volver a ese rincón. Aparentemente, le gustaba que su cerebro fuera estimulado en el septum. En esto se comportaba de forma distinta a las ratas que tenían electrodos en el sistema reticular. Olds y Milner pronto aprendieron hasta qué punto les gustaba a las ratas de que les estimularan el cerebro en esa región. Usaron un instrumento llamado caja de Skinner, en el que las ratas pueden presionar una palanca para enviarse un estímulo eléctrico al cerebro. Cuando les implantaron electrodos en esta región del cerebro, las ratas presionaban la palanca miles de veces por hora. Si se les ofrecía elegir entre agua o comida, por un lado, o presionar la palanca, por el otro, las ratas siempre optaban por presionar la palanca. Las ratas macho preferían presionar la palanca a aparearse con ratas hembra en celo. Las ratas hembras abandonan a sus crías para presionar la palanca. Era tentador llamar a esta vía neuronal la vía camino del placer. En cambio, lo llamaron la vía de la recompensa, o con el nombre más técnico de vía mesolímbica. A base de colocar sistemáticamente electrodos en diferentes partes del cerebro de ratas, los científicos trazaron un mapa de esta vía de recompensa. Recorre la mitad de la parte inferior del cerebro, de atrás hacia adelante, desde el área tegmental ventral (VTA) hasta el núcleo accumbens. También manda axones que contienen dopamina a la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior, el tálamo y el hipotálamo. El VTA, junto con la substancia nigra, contiene muchas de las neuronas con dopamina del cerebro. Las neuronas de la VTA también mandan axones con dopamina (dopaminérgicos) a la corteza prefrontal (voluntad), la corteza cingulada anterior (toma de decisiones y planificación), la amígdala (miedo y la ansiedad) y el hipotálamo (control de las funciones corporales). Esto es importante porque la dopamina mantiene la función de estas áreas del cerebro durante largos períodos de tiempo. Por ejemplo, los efectos de la dopamina en la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal son esenciales para el estado de fluidez mental (Kotler et al., 2022), un estado mental de esfuerzo sin esfuerzo aparente, atención concentrada y creatividad. ¿Qué se siente cuando te estimulan la vía de la recompensa? Inevitablemente, se colocaron electrodos en la vía de recompensa de humanos para ver qué sentían cuando se estimulaba. Al igual que las ratas, cuando a estas personas se les dio la oportunidad de estimular su propia vía de recompensa presionando una palanca, lo hicieron sin parar. Pero, ¿qué sintieron? En su libro The Compass of Pleasure, el neurocientífico David Linden dice que experimentaron euforia, un estado de bienestar y excitación, pero no nos da ninguna referencia a artículos que lo sustente. ¿Es la vía de la recompensa una vía del placer? Para empezar, veamos qué pasa con el orgasmo. En efecto, la VTA y el núcleo accumbens se activan durante el orgasmo (Wise et al., 2017). Sin embargo, varias otras regiones del cerebro también lo hacen: la ínsula, el opérculo, la corteza cingulada anterior, la corteza orbitofrontal, la circunvolución angular derecha, el lóbulo paracentral, el cerebelo, el hipocampo, la amígdala, el hipotálamo y el núcleo rafe dorsal. En particular, la ínsula y el opérculo median emociones asociadas con sensaciones corporales, por lo que pueden ser clave para el placer que produce el orgasmo. El cíngulo anterior y la corteza prefrontal pueden mediar el deseo de continuar con la estimulación sexual. El hipotálamo media la liberación de oxitocina, que produce vinculación durante las relaciones sexuales. ¿Qué pasa con otros tipos de placer? El gusto por los dulces está mediado por una “zona hedónico” en la corteza del núcleo accumbens (Mitchell et al., 2018). El placer que produce la música está asociado con la liberación de dopamina en el cuerpo estriado, que incluye el núcleo accumbens (Salimpoor et al., 2011). Este estudio utilizó tomografía por emisión de positrones (PET) para obtener imágenes del cerebro cuando la dopamina desplaza las sustancia [11C]racloprida de los receptores de dopamina. La liberación de dopamina ocurrió cuando el gusto por la música alcanzó su punto álgido, según lo que decían los sujetos y medidas de la activación de su sistema nervioso autónomo. Ver fotos de la persona amada disminuye el dolor al activarse el núcleo accumbens, la amígdala y la corteza frontal (Younger et al., 2010). Algunas neuronas dopaminérgicas en la vía de la recompensa responden a estímulos aversivos: cosas que nos desagradan, como el dolor y la angustia. La activación de algunas neuronas en el núcleo accumbens con receptores de dopamina se correlacionó con la faceta emocional del dolor (Scott et al., 2006). La parte anterior (rostral) de la corteza del núcleo accumbens reacciona a cosas que nos gustan, mientras que su parte posterior (caudal) reacciona a los estímulos aversivos (Hurley et al., 2017). Un artículo de revisión (Salamone and Correa, 2012) objetó el nombre de vía de la recompensa, argumentando que en realidad es una vía de la motivación porque media el esfuerzo sostenido para lograr un objetivo. Otra revisión(Paredes and Agmo, 2004) argumentó que la dopamina no es importante para la motivación sexual o la recompensa sexual. Aunque este tema sigue siendo controvertido, yo diría que existe una gran evidencia de que la vía de la recompensa está involucrada tanto en el placer como en el dolor. Sin embargo, los científicos utilizan términos más precisos: recompensa en vez de placer y aversión en vez de dolor. Receptores de dopamina Hay cinco receptores de dopamina, numerados de D1 a D5 (Seeman and Van Tol, 1994). Son proteínas en la membrana de las neuronas a las que se une la dopamina para enviar su señal. Estos cinco receptores se dividen en dos grupos: los receptores similares a D1, que incluyen los receptores D1 y D5, y los receptores similares a D2, que son D2, D3 y D4. Los receptores de dopamina más importantes en la vía de la recompensa son D1 y D2 (Wise and Robble, 2020). Aproximadamente la mitad de las neuronas del núcleo accumbens tienen receptores D1, que tienen poca afinidad por la dopamina. Esto significa que su activación requiere altas concentraciones de dopamina. La otra mitad de estas neuronas tienen receptores D2, que tienen una gran afinidad por la dopamina. Esto significa que concentraciones relativamente bajas de dopamina en el núcleo accumbens pueden activar la mayoría de los receptores D2. Liberación de dopamina La clave para distinguir el efecto sobre la dopamina de drogas adictivas del efecto de conductas como masturbarse, ver pornografía o jugar a videojuegos reside en unos conceptos un tanto oscuros: liberación tónica y fásica de dopamina. La dopamina, como otros neurotransmisores, se libera cuando los potenciales de acción en el axón de la neurona dopaminérgica alcanzan el terminal presináptico, que consiste en una ampolla separada por un estrecho hendidura del terminal postsináptico, que contiene los receptores de dopamina. En el terminal presináptico, la dopamina está almacenada en vesículas sinápticas. Cuando un potencial de acción alcanza el terminal presináptico, algunas de estas vesículas se fusionan con la membrana, liberando dopamina que luego atraviesa la sinapsis y se une a los receptores de dopamina en el terminales postsináptico. La dopamina no se queda en la sinapsis por mucho tiempo. Hay proteínas llamadas transportadores de dopamina (o sistemas de recaptura) que sacan a la dopamina de la hendidura sináptico y la devuelven a la terminal presináptica. Luego, la dopamina se vuelve a almacenar rápidamente en las vesículas sinápticas. Liberación tónica de dopamina Las neuronas generan potenciales de acción en diferentes pautas. El disparo tónico es la pauta más simple. Consiste en potenciales de acción individuales separados por intervalos de tiempo de 150 a 500 milisegundos (ms). Un ms es una milésima de segundo, por lo que 500 ms es medio segundo. El disparo tónico libera pequeñas cantidades de dopamina que se une a los receptores D2 presentes no sólo en la sinapsis, sino en toda la superficie de la neurona postsináptica. La liberación tónica de dopamina no se genera por estímulos sensoriales provenientes del exterior, sino que está controlada por el estrés y hormonas relacionadas con la alimentación, como la leptina, la insulina y la grelina (Wise and Robble, 2020). La liberación tónica de dopamina controla el estado motivacional del individuo, es decir, su voluntad por esforzarse para lograr un objetivo. Una tasa sostenida de liberación tónica mantiene altos los niveles basales de dopamina, de modo que se activan los receptores D2. Esto conduce a un estado de satisfacción. Cuando la liberación tónica es baja, la dopamina cae por debajo de los niveles en los que activa los receptores D2. Esto crea un estado de inquietud que impulsa al individuo a buscar algo para aliviarlo. Basándose en el aprendizaje previo, la persona se motiva a encontrar una recompensa (comida, sexo, una meta laboral) que incremente nuevamente la liberación tónica de dopamina. Por ejemplo, las hormonas de la alimentación pueden causar una caída en la liberación de dopamina tónica, lo que motiva al individuo a buscar comida. Liberación fásica de dopamina El disparo en ráfaga de potenciales de acción es más complejo. Consiste en varios grupos (ráfagas) de potenciales de acción a alta frecuencia: hasta 100 Hz, lo que significa un potencial de acción cada 10 ms. El disparo en ráfaga cambia las sinapsis en base al proceso de plasticidad sináptica, que es como el cerebro almacena recuerdos. La plasticidad sináptica se compone de dos mecanismos opuestos: la potenciación a largo plazo (LTP), que aumenta la eficacia de la neurotransmisión, y la depresión a largo plazo (LTD), que la disminuye. El disparo en ráfaga de las neuronas dopaminérgicas induce la liberación fásica de dopamina. Fásico significa intermitente: se libera mucha dopamina muy rápidamente durante cada ráfaga de potenciales de acción. Esto aumenta tanto las concentraciones de dopamina en la sinapsis que los receptores D1 se activan por completo. Junto con la ráfaga de potenciales de acción, los receptores D1 inducen LTP en estas sinapsis, almacenando el recuerdo del estímulo gratificante. Algunas de estas sinapsis se encuentran en la corteza prefrontal o en la corteza cingulada anterior, donde impulsan las decisiones futuras. Parte de esta dopamina sale de la sinapsis y activa los receptores D2. Si los receptores D2 están en los cuerpos neuronales, esto amortigua el deseo. Pero cuando los receptores D2 están en sinapsis cercanas, las concentraciones más bajas de dopamina inducen LTD en ellas, con lo que estas sinapsis son menos eficaces en el futuro. Esto establece un contraste de señal/ruido entre las sinapsis activadas por un estímulo gratificante y las que no están relacionadas con él, aumentando el aprendizaje. La liberación fásica de dopamina está impulsada por estímulos sensoriales relacionados con recompensas (placer) o aversión (dolor). Se envían a la vía VTA-accumbens desde regiones del cerebro que asignan un valor emocional positivo o negativo a las señales sensoriales. Por ejemplo, la amígdala puede asignar miedo a una percepción, o la ínsula puede asignar placer a otra. Cómo media la dopamina la adicción a la cocaína y las anfetaminas Todo esto puede parecer muy técnico, pero la diferencia entre la liberación tónica y fásica de dopamina es esencial para explicar por qué las drogas son adictivas y comportamientos como ver pornografía o masturbarse no lo son. Comencemos con la cocaína. Actúa bloqueando la recaptura de dopamina: las proteínas que transportan la dopamina de regreso al terminal presináptico para terminar su efecto. Cuando las neuronas no pueden recapturar la dopamina, se sale de la sinapsis durante la liberación fásica de dopamina y activa a los receptores D2 de forma desmesurada. También la liberación tónica de dopamina produce niveles más altos de dopamina. La cocaína aumenta de 3 a 5 veces el nivel basal de dopamina en el núcleo accumbens (Wise and Robble, 2020). Pero igualmente importante es que estos altos niveles de dopamina están presentes durante largos períodos de tiempo, mientras el efecto de la cocaína se hace sentir. Expuestos a demasiada dopamina durante largos períodos de tiempo, los receptores D2 disminuyen: se sacan de la membrana y se degradan. Así que ahora hay menos receptores D2 para señalar la satisfacción, lo que nos lleva a un estado de ansia. Al mismo tiempo, el placer que produce la cocaína envía una señal a través de los receptores D1 que crea una asociación de cocaína con recompensa. Esto, junto con el estado de ansia inducido por la disminución de los receptores D2, es lo que impulsa la búsqueda compulsiva de la droga que constituye la adicción. La anfetamina y la metanfetamina actúan de manera similar a la cocaína, excepto que no solo inhiben el transportador de dopamina, sino que lo invierten. También liberan dopamina de las vesículas sinápticas. Esto da como resultado aumentos en la dopamina extrasináptica incluso mayores que los producidos por la cocaína. Lo importante aquí es que los aumentos de dopamina producidos por la cocaína y las anfetaminas no están mediados por cambios en la liberación tónica o fásica de dopamina. No están relacionados con recompensas o aversiones. Es una interferencia antinatural que estropea completamente la vía de la recompensa. Cómo media la dopamina la adicción a los opiáceos Opiáceos como la heroína, la morfina, el fentanilo y la oxicodona (el infame OxyContin que provocó la epidemia de opiáceos en los EE. UU.) actúan mediante un mecanismo diferente. Las neuronas que liberan el neurotransmisor GABA son el principal sistema de frenos en el cerebro. El GABA es un neurotransmisor inhibidor que reduce el disparo de potenciales de acción en otras neuronas. Hay neuronas liberadoras de GABA (GABAérgicas) que hacen sinapsis con las neuronas de dopamina de la vía de la recompensa, proporcionando una retroalimentación negativa. Cuando hay demasiada liberación de dopamina en el núcleo accumbens, las neuronas GABAérgicas que van al VTA se activan, disminuyendo la liberación de dopamina. Estas neuronas GABAérgicas contienen receptores opioides mu, que son el sitio de acción de los opiáceos mencionados anteriormente. Cuando los receptores opioides mu se activan, la liberación de GABA disminuye. Esto alivia la liberación de dopamina de su inhibición, aumentándola, un fenómeno llamado desinhibición. Así es como los opioides aumentan la liberación de dopamina en la vía de la recompensa (Johnson and North, 1992; Saigusa et al., 2017, 2021). Como en el caso de la cocaína y las anfetaminas, se producen aumentos elevados y sostenidos de dopamina, lo que conduce a la disminución de los receptores D2. Esto genera un estado de ansia. Además, la activación anormal de los receptores opioides mu por los opiáceos parece inducir cambios a largo plazo en las neuronas GABAérgicas que reducen su capacidad para controlar la liberación de dopamina. Esto puede explicar por qué los opiáceos son aún más adictivos que la cocaína. Curiosamente, las endorfinas — los péptidos que activan de forma natural los receptores opioides — no producen adicción (Stoeber et al., 2018). La razón de esto es complicada. Las endorfinas se degradan rápidamente por enzimas llamadas peptidasas (Song and Marvizon, 2003), y esto limita la cantidad de tiempo que tienen para activar los receptores opioides. Otra razón es que los receptores opioides envían diferentes señales al interior de la célula dependiendo de si son activados por endorfinas o por drogas. Las señales intracelulares enviadas por las endorfinas terminan la acción de los receptores opioides mu al internalizarlos en la neurona, mientras que la morfina y drogas similares no producen la internalización de los receptores opioides mu (Keith et al., 1996; Stoeber et al., 2018). Esto es importante porque significa que estímulos naturales que liberan endorfinas, como el sexo y el ejercicio, no producen adicción, aunque las endorfinas activan los receptores mu opioides como la morfina y la heroína. El cannabis El delta9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD) son dos de los más de cien compuestos psicoactivos que se encuentran en la marihuana. Actúan sobre los receptores CB1, CB2 y GPR55 (Lauckner et al., 2008; Pertwee, 2008). Los ligandos naturales de los receptores CB1 y CB2 son los endocannabinoides anandamida y 2-araquinodilglicerol (2-AG). Se llaman neurotransmisores retrógrados porque mandan señales en sentido contrario a los neurotransmisores normales: se sintetizan en los terminales postsinápticos y difunden al terminal presináptico, donde inhiben la liberación de neurotransmisores. Al igual que los opiáceos, los cannabinoides inhiben la liberación de GABA hacia las neuronas de dopamina de la vía de recompensa, lo que aumenta la liberación de dopamina por desinhibición (Szabo et al., 2002). Sin embargo, el cannabis es mucho menos adictivo que los opioides y no produce síndrome de abstinencia (Wise and Robble, 2020). Hay varias razones que explican esto. Los receptores CB1 también inhiben la liberación de glutamato hacia las neuronas de dopamina, y el glutamato aumenta la liberación de dopamina. El resultado final de esto es que los cannabinoides inhiben la liberación de dopamina, lo que modera su efecto estimulador a base de inhibir las neuronas GABAérgicas. Los cannabinoides aumentan la liberación fásica de dopamina (Wise and Robble, 2020), en vez de su liberación tónica. También interactúan con las endorfinas para aumentar el "gusto" en lugar del "deseo" (Mitchell et al., 2018). En estas dos cosas, el effecto del cannabis se parece más al efecto de estímulos naturales que al efecto de drogas adictivas. El CBD, actuando en los receptores CB2, disminuye la adicción a la cocaína (Galaj et al., 2020). Otras sustancias adictivas Otras drogas adictivas tienen sus propios mecanismos de acción (Wise and Robble, 2020). El alcohol es adictivo cuando se toma a menudo en grandes cantidades. A diferencia de otras drogas, sus efectos en el cerebro no están mediados por un receptor de neurotransmisor en particular, sino por su interacción con muchos receptores, que incluyen los receptores de glicina, los receptores de serotonina 5-HT3 y los receptores nicotínicos de acetilcolina. El alcohol produce solo pequeños aumentos en los niveles basales de dopamina, pero parece aumentar la liberación fásica de dopamina. Aun así, los alcohólicos muestran una disminución baja de los receptores D2 de dopamina similar a la producida por la cocaína, las anfetaminas y los opioides. La nicotina, la sustancia psicoactiva del tabaco, es un agonista de los receptores nicotínicos de acetilcolina, algunos de los cuales se encuentran en las neuronas dopaminérgicas del VTA. La nicotina aumenta la liberación de dopamina de estas neuronas. A largo plazo, disminuye los receptores D2de dopamina. Las benzodiacepinas (Valium) y los barbitúricos (fenobarbital) actúan modulando los receptores GABA-A, aumentando los efectos inhibidores del GABA. Parecen desinhibir la liberación de dopamina, como los opioides. Por qué los estímulos naturales producen liberación de dopamina pero no adicción Examinemos ahora cómo algunos comportamientos considerados adictivos afectan a la vía de la dopamina VTA-núcleo accumbens. Estos comportamientos incluyen (Potenza, 2006, 2014): comida: comer dulces y otros alimentos sabrosos (Lindgren et al., 2018); sexo: masturbarse, ver pornografía, leer novelas románticas y eróticas, fetichismo, perversión; jugar: videojuegos, apuestas, juegos de azar; relaciones: redes sociales, apego ansioso, amor obsesivo (Burkett and Young, 2012); compras; autolesionarse, como cortarse; ejercicio: cualquier deporte practicado en exceso; trabajo: adictos al trabajo. Todas ellas son actividades naturales. Aunque los videojuegos y las redes sociales se basan en la invención del ordenador y de la internet, los juegos, el cotilleo y las relaciones siempre han sido actividades humanas. Lo mismo puede decirse del sexo. La gente se ha masturbado, ha tenido sexo y ha visto a otros tener sexo desde los albores de la humanidad. Vivir hoy es mucho menos peligroso y aterrador que en la antigüedad. Es sólo que nuestra estimulación sensorial se ha vuelto más intensa con alimentos más sabrosos, imágenes sexuales más atractivas, juegos más emocionantes, etc. Los estímulos sensoriales intensos activan la vía de la recompensa. Sin embargo, lo hacen induciendo liberación fásica de dopamina. Pero esto es completamente distinto de las elevaciones prolongadas de los niveles basales de dopamina producidas por la cocaína y las anfetaminas. Los estímulos sensoriales tampoco interfieren con la inhibición GABAérgica de la liberación de dopamina, como lo hacen los opioides. Los estímulos naturales también alteran moderadamente la liberación tónica de dopamina, dirigiendo nuestra motivación hacia fuentes de placer. Por lo tanto, los estímulos que nos proporciona la tecnología moderna no son cualitativamente diferentes, en términos de liberación de dopamina, de las recompensas ancestrales con las que evolucionamos. No hay razón para pensar que cualquier actividad es capaz de producir los deseos aniquiladores y los síndromes de abstinencia que producen las drogas adictivas. Aun así, es cierto que algunas personas desarrollan fuertes compulsiones por los juegos de azar, comer en exceso o ver pornografía. Sin embargo, esto se explicaría mejor como una focalización excesiva del sistema de la dopamina hacia recompensas específicas (apuestas, comidas sabrosas, sexo excitante, etc.) y no como la corrupción de la vía de la recompensa que hacen las drogas adictivas. ¿Es adictivo el sexo? Por desgracia, la ciencia se ha usado a menudo en el pasado para justificar el puritanismo y la represión sexual. Aún hoy en día, el deseo sexual excesivo se considera una enfermedad, denominada donjuanismo y satiriasis en los hombres y ninfomanía en las mujeres. Y no olvidemos que, hasta hace poco, la homosexualidad fue considerada un trastorno mental. Algunos artículos contemporáneos (Blum et al., 2015) continúan esta tradición al asumir que desviaciones de las normas sexuales sancionadas por la sociedad son "mal-adaptativas" y necesitan ser curadas. Por ejemplo, Bloom et al. definen la adicción sexual como “cualquier conducta sexual compulsiva que interfiere con la vida normal y causa un estrés severo en la familia, los amigos, los seres queridos y el entorno laboral de uno”. Sin embargo, el estrés severo puede deberse a que familiares, amigos y compañeros de trabajo se niegan a aceptar formas no convencionales de sexualidad, como todavía sucede con la homosexualidad. El problema, entonces, no radica en con el comportamiento sexual en sí, sino en las actitudes intolerantes de la sociedad. De hecho, en su revisión de la literatura, Bloom et al. no encuentran evidencia alguna de que la hipersexualidad produce síndrome de abstinencia cuando se para la actividad sexual. Afirman que “las tasas de prevalencia de los trastornos relacionados con la adicción sexual oscilan entre el 3 % y el 6 %”, pero estos incluyen “masturbación excesiva, cibersexo, uso de pornografía, comportamiento sexual aberrante con adultos que dan su consentimiento, sexo telefónico, visitas a clubes de striptease y otros conductas adictivas”. Sin embargo, estos son comportamientos aceptados por la mayoría de las personas en las sociedades occidentales. Llamar adictivos a estos comportamientos se basa más en supuestos puritanos que en evidencia científica. Otros científicos se alinean mejor con los puntos de vista sexo-positivos modernos al mostrar que el comportamiento hipersexual es sólo el extremo en el rango normal del deseo sexual (Steele et al., 2013; Prause et al., 2017). El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DMS-5) rechaza el concepto de adicción sexual (Potenza, 2014). Se trata del documento estándar par el diagnóstico de enfermedades mentales en Estados Unidos. ¿Adicciones o compulsiones? La comunidad científica sigue debatiendo acaloradamente si algunos comportamientos son adictivos (Potenza, 2006, 2014). Un punto de vista emergente es que comportamientos compulsivos como comer en exceso, ludopatías, videojuegos y ver porno no son adicciones, sino que reflejan un déficit subyacente en la vía de la recompensa que hace que estas personas sientan que les falta algo y estén en un estado permanente de ansia. Este trastorno subyacente de la vía de la recompensa puede ser genético, producido por una enfermedad o derivado de un trauma. Solo abordando su verdadera causa pueden estas personas liberarse de su anhelo básico. Por lo tanto, curarlos de una "adicción" solo serviría para cambiar su compulsión a otro comportamiento. Por ejemplo, cuando los “adictos al sexo” no tienen acceso al sexo, comienzan a fumar o a comer en exceso. Intentar curar a estas personas de un comportamiento compulsivo corre el peligro de que al final caigan en el consumo de drogas adictivas, una situación mucho peor que el problema original. Conclusiones El cerebro es mucho más que la vía de recompensa del VTA al núcleo accumbens. Como cualquier otro sistema del cerebro, esta vía neuronal no funciona de forma aislada. Su función está íntimamente conectada con los sistemas sensoriales que sopesan la importancia de la información que nos llega y con las regiones del córtex que planifican las acciones. Intentar estudiar el comportamiento humano a través de la mirilla de la adicción es miope. Sí, hay muchas cosas en el mundo moderno que luchan por captar nuestra atención, pero no tienen el mismo control sobre nuestra voluntad que tienen las drogas sobre los adictos. Por supuesto, la búsqueda obsesiva del placer puede ser un problema. Pero también lo es encadenarnos a la represión del sexo y de otros placeres de la vida. Demasiada autodisciplina, culpa y vergüenza pueden causarnos sufrimiento al llevarnos a una búsqueda de éxito, dinero y fama impulsada por el ego. El puritanismo ha estado en la mente colectiva de los estadounidenses desde el nacimiento de esa nación. Dio origen a la Prohibición ya la Guerra contra las Drogas, intentos nefastos de eliminar el alcoholismo y la drogadicción a través de la criminalización. Una de las razones por las que libros como Dopamine Nation tienen tanto éxito es porque la narrativa del pecado y la redención — que subyace a los ciclos de abuso y sobriedad de muchos adictos — está profundamente arraigada en la psique americana. Decir que la pornografía y los videojuegos son adictivos socava la importancia que deberíamos darle al trágico problema de la adicción a las drogas. La actual epidemia de opiáceos en los Estados Unidos fue iniciada en 1996 por Purdue Pharma, dirigida por la familia Sackler, con su agresiva comercialización de OxyContin a los médicos estadounidenses. No fue causada por personas que perseguían el placer, sino por el ánimo de lucro. Su balance supera las 300.000 muertes. Nadie ha muerto por ver demasiado porno o jugar a videojuegos. Decir que la pornografía, la masturbación, los juegos y los móviles son problemas similares a la drogadicción es simplemente ridículo. Es un insulto a los millones de personas que han perdido seres queridos a causa de adicciones reales. Espero haber demostrado en este artículo que los mecanismos neuronales que subyacen a la drogadicción son distintos de los que nos motivan a hacer cualquier otra cosa en nuestras vidas. Incluyendo disfrutar de placeres como los juegos, el porno, el sexo y el amor. Referencias Blum K, Badgaiyan RD, Gold MS (2015) Hypersexuality Addiction and Withdrawal: Phenomenology, Neurogenetics and Epigenetics. Cureus 7:e348. Burkett JP, Young LJ (2012) The behavioral, anatomical and pharmacological parallels between social attachment, love and addiction. Psychopharmacology (Berl) 224:1-26. Galaj E, Bi GH, Yang HJ, Xi ZX (2020) Cannabidiol attenuates the rewarding effects of cocaine in rats by CB2, 5-HT(1A) and TRPV1 receptor mechanisms. Neuropharmacology 167:107740. 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  • La muerte no es nada para nosotros

    La muerte significa perderlo todo. La muerte es la liberación del sufrimiento. La muerte es desaparecer en la nada. La muerte de mi padre Escribí este artículo, en inglés, el día después de la muerte de mi padre. Él estaba en España y yo en California, a miles de kilómetros. Debido a las restricciones de viaje durante la pandemia del Covid-19, yo ya sabía que nunca lo volvería a ver. No siento pena por él. Murió con 92 años. Yo soy el mayor de sus 9 hijos. Fue rector de la Universidad de Santiago y rector fundador de la UNED, la universidad más grande de España. Durante la Transición, fue elegido al Congreso de los Diputados. Fue una autoridad mundial en su campo académico y muchos de sus alumnos también tuvieron carreras de éxito. ¡Todos deberíamos tener esa suerte! Pero la muerte nos llega a todos, y mi padre siempre le tuvo miedo de la muerte. Recuerdo una vez que cené con él en un restaurante de Madrid, Los Borrachos de Velázquez. Su relación con sus hijos empeoró mucho cuando se divorció de mi madre, pero yo intentaba reestablecerla. Esta vez, él parecía genuinamente interesado en mi opinión sobre la religión. A los 15 años, yo había abandonado el catolicismo en el que él me había criado. Eso creó una brecha entre nosotros, que aún se hizo más grande a medida que yo desarrollaba mis ideas progresistas. Pero él también había cambiado sus ideas políticas, pasando de ser franquista durante la dictadura a convertirse en uno de los nuevos conversos a la democracia, si bien aún de derechas. En ese momento yo estaba en medio de mi fase Zen. Meditaba regularmente, asistía a sesshins (retiros) y me había convertido oficialmente al Budismo Zen. Finalmente planteó la pregunta clave que quería hacerme: ¿qué sucede después de la muerte, según mi recién adquirida religión budista? Le dije que muchos budistas creen en la reencarnación, pero que yo no. Para mí, la muerte era el final, mi completa extinción. Solo esperaba que el budismo me proporcionara la forma de aceptar esa idea, de desapegarme de mi yo para para poder ser feliz. No le gustó nada esa respuesta. Nos fuimos cada uno por su lado. A medida que se acercaba a la muerte, mi padre se volvió un católico más devoto. En sus últimos años, mientras pudo hacerlo, asistía a misa todos los días. De nuevo, nos alejamos. Sentí que él tenía miedo de que yo desafiara su fe, y que no quería volver a hablar de eso. Mi madre murió de forma consciente Mi madre también era una católica devota, aunque su fe se vio debilitada por acontecimientos fuera de su control. Dedicó su vida a su matrimonio y a sus ocho hijos. Por ponerlo de la mejor forma posible, mi padre no la trató bien. La engañó y, cuando ella se enteró, se divorciaron. No contento con eso, mi padre usó sus conexiones políticas con la Iglesia Católica para anular el matrimonio. Después de 22 años de matrimonio y de tener ocho hijos, a los ojos de la Iglesia, nada de eso había sucedido. La corrupción en la Iglesia que condujo a la Reforma protestante sigue vigente. Mi madre siempre obedeció los mandamientos de la Iglesia. Nunca usó métodos anticonceptivos y tuvo un hijo tras otro. Después de tenerme a mí, pasó cinco años en un estado de embarazo casi permanente. Y ahora la Iglesia la había traicionado, quitándole lo más valioso de su vida. ¿Por qué anuló mi padre el matrimonio? Él mismo me lo dijo. Para poder casarse con su tercera esposa por la Iglesia, para así poder tener sexo con ella sin cometer pecado. Así de retorcido se ha vuelto el catolicismo hoy en día. Divorciarte y tener sexo con tu nueva mujer es pecado. Pero no lo es renegar de tu mujer y de tus hijos. Mi madre murió en el 2014. Durante sus últimos años, recapituló su vida y la dejó escrita en un libro para que la leyeran sus hijos y nietos. No se me ocurre mejor manera de prepararte para morir: repasar tu vida, reflexionando sobre todo lo que te pasó, mirando lo que has hecho, quién fuiste, quién eres. Eso es lo que se llama morir de forma consciente. Un par de semanas antes de su muerte, viajé a España para visitar a mi madre en el hospital. Pasamos largas horas recordando. Me dijo que los días más felices de su vida fueron cuando vivíamos en Roma, cuando yo era un bebé. Yo todavía conservaba muchos recuerdos de mi primera infancia en Roma. Siempre he llamado a mi madre mamma, en italiano, en lugar del español mamá. Le puse en mi iPod viejas canciones italianas de esa época, que solíamos escuchar cuando en casa cuando mis hermanos y yo éramos niños. El aliento es lo último que te queda En su canción How We’re Blessed (Lo que nos bendice), Daniel Cainer dice que el aliento es el primer regalo que recibimos cuando nacemos y lo último que nos queda cuando morimos. Cuando hago meditación me concentro en mi respiración, el vínculo entre mi mente y mi cuerpo, porque respirar es algo que podemos hacer conscientemente e inconscientemente. Cuando practico el buceo libre contengo la respiración. Eso hace que me sienta en paz y liberado, hasta que el ansia por respirar me llama de vuelta a la superficie. “No puedo respirar” fue el lema del año 2020. Es lo que dijo George Floyd cuando la policía lo mataba, haciéndose eco de las palabras de Eric Garner, Javier Ambler, Manuel Ellis, Elijah McClain y muchos otros asfixiados por la policía. “No puedo respirar” también es lo que sientes cuando te mueres de Covid-19, mientras el coronavirus termina de destrozarte los pulmones. Es lo que sintieron millones de personas cuando se vieron confinadas dentro de sus casas a causa de la pandemia. La muerte significa perderlo todo Cuando me muera, perderé el aliento y los latidos de mi corazón. Perderé la consciencia con la sequía mi respiración al hacer meditación. La consciencia es tan frágil que desaparece todas las noches cuando duermo. Entonces, ¿cómo es posible que sobreviva a la destrucción de mi cerebro? Cuando la consciencia desparece, todo desaparece. Tu pareja, tus hijos, tus parientes, tus amigos. Tu coche, tu casa, el dinero que tienes en el banco, todas tus posesiones. Todo eso se esfuma para siempre. No es de extrañar que la muerte nos resulte tan aterradora. Especialmente en nuestra cultura, donde nos definimos a nosotros mismos por nuestras posesiones. Nos pasamos la vida tratando de acumular cosas. No solo objetos, sino también posesiones mentales: educación, sabiduría, autocontrol, la actitud correcta, virtud, experiencias maravillosas. Y, sin embargo, incluso los contenidos de nuestra mente desaparecen cuando nos morimos. ¿Cómo podemos, al final de nuestras vidas, hacer lo contrario de lo que hemos estado haciendo toda nuestra vida: soltarlo todo en vez de acumular? La muerte es la liberación última Erin fue mi amante poliamorosa durante los años 2012 y 2013. Nos conocimos en Fetlife.com y accedió a ser mi sumisa… Ese podría ser un buen tema para otro artículo, pero dejémoslo así. Había perdido la pierna izquierda, que le habían amputado por debajo de la rodilla después de un accidente de motocicleta cuando tenía 24 años. Erin había sido corredora, por lo que perder la pierna fue un duro golpe para ella. Tardé un poco en entender cuánto la había afectado eso. Un día, bien avanzada nuestra relación, se me ocurrió ver con ella la película Mar Adentro. La película se rodó en Galicia, el país donde crecí. Erin tenía ascendencia irlandesa y yo quería mostrarle la cultura celta de Galicia. En cambio, Erin se sintió profundamente conmovida por el tema del suicidio asistido. Basada en hechos reales, narra la lucha de Ramón Sampedro (interpretado por Javier Bardem) para que lo dejen morir. Ramón se había quedado tetrapléjico después de romperse el cuello al tirarse de cabeza al mar. Prefería morir antes que vivir así. Poco después, Erin me dijo que había querido morir desde que perdió la pierna. Eso me impresionó. Estaba enamorado de ella y la idea de que se suicidara me aterrorizaba. También lo vi como un fracaso personal, porque la idea detrás de ser su dominante era darle direcciones para que ella pudiera organizar su vida. Su vida había sido una cadena de desastres. Había sobrevivido a un secuestro de 3 meses, había estado en la cárcel y estaba sin trabajo. No era sólo que había perdido su pierna. Erin vivía en un estado de constante sufrimiento físico y mental, que ocultaba bajo una convincente fachada de alegría. Después de varias peleas, Erin logró comunicarme cómo, para ella, la muerte era una liberación. Sí, había cosas en la vida que la hacían feliz. Pero había tanto sufrimiento que el balance general era que su vida no valía la pena vivirla. En junio de 2013, Erin me dejó por otro hombre que podía darle lo que yo no podía: una relación monógama. Era un tipo celoso y procedió a aislarla de mí y de todos sus amigos. A fines de noviembre, uno de ellos me envió un mensaje de texto diciéndome que Erin se había suicidado. Me había dejado un precioso regalo de despedida. En lo profundo de mis huesos, ahora entendía que la muerte es la liberación definitiva. No hay más preocupaciones, no más esfuerzo, no más miedo. No más sufrimiento. La muerte es la nada Las personas religiosas se compadecen de los ateos porque no tenemos el consuelo de una vida después de la muerte, un lugar donde nos encontraremos con nuestros seres queridos y viviremos con ellos para siempre. Yo creo que son ellos de los que hay que compadecerse, por sus creencias basadas en deseos y su falta de valor para enfrentarse a la verdad. Cuando el cerebro se desintegra, nuestra mente desaparece. Quizás algún día exista la tecnología que nos permita subir nuestra mente a un ordenador, como en el episodio de San Junipero de Black Mirror. Aun así, ¿seríamos nosotros mismos si no tuviéramos cuerpo? ¿Perderemos nuestra humanidad si nos convertimos en un programa de ordenador? Yo creo que, como enseña el budismo, no tenemos un Yo inmutable, algo que permanece inalterable en medio del fluir de cambios en el mundo. No somos el niño, el adolescente o el joven que alguna vez fuimos. Hemos estado cambiando toda nuestra vida. La muerte es sólo el cambio final. El precio que pagan los cristianos por creer en el Cielo es creer en el Infierno. Pasan su vida aterrorizados por la cuestión de si se encaminan a una eternidad de felicidad o a una eternidad de sufrimiento. ¿No sería mejor creer que simplemente dejamos de existir? Esta vida es todo lo que tenemos, así que debemos aprovecharla al máximo. Y luego están esas imágenes sombrías de ser enterrados en un ataúd claustrofóbico, como si de alguna manera todavía estuviéramos encerrados en nuestro cuerpo después de muertos, teniendo que sufrir las indignidades de ser comidos por gusanos y nuestra lenta descomposición. ¿Cómo llegamos a creernos eso? Esas imágenes morbosas nos causan mucho sufrimiento al anticipar nuestra muerte. En vez de eso, imagínate cómo eras antes de que nacer. ¿Que ves? ¿Cómo te sientes? No hay nada. Eso es la que es la muerte. Nada. Sin el frío del ataúd, sin echar de menos a los seres queridos, sin arrepentirnos de lo que pudimos hacer y no hicimos, de lo que pudimos ser y no fuimos. No queda nadie que tenga que luchar. No queda nadie que pueda sufrir. No es demasiado difícil llegar a comprender esto. Los filósofos antiguos, los Estoicos, los Epicúreos, los Cínicos, ya lo entendieron. “La muerte no es nada para nosotros. Cuando existimos, la muerte no existe; y cuando la muerte existe, nosotros no somos. Toda sensación y conciencia termina con la muerte, y por lo tanto en la muerte no hay ni placer ni dolor. El miedo a la muerte surge de la creencia de que en la muerte hay conciencia”. Epicuro. La ciencia lo confirma. Somos nuestro cerebro. Lo que le pase a nuestro cerebro, nos pasa a nosotros. Si bebemos, nos emborrachamos. Si tomamos una droga, nos colocamos. Si el cerebro duerme, dormimos. Si el cerebro está en coma, no sentimos nada. Si el cerebro se muere, no somos nada.

  • A la caza del poder personal

    Cómo tomar las riendas de tu vida ¿Qué es el poder personal? Poder personal consiste en tener la fortaleza psicológica para vivir una vida llena de sentido y de felicidad. Significa ser energético, motivado, ético, honesto, de fiar, autosuficiente, eficaz, alegre, resistente al trauma, resiliente y generoso. El poder personal no significa adquirir poder a expensas de otros. No es ser manipulador, egoísta y explotador. Hay una energía psicológica que podemos adquirir viviendo de la manera correcta. Cuando tenemos esa energía, ese poder, somos capaces de transmitirla a los demás. A lo largo de mi vida, he estudiado diferentes tradiciones espirituales que incluyen al yoga, el Siloísmo, el Zen y la Senda del Guerrero. Siempre usando el pensamiento crítico y el conocimiento científico para alejarme de los falsos gurús y para seleccionar cuidadosamente entre sus enseñanzas. Lo que aprendí es que no hay superpoderes, ni atajos mágicos a la felicidad, ni iluminaciones repentina. Sólo queda realizar trabaja interno en nuestra vida ordinaria, superándonos poco a poco con honestidad y compromiso. Solo a través del esfuerzo se puede llegar a un estado en el que vivir bien resulta natural. Y entonces el mundo te lanza un nuevo desafío en forma de un accidente, una enfermedad u otro tipo de desgracia. Tienes que estar preparado y capear la tormenta lo mejor que puedas. Sabes que, al final, vas a perder. Todos vamos a morir algún día. Tienes que aprender a reconciliarte con eso. Practica la compasión por ti mismo Ir a la caza del poder personal puede sonar egoísta y arrogante. Sin embargo, no es egoísta porque sólo teniendo energía podemos dársela a los demás. Sólo encontrando sentido podemos iluminar la vida de los demás. Sólo siendo felices podemos hacer felices a los demás. No es arrogante porque el poder personal debe construirse en base a una evaluación honesta de nuestras capacidades y deficiencias. La compasión es la capacidad de sentir el sufrimiento de los demás, lo que nos motiva a hacer algo para aliviarlo. La compasión por uno mismo es la capacidad de ser conscientes de nuestro propio sufrimiento, lo que nos motiva a encontrar la manera de ser felices. Sin embargo, lo que hacemos normalmente es enmascarar nuestro dolor, negarlo distrayéndonos con mi cosas que nos vuelven inconscientes. Pero, cuando no somos capaces de enfrentarnos a nuestro sufrimiento, nos engañamos a nosotros mismos, creyendo que podemos evitarlo desando cosas que no necesitamos. La compasión por uno mismo es distinta de la autocompasión, que consiste en echarle la culpa de nuestro sufrimiento a cosas que están fuera de nuestro control. Conduce a la resignación y la esperanza, a creer que sólo cambios en el mundo externo pueden rescatarnos de nuestro sufrimiento. Esto nos quita el poder. La neurociencia ha demostrado que el sufrimiento producido por cosas que no podemos controlar induce indefensión aprendida, que constituye la base del trauma psicológico (Maier and Seligman, 2016). Por lo tanto, debemos adquirir todo el control posible sobre nuestro entorno, y hacernos conscientes de ese control. Para cultivar la compasión por nosotros mismos, debemos ser conscientes de los mecanismos que producen nuestro sufrimiento. Lo que significa conocernos a nosotros mismos. Conócete a ti mismo a través de la meditación y la atención plena Podemos conocernos a nosotros mismos a través de la meditación y la atención plena (mindfulness). Para mí, la meditación no es buscar un estado alterado de consciencia, nirvana, iluminación o una revelación esotérica sobre la naturaleza de la consciencia. Es simplemente sentarme en silencio mientras observo cómo funciona mi mente. Las percepciones, los pensamientos y las emociones emergen de mi inconsciente hacia la consciencia y desaparecen nuevamente en la inconsciencia. Es ilusorio creer que existe una barrera entre el inconsciente y el consciente. Aunque este fluir de la mente es lo que soy, hay formas sutiles en las que se puede dirigir este fluir, en las que mi función ejecutiva cognitiva puede dirigir suavemente a la mente en una dirección más racional. Así mismo, la atención plena es prestar atención al fluir de la mente mientras nos movemos en el mundo. Sin juzgarnos, tomamos conciencia de cómo las sensaciones, los recuerdos y los pensamientos entran y salen de la consciencia. La meditación y la atención plena sirven para crear la meta-atención. Ésta consiste en ser consciente de a qué le estamos prestando atención en cada momento. Volviendo a la mente más flexible, la meta-atención extiende gradualmente el alcance de la conciencia hacia el inconsciente. Necesitaremos la meta-atención para controlar nuestras emociones y rescatarnos de los bucles destructivos del pensamiento, la rumiación y el catastrofismo. Sin embargo, no está mal, de vez en cuando, divagar y soñar despiertos. Especialmente cuando hemos desarrolla la meta-atención. A veces necesitamos dejar que nuestra mente sea ella misma, que manifieste lo que quiera. De lo contrario, nuestra voluntad se puede convertir en una cárcel. Si destruimos nuestra imaginación, nos cortamos las alas. Sólo liberándola podemos ser creativos. Cultiva la fluidez mental Últimamente he estado leyendo sobre la fluidez mental (flow, en inglés) y me he dado cuenta de que es incluso mejor que la meditación para promover la salud mental y el poder personal. El flow es un estado mental definido en la década de los 70s por Mihaly Csikszentmihalyi como “un estado óptimo de conciencia en el sacamos lo mejor de nosotros mismos y nos ejecutamos una tarea de forma ideal”. Le dio las siguientes seis características: Atención enfocada en una tarea. Fusión de acción y consciencia. Disminución de la consciencia del yo. Alteración de la percepción del tiempo, que se acelera o se ralentiza. Sensación de control total. Emociones positivas como alegría, placer, euforia, sentido y propósito. También se ha definido la fluidez mental como esfuerzo sin esfuerzo. La fluidez mental se da en deportes que requieren mucha habilidad como la escalada, el esquí o las artes marciales; o en artes como tocar música, bailar, pintar o escribir. Sin embargo, la fluidez no consiste en dejarse llevar, o en usar la memoria muscular para realizar una acción con mínimo esfuerzo. Sólo se logra después de un arduo entrenamiento en un deporte o un arte. En cada sesión, suele haber un período inicial de esfuerzo hasta que el ejecutante es capaz de entrar en ese estado. Un excelente artículo de revisión de la neurofisiología de la fluidez mental (Kotler et al., 2022) explora la diferencia entre la fluidez mental y el trauma, ambos inducidos por un suceso peligroso y atemorizante. Los autores llegan a la conclusión de que la fluidez mental se induce al involucrarse de forma proactiva en este suceso, lo que recluta la respuesta de lucha (fight) de los circuitos cerebrales de estrés. Por el contrario, el trauma emocional se induce cuando no nos enfrentamos al suceso peligroso, lo que inicia la respuesta de inmovilidad (freezing) frente al estrés. Mientras que el trauma emocional causado por el estrés repetido en ausencia de control conduce a la indefensión aprendida (learned helplessness), la fluidez mental habitual induce una resiliencia al trauma que Kotler et al. han llamado empoderamiento aprendido. Al leer esto, concluí que cultivar sistemáticamente el estado de fluidez mental, podría crear el hábito de entrar en él. Esto conduciría al empoderamiento aprendido, que es lo mismo que el poder personal. Cierra las fugas de energía Otra forma de aumentar el poder personal es evitar perderlo. Esto se puede hacer identificando las cosas en nuestra vida que nos quitan el poder y nos dejan agotados. Las más obvias son aquellas cosas que impactan negativamente en nuestra salud: fumar, el alcohol, el abusar de las drogas, alimentos poco saludables, la falta de sueño, la falta de ejercicio, la falta de sexo, la falta de amor y el aislamiento social. Menos obvios son los hábitos mentales que drenan nuestra energía mental. A menudo se cita el soñar despiertos pero, como dije anteriormente, esto no es insalubre por sí mismo. Acompañado por la meta-atención, sirve para generar imaginación y creatividad. Es necesario para una mantener sana nuestra mente. Lo que no son saludables son estados mentales de falta de atención que permiten que las emociones tomen el control de nuestra mente y nuestro comportamiento. Por ejemplo, el hablar sin ton ni son, sin darnos cuenta del efecto de nuestras palabras. Peor aún es la rumiación: cuando nuestra mente se obsesiona con algún suceso de nuestra vida, típicamente una interacción social negativa. No podemos quitárnoslo de la cabeza, repesando constantemente lo que dijimos, lo que deberíamos haber dicho y lo que vamos a hacer para remediarlo, por improbable que sea. La rumiación se debe a que perdimos el control en el pasado, y busca fútilmente recuperar ese control en nuestra imaginación. Se alimenta principalmente de la ira, pero también del miedo, los celos y la vergüenza. También está el catastrofizar: imaginar algo terrible que nos va a pasar. El miedo descontrolado hace volar nuestra imaginación, alimentando el miedo con escenas de eventos horribles en un bucle sin fin. Debajo de todo esto, existe la creencia de que hemos perdido el control sobre nuestro entorno y nuestra vida. Esta creencia es consecuencia de la indefensión aprendida. Hay muchas otras distorsiones cognitivas, muchas de las cuales provienen de la excesiva influencia de emociones negativas en nuestra forma de ver el mundo. La rumiación, el catastrofismo y otras distorsiones cognitivas se convierten rápidamente en hábitos mentales. Sin embargo, es posible evitarlas utilizando la meta-atención para tomar conciencia de lo que está sucediendo, etiquetarlo y proporcionar imágenes positivas y aportes cognitivos. De esta manera, podremos romper esos hábitos mentales. Evita las emociones negativas Se ha puesto de moda en estos días decir que las emociones negativas están bien; que deberíamos dejarlas en paz. Eso es una tontería. Es el resultado de una comprensión deficiente de la mente por parte de una parte de la psicología construida sobre evidencia deficiente e ideología. Como señalé anteriormente, la neurociencia muestra las consecuencias negativas de dejar que estados como la indefensión aprendida y la rumiación se apoderen de nuestra mente. Antiguas tradiciones filosóficas como el estoicismo y el budismo también nos aconsejan evitar las emociones negativas. Es imposible vivir de forma ética sin controlar las emociones negativas. Si le das rienda suelta a la ira, inevitablemente harás daño a los demás. La ira te ciega, distorsionando tu visión del mundo y llevándote a acciones irracionales. Lo mismo puede decirse de los celos, la causa que no se quiere reconocer de la violencia contra las mujeres (Puente and Cohen, 2003; Pichon et al., 2020). En cuanto al miedo, a menudo te impide hacer lo que debes. Por supuesto, las emociones han evolucionado por algo. Lo que pasa es que los seres humanos evolucionamos en un entorno en el que vivíamos en tribus de cazadores-recolectores, que es muy diferente a la sociedad moderna. Como resultado, muchas de nuestras respuestas emocionales no son adaptativas. Las principales emociones de las que nos debemos cuidar son la ira y el miedo. La vergüenza y la culpa son emociones sociales que pueden volverse bastante dañinas (Lester, 1997; Lee et al., 2001). La tristeza, la envidia y los celos también pueden ser problemáticos. Lo peor de todo es cuando la ira, el miedo y la vergüenza se vuelven crónicos, formando el trasfondo de nuestro estado mental. La ira crónica la sentimos como una impaciencia, frustración e irascibilidad constantes que pueden escalar rápidamente a la rabia, como en la ira al volante y las peleas de pareja. Sin embargo, cuando la iras se combina con una sensación de impotencia, puede hervir a fuego lento durante años, destruyendo lentamente nuestro cuerpo y nuestra mente. Una de las señales de que esto está sucediendo es la rumiación. El miedo crónico es ansiedad, un vago sentimiento de que algo anda mal, de que algo terrible está por suceder. Puede manifestarse como catastrofismo. La vergüenza crónica se convierte en baja autoestima, un sentimiento que nos paraliza, especialmente en las interacciones sociales. Evoca ansiedad social y provoca la rumiación y el catastrofismo. La mejor manera de combatir las emociones negativas es cortarlas de raíz. La meta-atención puede hacer darnos cuenta de que emoción está empezando a germinar. Por ejemplo, la ira a menudo comienza como impaciencia y frustración. Debemos contrarrestarlo invocando la paciencia y centrándonos en la tarea que tenemos entre manos. El hábito de entrar en la fluidez mental puede ayudar mucho, porque la fluidez mental va acompañada de emociones positivas como la alegría y la curiosidad, y es incompatible con emociones negativas como la ira y el miedo. Si la ira se ha instalado ya en tu mente, lo mejor que puedes hacer es evitar que tome el control de tu comportamiento. Para mí, la lectura es una actividad que me calma y que me saca de la ira. Otras personas pueden dar un paseo, practicar un deporte, escuchar música o ver una película. Es importante usar la atención plena para observar lo que la ira le está haciendo a tu mente. Enfréntate a tus miedos El miedo es una emoción difícil de manejar. A veces aparece a causa de un peligro real. Pero hay dos posibles respuestas al miedo. Una es tomar medidas para evitar que el peligro nos cause daño, tomando todo el control de la situación como podemos. Si logramos sentirnos en control, esto conducirá a un empoderamiento aprendido. El segundo conjunto de respuestas al peligro implica la pérdida de control. Podemos quedarnos inmovilizados (freezing), o podemos caer en el pánico. En ambos casos, la sensación de pérdida de control conduce a la indefensión aprendida (Maier and Seligman, 2016; Kotler et al., 2022). Esto crea un trauma que perdura como ansiedad crónica. En mi experiencia, es bueno entrenar nuestras respuestas al miedo exponiéndonos regularmente a situaciones atemorizantes en formas que minimicen el peligro real y nos permitan mantener el control. Por ejemplo, yo practico escalada en roca, un deporte en el que las respuestas de inmovilidad y pánico son bastante obvias. Otros deportes en los que podemos enfrentarnos al miedo son el esquí, el surf y las artes marciales. Para los que son menos aventureros, las montañas rusas y las películas de terror pueden ponerlos en contacto con sus miedos. Sin embargo, es más difícil sentirse en control en esas situaciones, en las que somos espectadores pasivos. Otra cosa que nos puede ayudar es hablar de nuestros miedos con nuestros amigos o en terapia. Sobre todo si buscamos la manera en que podemos llegar a controlarlos. Asume responsabilidad por tus acciones Como ves, volvemos siempre al tema de tomar las riendas de lo que sucede en tu vida. Por supuesto, hay muchas cosas que escapan a nuestro control. Sería una tontería pretender que tenemos superpoderes y somos capaces de imponer nuestra voluntad al mundo. La clave aquí no es el control real que tenemos, sino el sentirnos en control. Esto significa ser proactivos en lugar de pasivos. Una enseñanza importante de las tradiciones espirituales es que debemos desapegarnos de los resultados de nuestras acciones. Lo hacemos lo mejor que podemos y aceptamos el hecho de que no siempre vamos a ganar. El deseo excesivo por un resultado en particular nos lleva a una ansiedad muy poco saludable. También mina nuestra capacidad de concentrarnos en realizar nuestra tarea lo mejor posible. El estado de fluidez mental consiste en estar completamente enfocados en lo que estamos haciendo mientras que nos olvidamos de nosotros mismos. En la fluidez mental, la atención está en lo que estamos haciendo en el presente, y la meta solo se tiene en cuenta como un parámetro más para dirigir la acción. Precipitarnos a la meta de nuestra actividad nos saca de la fluidez mental. Asumir la responsabilidad de nuestras acciones, por lo tanto, consistiría en dos cosas: evitar anhelar un resultado particular y aceptar el resultado final con ecuanimidad. Esto significa no castigarnos si fallamos, pero tampoco enorgullecernos demasiado si tenemos éxito. Asumir la responsabilidad de nuestras acciones no es culparnos ni avergonzarnos. Por supuesto, si hicimos algo poco ético, debemos tomar las medidas adecuadas para que no vuelva a suceder. No te veas como víctima Otro aspecto de asumir la responsabilidad de nuestras acciones es no buscar excusas en circunstancias externas. Por supuesto, existen numerosos factores fuera de nuestro control que afectan al resultado de nuestras acciones. Sería tonto no reconocerlo. Sin embargo, “encontrar excusas” significa dejar de centrarnos en nuestra capacidad de control para fijarnos en cosas que están fuera de nuestro alcance. Esto es una fuga de energía porque, por definición, no podemos cambiar las cosas que están fuera de nuestro control. Centrarse en el control que tenemos, sea poco o mucho, es mucho más efectivo. Hoy vivimos en una cultura de victimismo, especialmente en círculos progresistas. La ideología posmoderna ve el mundo como una lucha de poder entre los oprimidos (negros, mujeres, homosexuales, transgénero, trabajadores, países pobres, etc.) y los opresores (blancos, hombres, heterosexuales, cisgénero, capitalistas, países occidentales, etc.). La política, entonces, se concibe como una lucha para empoderar a los oprimidos y eliminar a los opresores. Por lo tanto, si puedes identificarte con uno de los grupos oprimidos, sientes que perteneces al grupo de las “buenas personas” y puedes beneficiarte de los privilegios que se les otorgan. De lo contrario, eres un opresor y un enemigo. Eso lleva a que todo el mundo intente demostrar que ellos también son víctimas. Últimamente, incluso los conservadores están adoptando esta estrategia. Y así, los hombres y los incels son víctimas del feminismo. Los blancos son víctimas de la acción afirmativa y la cultura de cancelación.. Dejando de lado las ideologías políticas, lo que intento decir es que verse a uno mismo como víctima no es saludable psicológicamente. Es lo opuesto a asumir responsabilidad por tus acciones. Verte como víctima pone el foco en tu desempoderamiento, culpando al mundo por tu situación. Puede que sea verdad que perteneces a un grupo oprimido, pero el victimismo no ayuda a nadie. Si quieres privilegios porque eres una víctima, ¿no es eso ser egoísta? Mejor sería centrar tu lucha política en ayudar a los demás. Eso enfatizaría la medida de control que tienes. Eso sería empoderador. No dejes que te culpen o te avergüencen También vivimos en una cultura en la que culpar y avergonzar se utilizan como armas políticas. Hasta cierto punto, esto es legítimo. Si alguien se comporta de manera poco ética, explotando y oprimiendo a otros, esa persona merece ser culpada y avergonzada. Lo que no es ético es culpar y avergonzar a las personas por pertenecer a un cierto grupo que ha sido etiquetado como opresor. Por ser blancos, o judíos, o hombres, o vivir en un país rico. Esto niega la agencia individual y la libertad. Las personas son responsables de lo que hacen, no de lo que son. Culpar y avergonzar está tan extendido que se han convertido en un reflejo. Completos extraños se te acercan y te culpan y te avergüenzan por cosas que no tienen nada que ver con tus actos. Especialmente en la internet. Hay que tratar a estas personas como tóxicas. Aléjate de ellas. Bloquearlos en la internet. No los tengas como amigos. Tratan de robar tu poder personal. Sin embargo, si un amigo o alguien que te conoce bien te ofrece consejo y critica tus acciones, escúchalo. Recuerda, el saber es poder, y el conocerse a una mismo lo es doblemente. Y no tú puedes verte bien desde dentro. Asumir responsabilidad por tus acciones y la ecuanimidad deben ser su guía en este caso. Seguir un camino con corazón En una perspectiva amplia, necesitas vivir una vida que tenga sentido. Cada uno de nosotros tiene que encontrar lo que eso significa por sí mismo. Probablemente implica una combinación de tener experiencias que te hacen feliz, lograr un crecimiento personal y contribuir al mejoramiento de la sociedad y el mundo. Un camino con corazón es aquel que te hace sentir feliz y realizado mientras lo recorres. Cada paso a lo largo del camino aumenta tu poder personal. Solo estar en ese camino debería bastarte, porque todos los caminos conducen a ninguna parte. Todos viajamos del nacimiento a la muerte. Si tu vida es vacía y miserable, si no encuentras sentido ni propósito, eso quiere decir que tu camino no tiene corazón. Necesitas encontrar uno mejor. El poder personal te impulsa por el camino con un corazón que es tu vida. Referencias Kotler S, Mannino M, Kelso S, Huskey R (2022) First few seconds for flow: A comprehensive proposal of the neurobiology and neurodynamics of state onset. Neuroscience & Biobehavioral Reviews 143:104956. Lee DA, Scragg P, Turner S (2001) The role of shame and guilt in traumatic events: a clinical model of shame-based and guilt-based PTSD. Br J Med Psychol 74:451-466. Lester D (1997) The role of shame in suicide. Suicide Life Threat Behav 27:352-361. Maier SF, Seligman ME (2016) Learned helplessness at fifty: Insights from neuroscience. Psychol Rev 123:349-367. Pichon M, Treves-Kagan S, Stern E, Kyegombe N, Stöckl H, Buller AM (2020) A Mixed-Methods Systematic Review: Infidelity, Romantic Jealousy and Intimate Partner Violence against Women. International journal of environmental research and public health 17. Puente S, Cohen D (2003) Jealousy and the meaning (or nonmeaning) of violence. Personality & social psychology bulletin 29:449-460.

  • Los orígenes de la dominación-sumisión

    La vergüenza y el orgullo producen una ansiedad que puede ser aliviada por la dominación-sumisión Aunque el sadomasoquismo puede entenderse por la capacidad del dolor para aumentar el placer y por la felicidad que brinda el subidón de endorfinas, la dominación-sumisión en el BDSM no es tan fácil de explicar. La respuesta típica a la pregunta de por qué nos gusta someternos o dominar sigue siendo “porque estás enfermo”. Todos los esfuerzos de la comunidad BDSM a duras penas han conseguido sacar al sadomasoquismo de los libros de diagnósticos de psicología. Los que practicamos el BDSM rechazamos la idea de que el deseo de someterse o dominar proviene de un trauma infantil, pero cuando se nos piden explicaciones alternativas, no tenemos nada que ofrecer. Los pocos estudios que se han realizado revelan que los que practicamos el BDSM somos más sanos psicológicamente. Pero no sabemos por qué. ¿Erotizamos lo que tememos? Una posible explicación es que erotizamos lo que nos da miedo. Por ejemplo, en su podcast The Savage Lovecast, Dan Savage a menudo habla sobre cómo a los hombres homosexuales seguros de sí mismos les gusta que los llamen maricas durante las relaciones sexuales. O cómo a muchas mujeres feministas, que no paran de hablar del poder femenino, les gusta que las dominen en la cama. Esto tiene su lógica. A fin de cuentas, el miedo libera adrenalina, que es un gran afrodisíaco. Sin embargo, el problema con esta idea es que nos trae de vuelta al paradigma del trauma. Hubo sucesos en nuestra infancia que nos asustaron y ahora los exorcizamos al reproducirlos en un ambiente controlado: la sesión de dominación-sumisión. Por lo tanto, esta explicación no me parece satisfactoria. A fin de cuentas, la mayoría de las personas sumisas no tienen miedo de someterse. Lo ven como algo sexy y liberador. Y a los dominantes ciertamente no les da miedo lo que hacen. La vergüenza y el orgullo Hace unos años, di con una explicación de la dominación-sumisión que la presenta como una respuesta saludable a las presiones normales de la vida. Se basa en dos emociones opuestas que juegan un papel fundamental en nuestras vidas: la vergüenza y el orgullo. La vergüenza es una de nuestras emociones más poderosas, tan poderosa que puede llevar al suicidio. Todos hemos oído historias de cómo el matonismo o la persecución por ser homosexual puede llevar a los adolescentes al suicidio. La vergüenza es una emoción que parece ser exclusivamente humana - todavía se debate acaloradamente si los perros sienten vergüenza. Sin embargo, parece estar arraigada en las respuestas fisiológicas. Provoca rubor, que es una respuesta vascular involuntaria, y una postura específica que consiste en dejar caer la cabeza y encoger los hombros. También conduce a la inmovilidad y al retraimiento. Lo opuesto a la vergüenza, el orgullo, nos hace levantar la cabeza, ser socialmente activos y sentirnos llenos de energía. Es probable que el orgullo active el sistema de recompensa en nuestro cerebro que vincula el área tegmental ventral (VTA) del cuerpo estriado con el núcleo accumbens, liberando dopamina en éste. Es una respuesta similar a la que producen drogas adictivas como la heroína y la cocaína. Nos hace sentir bien y querer repetir el comportamiento que desencadenó esta respuesta. La lógica evolutiva de la vergüenza y el orgullo Todo esto viene a demostrar que la vergüenza y el orgullo son parte esencial de la naturaleza humana. Probablemente evolucionaron como indicadores del estatus social. La vergüenza nos advierte que nuestro estatus social ha disminuido, mientras que el orgullo nos dice que nuestro estatus social ha aumentado. En las tribus en las que vivimos durante cientos de miles de años antes de que se formaran las sociedades modernas, el estatus social era una cuestión de vida o muerte. Un alto estatus social te daba acceso preferencial a comida, vivienda, poder y sexo. Un estatus social bajo podría convertirte en un paria, condenándote a una muerte casi segura si perdías el apoyo de tu tribu. De acuerdo con la lógica utilizada de la psicología evolutiva, podemos ver por qué esto es así. La mayor ventaja que tenemos los humanos sobre otros animales es nuestra capacidad de cooperar. En una tribu todo se comparte: la comida, la protección contra los depredadores, el cobijo y el cuidado de los niños. Pero esto crea un problema estratégico: cómo evitar a los tramposos. El tipo que se escaquea de la partida de caza. La mujer que se echa una siesta en lugar de recolectar frutas. Los dos adquirirían una ventaja evolutiva porque obtienen la misma cantidad de comida que los que trabajan con menos gasto de energía. Modelos de ordenador han demostrado que, en una situación así, los genes que codifican estas conductas parásitas se apoderarían de la población en tan solo unas pocas generaciones. Habríamos evolucionado de regreso al tipo de sociedades que tienen los chimpancés, donde no se comparte comida (aparte de los bebés) y hay muy poca cooperación. Es por eso que los humanos desarrollamos poderosas estrategias para eliminar a los parásitos sociales. Una de ellas es lo que se ha dado en llamar "castigo altruista": el deseo de castigar a personas que vemos que se comportan de manera poco ética, incluso si eso requiere un considerable gasto de mucha energía y no nos beneficia personalmente - de ahí el calificativo "altruista". El castigo altruista se basa en emociones como la indignación y la justicia propia. Sin embargo, si esta fuera la única forma de eliminar a los tramposos, tendríamos sociedades con muchos conflictos internos. Y, si bien esta estrategia castiga a los tramposos, no recompensa a los que cooperan. Por lo tanto, las emociones de vergüenza y orgullo evolucionaron como motivadores internos que nos empujan a cooperar. Cuando haces algo contra el bien común, o cuando no cumples con tu deber, la gente que te rodea te hace sentir avergonzado. Por el contrario, cuando logras algo que aumenta el bien común, eres alabado y sientes orgullo. La culpa es la otra emoción para el control social. Sin embargo, la diferencia clave entre la culpa y la vergüenza es que te sientes culpable cuando haces algo malo, mientras que la vergüenza también proviene de no hacer algo bueno o fracasar al intentarlo. La culpa nos dice “has hecho mal”, mientras que la vergüenza nos dice “no has tenido éxito”. ¿Por qué nos da vergüenza el sexo? Pero entonces, ¿por qué nos da vergüenza el sexo? ¿Se trata de un problema cultural, impulsado por la religión y las normas sociales? Pues no del todo. En prácticamente todas las culturas, el sexo se practica en privado. La desnudez (al menos, exponer los genitales) también es un tabú universal. Si la vergüenza está ligada al estatus social, quizás también lo esté el sexo. Y no solo en humanos, sino también en nuestros primos los primates. En las tropas de chimpancés, cuando una hembra entra en celo, casi todos los machos se aparean con ella, pero es el macho alfa quien decide en qué orden y con qué frecuencia. En algunos monos, aparearse con individuos de alto rango aumenta el estatus social, sin importar si eres macho o hembra. Y en muchas especies de monos, el sexo se usa para afirmar el dominio: los individuos de bajo rango ofrecen sus traseros para apaciguar a los dominantes y evitar así que les peguen. Y no sólo se trata de ofrecer el culo, a menudo son follados. Y luego están las bonobos, famosos por su promiscuidad. Usan el sexo para establecer vínculos sociales y para resolver conflictos. Son pan-sexuales y practican el sexo manual, anal y oral, no solo pene-en-vagina. Por lo tanto, incluso en nuestros antepasados los primates, el sexo ha sido cooptado de la mera procreación para ser utilizado para crear vínculos y establecer estatus social. El sexo puede expresar diferentes cosas, no solo amor y vinculación, sino también dominio. En última instancia, el placer (y a veces el dolor) asociado con el sexo nos hace sentir vulnerables y expuestos. Por eso, ser follado ha adquirido un significado cultural de ser humillado, derrotado y puesto en un rol sumiso. Eso pude ser lo que causa la asociación del sexo con la vergüenza. La vergüenza y orgullo en la sociedad moderna Gestionar la vergüenza y el orgullo quizás fue algo sencillo en las tribus de nuestro entorno evolutivo, pero se volvió complicado una vez que tuvo lugar la revolución agrícola, hace 10.000 años. Antes, si cazabas una buena presa, espantabas al oso o recogías una cesta llena de bayas, podías sentirte orgulloso y disfrutar del aprecio de tus compañeros de tribu. Pero, después de la revolución agrícola, el rango de tus éxitos se amplió considerablemente: podías poseer tierras y animales, podías tener bajo tu mando a trabajadores y soldados. Tu éxito nunca era suficiente para sentirte orgulloso. Siempre había alguien por encima de ti. Y también aparecieron muchas más ocasiones de fracasar y sentir vergüenza. En nuestras sociedades industriales modernas, la cosa se ha vuelto aún peor. Desde pequeños se nos enseña a estar orgullosos de nuestros éxitos y avergonzados de nuestros fracasos. "¡El cielo es el límite!" se nos dice, y realmente lo es. ¡Hay tantas cosas en las que podemos tener éxito o fracasar! Leer, matemáticas, deportes, artes, ganar dinero, ser famoso… Interiorizamos estos imperativos culturales para que nadie tenga que repetírnoslo. Somos los jueces más duros de nuestro comportamiento. Y parece que nuestros fracasos siempre cuentan más que nuestros éxitos. Nunca podemos lograr lo suficiente. Vivimos en un estado de constante ansiedad por conseguir el éxito. En última instancia, las emociones paralelas de la vergüenza y el orgullo se unen para generar nuestro sentido de valía personal, nuestra autoestima. Con el tiempo, crean una narrativa interna de quiénes somos: nuestro ego. Continuamente de protegerlo apuntalando nuestro orgullo y ocultando nuestra vergüenza. Esto crea una fuerte tensión psicológica. Nos hace infelices porque nunca somos lo suficiente. Necesitamos seguir una loca carrera para evitar el fracaso y la vergüenza, y conseguir el éxito y el orgullo. La dominación-sumisión alivia la ansiedad que produce la vergüenza Es aquí es donde la dominación-sumisión puede ayudarnos proporcionando una salida a esta carrera loca. La persona sumisa renuncia a su estatus social al asumir el rango más bajo posible. Además, el tener que obedecer elimina la presión de tomar decisiones acertadas. Esa responsabilidad recae ahora en la persona dominante. Por su lado, la persona dominante adquiere un alto estatus social como un simple regalo de la persona sumisa. No tiene que luchar gran cosa por ello. Además, hacer sesiones como dominante conlleva entrar en un estado de fluidez mental (“flow”) - el llamado “top space” - que nos hace sentirnos en control y ejercer una gran creatividad sin esfuerzo aparente. El éxito y el fracaso se eliminan de la ecuación. La persona sumisa otorga poder a la persona dominante simplemente porque esto es mutuamente beneficioso. Todo esto está relacionado con el sexo, ya que, como hemos visto, el sexo es un símbolo poderoso de estatus social. La persona sumisa es utilizada sexualmente por la persona dominante y, paradójicamente, percibe esto como algo liberador porque rompe la tensión psicológica interna creada por la vergüenza y el orgullo. En sesiones donde se utiliza la humillación, la vergüenza se experimenta como algo positivo, y esto nos libera de su poder. Además, dado que la represión internalizada es una poderosa barrera para el placer sexual, cuando las restricciones creadas por normas culturales internalizadas son rotas en el intercambio de poder, el placer y el orgasmo se vuelven más fáciles de lograr. Conclusión En resumidas cuentas, la dominación-sumisión desata poderosas emociones ancladas en nuestro pasado evolutivo. Esto sirve para desprogramar reacciones que la sociedad nos ha enseñado desde pequeños y que están tan arraigadas que no podemos escapar de ellas aun cuando nos damos cuenta de lo infelices que nos hacen. Por eso que percibimos la sumisión como algo liberador y que nos empodera.

  • Switch - cuando un dominante se somete

    Retazo de mi novela La tribu de Cecilia Volviendo del trabajo a casa en el coche, Laura empezó a bromear con él sobre lo que iban a hacer. Cuando Julio le planteó sus objeciones, Laura reaccionó de forma calma, asegurándole que comprendía perfectamente la diferencia entre un juego de dominación y el poder real. Si hubiera reaccionado con el talante altanero y exigente de la noche anterior, Julio se habría enfrentado a ella y se habría negado a sometérsele, posiblemente para siempre. Pero Laura era lo suficientemente inteligente para darse cuenta de ello. Cuando llegaron a casa ya estaba todo decidido. Pero el saber que ya no podía volverse atrás no hizo más que aumentar su ansiedad. Dejó su maletín y su chaqueta en el sofá y se volvió hacia Laura con aire incierto. Ella le puso las manos sobre el pecho. -¡Tranquilízate, Julio! Déjame hacer a mí, ya verás como al final te lo pasas bien. Sin embargo, había una traza de ansiedad en sus ojos azules. -Bueno, pero no te pases, ¿eh? Y ya sabes que si digo “calabaza” tienes que parar enseguida. Los dedos de Laura se cerraron sobre su camisa, reteniéndolo contra ella. -Sí, ya lo sé… la dichosa palabra de seguridad. Me parece una buena idea para quitarte los nervios, pero aguanta un poco antes de usarla, ¿vale? -Lo intentaré… -¡Venga, Julio! Si va a ser lo mismo que le has hecho miles de veces a Cecilia, sólo que ahora te toca a ti estar debajo. -Pues para mí es una diferencia bastante fundamental. -Eres igual de fuerte y testarudo, no veo por qué no ibas a aguantar lo que aguanta ella. De todas formas, yo voy a ser mucho menos severa que tú. Venga, vamos a empezar… Julio asintió, nervioso. Laura empezó a desabrocharle los botones de la camisa. Su aliento sonaba entrecortado. -Acaba de desnudarte tú. Julio se sacó la camisa del pantalón y se puso a desabrocharse el resto de los botones. Laura se sentó en el sofá cruzando las piernas seductoramente, sin dejar de mirarlo un solo momento. Se quitó la camisa y la dejó sobre la mesa. Fue a sentarse en el sofá junto a ella para quitarse los zapatos, pero ella negó con la cabeza. -No. Quiero que te los quites ahí, de pie frente a mí. Y no te apoyes en la mesa. Julio se agachó para desatarse los cordones de los zapatos. Luego tuvo que hacer equilibrio sobre un pie y otro para sacarse los calcetines. Los pantalones cayeron al suelo. La miró, interrogante. -¡Vamos! ¿A qué esperas? Quítatelo todo… los calzoncillos… y el reloj también. Julio se bajó los calzoncillos. Los cogió junto con el pantalón y los puso sobre la mesa. Se quitó el reloj y lo puso encima de toda su ropa. Laura se quedó mirándolo apreciativamente, con una sonrisa burlona. -¡Pero mira que estás bueno, condenado! ¿Qué, se te han quitado ya los nervios? … Porque parece que te vas animando. Julio siguió su mirada y se dio cuenta de que estaba medio empalmado. ¿Cómo podía ser? Laura se vino hacia él y le agarró la polla en el puño. Su cuerpo reaccionó completando la erección. Laura acercó su cara a la suya, como si fuera a darle un beso, pero se detuvo a escasos centímetros de sus labios. Olió su aliento dulce mientras ella le decía en una voz grave y sensual: -Quédate aquí. No te sientes. Voy al cuarto a coger unas cosas. Enseguida vuelvo. Solo en el salón, Julio se cruzó de brazos. Cambió el peso de un pie al otro. Oyó a Laura abrir cajones en el dormitorio, objetos que caían al suelo, crujir de bolsas de plástico… El abrir y cerrarse de la puerta del baño. El tintineo lejano de Laura haciendo pis. El agua de un grifo corriendo un buen rato. La puerta del baño otra vez. Ruidos más quedos procedentes del dormitorio. ¡“Enseguida vuelvo”, había dicho! Su erección había desaparecido. Esto empezaba a ser aburrido. Laura debía haber tendido la buena cabeza de prepararlo todo antes de empezar. Era desconsiderado dejarlo así, esperando. Pasó la vista por el salón hasta fijarse en el tocadiscos. ¿Y si ponía música? Seguramente querría tener música mientras jugaban, ¿no? Se arrodilló junto al tocadiscos. Le había dicho que no se sentara, pero no que no se arrodillara, ¿no? De todas formas, iba a ser sólo un momento. Buscando entre los discos dio con The Snow Goose. Lo había oído varias de veces, era música suave y melodiosa, sin letra, muy relajante. Sacó el disco cuidadosamente de su funda, lo puso en el plato y bajó lentamente la aguja al principio de la primera cara. Se volvió y vio sobresaltado que Laura estaba en pie al lado del sofá, mirándolo con una sonrisa ente burlona y desaprobadora, el ceño fruncido. Se había puesto zapatos de tacón y medias negras, minifalda de cuero y una blusa verde oscuro lo suficientemente desabotonada para mostrar que no llevaba sujetador debajo. A su lado había una bolsa de plástico. -Pensé que estaría bien poner música- dijo poniéndose lentamente de pie. -Y yo pensé que te había dicho que te quedaras de pie frente al sofá. -No, me dijiste que no me sentara… Y que ibas a venir enseguida. Como tardabas tanto decidí poner música para ir ganando tiempo… -¡Cállate, Julio! -lo interrumpió ella en un tono que no dejaba lugar a discusión. Julio tomó consciencia de su desnudez, de lo poderosa que parecía Laura en su ropa sexy. También se dio cuenta de lo estúpidas que habían sonado sus excusas. Había conseguido que se sintiera culpable, como si lo hubiera pillado haciendo algo malo. ¡Y lo único que había hecho era poner un disco! -¡Ven aquí! -le ordenó ella-. Date la vuelta y no mires. El tono perentorio de Laura lo irritaba y lo excitaba al mismo tiempo. Su polla se había vuelto a endurecer. Ahora ella lo vería y sabría el efecto que estaba teniendo sobre él. Oyó crujir la bolsa de plástico. No se atrevía a mirar de reojo, estaba seguro de que ella lo descubriría. Laura le cogió una mano y abrochó algo en torno a su muñeca; luego, la otra. Eran las esposas que cuero que Johnny les había dado como regalo de boda. Laura las unió detrás de su espalda con un pequeño mosquetón. -Siéntate aquí -dijo palmeando la mesa de café. Ella se sentó en el sofá frente a él, sacó de la bolsa las tobilleras de cuero que hacían juego con las esposas y se las puso, uniéndolas con otro mosquetón. Luego le ordenó a volver a ponerse en pie. -¿Ves? Ya te dije que te lo ibas a pasar bien -le dijo mirando apreciativamente a su erección. Julio hizo un esfuerzo por sonreír. El corazón le latía agitadamente. -Me estás dominando muy bien… De momento. Laura cruzó las piernas y se abrazó la rodilla con las manos. -Pues tú, de momento, te estás comportando como un sumiso resabidillo y desobediente. No te corresponde a ti juzgar si lo estoy haciendo bien o mal. Veo que tendré que bajarte un poco los humos. Sacó de la bolsa el cepillo del pelo con el que azotaban a Cecilia, sopesándolo ponderosamente. -Creo que esto servirá para cambiar un poco tu actitud. Venga, tiéndete sobre mi regazo… con el culo en alto. Julio tragó saliva, intentando hacerse a la idea de lo que se le avecinaba. Sabía por experiencia lo doloroso que podía resultar ese cepillo. La postura a través del regazo era su favorita para pegarle a Cecilia, pero aplicada a su cuerpo masculino le resultaba incongruente e ignominiosa. -¿Qué pasa? ¿A qué estás esperando? -Es que… Soy un poco grande para ponerme así, ¿no? ¿No sería mejor que me pegaras otra postura? Me podría inclinar sobre la mesa, por ejemplo. Ella lo miró exasperada. -¡Mira, Julio, no me vengas con tonterías! ¡Aquí mando yo! Así que si te digo que te eches sobre mi regazo, te callas y me obedeces, ¿te enteras? Con la voz atragantada, Julio se limitó a asentir. Sus tobillos aprisionados le dificultaban los movimientos. Se las arregló para ir arrastrando los pies hasta el sofá y arrodillarse sobre él. Las manos atadas a la espalda le impedían usar los brazos para tumbarse sobre las piernas de Laura. No era cuestión de dejarse caer sobre ella. Después de pensárselo un momento, se sentó sobre los tobillos, bajó la cabeza hasta apoyarla en su regazo, y reptó sobre ella hasta que su vientre quedó sobre sus muslos entrecruzados. Su pene erguido tropezó con la minifalda de cuero, torciéndose de forma incómoda. Laura lo notó. -A ver, levanta bien el culo, que tenemos que hacer un par de ajustes. Cuando encorvó el trasero para despegarse de ella, Laura le cogió la polla y se la estiró sobre su falda. Cuando volvió a relajarse, la presión le resultó sorprendentemente placentera. -Ahora vas a aprender que no se nos puede violar a las chicas. Cuando decimos que no, es que no. Todo su ser se rebeló contra esa injusta acusación, pero ya sabía que intentar defenderse sólo serviría para dejarlo en ridículo. Sabía que no era más que parte del juego, pero por más que se esforzaba no podía evitar tomárselo en serio. Una parte de sí mismo se sentía profundamente culpable y avergonzada, completamente merecedora del castigo que se avecinaba. Enterró la cara en el asiento del sofá, resignado, anticipando el doloroso picor de los azotes en su piel desnuda. Para su sorpresa, Laura se puso a darle unos golpecitos ridículamente flojos, pero muy seguidos, todos en la misma zona en la parte baja de su nalga izquierda. Sentía los azotitos como alfilerazos picantes que fueron aumentando de intensidad paulatinamente hasta volverse dolorosos. Apretó los dientes, contrayendo los músculos de su cara para evitar quejarse. Si lo hacía iba quedar como un blandengue, incapaz de aguantar unos azotitos que harían reír a Cecilia. -¿Qué? No te quejarás, ¿no? Estoy pegándote flojito, no como haces tú. Laura cambió a la otra nalga, siguiendo la misma técnica. Eso le proporcionó un alivio temporal, pero pronto el dolor volvió a adquirir la misma intensidad. Se sentía confuso, abrumado por un montón de sentimientos irracionales: culpa por pegarle a Cecilia demasiado fuerte, por haber desobedecido antes a Laura; humillación por ser tan sensible al dolor; inseguridad ante su falta de valor para afrontar esa sesión. Y, por encima de todo, la idea de que había violado a Laura, de que de verdad se merecía ese castigo, lo llenaba de una absurda vergüenza. -¿Qué te parecen mis azotitos, Julio? -volvió a preguntarle Laura. No podía contestarle, se sentía paralizado. No sabía qué hacer excepto esperar a que todo terminara. Laura se detuvo. -¿Julio? ¿Qué pasa? ¿Por qué no me dices nada? Pensó en algo que decir, pero no se le ocurrió nada. El dolor había desaparecido, dejando un vago calor en su trasero, pero en vez de alivio sentía humillación porque el fin de los zotes significaba que Laura había descubierto su debilidad. -¿Te pasa algo? -insistió Laura, acariciándole suavemente las nalgas. Se quedaron los dos en silencio. Notaba la respiración entrecortada. El contacto delicado de los dedos de Laura en sus nalgas le habría resultado agradable si no fuera porque le recordaba su humillación, y que el castigo no había terminado todavía. Esto sólo podía ser una tregua antes de la fase más severa que inevitablemente le seguiría. -No te voy a volver a pegar hasta que me digas que estás bien -le dijo Laura, como adivinándole el pensamiento. Mejor seguir callado, entonces… Hasta que consiguiera adivinar qué coño le estaba pasando. Esto no podía ser normal. -Fue una buena idea lo de poner música… Es muy bonita, ¿qué es? -Es del grupo Camel… El ganso de nieve. La respuesta le salió automáticamente. Era fácil, inmediata. Lo sacó de su mutismo. -¿Qué te pasa? ¿Quieres que paremos? Era una oferta sincera, pero no pudo evitar oír la decepción en su voz. -No… No sé qué me pasa, Laura… Te juro que no lo sé. -Quiero que me digas exactamente lo que sientes. ¿Qué demonios le estaba pasando? ¿Cómo había llegado a esa situación? ¿Por qué le pasaba esto a él? Se suponía que conocía el sadomasoquismo… Y ahora resultaba que no era más que un idiota engreído, que le hacía a sus amantes cosas que él mismo era incapaz de soportar. -No puedo, Laura. Yo mismo no lo sé. -Vale, pues no importa. No le des más vueltas. Relájate. Escucha la música… Era imposible olvidar la postura en que estaba, el escozor de sus nalgas, la decepción que sin duda le estaría causando a Laura. Pero ella tenía razón: cuanto más se empeñara en comprender lo que le estaba pasando, menos lo conseguiría. Tenía que salir de ese mal rollo como fuera. En realidad, no era difícil concentrarse en la música. De alguna manera, se había vuelto brillante, cada nota sonaba de forma nítida, transmitiéndole una precisa emoción. -Es preciosa esta música -dijo Laura-. No recuerdo haberla escuchado nunca. Laura parecía estar en completa sintonía con sus pensamientos. La caricia de sus dedos dejó de parecerle humillante. Al contrario, le transmitía su cariño y su preocupación por él. -Te la puse una vez, pero estabas distraída. -Pues es perfecto para esto. Fue una buena idea el ponerlo. A mí se me hubiera pasado. -Sí, pero te desobedecí al hacerlo. Debía haberte esperado de pie frente al sofá, como me ordenaste. Estaba aburrido y un poco molesto porque tardabas tanto, así que busqué algo con qué entretenerme. -Obedecer no es nada fácil, Julio. El ser sumiso requiere todo un aprendizaje, no surge espontáneamente… Al menos, eso es lo que me pasa a mí. -Ahora que lo dices, es verdad. Toda mi vida he luchado contra la gente que me daba órdenes. Obedecer siempre me ha parecido una derrota, algo humillante. -Sí, y ahora de lo que se trata es que te entregues de forma sincera. Que lo hagas por amor… Porque, en definitiva, es eso por lo que lo haces, ¿no? ¿Era verdad que lo hacía por eso? Comprendió que, en realidad, tenía dos motivos. Uno era, efectivamente, el hacerle ese regalo a Laura, que ella tanto deseaba. El otro era el responder a un reto, el de ser capaz de ser sumiso. Se dio cuenta de que esos dos motivos eran en realidad incompatibles. En vez de entregarse a Laura la había resistido, buscando reafirmar su ego. Y así se había estrellado, porque Laura lo había enfrentado enseguida con sus fallos, negándole la satisfacción de enorgullecerse de lo que hacía. -No, Laura, también lo hago por mí, para demostrarme a mí mismo que soy capaz de hacerlo. Pero me he dado una hostia porque he visto que no es verdad, que no sirvo para esto. De ahí viene el problema. -¡Ah! Ya veo… Pero no es verdad que lo estés haciendo mal, Julio. Lo estabas haciendo muy bien… Quizás es que yo te lo puse un poco difícil. -No sé, Laura… Siento mucha vergüenza… Por no saber obedecerte, por no aguantar el dolor… porque me tengas así. -¿Así? ¡Pero si ésta es tu postura favorita con Cecilia! -Sí, pero yo no soy Cecilia. Ella está muy sexy con el culo en alto. Yo me siento ridículo… Me doy asco. -Ya veo… Escucha Julio, lógicamente, no te sientes atraído por tu cuerpo, porque no te gustan los hombres. Pero intenta verte a través de mis ojos. Para mí eres tan sexy como ella. Los músculos de tus hombros son preciosos -le dijo mientras se los acariciaba-. Tienes un espalda triangular que es toda una delicia -sus dedos bajaron por los lados de su columna vertebral-. Y tu culo… ¡Tienes el culo de hombre más bonito que he visto en mi vida, y no te exagero nada! -Entonces, cuando me pegas sientes lo mismo que yo cuando le doy azotes a Cecilia… -Exactamente… ¿Por qué te crees que tenía tantas ganas de hacerlo? ¡No sabes lo contenta que me puse cuando me dijiste que haríamos esto! Da igual que no nos salga bien, es normal, es la primera vez… Pero, por favor, no te desanimes, dime que lo volveremos a intentar. -No te he pedido que pares… Podemos seguir. -¿Estás seguro? Si hay algo que no te gusta, lo podemos cambiar. -Bueno, sí… No me digas que lo haces como castigo… Eso me descoloca completamente. Me gusta lo que me acabas de decir, lo mucho que valoras que me entregue a ti. -¡Claro, por supuesto! Ahora veo dónde me equivoqué… Mira, vamos a probar una cosa… Te voy a dar un azote con el cepillo. Uno sólo, pero va a ser muy fuerte. Quiero que lo aceptes por mí. ¿Vale? -De acuerdo. Efectivamente, fue un buen golpe con el cepillo, justo en medio de la nalga derecha. -¡Ay! -gritó él. -Duele, ¿eh? Te ha dejado una buena marca. -Sí, pica un montón, pero no ha sido tan terrible como me esperaba… Dame otro. Laura no se hizo de rogar. El cepillo cayó con fuerza, esta vez en su nalga izquierda. -¡Au! ¡Ay, ay, ay! -gritó. Curiosamente, aunque el dolor era más fuerte que con los azotitos de antes, el poder quejarse lo hacía más soportable. -Has sido muy valiente en pedirme tú mismo que te dé otro azote. Además, me gusta oírte quejarte. Antes, cuando estabas tan callado, me estabas empezando a asustar. -Me alegra que te guste oírme quejarme… A mí también me resulta más fácil así. -Pues me alegro, porque yo no quiero renunciar a darte una buena paliza. Además, creo que te va a sentar de maravilla. Sin esperar a que él diera su asentimiento, Laura se puso a darle golpes fuertes pero espaciados. Eso le daba tiempo a absorberlos. -¡Joder, Julio, hay que ver la paliza que te estoy pegando! ¡Se te está poniendo el culo precioso! Estos sí que son azotes de verdad. Los están encajando como un hombre. Era humillante, pero de alguna manera ese tipo de burlas lo animaba. De todas formas, apenas podía pensar en otra cosa que en el escozor de los azotes. Gritó y se retorció, frotando su verga endurecida contra la minifalda de cuero. -Bueno, creo que ya te vale -le dijo ella, terminando la paliza antes de lo que él esperaba. Hubiera podido seguir. Dolía, pero había encontrado la manera de aguantarlo. Tampoco podía negar que había llegado a excitarlo el ardor en su culo, la forma en que Laura lo había dejado a su merced. Sin embargo, no osó rechistar. Laura le había impuesto su voluntad, no tanto con los azotes sino por la forma en que lo había ayudado a salir de su parálisis. Laura le soltó el mosquetón de las tobilleras. Lo sentó sobre sus muslos, el culo protestando contra la tela ásperas de las medias. Lo besó. -Has sido muy valiente. Normalmente se habría rebelado contra esa frase condescendiente, pero ahora lo hacía sentirse contento y agradecido. Sabía que debía dejar de juzgarse a sí mismo si no quería volver a caer en la trampa del ego. Laura era la única que tenía derecho a juzgarlo. Su aprobación era un premio que no podía ser discutido. Laura lo llevó a frente a la pared al lado de la puerta, donde lo hizo arrodillarse tocando la pared con la nariz. Eso le impidió ver lo que pasaba a su alrededor. De nuevo oyó crujir la bolsa de plástico, ruido de ropa deslizándose sobre la piel, otros sonidos que no pudo identificar. La primera parte de El ganso de nieve llegó a su final. Se hizo el silencio. Julio apretó la nariz contra la pared. Laura se le acercó por detrás y le soltó las manos. -Levántate y dale la vuelta al disco. Se había quitado la camisa y la minifalda. Tampoco llevaba bragas, pero sobre el liguero llevaba puesto un arnés que sostenía un consolador, negro y delgado, apuntando amenazante hacia él. Julio se lo quedó mirando, como hipnotizado. -Dale la vuelta al disco, Julio. Se arrodilló junto al tocadiscos. Las manos le temblaban mientras sostenían el disco. La aguja hizo un ruido grosero cuando aterrizó de mala manera sobre los surcos.

  • La neurociencia del orgasmo vaginal

    Estudios científicos refutan la idea de que el clítoris es la única fuente de orgasmos en la mujer El dogma clítoris-céntrico Es una controversia que ha durado cien años. Desde los primeros estudios sobre sexología, se creía que el clítoris era la única fuente de orgasmos femeninos. Que la penetración vaginal producía orgasmos estimulando indirectamente el clítoris. Por lo tanto, la mejor manera para que las mujeres alcancen el orgasmo es estimular directamente el clítoris. Por ejemplo, Alfred Kinsey escribió: “Las paredes de la vagina normalmente son insensibles. […] Todos los datos clínicos y experimentales muestran que la superficie del cérvix es la parte más completamente insensible de la anatomía genital femenina”. (Kinsey et al., 1953, Sexual behaviour in the human female). Sin embargo, los propios datos de Kinsey contradicen estas afirmaciones: el 84 % de las mujeres que examinó respondieron a la presión en el cérvix y el 93 % de ellas respondieron a la presión en la pared anterior de la vagina (Jannini et al., 2012). La idea de que la vagina no es una fuente de placer se basó en la observación de que el clítoris tiene muchas terminaciones nerviosas, mientras que la vagina tiene menos. Sin embargo, la vagina tiene las suficientes terminales nerviosas para participar en la respuesta sexual, particularmente en sus partes más profundas. Además, la abundante inervación de una determinada zona del cuerpo no se corresponde con la intensidad de la sensación suscitada allí, sino con su precisión. Por ejemplo, las yemas de los dedos y la lengua están profusamente inervadas porque tienen una fina discriminación táctil. Algunas fibras nerviosas pueden producir una fuerte sensación (dolor, picor o placer) si su señal se amplifica en el sistema nervioso. “Ipse dixit es un término que denota una declaración, afirmada pero no probada, que debe ser aceptada como un acto de fe en quien la hace. Después de Kinsey, Masters and Johnson y Hite, este fue el caso del dogma clitorocéntrico del orgasmo femenino. Los frutos crecientes de la investigación cambiarán definitivamente este paradigma”. (Jannini et al., 2012). Los orgasmos vaginales y el punto G Un grupo numeroso de mujeres sintió que la idea de que los orgasmos se originan en el clítoris representaba su propia experiencia. Pero un grupo aún mayor sintió que no. Que preferían tener orgasmos por penetración. “Sin embargo, las mujeres describen anecdóticamente dos tipos de orgasmo. El orgasmo del clítoris obtenido por la estimulación externa directa se describe como “cálido” o “eléctrico”, y el vaginal, obtenido por una penetración vaginal, se describe como “pulsátil”, “profundo” y generalmente más intenso”. (Jannini et al., 2012). El 69% por ciento de las mujeres prefieren alcanzar el orgasmo a través de la penetración (Blair et al., 2018). Esto se atribuyó a tener experiencias sexuales normativas que enfatizan el orgasmo masculino. Lo que no hace más que repetir algunas creencias políticas que se presentan como feministas pero que, en realidad, invalidan los sentimientos de un gran grupo de mujeres, a quienes se considera con escasa educación sexual y con el cerebro lavado por el patriarcado. De hecho, como analizo en otro artículo, la existencia de los orgasmos vaginales está sumida en la ideología política. La controversia comenzó con la afirmación por parte de Sigmund Freud de que las mujeres que tienen un orgasmo por estimulación del clítoris eran psicosexualmente inmaduras. En 1976, Shere Hite respondió con The Hite Report, en el que utilizó cuestionarios informales para afirmar que la mejor manera de que las mujeres alcancen el orgasmo era tocándose el clítoris. Eventualmente, esto llevó a la creencia de que la mayoría de las mujeres no tienen un orgasmo con la penetración, lo cual refuté en un artículo anterior. Algunos sexólogos, sin embargo, empuñaron la bandera del orgasmo vaginal. A base de escuchar a las mujeres, Beverly Whipple y John Perry redescubrieron un área sensible en la pared anterior de la vagina que se hincha cuando se la estimula y puede desencadenar el orgasmo y la eyaculación femenina (Addiego et al., 1981). Lo llamaron el punto Grafenberg, o punto G, en honor a Ernst Grafenberg, quien lo describió allá por 1950. De hecho, el punto G ya estaba descrito en el Kamasutra y en textos taoístas del siglo IV, y en documentos de muchas otras civilizaciones (Korda et al., 2010). Las preguntas que hay que responder Dada la controversia política que rodea a este tema, ¿es posible encontrar alguna evidencia científica que lo aclare? Dado que el orgasmo es una experiencia subjetiva, comparar orgasmos de diferentes mujeres parece un problema filosófico insoluble. Los sentimientos subjetivos de los orgasmos son qualia, experiencias conscientes que no pueden transmitirse de una persona a otra. Sin embargo, los científicos no se dan por vencidos tan fácilmente como los filósofos. Saben que las experiencias subjetivas pueden estudiarse investigando sus correlatos neuronales en el cerebro. Lo que necesitamos es evidencia fáctica que responda las siguientes preguntas: ¿Puede la estimulación vaginal por sí sola desencadenar un orgasmo? ¿Es este orgasmo diferente del orgasmo del clítoris? Hay otras preguntas relacionadas, como si realmente existe el punto G, cuál es su anatomía y función, la naturaleza de la eyaculación femenina y la relación del clítoris interno con la vagina. Sin embargo, en este artículo se centrará en estas dos preguntas, que establecen si los orgasmos vaginales son reales y diferentes de los orgasmos del clítoris. Imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) Hoy en día, los científicos tienen varios métodos para estudiar la actividad del cerebro en personas despiertas que realizan diferentes actividades. Incluyen electroencefalograma (EEG), tomografía por emisión de positrones (PET) y fMRI. La fMRI se usa para determinar qué partes del cerebro están activas en diferentes condiciones. Cuando un área del cerebro tiene mayor actividad neuronal, sus células consumen más oxígeno. Esto provoca un aumento del flujo de sangre a esta área para reponer el oxígeno, lo que se denomina respuesta hemodinámica. fMRI mide cambios en las propiedades magnéticas de los átomos de hierro en la molécula de hemoglobina de la sangre cuando el oxígeno se une y se separa de ellas. La actividad de las áreas del cerebro luego se representa luego en tres dimensiones. A diferencia del EEG, la resonancia magnética funcional puede generar imágenes de la actividad de áreas cerebrales profundas. Las mujeres parapléjicas pueden tener orgasmos Una oportunidad para responder a la primera de las preguntas se presentó cuando la doctora Beverly Whipple se encontró con el caso de mujeres con secciones completas de la médula espinal. Los nervios que recogen las sensaciones del área genital (nervios pélvico, pudendo, hipogástrico y esplácnico inferior) llevan información al cerebro entrando en la médula espinal en sus segmentos inferiores y luego mandando información por el tracto espinotalámico. Si la médula espinal se secciona por encima de estos segmentos inferiores, se interrumpe el tracto espinotalámico. Todas las sensaciones por debajo de la cintura, incluidas las del clítoris, la vagina y el ano, no pueden llegar al cerebro. Por lo tanto, las mujeres con lesiones medulares completas no deberían poder sentir sus genitales y, en consecuencia, tener orgasmos. ¡Y sin embargo, sí que los tienen! Pueden sentir cuando menstrúan y cuando sus vaginas son penetradas. Experimentan placer en la vagina, que a veces conduce al orgasmo. Pero no pueden sentir su clítoris. ¿Cómo es posible? Sus ginecólogos les dijeron que estaban experimentando un placer fantasma, algo similar a las sensaciones fantasma que los amputados sienten como provenientes de sus extremidades amputadas. Pero estas mujeres estaban experimentando placer con penes y consoladores reales, no con los fantasmas. fMRI en mujeres parapléjicas El doctor Barry Komisaruk planteó la hipótesis de que las sensaciones de sus vaginas se comunicaban al cerebro el nervio vago. A diferencia de los nervios sensoriales que mencioné anteriormente, el vago lleva la sensación de los órganos internos directamente al cerebro, sin pasar por la médula espinal. ‘Vagus’ significa ‘errante’ en latín, porque este nervio serpentea dentro del cuerpo, transportando información desde el corazón, el estómago, los intestinos y otros órganos internos hasta el cerebro. Los cuerpos de las neuronas que envían axones en el nervio vago están en el ganglio petroso, situado cerca de la base del cráneo. Entran en el cerebro en el núcleo del tracto solitario (NTS). Para probar esta hipótesis, Komisaruk, Whipple y sus colaboradores seleccionaron cuidadosamente a cinco mujeres con secciones completas de la médula espinal (Komisaruk et al., 2004; Komisaruk and Whipple, 2005). Estas desafortunadas mujeres tenían lesiones en la médula espinal por heridas de bala, que proporcionan un corte limpio de la médula espinal sin la compresión que producen los accidentes de coche, las caídas y otros tipos de accidentes similares. Las lesiones por compresión de la médula espinal dificultan determinar hasta qué punto los axones en el tracto espinotalámico han sido afectados. Otro criterio para seleccionar a las mujeres para este estudio fue que su lesión medular estuviera por encima del segmento espinal T10 (décima vértebra torácica), para descartar por completo que algunas ramas de los nervios genitales pudieran entrar en la médula espinal por encima de la lesión. Lo primero que hicieron Komisaruk y sus colaboradores fue usar fMRI para determinar si el NTS se activaba cuando estas mujeres se estimulaban la vagina con un consolador. Esto significaría que la sensación de la vagina era transportada por el nervio vago y entra al cerebro en el NTS. Efectivamente, la parte inferior del NTS se activó por estimulación vaginal en las cinco mujeres. El NTS está organizado formando un mapa rudimentario del cuerpo, por lo que su parte superior corresponde a la boca y la inferior a los genitales. Cuando a las mujeres se les dio una bebida de sabor fuerte para dar sensación en la boca, se activó la parte superior del NTS. Esto confirmó la hipótesis de que el nervio vago transporta información desde la vagina al cerebro independientemente de la médula espinal. Así que la inervación supuestamente escasa de la vagina cumple una función importante. Representación cerebral de orgasmos vaginales en mujeres parapléjicas Tres de las cinco mujeres de este estudio experimentaron orgasmos por estimulación vaginal. Esto ofreció la oportunidad de usar fMRI para determinar las áreas del cerebro que se activan por orgasmos vaginales. Dado que los orgasmos en estas mujeres se desencadenaron exclusivamente desde la vagina, esto puede arrojar algo de luz sobre la segunda de las preguntas anteriores: ¿son los orgasmos vaginales diferentes de los orgasmos del clítoris? Las áreas del cerebro activadas por los orgasmos vaginales fueron las mismas las tres mujeres. Hago una lista a continuación, con una breve explicación de la función de cada área. Amígdala. Ésta es la parte del cerebro que media el miedo y la ansiedad, pero también está involucrada en otras emociones, como la ira y la agresión. En una de las mujeres que tuvo orgasmos múltiples que duraron 3 minutos, la amígdala estuvo activa durante estos 3 minutos, pero no durante los 2 minutos siguientes. Núcleo accumbens. Quizás hayas oído decir que cuando experimentamos placer se libera dopamina en el cerebro. Lo que realmente sucede es que se activa una vía mesolímbica que va desde el área tegmental ventral (VTA) hasta el núcleo accumbens, donde libera dopamina. Los opiáceos, la nicotina, la cocaína, las anfetaminas y otras drogas adictivas activan esta vía, lo que produce dependencia. Este estudio mostró la activación del núcleo accumbens durante los orgasmos vaginales, lo cual es de esperar de un estímulo placentero. Sin embargo, esto no significa que los orgasmos sean adictivos. Ínsula. 'Ínsula' significa 'isla' en latín. Esta es un área de la corteza cerebral que forma una isla de materia gris dentro de la materia blanca de los hemisferios cerebrales. La ínsula está asociada a todo tipo de emociones. Por ejemplo, media el componente emocional del dolor, que es lo que lo hace desagradable. También está involucrado en el picor, el asco, la ira, la confianza y (¡por supuesto!) el placer sexual (Craig, 2002). Córtex del cíngulo anterior (CCA). Se trata de una parte del córtex ubicada en el interior de la fisura que separa los dos hemisferios cerebrales. Es uno de los destinos de las vías de dopamina procedentes del VTA. El ACC, junto con la ínsula y la corteza somatosensorial, se encuentra al final de las vías neurales que transmiten el dolor. Su principal función es motivarnos a tomar decisiones. Hippocampo significa 'caballito de mar' en latín porque tiene la forma de este peculiar pez. Es esencial para la formación de la memoria y el almacenamiento de recuerdos a corto plazo. Sus vínculos con la amígdala median un papel en las emociones. Cerebelo. Este "pequeño cerebro" en la parte posterior del cráneo modula la contracción muscular durante el movimiento. Su activación durante el orgasmo puede reflejar las contracciones y espasmos musculares durante los orgasmos. Núcleo paraventricular del hipotálamo. El hipotálamo es la parte del cerebro que modula las funciones del cuerpo, generando sensaciones como la sed, el hambre y el deseo sexual. Se encuentra encima de la glándula pituitaria, a través de la cual controla el sistema endocrino, que libera hormonas en el cuerpo. Por ejemplo, el sistema hipotálamo-hipófisis-suprarrenal controla la liberación de adrenalina y cortisol durante el estrés. El hecho de que el núcleo paraventricular se active durante los orgasmos vaginales es muy importante porque libera oxitocina a la sangre. Esto media la contracción de los pezones, el útero y la vagina durante el orgasmo y podría ser responsable de la vinculación afectiva que produce el acto sexual (Stein, 2009). La secuencia de activación de estas áreas cerebrales durante el orgasmo es la siguiente. La amígdala y la ínsula se activan durante la preparación del orgasmo. Poco después entra en el juego el córtex del cíngulo anterior. En el momento del orgasmo, se activan el núcleo accumbens, el núcleo paraventricular del hipotálamo y el hipocampo, mientras que aumenta la activación de la ínsula. fMRI del cerebro durante orgasmos clitorianos En un estudio posterior (Wise et al., 2017), el grupo de Komisaruk estudió a diez mujeres mientras llegaban al orgasmo a través de la estimulación del clítoris, administrada por ellas mismas o por su pareja. Dado que no encontraron diferencias entre los orgasmos autoinducidos y los inducidos por la pareja, combinaron ambos conjuntos de datos para analizarlos juntos. A diferencia del estudio en mujeres con lesión de la médula espinal, el objetivo era obtener una buena resolución temporal de los eventos antes, durante y después del orgasmo. Yo quería comparar este estudio con el de los orgasmos vaginales para ver si encontraba diferencias en la activación cerebral entre ellos, pero los autores no hicieron eso en su artículo. Por lo tanto, las conclusiones que extraigo a continuación son mías y no de los autores. Predeciblemente, los orgasmos clitorianos activaron varias de las regiones activadas por los orgasmos vaginales, incluyendo la amígdala, el núcleo accumbens, la ínsula, el córtex del cíngulo anterior, el hipocampo y el cerebelo. Pero, además, se activaron regiones del cerebro no mencionadas en el estudio sobre los orgasmos vaginales: El opérculo es el área de la corteza que rodea la invaginación que produce la ínsula. Es la principal zona del cerebro que se activa en los masoquistas cuando se les muestran imágenes de dolor masoquista (Kamping et al., 2016). Media las respuestas emocionales al dolor y al placer. La corteza frontal es el área del cerebro involucrada en la toma de decisiones complejas, el establecimiento de objetivos y la inhibición del comportamiento. En particular, el estudio con estimulación del clítoris menciona la corteza orbitofrontal, que es un "punto caliente hedónico". El giro angular está involucrado en el procesamiento de la información visual, particularmente durante la lectura y otras tareas de cognición espacial. También interviene en el recuerdo, la atención y la teoría de la mente (la capacidad de imaginarnos los estados mentales de otras personas). El giro angular del hemisferio derecho está asociado a las experiencias extracorporales, que los autores relacionan con los estados alterados de conciencia producidos por el orgasmo. Una diferencia interesante entre los orgasmos clitorianos y vaginales está en el hipotálamo. Mientras que los orgasmos vaginales en mujeres parapléjicas activaron el núcleo paraventricular del hipotálamo, los orgasmos clitorianos reclutaron los cuerpos mamilares, que están involucrados en la memoria episódica. Dado que el núcleo paraventricular produce la liberación de oxitocina en la sangre, esto podría significar que los orgasmos vaginales liberan más oxitocina y, por lo tanto, conducen a un vínculo afectivo más fuerte. Orgasmos mentales Algunas mujeres también pueden tener orgasmos sólo con imágenes mentales, sin ninguna estimulación genital o de otra parte del cuerpo (Whipple et al., 1992). El fMRI mostró que estos orgasmos activan el núcleo accumbens, el córtex del cíngulo anterior, el hipocampo y el núcleo paraventricular del hipotálamo, pero no la amígdala o el cerebelo (Komisaruk y Whipple, 2005). Esto indica que esas cuatro regiones del cerebro están específicamente relacionadas con el orgasmo, mientras que la amígdala puede estar relacionada con la sensación genital y el cerebelo con la tensión muscular. Un gran variedad de orgasmos Los estudios con mujeres parapléjicas proporcionan evidencia suficiente de que la estimulación exclusiva de la vagina y el cérvix pueden desencadenar el orgasmo. Esto indica que las mujeres pueden llegar al orgasmo sólo con penetración vaginal. Si el clítoris interno, las glándulas de Skene o la inervación de la vagina y el cérvix son el desencadenante de estos orgasmos es una pregunta interesante que se abordará en futuros artículos. También hay evidencia de que los orgasmos vaginales y los orgasmos del clítoris activan diferentes áreas cerebrales. Esto respalda la experiencia de muchas mujeres, que dicen que los orgasmos provocados por el clítoris y la vagina se notan diferentes. Esto no quiere decir que haya sólo dos tipos de orgasmos, clitorianos y vaginales. De hecho, Komisaruk y sus colaboradores destacan en sus estudios sobre los orgasmos vaginales que estos se desencadenan estimulando la vagina y el cérvix, que algunas mujeres consideran diferentes tipos de orgasmos. Los orgasmos también pueden ser provocados por el coito anal. Se notan diferentes porque el ano es una zona erógena muy sensible. Dado que sólo dos delgadas membranas separan el recto de la vagina, el sexo anal estimula la pared anterior de la vagina, lo que puede provocar un orgasmo de manera similar al coito vaginal. Los orgasmos en las mujeres también pueden desencadenarse sin ningún tipo de estimulación genital: estimulando los pezones, por spankings y otras formas de juego BDSM, por el ejercicio (Herbenick et al., 2021), y mediante imágenes mentales (Whipple et al., 1992). Esto demuestra que los orgasmos ocurren en el cerebro. Que el estímulo provenga del clítoris, la vagina, el ano u otra parte del cuerpo parece ser algo incidental. Al menos, en las mujeres. ¿Podrían también los hombres disfrutar de esta maravillosa variedad de orgasmos? Hay hombres que afirman que pueden llegar al orgasmo estimulando su próstata a través del coito anal la penetración con un dildo. Tal vez los orgasmos prostáticos sean el equivalente masculino de los orgasmos vaginales femeninos. ¿Pero pueden los hombres también llegar al clímax con azotes, ejercicios o imágenes mentales? Quizá haya una brecha del orgasmo, pero en sentido contrario al habitualmente propuesto. Si bien es cierto que algunas mujeres tienen dificultades para alcanzar el orgasmo, otras son capaces de llegar al clímax repetidamente y con una intensidad extraordinaria, lo que causaría la envidia de cualquier hombre. ¿Por qué importa todo esto? Es posible que hayamos estado llevando mal a cabo la educación sexual al enseñar a las mujeres que el clímax debe lograrse principalmente estimulando el clítoris. Un estudio usando cinco encuestas nacionales sobre sexo en Finlandia (Kontula y Miettinen, 2016) encontró que el porcentaje de mujeres jóvenes (18-34 años) que alcanzan el orgasmo durante las relaciones sexuales disminuyó desde 1999 a 2015. La capacidad de alcanzar el orgasmo no mejoró desde los años 70 hasta la actualidad en cualquiera de los grupos de edad. Esto es sorprendente, dado que Finlandia está catalogada como uno de los países líderes en igualdad de género, y que se han logrado avances sustanciales en la educación sexual y la liberación de las mujeres desde los años 70. ¿Por qué no se ha traducido esto en una mejor capacidad de las mujeres para llegar al clímax durante el sexo? Es posible que la causa sea el aumento del estrés y las presiones mentales a medida que las mujeres se incorporaron a la fuerza laboral y asumen carreras más exigentes. Sin embargo, el estudio sobre mujeres finlandesas apunta a causas directamente relacionadas con el sexo. Sorprendentemente, las mujeres que se masturban con más frecuencia tienen orgasmos menos frecuentes durante el coito que mujeres que se masturban con menos frecuencia. Esto contradice el supuesto de que la masturbación es la mejor manera para que las mujeres aprendan a alcanzar el clímax. Quizás demasiado énfasis en la estimulación del clítoris encierra a las mujeres en una vía única para alcanzar el orgasmo, en lugar de animarlas a explorar otras zonas erógenas y la gran variedad de posibles experiencias orgásmicas. En esto las mujeres se han vuelto como los hombres, a quienes se les ha enseñado que el pene debe ser la única fuente de placer sexual. Éstas son algunas de las cosas que contribuyen tener orgasmos más frecuentes en las relaciones sexuales: Darle importancia a los orgasmos. Una alta autoestima sexual (“soy buena en la cama”). Alto deseo sexual y motivación sexual. Comunicación abierta y fácil con la pareja en temas de sexo. Capacidad para concentrarse en el momento y atención plena durante el sexo. Apreciar el sexo. Buenas técnicas sexuales. Talento para ser excitada por la estimulación sexual. Sesiones de sexo frecuentes y duraderas. Novedad. Fantasías sexuales y juegos de rol. Estimulación anal. Dejar ir el control. “Se debe alentar a las mujeres a sentirse bien con la variedad de formas en que experimentan el placer sexual, sin establecer objetivos específicos (como encontrar el punto G, experimentar la eyaculación femenina o experimentar un orgasmo vaginal). La sexualidad saludable comienza con la aceptación de uno mismo, además de un énfasis en el proceso, más que en las metas, de las interacciones sexuales”. Dra. Beverly Whipple(Jannini et al., 2012). Referencias Addiego F, Belzer EG, Comolli J, Moger W, Perry JD, Whipple B (1981) Female ejaculation: A case study. The Journal of Sex Research 17:13-21. Blair KL, Cappell J, Pukall CF (2018) Not All Orgasms Were Created Equal: Differences in Frequency and Satisfaction of Orgasm Experiences by Sexual Activity in Same-Sex Versus Mixed-Sex Relationships. The Journal of Sex Research 55:719-733. Craig AD (2002) How do you feel? Interoception: the sense of the physiological condition of the body. NatRevNeurosci 3:655-666. Herbenick D, Fu T-c, Patterson C, Dennis Fortenberry J (2021) Exercise-Induced Orgasm and Its Association with Sleep Orgasms and Orgasms During Partnered Sex: Findings From a U.S. Probability Survey. Arch Sex Behav 50:2631-2640. Jannini EA, Rubio-Casillas A, Whipple B, Buisson O, Komisaruk BR, Brody S (2012) Female orgasm(s): one, two, several. The journal of sexual medicine 9:956-965. 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  • Jugando con fuego

    La práctica BDSM que encenderá a tu pareja El juego con fuego es una práctica sadomasoquista que consiste en tocar la piel de una persona con fuego, o encender fuego brevemente sobre su piel. Su principal efecto es psicológico, ya que la sensación que produce no es dolorosa, solo un leve calor. De hecho, si duele, probablemente sea una señal de que no se está haciendo correctamente y puede producir una lesión por quemadura. Sin embargo, es difícil no sentir miedo cuando nuestra piel está ardiendo, literalmente. Se trata de un juego límite que puede ser peligroso. Este articulo explica las precauciones básicas que se deben tomar. Pero si puedes aprenderlo de alguien con experiencia práctica, sería lo ideal. “El juego de fuego es un juego límite que puede ser extremadamente peligroso si se hace incorrectamente o sin cuidado. Incluso cuando se toman todas las precauciones posibles, existe un gran riesgo. Los juegos con fuego pueden ser sensuales e indoloros, pero también pueden provocar lesiones graves, incluso mortales... sin mencionar quemar su casa. ¡TEN CUIDADO!" The Pyro Passion handout. ¿Por qué le gusta a la gente jugar con fuego? Si es tan peligroso, uno puede preguntarse: ¿por qué hacerlo? A diferencia de actividades BDSM como las azotainas y el bondage, jugar con fuego no parece particularmente sexual. Aun así, para algunas personas sí lo es. Diferentes personas fetichizan cosas diferentes, y el fuego también puede ser un fetiche. Además, no todo el BDSM es sexual. Mucho de él tiene que ver con conjurar hechos horribles, como latigazos y torturas. Puede ser una forma de exorcizar el horror que nos causan. Quemar gente en la hoguera era uno de los peores horrores que se han cometido en la cultura occidental. Para quien lo experimenta, jugar con fuego proporciona la euforia de superar el miedo a quemarse, que está profundamente arraigado en nosotros. Después de todo, asustarnos con algo que parece peligroso es el entretenimiento favorito de muchos. Como las películas de terror y las montañas rusas. Física y química de prenderle fuego a la gente El truco de magia de meterle fuego a la piel sin quemarla se basa en varias cosas: El calor de una llama viaja de abajo hacia arriba. Por lo tanto, si la piel está debajo de una llama, absorbe poco de su calor. Sin embargo, si pusiéramos nuestra mano encima de la misma llama, nos quemaría. Un breve contacto de una llama con la piel, como se hace en la flagelación con fuego, hace que no dé tiempo a quemarse. Los alcoholes dan poco calor cuando se queman, en comparación con, por ejemplo, la gasolina. El calor de combustión del etanol es 1367 kJ/mol y el del propanol es 2021 kJ/mol. En cambio, el de la gasolina (heptano/octano) es de 4466 kJ/mol, más del doble. Los alcoholes se queman lenta y suavemente, no de forma rápida y explosiva como la gasolina, porque contienen agua. La seguridad en el juego con fuego De estos hechos de física y química, podemos deducir algunos consejos sobre cómo jugar con fuego de forma segura. Sin embargo, los jugadores experimentados enfatizan que el juego con fuego no se puede hacer de forma completamente segura; solo puedes reducir los riesgos. Las llamas se deben aplicar a la piel con la persona en posición horizontal, de modo que el calor de la llama se mueva hacia arriba y se aleje de la piel. Usar alcohol como combustible. El alcohol que se vende en las farmacias estadounidenses como desinfectante es alcohol isopropílico (2-propanol), un isómero de propanol que tiene el grupo OH- en el medio del carbono en lugar de al final. Por lo tanto, su calor de combustión es similar al del propanol. Las farmacias europeas venden etanol como desinfectante, que es aún más seguro dado su menor calor de combustión. La concentración de alcohol debe ser del 60% al 70%. Esto significa que el alcohol contiene un 40%-30% de agua, lo que hace que se queme más lentamente y sea menor su calor de combustión. Sin embargo, el alcohol fluye hacia abajo. Si llega a los lados o debajo del cuerpo, puede quemar la piel de arriba. Lo mismo puede suceder si el alcohol se acumula en las hendiduras del cuerpo, como las nalgas, los genitales, los senos o cualquier otra parte del cuerpo con pliegues de piel. Para evitar esto, se debe pasar un paño húmedo sobre el cuerpo cada pocos minutos para eliminar cualquier resto de alcohol. Los jugadores de fuego avanzados usan gas blanco para obtener llamas más espectaculares. Sin embargo, esto aumenta el riesgo y requiere experiencia. El gas blanco que se utiliza en las cocinas de camping es, básicamente, gasolina. Su mayor calor de combustión hace que sea más probable que produzca quemaduras. Además, un incendio de gasolina es más difícil de apagar con agua porque la gasolina flota en el agua y sigue ardiendo. Por el contrario, el alcohol se disuelve en agua y deja de arder cuando su contenido de agua es demasiado alto. La gasolina puede producir humos tóxicos en ambientes cerrados y puede arder de forma explosiva. Hay que tener en cuenta que la laca para el pelo, la colonia y algunas lociones para el cuerpo son inflamables. Podrían aumentar el calor producido por el alcohol y dificultar el apagado del fuego en la piel. Quien recibe el fuego no debe ser atado para permitir que pueda apagar el fuego con las manos o revolviéndose, en caso necesario. Cuando se trata de fuego, todo puede suceder muy rápido. No hay tiempo para desatar o cortar una cuerda, o para abrir un mosquetón. Idealmente, la persona a la que se prende fuego debe estar desnuda para evitar que la ropa se incendie. Asegúrate de que el pelo esté fuera del alcance de las llamas. Nunca se debe aplicar fuego a la cara o al cuello. Se puede usar una capucha de Kevlar si se desea una protección adicional de la cabeza. Tampoco se debe aplicar fuego a zonas del cuerpo con demasiado vello, porque el vello genera brasas que producen quemaduras, sobre todo si es grueso. Se deben usar áreas con poco o ningún vello, como las nalgas o la espalda. Las personas con piel vellosa deben afeitarse de antemano, preferiblemente el día anterior porque el alcohol puede irritar la piel recién afeitada. Es posible que el vello quemado no vuelva a crecer con el mismo patrón que antes. El juego con fuego debe realizarse lejos de cortinas, sábanas, alfombras, muebles, césped, paja o cualquier otro objeto inflamable. Se debe tener una toalla mojada y un recipiente con agua a mano. La toalla mojada se puede utilizar para apagar un fuego o para refrescar la piel si se calienta demasiado. El agua diluye el alcohol y evita que arda. Es buena idea utilizar una manta a prueba de fuego para poner debajo de la persona de abajo, ya que cualquier manta, sábana o colchón se incendiará si le cae encima el alcohol ardiendo. Sin embargo, algunas mantas ignífugas están pensadas para soldar o apagar un fuego, no para tenderse desnudo sobre ellas. Están hechas de fibra de vidrio, que puede penetrar en la piel y causar irritación. Las mantas ignífugas hechas de lana o Kevlar son las mejores. Aunque menos resistentes al fuego que la fibra de vidrio, pueden resistir al alcohol ardiendo por un cierto período de tiempo. Algunas mantas ignífugas antiguas contienen asbesto, que es extremadamente tóxico y debe evitarse a toda costa. Una solución simple puede ser tenderse sobre una toalla mojada. Una precaución adicional sería tener un extintor de incendios a mano, en caso de que las cosas se salgan de mano y amenacen con incendiar el edificio. Debe ser adecuado para fuegos clase A y B. El extintor de incendios no está destinado a ser utilizado en una persona; en su lugar, se debe usar una toalla mojada o una manta ignífuga. El juego con fuego no se debe practicar a solas. Lo ideal es que haya un top que pueda dedicar toda su atención al fuego, mientras que el bottom disfruta y lidia con los fuertes sentimientos que puede evocar. Agregar una tercera persona, un observador, aumenta la seguridad al añadir ojos y manos adicionales. Nadie debe entrar en pánico. Puede ser peligroso. Los efectos psicológicos de ver fuego en tu piel desnuda deben ser discutidos al negociar la sesión. Si eres completamente nuevo en el juego de fuego, practica con un objeto antes de intentar hacérselo a una persona. Incluso en ese caso, no lo hagas solo y toma todas las precauciones de seguridad. Incluso puedes hacer simulacros de una emergencia en los que utilices la manta ignífuga, la toalla mojada y el extintor. Cosas que vas a necesitar Cosas básicas: alcohol etílico o isopropílico, 60%-70 - se puede diluir con agua para que la llama se extinga antes; recipiente para el combustible - el combustible debe guardarse en un recipiente cerrado, preferiblemente uno que no se derrame o se rompa si se vuelca; un recipiente o taza (cerámica o de metal) para poner una pequeña cantidad de combustible para sumergir la varita de fuego - mejor si tiene una base grande para mayor estabilidad; varitas de fuego: son varillas de metal con una punta de Kevlar (se pueden comprar como palos para tragar fuego o espadas de fuego) o de algodón; que se sumerge en el combustible; bolas de algodón. Elementos de seguridad: manta ignífuga (de lana o kevlar) - para poner debajo de la persona o para usar para sofocar el fuego; toalla húmeda, que es lo primero que se debe usar para apagar el fuego o refrescar la piel; loción para quemaduras con aloe para tratar el enrojecimiento y las quemaduras de primer grado; agua en un vaso u otro recipiente, para apagar el fuego si es necesario; extintor de incendios, en caso de que las cosas se nos vayan de las manos. Juego con fuego básico La forma más básica del juego con fuego consiste en tocar la piel con la punta de la varita de fuego con alcohol ardiendo. Otro juego básico es frotar la piel desnuda con alcohol y prenderle fuego. Una varita de fuego, un palo para tragar fuego o una espada de fuego son varillas de metal con una punta o lámina de Kevlar y un mango de goma. El Kevlar se puede sumergir en alcohol y prenderle fuego. Dado que Kevlar es bastante resistente al fuego, no se quemará con el alcohol. El mango de goma protege la mano de la persona que sujeta la varilla, que puede calentarse. El bottom debe estar desnudo o ponerse ropa sólo lejos de la piel a la que se le va a aplicar el fuego. Pon una pequeña cantidad de alcohol en el tazón o taza. Cierra el contenedor principal. Sumerge la punta de la varita de fuego en combustible. Préndele fuego con el encendedor. Toca la piel desnuda con la punta de la varilla. El fuego debe estar en contacto con la piel durante un máximo de 3 segundos, para evitar quemaduras. No apliques fuego repetidamente en el mismo sitio. A veces, un poco de alcohol permanece ardiendo en la piel, que se puede apagar con la mano. Alternativamente, se puede frotar un poco de alcohol sobre la piel con una bola de algodón. Luego se usa la varilla de fuego para encender el alcohol. Después de uno o dos segundos, se apagan las llamas con la mano. El bottom debe experimentar un calor en la piel. El fuego no debe mantenerse demasiado tiempo sobre la piel, porque el calor puede acumularse rápidamente hasta el punto en que se vuelve intolerable y produce una quemadura. Algo de enrojecimiento en la piel es normal y se puede tratar con loción de aloe. Juego de fuego avanzado La espuma para el pelo se quema lentamente y a fuego lento. White Rain, Salon Selectives, Alberto V05 son marcas que he visto recomendadas para esto. La espuma se utiliza para dibujar figuras en la piel, que luego se prenden fuego. A menudo, el fuego se mueve sobre la espuma en ondas, creando hermosos efectos. Por lo general, el fuego se extingue por sí solo antes de que se consuma toda la espuma, y se puede encender de nuevo. El algodón pólvora o nitrocelulosa se puede cortar en pequeños trozos, que se ponen sobre la piel y se prenden fuego. Se trata de un compuesto altamente inflamable que se quema en un instante sin dejar residuos. Por lo tanto, su efecto es el contrario al de la espuma del pelo: en lugar de quemar suavemente, produce una llamarada rápida. Esto aumenta el peligro de prender fuego a algo, por lo que se requiere precaución adicional. El tambor de fuego consiste en usar dos varillas de fuego para tamborilear sobre la piel. La flagelación con fuego utiliza flageladores hechos de Kevlar, que se sumergen en alcohol y prender fuego. La flagelación se realiza con el bottom de pie o apoyada en algo. En este caso no se utiliza una posición horizontal, ya que las llamas tocan la piel de la espalda sólo durante un breve impacto. La sensación que se produce consiste en agradables destellos de calor. La flagelación con fuego a menudo se realiza de noche o en una habitación con poca luz para poder apreciar el efecto visual. Algunos consideran a las copas de succión como juego de fuego, aunque el fuego solo se usa para calentar las copas y no toca la piel. Aun así, dado que el combustible puede propagarse al cuerpo, se deben tomar las precauciones que se aconsejan aquí. Estas son técnicas avanzadas con las que no estoy familiarizado personalmente. Si puedes, te aconsejo aprender a jugar con fuego participando en un taller organizado por alguna organización BDSM. Hay un folleto escrito por Pyro Passion (en inglés) que se puede descargar como archivo de texto e imprimir. Aquí hay un artículo sobre juegos de fuego y otro (en inglés). Cosas que puedes salir mal El juego de fuego puede parecer bastante simple, pero debe considerarse un juego límite y realizarse tomando las máximas precauciones. Las cosas pueden salir horriblemente mal. Hay una relato en Fetlife.com (en el grupo Fire Floggers and Fire Whips, Fire cupping gone wrong; no es posible el hiperenlace) sobre cómo una sesión con fuego resultó en quemaduras de segundo grado sobre una gran parte del cuerpo. En resumidas cuentas, los principales errores fueron que la bottom estaba atada; el alcohol se acumuló en su cuerpo sin darse cuenta y de repente se incendió, y no tenían una toalla mojada para apagar el fuego. He aquí algunas de las cosas que pueden salir mal, y qué hacer en esos casos: El fuego permanece demasiado tiempo sobre la piel del bottom - El top debe apagarlo con las manos. Si esto no funciona, se debe usar inmediatamente la toalla mojada o el vaso de agua para apagar el fuego. Las prendas del bottom (¡o del top!) se incendian - Apágalas con la toalla mojada. Se incendian muebles, cortinas, sábanas, etc. - Utiliza la toalla mojada o el extintor para apagar el fuego. Accidentalmente se le prende fuego al vaso con combustible. Si el combustible es alcohol, puede apagarse añadiéndole agua o cubriéndolo con la toalla húmeda. Si es gasolina, es mucho más peligroso y puede requerir usar el extintor. El contenedor de combustible se cae, derrama combustible en el piso y se incendia. ¡Por eso hace falta un extintor! Apaga el fuego inmediatamente con él. Los derrames pequeños se pueden apagar con la toalla húmeda, pero no te arriesgues. Los incendios con gasolina son mucho más peligrosos que los incendios con alcohol. El alcohol se esparce o se acumula en el cuerpo del bottom. Límpialo bien con la toalla mojada. El bottom entra en pánico. Puede levantarse y salir corriendo. No pasa nada, excepto que al hacerlo puede volcar el recipiente de combustible e iniciar un fuego. El top debe tener la suficiente presencia de ánimo para apagar cualquier llama antes de ayudar al bottom. Conclusión En resumidas cuentas, el juego con fuego es una actividad BDSM límite que usa una de nuestras emociones más profundas: el miedo a quemarnos. Es visualmente atractivo y emocionante. Las sensaciones físicas que evoca son sorprendentemente agradables. Si se hace con las precauciones adecuadas, puede ser muy divertido. Copyright 2022 Hermes Solenzol.

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